La única manera de fulminarte,
la única de cortar tus alas, arruinar tu discurso
envolverte en mis razones como una corteza
es o sería contestar directamente tu violencia
y sólo el resto más imprescindible.
Mas luego ¿qué?
animal de pico peligroso como el de las gaviotas,
animal político falsamente par
¿Qué piensas hacer conmigo?
¿Qué premio me darás por
bailar en la palma de tu mano?
Detrás de esa cortina, ¿qué?
Cuando no sepa más convertir mi hartazgo,
mi infelicidad mi ira en acción política
por cansancio, por vergüenza dime
¿A dónde acudiré yo si no están mis hermanas?
El chillido de los conejos es angustioso
pero sería un error olvidarlo
porque solo nosotras, las desolladas,
sabemos lo que nos conviene
y también, muy de vez en cuando,
lo que nos absuelve.
Y por más que lo nuestro sea
apenas un breve instante en mitad de algo,
nos bastará con tener los ojos bien abiertos
y caer como una piedra, ay,
sobre tu miserable nuca.
Pilar Salamanca. Deseo de no ser yo. Ed. La Vorágine, 2021
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