Cuando la multitud hoy muda, resuene como océano.

Louise Michel. 1871

¿Quién eres tú, muchacha sugestiva como el misterio y salvaje como el instinto?

Soy la anarquía


Émile Armand

jueves, marzo 30

Protestas en el país vecino


Llevo años escuchando, por parte de vulgo, toda suerte de santas estupideces sobre los nacidos en tierras francesas. Así, «los gabachos esto…», «los gabachos lo otro…» y, especialmente en el terreno deportivo, hay quien se suele relamer patéticamente de gusto cuando algún fulano o grupo hispano derrota a otro del país vecino. Cuando escucho semejante argumentación, no puedo evitar torcer el gesto, maldecir sobre lo más sagrado, lamentarme del género humano y rememorar una vez más la deseada fraternidad que atraviese cualquier frontera artificial creada por el homo llamado sapiens. Cierto es que el llamado chovinismo parece tener un origen francés, y no dudo que haya no pocos galos que crean que ellos han aportado más luz al mundo, algo tan repulsivo en Francia como, sin ir más lejos, en este inefable país, llamado Reino de España, donde tanto reaccionario pretende hacernos creer que la tradición imperial hispana fue de lo más benévola. Lo cierto es que esa especie de patriotismo exacerbado (algo que, por otra parte considero un pleonasmo) me parece común a todo lugar que haya generado ese horror llamado nación-Estado, mistificación que somete a las personas en un territorio, concentrando las instituciones coercitivas en pocas y privilegiadas manos, y que impide la fraternidad universal. Pero, vayamos con lo que está ocurriendo ahora mismo en el país vecino.

No podemos más que congratularnos de que la gente, al margen incluso de partidos políticos y sindicatos, esté protestando en las urbes francesas y no es para menos. Una ley impuesta por el ejecutivo, al mando del cual está el títere habitual de las elites financieras, sube la edad mínima para jubilarse de 62 a 64 años y, parece de broma, aumenta los años cotizados a nada menos que 43. Es decir, lo mismo te mueres sin poder dejar de trabajar para otros. Hay quien señala que la aprobación de esta ley se ha producido por no sé qué trampa de la Constitución francesa, que permite al presidente de la República hacer lo que le venga en gana sin necesidad de votar en la Asamblea Nacional donde Macron ni siquiera tiene mayoría. Bien, detalles aparte sobre cada Carta Magna, son las bondades de las llamadas «democracias» en cualquier país. Sea como fuere, lo cierto es que esto ha sido la gota que ha colmado el vaso, por lo que las manifestaciones han brotado, de manera espontánea y virulenta, por gran parte de un país donde se produjo una de las primeras experiencias autogestionarias en la historia con la llamada Comuna de París. El furor del pueblo se desata ahora a diario en forma de protestas, bien es cierto, algo salvajes, sin permiso estatal alguno y con barricadas ardiendo en las calles. Desgraciadamente, y como dijo el clásico, los derechos se acaban conquistando a hostias contra el sistema.

Sin que el país haya estado totalmente bloqueado en ningún momento, también se han sucedido las huelgas en sectores energéticos, en transportes ferroviarios o en la recogida de residuos (que han terminado siendo barricadas en llamas) o incluso, de forma puntual, en la educación pública. Rememorando aquel Mayo de París, uno de los eventos que marcó políticamente a la modernidad, los estudiantes también se han coordinado y movilizado en protestas hermanadas con las de los trabajadores. Por supuesto, el Gobierno ha reaccionado y la represión se recrudece con salvajes acciones policiales, pero eso no desmoraliza ni desespera a una población francesa unida y enérgica, que ha dicho «¡basta!» y está gritando «¡No!» en homenaje al rebelde de Albert Camus. Y es que cabe preguntarse quién concentra aquí la violencia permanentemente institucionalizada; claro, el Estado es el único legitimado para el uso de la fuerza, que es lo mismo que decir de la defensa de las élites políticas y económicas. Tal vez, Macron ha realizado lo que otros gobernantes realizan de manera más sutil, pasándose por el forro asambleas y parlamentos, órganos presuntamente democráticos. Y la cuestión de las pensiones públicas, con el que llevan amenazando ya muchos años al verse como insostenibles, es solo una más entre las muchas falacias con las que cuenta el sistema para mantener a la población subyugada. Así que con el ejemplo de nuestros hermanos y hermanas francesas, pues sí, me siento hoy mucho más cercano a ellos.

 

Juan Cáspar

 

lunes, marzo 27

El precio de las renovables en la República Democrática del Congo. Un nuevo expolio que se repite

 

https://www.soberaniaalimentaria.info/images/estudios/RDC_MIneria.pdf

 

Si consideramos su posición geoestratégica, con gran cantidad de recursos naturales y minerales (60 % de las reservas mundiales de cobalto, el 10 % de cobre, el 80 % de coltán; el 60 % de las selvas africanas, una enorme fertilidad de los suelos o importantes ríos con un excepcional potencial hidroeléctrico, etc.), es fácil entender que los países occidentales, las multinacionales, y más recientemente China, lo hayan considerado como un gran pastel para repartirse, aunque ello haya supuesto dejar un rastro de violencia, saqueo y sufrimiento humano.

LA RDC, desde la época colonial, ha sido una zona de sacrificio para satisfacer las necesidades del norte global. Se inició con el esclavismo, continuó con el caucho, más recientemente con el coltán para nuestros móviles y ordenadores y ahora con el cobalto, un mineral imprescindible para la producción de energías renovables y la fabricación de baterías.

En este estudio, con el apoyo imprescindible de la organización Afrewatch, queremos evidenciar el impacto humano, social y económico que sufren estas llamadas zonas de sacrificio para hacer posible la transición ecológica de los países del norte con energías supuestamente sostenibles. 

Para ello, desvelamos lo que hay detrás de la extracción del cobalto en el territorio congolés con más reservas de este mineral y hacemos un breve repaso de la historia minera de este país. Evidenciamos que, a pesar de disponer de un marco normativo para la explotación de recursos mineros, no hay un control de las condiciones sociales y laborales de las personas, adultas y menores, que trabajan en las minas. Asimismo, nombramos los principales grupos industriales del sector.

Para finalizar, exponemos los resultados de cuatro estudios de caso realizados por Afrewatch que evidencian y denuncian el impacto que provocan las empresas mineras: expulsión de comunidades campesinas, apropiación de tierras, contaminación de agua y suelo, problemas de salud, precariedad laboral o amenazas a los líderes comunitarios y defensores de derechos humanos, entre otros.

viernes, marzo 24

Capitaloceno


para Jorge Riechmann

 

Nos gustan los milagros económicos,

pero no queremos saber

cómo se producen,

 

de dónde se ha rapiñado

con los recursos, la energía

o las materias primas

para que se produzca el milagro

que siempre es guerra, muerte,

hambre y miseria

en la casa del vecino más débil,

 

que es una hipoteca

que nuestros nietos

no sabrán cómo pagar.

 

Nos gustan los milagros,

pero no que nos hablen

de la guerra del capitalismo

contra el mundo natural,

 

mejor pensar en milagros

que no en que todo desaparece

mientras lo estamos disfrutando:

minerales, colinas, playas, huertos,

acuíferos, corales, árboles, abejas, saltamontes,

luciérnagas, peces, leones, elefantes…

 

mejor esperar milagros que no reconocer

que la economía crece hacia la catástrofe:

más humanos, más automóviles, más aviones,

más televisores, más iPhone, más toallitas desechables,

más granjas de cerdos, más turismo, más velocidad,

más electricidad…

 

El planeta se va al carajo

y creemos que nosotros sobreviviremos,

pero ocurrirá justo al revés…

 

La vida continuará sin nosotros,

como venía haciendo desde antes

de que un torpe simio se pusiera de pie

sobre la sabana.

 

Nosotros somos los únicos amenazados

por el animal más peligroso que habita la tierra…

Estamos amenazados de capitalismo

por nosotros mismos.



 
Antonio Orihuela

 

martes, marzo 21

La huerta y el origen de las cosas


La Huerta es la historia de un colectivo que decide poner en práctica las ideas de la agroecología y la autogestión. El autor, Rubén Uceda, trabajó como agricultor en un colectivo similar durante años; basándose en sus propias vivencias y en numerosas charlas y entrevistas con otros agricultores y consumidores, nos recrea acciones, debates, sucesos y atmósferas que caracterizan a este movimiento, con profundidad, amor y humor. También es la historia de la intensa lucha de los vecinos de un pueblo, donde el colectivo tiene su huerta, por evitar que la especulación inmobiliaria destruya su dehesa.

La huerta y el origen de las cosas es una fábula sobre lo que somos, lo que fuimos y lo que podríamos ser. Una mirada al campo como un espacio en lucha por un mañana diferente, ecológico, respetuoso y en armonía con el medioambiente.

Edición a cargo de Akal

 

sábado, marzo 18

Diario escrito en un pueblo andaluz

 

Erosión del suelo como consecuencia del monocultivo del olivar. Es muy difícil recuperar ciertas zonas. Fotos: Javier Pulpillo Ramírez

 

Antes de empezar este diario quiero situarme. Aquí Luna, hija de Juana y Fausto, ambas murieron demasiado pronto a causa de la revolución. Vivo en Rus, municipio libre de la campiña jiennense. Actualmente, trabajo en una de las colectividades agrarias cuyas funciones decidimos en asamblea dependiendo de las necesidades del momento.

17 de enero de 2059

Hoy es 17 de enero. Hoy es el día de mi cumpleaños. Lo hemos celebrado junto con el de Alejandra en el Ateneo de la Juventud. Han venido compañeras y compañeros de todos los barrios del pueblo a festejar este giro al sol. Tengo 24 años. Pedro Antonio me ha regalado este diario. Estoy deseosa de llenar sus páginas con mi día a día en los ratos que me apetezca escribir. Hace frío, pero qué calor atesoro en mi pecho.

10 de febrero de 2059

«Una sociedad que merezca la pena ser vivida». Este era uno de los lemas de nuestras viejas, también es el nuestro.

Precisamente, para construir esa sociedad que mereciera la pena ser vivida, nuestras mayores no solo tuvieron que poner el cuerpo, sino que también tuvieron que poner en práctica otro modelo societario que acabara con el impacto climático y social del capitalismo.

La socialización que tanto se reclamaba llegó. Todo empezó en las zonas rurales, aquí se notaba mucho más el impacto capitalista de la economía en las formas de vida. El vaciamiento de nuestros territorios, la falta de recursos, el impacto de un capitalismo verde que se pretendía como solución y no era más que un contínuum.

No estoy muy puesta en historia; pero, si no llega a ser por la acción directa y la autodefensa ante la violencia estructural, hoy día todo sería mucho más difícil.

27 de febrero de 2059

Comunismo libertario. Muchas creemos que es un buen horizonte al que mirar.

24 de marzo de 2059

Es primavera.

            Estoy primavera.

                        Soy primavera.

Hemos salido al campo con el Grupo Excursionista Isaac Puente. Todo está radiante. No hay palabras que puedan describir la belleza del monte en esta época del año, aún quedan rastros de las ruinas de Zagahón, un antiguo cortijo del siglo pasado. Al volver a casa, al atardecer, he estado sentada en la puerta de casa con María, Alfreda, Javiera y Milena. Hemos hablado de la pequeña Paca, la hija de Catalina y Amira, que en realidad es hija de todas, pues sabemos que el sostén es la base de todo vínculo y hemos entendido que la familia trasciende la sangre.

Paca tiene diez años y sabe distinguir a la perfección cualquier especie de ave que aviste a lo lejos. Tiene una habilidad que supera a la de cualquiera. En la escuela están aprendiendo sobre semillas y fauna, ella parece que nació sabiendo.

1 de abril de 2059

En la colectividad hemos empezado con las labores del campo. Son bastante variadas. Hemos tenido que hacer un proceso bastante duro para superar el monocultivo de olivar y volver a un cultivo más sostenible con la tierra. Fueron muchas las parcelas de las que tuvimos que arrancar olivos. Hoy en día, tenemos campos de viña, garbanzo, lenteja, cebada, trigo, avena…, algo se me olvidará. Parece mentira que a este entorno antes lo llamaran mar verde, ahora el paisaje es tan heterogéneo. Menos mal.

Por lo que cuenta Rodrigo que le contó su padre, los cultivos que hemos implantado se asemejan a los que se cultivaban a principios del siglo xx.

5 de abril de 2059

Me ha dicho Alejandra que están sacando de los semilleros todo tipo de hortalizas y que han empezado a plantarlas en las zonas de huerta. Tengo ganas de que llegue el verano para comer sandía.

Me sorprende tanto que antes se hablara de seguridad alimentaria. Soberanía, aquí se respira soberanía. Sabemos lo que comemos.

La simiente de la tierra.

8 de abril de 2059

Este año se están plantando en las hectáreas dedicadas al cultivo arbóreo melocotones, almendros, pistachos, higueras y cerezos.

He ido con Sofía y Juan a la alberca antigua de la huerta de Cebaillas, hemos metido los pies en ella; hacía frío, pero teníamos ganas de refrescarnos un poco, de compartir un rato de lectura y de charla, de contarnos nuestras cosas. Nos hemos llevado un libro de poemas de Isabel Tejada titulado Manual para nadie, lo encontramos en una de las bibliotecas del pueblo. Hemos leído algunos poemas entre las tres. Hay uno que dice así:

La poda

en el bonsái es esencial

a la hora de abordar el crecimiento de la tristeza

manteniendo de esta forma su belleza y su armonía

No le corresponde a la poda la intención de abreviar

De hacer de lo podado algo quieto y apacible

Más bien consistirá en invertir todo el tiempo

y toda la atención posibles

en perpetuar su voluntad de seguir

Las podas deben ser periódicas

si lo que queremos es fortalecer nuestro árbol

y preservar su estado de salud

Por eso debemos conocer muy bien nuestra tristeza

para saber cómo y cuándo podar

No hay límites en el bonsái

y no se puede pensar en el bonsái

sin pensar en la poda

En las yemas de la herida

En la serie de cortes precisos que habremos de realizar

poniendo a prueba nuestra fe

Nuestra esperanza de que la tristeza reaccionará

y brotará nuevamente

ahora sí

en la dirección deseada.

¡Cuánta belleza!

 12 de abril de 2059

A veces, siento una grieta que me recorre el cuerpo. Una tan grande como las que producía en la tierra la falta de cubierta vegetal en la plantación del olivar. Llevo pensando desde el martes en el poema que leí junto a Juan y Sofía: «y no se puede pensar en el bonsái / sin pensar en la poda».

Estoy triste. Desde que murió Lorenzo estoy triste. Lorenzo, el hombre de las manos grandes y con un solo ojo por el que contemplaba el mundo. Pienso en la necesidad de podar esta tristeza, también de compartirla, de expandirla hasta que se quede el recuerdo constante y cotidiano de su paso por nuestras vidas. Javiera dice que habla con sus muertas como si aún estuvieran entre nosotras y que eso le hace sentir compañías que la cuidan y miman desde ¿un universo paralelo? No, yo sé de lo que ella habla, esta cosmovisión que portamos lleva siglos con nosotras. Intuimos las heridas de nuestras antepasadas, las portamos, también sus resistencias.

Además, pienso que el podar va más allá. Sé que no es como hace años cuando la gente no tenía techo, alimento, ocio o cuidados asegurados, cuando la sociedad era una lucha competitiva por la supervivencia. Me estremece pensar en los índices de personas con enfermedades mentales que provocaba todo aquello. 

Sin embargo, a veces estoy rasgada. No puedo evitarlo. Un gesto, una mirada, una historia, un rechazo. La toma de decisiones colectiva, la individual. El recuerdo de pa y ma a los que apenas conocí.

Respirar y podar.

20 de mayo de 2059

Ayer África vino a casa entusiasmada, no era para menos, nos contó que había visto una alondra ricotí en una de las zonas que reconvertimos en estepa de matorral bajo. Primero —nos contó—, vio un pequeño nido en el suelo con hojas, ramitas, pelos y plumas y cuatro huevos pequeños dentro. No sabía de qué era el nido. Estuvo un tiempo observando y fue cuando vio a la alondra.

¡Ay!, pienso en el daño que causó el monocultivo de olivar en nuestra provincia, es algo recurrente cada vez que trabajo la tierra.

Está siendo todo un esfuerzo la recuperación de un entorno biodiverso, no solo en lo referente al suelo, sino también a las especies que habían desaparecido de esta zona. Qué importante la vuelta a la territorialización de la agricultura, qué equivocados estaban en rentabilizar estas tierras a base de no entender su idiosincrasia. Es un proceso que se está viviendo en toda la península, el cambio poco a poco está dando resultados.

Hoy estoy feliz por las noticias de África, además, no es la única especie que está volviendo a verse, también avisaron hace unas semanas de que las poblaciones de avutarda común, cernícalo primilla, aguilucho cenizo y curruca tomillera están en ascenso.  Recuperar las zonas de estepa ha sido tan necesario.

Atrás quedan tiempos de sobreexplotación de acuíferos a causa del uso mercantilista de la tierra.

30 de mayo de 2059

Hoy Mile y Javiera han ido a la plaza de abastos y han traído fresas a casa. Mientras las comíamos, Amira le contó a Paca que su madre había trabajado en los campos de Huelva en el año 2020, le contó que las condiciones de trabajo de su madre eran muy duras, que antes las fresas no se comían con alegría. Han pasado 40 años desde entonces. Huelva, al igual que Jaén, ha cambiado mucho. En realidad, todo está cambiando.

Qué necesaria fue la acción directa para acabar con la explotación en todos los territorios, para acabar con el ecocidio. Es terrorífico el impacto medioambiental que aún nos repercute, hay zonas que tardarán siglos en recuperarse.

6 de junio de 2059

Recogida de ajos.

10 de junio de 2059

Creo que fue en junio de 2022 cuando, cuentan las compañeras, colmataron la laguna del Aguijón. Era algo común este tipo de prácticas en acuíferos para la posterior plantación de olivos. Un desastre medioambiental que, gracias a la acción de decenas de colectivos, se ha vuelto reversible. El caso es que tras el colmatado pasaron varios años hasta que, finalmente, se pudo volver a recuperar la laguna.

Son muchas más las lagunas que han podido salvarse; no todas, desde luego. Ha sido irreversible para muchas zonas a las que no se llegó a tiempo.

21 de junio de 2059

Esta mañana me he despertado temprano gracias a los rayos de sol que entraban por la ventana. Llevo un par de días un tanto inquieta y no soy capaz de conciliar el sueño del todo, aun así, los desayunos me están sentando bien. Ya estamos recogiendo las sandías de la huerta, también los melones, qué ganas tenía.

Es temporada de salmorejo, gazpacho y pipirrana. Las huertas están dando un fruto exquisito. En la plaza de abastos hay aguacates que vienen de las colectividades malagueñas.

Creo que la inquietud viene de la asamblea que tendremos el mes que viene. Quizá es esta calor, que se hace notar, aunque tenemos la sensación de que, a diferencia de hace veinte años, la temperatura no está aumentado, sino que se mantiene similar a años pasados.

30 de junio de 2059

Estoy con la regla, hoy no tengo fuerzas para ir a trabajar. Tengo que ir a ginecología. 

20 de julio de 2059

La conquista de la renta básica universal ha sido importante, un hito, y lo sabemos. Ha posibilitado que toda persona tenga un ingreso mínimo para poder vivir, sin importar el punto de partida de cada cual. Hay quienes creían que sería imposible conseguirla e incluso los debates estaban cargados de tópicos, había tanta reticencia… Pensaban que la gente no querría trabajar, como si el problema fundamental de nuestra sociedad pasada fuera ese. Y lo hemos conseguido. Y se ha demostrado que todo eran falacias, que el problema era un modelo pensado exclusivamente desde la explotación de los cuerpos y la tierra. Sin embargo, en Rus y en otros muchos municipios, mayormente rurales, queremos superar este debate. Si bien sabemos que estamos en un momento transitorio hacia una sociedad en la que no haga falta el dinero, también sabemos que aún quedan algunos pasos hasta llegar ahí. Cada vez necesitamos menos el dinero y esto debemos abordarlo.

Creemos necesario que el debate se extienda, que hablemos de la abolición del dinero, sin medias tintas. Creemos que hay que dejar de lado de una vez la teoría laboral del valor. Para ello hemos convocado una asamblea extraordinaria. Llevamos semanas debatiendo sobre esto mismo. Creemos que estamos en un momento interesante para dar pasos hacia un modelo que prescinda del poco control del Estado que aún perdura. La organización territorial que nos hemos dado es bastante sólida y debemos dar un paso más.

La asamblea será el viernes, dentro de tres días. Tenemos esperanza.

22 de julio de 2059

No dejo de pensar en el viejo lema «cada cual según sus posibilidades y a cada cual según sus necesidades».

Mañana es la asamblea extraordinaria para debatir sobre una posible ponencia que se redacte en Rus y se aborde en el comité regional.

5 de agosto de 2059

El fin de semana tuvimos la asamblea extraordinaria. Por mayoría, queremos romper con la teoría del valor-trabajo. Habrá ponencia. Hay más municipios que también están trabajando en esta misma línea.

15 de agosto de 2059

¿Creerían en el pasado que llegaríamos a trabajar cuatro horas al día? Quizá es como todo, hay quien sí y hay quien no. Aquellas personas que creyeron que sí fueron las que han hecho posible que hoy esta jornada de trabajo sea una realidad.

¿Y sobre la tecnología al servicio de la vida? ¿Se creerían nuestro presente? No era cuestión de decrecimiento, sino de una economía al servicio de la vida.

20 de septiembre de 2059

A veces los sueños me llevan a una vida lejana. Anoche empezó la fiesta de mozos del pueblo, una tradición que se remonta al siglo xvii, cuando la peste negra asoló la población y murieron la mayoría de los jóvenes del municipio. Es una de nuestras riquezas culturales más antiguas, si bien ha cambiado mucho a lo largo de los siglos. Hay quién dice que es un carnaval, pero es mucho más que eso. Es una forma colectiva de recordar un episodio traumático, de tomar la calle y colectivizar el dolor, de recordar que la naturaleza se nos escapa, que es mucho más que el ser humano. Me alegra que vuelva a sus raíces paganas y cada vez se deje más de lado la parte religiosa, que es casi marginal.

Ayer por la noche nos quedamos hasta tarde un puñado de compañeras y compañeros bebiendo licor que habían hecho en la colectividad de Los Almendros. Rodrigo nos estuvo contando sobre el proceso revolucionario que llevó a la recampesinización, parece mentira que también tuviera que ser una pandemia, y su posterior gestión necropolítica, la que llevara a una mayor concienciación y la unión de la población desde la transversalidad, aunque no solo, claro, ¡cuántos factores influyeron! ¡Cuánta gente puso el cuerpo en el camino! Rodrigo cuenta, a sus ochenta y ocho años, el daño que causó esa mentalidad mercantilista de la tierra, del agua, del aire, de la vida en su totalidad. 

Decía que los sueños a veces me llevan a una vida lejana, quizá fue la charla que nos dio Rodrigo la que me llevara a soñar esta noche con incendios devastadores, con desertificaciones, con lagos contaminados, con seres anclados en la propiedad privada y el egoísmo. He despertado angustiada, sé que aún queda mucho por hacer en nuestro presente, que aún quedan restos de aquel pasado que se me antoja distópico.

Hoy voy a intentar trabajar despacio.

17 de noviembre de 2059

Nota del día: abrazar la contradicción.

20 de diciembre de 2059

Quedan pocos días para terminar el año y no dejo de pensar en todas las cosas que hemos construido en tan poco tiempo. Desde luego, queda mucho por delante; sin embargo, en los próximos meses sé que van a darse ligeros cambios. Necesitamos más construcción comunitaria, sabernos en la interdependencia.

Este nódulo de relaciones multidireccionales que nos atraviesan, desde todos los territorios y comunidades, desde cuerpos humanos y no humanos, nos revela pasos para seguir desplazando viejas formas de pensar que aún nos penetran: el rizoma frente la dicotomía. 

Quizá sea mi reflexión para acabar este año y empezar el próximo. Estamos en la recogida de la aceituna, igual que el año pasado por estas fechas, igual que el que viene.


Luna López

[Araceli Pulpillo]

 https://www.soberaniaalimentaria.info

domingo, marzo 12

Manifiesto 8M Madrid 2023: Somos tornado feminista

 

Somos un tornado feminista que se nutre del aliento de las mujeres que fueron, llena los pulmones de las mujeres que somos y suelta una bocanada de aire hacia el futuro de las mujeres que están por venir. 

Tras más de cuarenta años convocándonos a este 8 de marzo, como día de lucha feminista, venimos a arrasar con las injusticias de un sistema que nos sigue mirando desde arriba y con superioridad.

Somos un tornado feminista que viene del pasado, que se origina en las luchas de nuestras ancestras. El tornado que hoy nos convoca aquí nos llega con la memoria de las mujeres latinas, filipinas, rifeñas, marroquíes, saharauis y guineanas que se enfrentaron al colonialismo español; de las represaliadas por el franquismo, de las violentadas por su Patronato, de las desaparecidas, las exiliadas, las presas, las silenciadas, las olvidadas, de las mujeres que nunca dejaron de buscar. De las mujeres gitanas marginadas y despreciadas por una España que se decretó imperial, blanca y católica. Exigimos para todas y cada una que se esclarezca la verdad, que se haga justicia y que se repare el daño causado.

Somos el tornado feminista que se carga con la rabia y el recuerdo de las mujeres y criaturas asesinadas y agredidas por la violencia patriarcal, de los asesinatos ignorados en el mar y en las fronteras, de los asesinatos en las residencias de la tercera edad, de los suicidios cotidianos, que son también asesinatos.

Somos un tornado feminista compuesto de la energía de todos los cuerpos en lucha, de las personas con diversidad funcional, de las mujeres precarizadas, gordas, locas, psiquiatrizadas y cuestionadas. Somos disidencia y rabia, diversidad y abrazo. Somos las migrantes, las racializadas, las negras y marrones. Somos trans, intersex y no binaries, somos bolleras y bisexuales, somos las madres y las abuelas, las familias monomarentales, las familias disidentes, las disidentes de la familia. 

Somos las jornaleras, las trabajadoras del hogar y de los cuidados, las aparadoras del calzado, las limpiadoras de hospital, las sociosanitarias, las kellys, las trabajadoras textiles en lucha y todas las mujeres en huelga, las cuidadas, las becarias, las riders, las autónomas, falsas o verdaderas. Somos las prostitutas. Somos las sin papeles, las expulsadas, las desahuciadas, las víctimas de trata y explotación sexual, agraria, textil y de los cuidados. Somos las estudiantes, las paradas, las jubiladas, las amas de casa. Somos las criminalizadas por luchar y las que no vamos a parar. 

Somos tornado global, nos abrazamos con fuerza a nuestras hermanas de todo el mundo con las que gritamos por la paz: ucranianas y rusas, sirias y turcas, palestinas y yemeníes, sudanesas y malienses. Este tornado demanda el cese de todas las guerras para poner la vida en el centro. Se revuelve contra la violencia que están sufriendo nuestras compañeras peruanas. Nos unimos a todas las refugiadas, migrantes y desplazadas por las guerras y los desastres naturales, por las consecuencias del extractivismo y de la voracidad capitalista y colonial. La defensa de la paz, la soberanía y el planeta tiene rostro de mujer: Berta Cáceres, Marielle Franco, Ahed Tamimi o Mahsa Amini incendian este tornado en la revolución feminista que grita “Mujer, vida, libertad” con las hermanas iraníes, kurdas, y afganas, lucha con todas las mujeres musulmanas y árabes, que exigen decidir sobre sus cuerpos y sus vidas.

Lo decimos con más fuerza que nunca este 8 de marzo de 2023, en el que tenemos que repetir lo obvio: que luchamos contra un patriarcado capitalista, racista e imperialista que silencia la masacre de la valla de Melilla, ignora las muertes en el Mediterráneo, justifica los feminicidios, la violencia vicaria, el odio y las violencias contra las mujeres (ya sean cis o trans) y las personas LGTBIQA+, que niega la violencia obstétrica y cuestiona nuestra libertad sexual. Un patriarcado, aliado de la derecha y de la ultraderecha, que disputa hasta el hartazgo esos derechos nuestros –como el aborto– que hemos logrado luchando; un patriarcado que alimenta los discursos de odio hacia las personas trans y que hoy disfraza de preocupación por las mujeres su obsesión por recortar nuestra autonomía, nuestra agencia y nuestra libertad. 

Somos el tornado feminista que arrancará las raíces profundas de las violencias machistas, alzando la voz por las asesinadas, las que sufren violencia de sus parejas o exparejas, las que son violadas o agredidas sexualmente, las que sufren en el hogar, el trabajo, la calle, los espacios públicos, en la pareja, la familia, la sociedad y en las instituciones del estado.

Somos el tornado feminista que arrasará con esa cultura de la violación que silencia nuestras voces, duda de nuestra palabra, nos acusa de aquello que sufrimos, imponiéndonos una falda más larga o mayor resistencia, y que justifica a los agresores por tener una supuesta naturaleza irrefrenable, despojándolos de su responsabilidad.

Este tornado feminista nos carga de la energía necesaria para seguir luchando en las calles hasta que las violencias machistas desaparezcan. Los avances que estamos consiguiendo para que nuestro consentimiento esté en el centro, para que nuestras decisiones importen, para que nuestro deseo se tenga en cuenta y para que los cuerpos de las mujeres no puedan ser agredidos ni violados, se logran gracias a todas las que gritamos ayer, hoy y siempre: “¡Hermana, yo si te creo!” Es necesario un verdadero cambio cultural, con medidas educativas, de protección y de reparación auténtica para todas las mujeres, la infancia y la adolescencia amenazadas y que elimine, de una vez por todas, el retrógrado sesgo patriarcal de la justicia.

Gritamos: “¡No solo nos matan los feminicidios!” Porque también nos mata un sistema capitalista que feminiza, precariza e invisibiliza los cuidados, que recorta los servicios públicos, que nos excluye. Nos matan las subidas de los alimentos, la exclusión sanitaria y los recortes en sanidad, los desahucios y el precio de la vivienda, los salarios de miseria y las ayudas inexistentes, los CIEs, el calentamiento global, la contaminación, la pobreza energética, los prejuicios. Nos mata una precariedad que nos roba los sueños, el tiempo y la salud mental.

Este tornado feminista viene para acabar con este gobierno neoliberal de la Comunidad de Madrid que está en guerra contra sus gentes. Ante su asfalto, queremos árboles; ante su privatización, queremos escuela pública; ante sus recortes, queremos centros de atención primaria, y personal sanitario; ante su especulación, queremos vivienda digna; ante sus placas franquistas, queremos la memoria de las mujeres; ante su contaminación, queremos transporte público; ante sus corridas de toros, queremos centros sociales; ante su objeción, queremos abortar en la sanidad pública, ante sus silencios asesinos, queremos nuestro orgullo trans. Y, sobre todo, este tornado imparable baila diverso y lleno de fuerza porque Madrid es chotis, reguetón, cumbia, kizomba, tecno y la danza del león.

Nuestro tornado feminista limpiará los cielos, los ríos y los mares, reducirá las emisiones y el calentamiento global. Mientras tanto, peatonalizará los accesos a los coles, hará carriles bici y ciudades accesible para todas, defenderá los parques y los centros de salud, protegerá a las barrenderas del calor, devolverá la luz a la Cañada, abrirá los servicios sociales a todas las personas que los necesitan, invertirá en la Red de Atención a Víctimas de Violencia. Nuestro tornado feminista derribará los muros y las fronteras. Mientras tanto, presionará para que haya citas de asilo disponibles, para que se apruebe ya la regularización extraordinaria de las personas en situación administrativa irregular y para que se legisle contra el racismo. 

Nuestro tornado feminista acabará con el binarismo, el patriarcado y la opresión sexual. Mientras tanto, defenderá con uñas y dientes los derechos de la infancia y la adolescencia trans, el reconocimiento de les no binaries y una educación afectivo sexual que construya una sociedad sin violencias en la que nos podamos expresar con libertad y deseo.

Desde todos los rincones, urbanos y rurales, desde todos los barrios y todos los pueblos, desde todas las luchas, desde todos los cuerpos, desde todas las existencias y capacidades, desde todas las generaciones, las feministas invocamos el tornado que ya lo está revolucionando todo. Este tornado no parará hasta que tengamos un Madrid y un mundo en el que quepamos todas, todes, todos.

Somos tornado feminista. Desde la Comisión 8M del Movimiento Feminista de Madrid gritamos fuerte ¡aquí estamos las feministas! ¡Aquí estamos las transfeministas!

Somos el grito necesario. El feminismo lo está cambiando todo.

 

Por la Comisión 8M 2023 de Madrid

jueves, marzo 9

Periferia


 

A la periferia es desplazado,

fuera de las murallas,

todo aquel que no merece ser protegido

porque es recurso prescindible,

porque sus brazos son intercambiables,

porque su apellido no conlleva escaleras.

Barriadas donde se apilan los despertadores,

las luxaciones y las horas descontadas,

en las que caen los escombros

a ritmo de despido,

recorte y miedo al futuro.

Duelen el desprecio

y la instrumentalización de los pulmones.

Duele la arrogancia centrípeta

de quien cartografía los días.

Pero, sobre terreno asfaltado,

es en los márgenes donde brota la vida,

donde se levanta la primavera con una

lógica distinta a la medida del humo.

Jardineros de la utopía,

se construyen las calles con la complicidad

del presente batallado, de los vínculos

florecidos fuera de las retículas comerciales,

con el bullicio de los pasos

hermanados por el polvo.

La risa suena mejor en los patios abiertos.

La textura de la solidaridad abriga

allí donde se tiene conciencia de que

la altura de los hombros

solo mide la distancia de la caída.

Y, entonces, con la firmeza del tiempo

trenzado desde abajo, únicamente

se atiende al canto que une

todas las heridas de las manos.

Aquí, en la periferia,

nos consideráis expulsados

pero, en verdad,

cuando nos abrazamos,

vosotros sois el territorio sitiado.

 

Alberto García Teresa

Cuando dejamos atrás lo posible 

miércoles, marzo 8

Mujer al borde del tiempo


Autora: Marge Piercy. Editorial Consonni. Traducido por Helen Torres. Bilbao, 2020. 512 páginas.

A comienzos de 2020 la editorial Consonni publicó por primera vez en castellano esta novela de ciencia ficción de los setenta. Una muy buena traducción con la que se enmienda una ausencia inmerecida que ha durado más de cuatro décadas.

Siempre es arriesgado escribir una reseña de una obra de ficción especulativa, en este caso se corre el peligro de destrozar alguna de las sorpresas que tiene esta historia ambientada en dos niveles temporales: un presente desolador que discurre mayoritariamente en un manicomio newyorkino de la época en la que fue escrita y un futuro utópico ubicado en el pueblo de Mattapoisset (Massachusetts). Sus páginas alternan la descripción y crítica de la represión psiquiátrica y los estragos del capitalismo con un recorrido por una manera de vivir comunal donde se han superado buena parte de los conflictos que nos atraviesan hoy en día. El relato tiene algo, o mucho, que ver con Noticias de ninguna parte de William Morris, esa referencia de la fantasía utópica escrita a finales del siglo XIX: la viajera temporal es instruida en modos de hacer y relacionarse que sirven para imaginar otras vidas posibles. Como afirma Marge Piercy hablando de su propio libro: “El objetivo de crear futuros es hacer que la gente pueda imaginar qué quiere y qué no quiere que pase, y quizás hacer algo al respecto”.

La descripción de la institución mental es aterradora. Y otro tanto sucede con la que se hace del tratamiento que dan los servicios sociales y los sanitarios a Connie, la protagonista. Marge Piercy entró clandestinamente en centros de reclusión para documentar su novela, y sin duda recabó numerosos testimonios sobre los efectos de los psicofármacos para poder exponer con tanto nivel de detalle y metáforas tan precisas sus efectos (“La medicación la hundía, le llenaba la mente de copos de algodón y extraños retazos ardientes de alucinación y recuerdos”). Una dureza y una exactitud que se clavan porque casi medio siglo después muchas de las prácticas y situaciones que se abordan en el libro acontecen a diario en la vida de las personas psiquiatrizadas: encierro involuntario, sobremedicación, estigma, abuso de poder, paternalismo, reduccionismo biologicista, cronificación, etc.

A su vez, las incursiones en el futuro constituyen el revés narrativo de la violencia que atraviesa la existencia de Connie. En Mattapoisset no se encierra a la gente cuando sufre psíquicamente, no existe el patriarcado ni las clases sociales. En sucesivas visitas se va desgranando la relación de sus habitantes con la crianza, la educación, la producción de bienes y alimentos, el medio ambiente, la toma de decisiones colectivas, la tecnología, la muerte y un largo etcétera de cuestiones que permiten definir un modo de habitar el mundo que podríamos llamar decrecentista, feminista o anarquista. Esta vida del mañana no es un modelo de convivencia clausurado, tiene sus propias tensiones cotidianas e implica numerosos retos sociales, y quizás por ello suscita una gran cantidad de debates entre sus actuales lectores.

Mujer al borde del tiempo tiene la preciada cualidad de ser un libro sobre el que se habla. La imaginación que guarda dentro propicia la conversación. Esa es una potencia maravillosa que se mantiene con el paso de los años (tan solo algunos aspectos muy puntuales de cierta influencia new age de los setenta no han acabado de envejecer bien), y de la que merece la pena hacer uso. Necesitamos delirios y/o viajes en el tiempo que nos permitan romper con la inercia de una producción cultural centrada mayoritariamente en miserias y apocalipsis.

 

https://www.todoporhacer.org 

 

lunes, marzo 6

Carta de Alfredo Cospito desde la cárcel

 

Mi lucha contra el 41 bis es una lucha individual como anarquista, no hago ni recibo chantajes. No puedo vivir en un régimen inhumano como el 41 bis, donde no puedo leer libremente lo que quiero, libros, periódicos, publicaciones periódicas anarquistas, revistas de arte, ciencia, literatura o historia.

La única posibilidad que tengo de salir es negar mi anarquía y vender a alguien para que lo pongan en mi lugar.
 
Un régimen en el que no puedo tener ningún contacto humano, no puedo ver ni acariciar una hoja de césped, ni abrazar a un ser querido. Un régimen en el que las fotos de tus padres son confiscadas. Sepultado vivo en una tumba en un lugar de muerte. 
 
Continuaré mi lucha hasta el amargo final, no por el "chantaje", sino porque esto no es vida. 
 
Si el objetivo del Estado italiano es que me "desvincule" de las acciones de lxs anarquistas que están afuera, sepan que no caigo en chantajes como buen anarquista, creo que cada unx es responsable de sus actos, y como miembro de la corriente antiorganización nunca me he "asociado" con nadie y por lo tanto no puedo "desvincularme" de nadie, otra cosa es la afinidad.
 
Unx anarquista consecuente no se distancia de otrxs anarquistas por oportunismo o conveniencia. Siempre he reivindicado con orgullo mis propias acciones (incluso en los tribunales, que es por lo que me encuentro aquí) y nunca he criticado las de otrxs compañerxs, menos aún en una situación como en la que me encuentro.
 
El mayor insulto para unx anarquista es ser acusadx de dar o recibir órdenes.
Cuando estaba en el régimen de alta vigilancia sufría censura de todos modos, y nunca envié "pizzini" sino artículos para periódicos y revistas anarquistas. Y sobre todo era libre de recibir libros, revistas y escribir libros; y leer lo que quería, en resumen se me permitía evolucionar, vivir.

Hoy estoy dispuesto a morir para que el mundo sepa lo que realmente es el 41 bis, 750 personas lo sufren sin chistar, constantemente presentados como monstruos por los medios de comunicación.
 
Ahora me toca a mí, primero me presentaron como un terrorista sanguinario, luego me santificaron como el anarquista mártir que se sacrifica por otrxs, y ahora me muestran de nuevo como el líder de los terribles "espectros". Cuando todo acabe, no lo duden, me llevarán a los altares del martirio. Gracias, pero no, no voy a jugar sus sucios juegos políticos.
 
De hecho, el verdadero problema del Estado italiano es que no sabemos todos los derechos humanos que se violan en este régimen el 41 bis, en nombre de una 'seguridad' por la que sacrificamos todo. ¡Vaya! Deberías haberlo pensado antes de meter aquí a un anarquista, no sé las verdaderas motivaciones políticas que hay detrás. Por qué alguien me utilizaría como "albóndiga envenenada" en este régimen. Ya era bastante difícil no prever cuáles serían mis reacciones ante esta "no vida".
 
El Estado italiano es un digno representante de la hipocresía de un Occidente que continuamente da lecciones de "moralidad" al resto del mundo. El 41 bis ha dado lecciones represivas bien recibidas por estados 'democráticos' como Turquía (lxs compañexs kurdxs saben algo de esto) y Polonia.
 
Estoy convencido de que mi muerte acabará con este régimen y que las 750 personas que lo han sufrido durante décadas podrán vivir una vida que merezca la pena, hayan hecho lo que hayan hecho.
 
Amo la vida, soy un hombre feliz, no cambiaría mi vida por la de otra persona. Y precisamente porque la amo no puedo aceptar esta no-vida sin esperanza.


Gracias compañerxs,
Siempre por la anarquía
nunca arrodillado

Alfredo Cospito

viernes, marzo 3

Sanidad autogestionada

 


Para el que no lo sepa, el sistema sanitario público de este inefable país, que se continúa llamando Reino de España, se remonta al año 1908. Creo que existe el bulo, para consumo de papanatas reaccionarios, de que la sanidad estatal fue creada nada menos que durante el régimen franquista; la creación del Ministerio que se ocupaba de tal cosa se originó en 1934 con cierta continuidad durante la dictadura y la transacción democrática, con sus vaivenes privatizadores (¡es el mercado, amigos!) hasta llegar, hace unos años, a la transferencia de las competencias a la comunidades autónomas. Esto último, que podría ser algo beneficioso en otro sistema, se convierte en un horror en un mundo político regido por administraciones jerarquizadas (por grandes o pequeñas que sean), por una despiadada búsqueda de beneficio de las corporaciones y por una desigualdad absoluta entre personas y regiones. Recientemente, ha estado en boca de mucha gente las palabras de la actriz Eulalia Ramón, viuda del recientemente fallecido cineasta Carlos Saura, agradeciendo a los profesionales de la sanidad pública el cuidado que nos realizan; como la presidenta de la capital del Reino, uno de los más evidentes títeres de intereses mezquinos, no tiene vergüenza, le espetó que, sin embargo, la gestión del hospital donde cuidaron a su marido era de gestión privada. En fin, creo que es un error entrar en polémicas estériles y voy a lo que voy. Esto es que, en principio, no tengo ningún problema en salir a la calle a defender la sanidad «pública», y congratula ver que recientemente así ha sido por parte de no pocas personas, pero creo que tenemos que profundizar un poquito en la cuestión.

Cuando hablamos de «lo público», tenemos que ser consciente de que lo que está detrás es en realidad una gestión estatal financiada con los impuestos de todo hijo de vecino. Hay bastantes personas que, en nombre de la solidaridad, pagan sus impuestos gustosamente al considerar que estos van a potenciar, efectivamente, los servicios públicos. Llamémoslo ingenuidad bienintencionada, si se quiere, cuando el Estado del Bienestar ha demostrado a estas alturas ser una de las caras amables del capitalismo y la gestión jerarquizada, un ideal con obvios pies de barro. Ningún gobierno, por muy progresista que se presente, creo que va a cambiar esta situación en un mundo que requiere cambios radicales. No obstante, espero que se me entienda, la tensión frente a un mundo privatizado despiadado demanda que, por supuesto, estemos del lado de los profesionales que luchan por una sanidad pública universal (en sentido lato, valga la redundancia). En la reciente y cruel pandemia se produjo la peculiar actitud, aunque algo comprensible dada la terrible crisis sanitaria que produjo la muerte de innumerables personas, de muchos ciudadanos confinados saliendo al balcón a aplaudir a los profesionales médicos; esto fue instrumentalizado, de manera hipócrita, por la clase política contribuyendo a la distorsión sobre un mundo donde gran parte de la población mundial carece de la atención mínima sanitaria.

Los más optimistas observan las recientes manifestaciones en defensa de la sanidad pública como la posibilidad de un resorte en aras de otro tipo de (auto)organización; por supuesto, esto solo es posible si, como otras veces, no nos quedamos en una salida a las calles puntual y nos concienciamos de que el trabajo debe ser diario con los movimientos sociales junto a los profesionales sanitarios. Y es que la autogestión sanitaria, por parte de los propios profesionales, en beneficio del conjunto de población es perfectamente posible como lo sería en cualquier otro servicio público o sector económico, a pesar de las paparruchas distorsionadoras sobre lo que es o no efectivo por parte de los que gobiernan. Es tremendamente difícil dentro de una sociedad que demanda transformaciones radicales, donde todo está prefijado para el lucro de una minoría política y económica, de acuerdo, pero no imposible. Las propuestas libertarias acerca de un sistema sanitario autónomo, basada en un conocimiento científico puesto al servicio de las necesidades humanas, son obviamente complejas, pero en absoluto irrealizables si, como en otros casos, continuamos en la lucha diaria por ello a través de infinidad de proyectos locales para demostrar que es posible el cambio de abajo hacia arriba. No existe nada más mezquino que la búsqueda de rentabilidad económica a costa de la salud, física y mental, de las personas. Y, desgraciadamente, las continuas crisis provocadas por este intolerable sistema que sufrimos contribuyen al malestar de nuestros cuerpos y de nuestras mentes. Hagamos algo, a nivel diario, por evitarlo.

 

Juan Cáspar