Cuando la multitud hoy muda, resuene como océano.

Louise Michel. 1871

¿Quién eres tú, muchacha sugestiva como el misterio y salvaje como el instinto?

Soy la anarquía


Émile Armand

jueves, junio 30

Asesinatos fronterizos

 


Recientemente, mi sobrino, desde su mentalidad adolescente, no ensuciada por repulsivas mistificaciones nacional-patrióticas, se preguntaba cómo era posible que no dejaran pasar a un país a personas que, sencillamente, vienen en busca de una vida mejor. Todavía, no se sabían las cifras de fallecidos en la frontera de Melilla, donde organizaciones gubernamentales, frente a las cifras oficiales, hablan ya de cerca de 40 muertos en el contexto de una violenta actuación policial. El presidente del gobierno, dentro de este Estado llamado Reino de España, al frente de la autoproclamada coalición más progresista de la historia, ha restado importancia a la masacre y ha defendido el empleo de la fuerza de gendarmería marroquí en connivencia, como no puede ser de otro modo, con los cuerpos armados de represión hispanos; si acaso, el inefable Pedro Sánchez ha culpado de esos muertos de tercera a eso tan ignoto que llaman «mafias que trafican con seres humanos». No creo que la derecha, ni la ultraderecha, que viene a ser algo muy parecido, lo hubiera expresado mejor. Mientras tanto, Unidas Podemos, socio de gobierno, protesta, pero sin elevar demasiado la voz.

Por mi parte, pienso asegurar a mi sobrino, de una manera nada imparcial a nivel ético, que defender con la fuerza estas vallas artificiales levantadas por los poderes políticos es asesinar seres humanos. También, pienso aclarar a mi querido adolescente que, mientras las personas no son libres para desarrollar su proyecto de vida hallá donde consideren, el capital del primer mundo sí puede atravesar las fronteras a placer para esquilmar los recursos de esos países de donde, precisamente, proceden esas personas forzadas a migrar. Uno se pregunta, ahora que se celebra en la capital del Reino la cumbre de esa fuerza genocida denominada OTAN, si hay alguna diferencia entre Putin, para quien los seres humanos son piezas desechables de un tablero geoestratégico, y cualquier gobernante que mantiene el mundo político y económico tal y como lo sufrimos. Si, incluidos esos tan progresistas, que impiden que gobierne la derecha más dura, pero que forman parte también de un orden de cosas terrible y mezquino.

Y no hay que olvidar que el desprecio por la vida humana del ejecutivo encabezado por Sánchez comenzó con su respaldo al déspota marroquí y a la invasión del Sahara Occidental; las violaciones de los derechos humanos sobre la población saharaui, por parte de Mohamed VI, resultan innumerables y el gobierno español es cómplice a todos los niveles al haber sellado su amistad con semejante sátrapa. El objetivo era para Sánchez, tal vez, evitar asaltos a la frontera española de Melilla, pero en numerosas ocasiones la cruda realidad acaba con todo plan preestablecido; pero, lo verdaderamente terrorífico es el reguero de sangre que deja a su paso. Las muertes ahora en la frontera entre España y Marruecos son, desgraciadadamente, un ejemplo más de un mundo donde los derechos humanos son meras proclamas y, obviamente, no todas las vidas valen lo mismo. También, pienso explicar al bueno de mi sobrino que, con seguridad, e importándome un bledo si alguien piensa que tiro de hipérbole, no hay mucha diferencia entre esas mafias criminales que trafican con personas y los gobiernos junto a sus aliadas, las grandes corporaciones capitalistas; en todos los casos, hablamos de grupos organizados que utilizan las vidas humanas para enriquecerse.

 

Juan Cáspar

lunes, junio 27

OTAN No, ni ayer, ni hoy


El 30 de mayo de 2022 se cumplían 40 años de la entrada del Estado español en la OTAN. El movimiento en contra de esta entrada había llegado a movilizar en aquellos años a cientos de miles de personas, que vieron cómo en el momento de llegar al poder, el PSOE cambiaba radicalmente de postura (como tantas otras veces ha vuelto a hacer en estas cuatro décadas) y pasó del «OTAN, de entrada, no» a defender por todos los medios la permanencia en la Organización.

Desde entonces, la participación española en la OTAN ha sido cada vez más estrecha, desde su incorporación en 1997 a la estructura militar hasta haberse convertido hoy en día en un socio estratégico clave que aporta el 6% del presupuesto anual de la Organización, es sede de la principal base del Africom (cuerpo estadounidense para la intervención en África, en Morón), uno de los enclaves del Escudo Antimisiles (base naval de Rota) y ha contribuido con medios y efectivos a sus principales misiones y operaciones, entre otras: Bosnia-Herzegovina, Kosovo, Libia, Afganistán, la Operation Ocean Shield contra la piratería en el golfo de Adén y el Cuerno de África, o a la Operación naval Active Endeavour (OAE) contra el terrorismo en el Mediterráneo.

En los 40 años que el Estado español lleva en la OTAN, ésta ha participado en 22 misiones, con la intervención de más de 125.000 militares, en las que han muerto 119 soldados. Actualmente son casi 1.400 los soldados españoles desplegados además de medios materiales como aviones, buques, helicópteros y carros de combate.

La próxima cumbre de la OTAN se realizará en Madrid con un coste que superará las 37 millones de euros y frente a ella se ha organizado la ‘Plataforma Estatal por la Paz, OTAN No, cuyo manifiesto reproducimos:

Manifiesto por la Paz, contra la cumbre de la OTAN

La reciente pandemia ha desmontado la falacia de que necesitamos un sistema de seguridad militarizado. La Seguridad Humana tiene que ver con la necesidad de vivienda, comida, trabajo digno, agua potable, y sistemas de protección social que garanticen servicios públicos de calidad, un sistema de cuidados público, y con la exigencia de afrontar la emergencia climática, acabar con las desigualdades y con el desarrollo efectivo de los derechos humanos.

El Informe Social Mundial 2020 de las Naciones Unidas advierte de la creciente desigualdad, tanto en los países del Sur como en los del Norte Global, donde se exacerban las divisiones sociales. Más de dos tercios de la población mundial vive en países donde la desigualdad ha crecido. El 1% de la población más enriquecida tiene cada vez más recursos, mientras que el 40% de la más empobrecida obtiene menos de un 25% de ingresos.

Según las Naciones Unidas, con datos de 2019, más de 820 millones de personas pasan hambre y 2.000 millones sufren su amenaza, de ellas, el 70% son mujeres. El 26,4% de la población mundial no tiene asegurado un plato de comida al día y 80 millones de personas se han convertido en refugiadas al huir de las guerras, el 50% son mujeres y niñas susceptibles de sufrir violencia sexual o de caer en manos de las redes de trata. Por otro lado, como estructura militar que es, la OTAN es un ejemplo palmario de discriminación hacia poblaciones históricamente oprimidas (mujeres, comunidades del Sur global, colectivos LGBTIQ+, etc.), un freno a los intentos de poner la vida en el centro, como viene reclamando el feminismo desde hace años.

La institución y la militarización de la seguridad

La OTAN es un sistema de seguridad multinacional que actúa en el escenario internacional infringiendo el mandato explícito de la Carta de las Naciones Unidas. Ello la convierte en una amenaza para la paz, como han demostrado sus actuaciones en Yugoslavia, Irak, Libia o Afganistán, que han generado desestabilización, destrucción y retrocesos en el pleno ejercicio de los derechos sociales y humanos de las personas en las zonas intervenidas.

Esa continua amenaza a la Paz se ha producido también en territorio europeo al atacar la Federación Rusa a Ucrania en contra de la Carta de las Naciones Unidas, ataque inaceptable que impide avanzar hacia un Sistema de Seguridad Compartida e incentiva el rearme y la militarización de la seguridad. Exigimos que el Gobierno del Estado y la Unión Europea se centren en la vía diplomática que ponga fin a la guerra y a la invasión rusa en Ucrania; rechazamos el envío de armas por parte del gobierno español a Ucrania, y demandamos un compromiso de reducción del gasto militar.

El No a la Guerra sigue siendo necesario más que nunca.

Carrera armamentística

La OTAN es uno de los mayores impulsores de la carrera armamentística mundial. Es inaceptable que el gasto mundial en armamento en 2019 se estimase en 1,63 billones de euros, el 2,2% del PIB mundial (la cifra más alta desde la Guerra Fría). Debido a la estrecha colaboración de la Unión Europea con la OTAN, la Comisión Europea presentó en 2018 un presupuesto de 13.000 millones de euros para defensa durante el período 2021-2027.

La OTAN, al no descartar el uso de armas nucleares, es un obstáculo para impulsar un Tratado Internacional para prohibir y destruir de forma controlada todo el arsenal mundial de armas de destrucción masiva (ABQ). La retirada de los EEUU, socio preferente de la OTAN, del Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF), abre de nuevo la posibilidad de un rearme incontrolado de armas nucleares tácticas. España, además de no haber firmado todavía el TPAN, es el séptimo país productor de armas a escala mundial, por lo cual esta carrera armamentística de la OTAN le beneficia económicamente. Necesitamos impulsar todas las iniciativas para hacer vinculantes tratados internacionales multilaterales que fomenten la prohibición de armas nucleares por parte de todos los países. También necesitamos hacer cumplir la legislación que prohíbe vender armas en caso de graves violaciones de DDHH.

Consecuencias ecológicas

Los ejércitos provocan daño medioambiental principalmente en tres niveles: las emisiones de CO2 por los combustibles fósiles que utilizan, los restos tóxicos de las guerras que destruyen ecosistemas y biodiversidad, y el daño directo a entornos naturales como campos de entrenamiento, que permanecen durante muchos años sin capacidad de regeneración. Las industrias militares de los países de la OTAN operan como salvaguarda de los intereses de las mayores corporaciones multinacionales contaminantes de carbono. En ese sentido, consideramos inadmisible que los EEUU, así como gran parte de los estados parte de la coalición, excluyan las emisiones militares de los inventarios nacionales de emisiones. La Unión Europea no se queda atrás. No existe un informe público sobre las emisiones de gases de efecto invernadero de los ejércitos nacionales de la UE y no se ha fijado un objetivo de reducción de emisiones. Más allá de esto, cualquier plan de lavador de cara (greenwashing) de las fuerzas armadas solo responde a la vulnerabilidad que les genera la dependencia de unos combustibles fósiles que se agotan. En palabras del exsecretario de la Armada de EEUU: «Avanzamos hacia los combustibles alternativos (…) para hacernos mejores combatientes».

La cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la OTAN a celebrar los días 29 y 30 de junio parece pretender reeditar una nueva estrategia de “Guerra Fría”. En 2021 la OTAN aprobó su Plan de acción para la seguridad y el cambio climático para preparar una nueva refundación en Madrid. Los países de la OTAN, conscientes del reto que supone la crisis climática, se preparan para apropiarse de las últimas fuentes de petróleo y de gas, y de los recursos necesarios para afrontar el colapso energético y dar una respuesta militarizada a las migraciones climáticas convirtiendo el norte en una fortaleza, mediante agencias como la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas (Frontex). La transición ecológica que plantean los gobiernos del norte es colonial e irrealizable en términos de límites naturales del planeta. La OTAN, por tanto, representa la respuesta militarista y colonialista. Nosotras optamos por una alternativa justa y solidaria.

El futuro

Necesitamos avanzar hacia el fin del intervencionismo militar, hacia modelos de justicia social,  hacia la justicia climática y hacia un sistema de seguridad desmilitarizado, basado en la prevención diplomática de los conflictos, la multilateralidad y el cumplimiento de la Carta de las Naciones Unidas. La propuesta de militarización de la OTAN va acompañada de un despliegue militar de EEUU por todo el mundo que rechazamos, incluidas las bases en nuestro país de Rota y Morón.

La situación actual en Ucrania, provocada, entre otros actores, por la Federación Rusa y la actitud de la OTAN, evidencia hasta qué punto la Paz no podemos dejarla en manos de militares.

Nuestra posición

Por todas estas consideraciones, rechazamos la invitación realizada por el presidente del Gobierno Pedro Sánchez para realizar la cumbre de la OTAN en Madrid, abogamos por el desmantelamiento y reconversión de toda la industria militar española, así como -igualmente- exigimos al Gobierno que cancele cualquier licencia de exportación de armas vigente a países en conflicto o que vulneran los derechos humanos.

La ciudadanía del Estado español ha demostrado ser pacifista, contraria a la guerra y a la carrera armamentista. Desde la desobediencia civil de los objetores de conciencia frente al servicio militar obligatorio hasta las grandes manifestaciones contra la guerra, nos hemos posicionado con métodos y objetivos en las antípodas de los que defiende y se arroga la OTAN.

Necesitamos un sistema de seguridad desmilitarizado, sin armas de destrucción masiva, sin bases militares desplegadas en terceros países, que se acompañe de una reducción drástica del gasto en armamento y de la creación de una cultura de paz a la que se dediquen los recursos y los medios que hoy se destinan a la guerra.  Estos principios deben guiar las acciones para cualquier acción política propia no basada en los intereses de otros países o grandes potencias. Necesitamos un mundo libre de guerras y destrucción. Por esa razón, rechazamos el militarismo, venga de donde venga.

Disponemos de múltiples ejemplos de organizaciones, colectivos, y personas que diariamente trabajan por nuestra seguridad, sin recurrir a la amenaza de la violencia, yendo a la raíz de los problemas que provocan tal inseguridad. El ingente gasto militar es una de tales amenazas.

Por todas estas consideraciones, rechazamos la invitación realizada por el presidente del Gobierno Pedro Sánchez para realizar la cumbre de la OTAN en Madrid. En consecuencia, las organizaciones políticas, sociales y personalidades de la academia y de la cultura que suscribimos este Manifiesto, consideramos necesario impulsar una alternativa para la Paz y el desarme.

 

https://www.todoporhacer.org/ 

 

viernes, junio 24

Cada instante de su vida ha sido invadido


Mi optimismo está basado en la certeza de que esta civilización está por derrumbarse. Mi pesimismo, en todo lo que hace por arrastrarnos en su caída.


La servidumbre moderna es una esclavitud voluntaria, consentida por la muchedumbre de esclavos que se arrastran por la faz de la tierra. Ellos mismos compran las mercancías que los esclavizan cada vez más. Ellos mismos procuran un trabajo cada vez más alienante que se les otorga si demuestran estar suficientemente amansados. Ellos mismos eligen los amos a quienes deberán servir. Para que esta tragedia absurda pueda tener lugar, ha sido necesario despojar a esa clase de la conciencia de su explotación y de su alienación


[...]


Al igual que los esclavos de la antigüedad, que los siervos de la Edad Media y que los obreros de las primeras revoluciones industriales, estamos hoy en día frente a una clase totalmente esclavizada, solo que no lo sabe o más bien, no lo quiere saber. Ellos ignoran la rebelión, que debería ser la única reacción legitima de los explotados. Aceptan sin discutir la vida lamentable que se planeó para ellos. La renuncia y la resignación son la fuente de su desgracia.


He ahí la pesadilla de los esclavos modernos que no aspiran sino a ser llevados por la danza macabra del sistema de la alienación.


La opresión se moderniza expandiendo por todas partes las formas de mistificación que permiten ocultar nuestra condición de esclavos.


Mostrar la realidad tal como es y no tal como la presenta el poder, constituye la subversión más genuina. Sólo la verdad es revolucionaria.


[...]


A medida que el sistema de producción coloniza todos los sectores de la vida, el esclavo moderno, no conforme con su servidumbre en el trabajo, sigue desperdiciando su tiempo en las actividades de esparcimiento y las vacaciones planificadas. Ningún momento de su vida escapa al dominio del sistema. Cada instante de su vida ha sido invadido. Es un esclavo de tiempo completo.


[...]


La medicina occidental no conoce sino un remedio contra los males que sufren los esclavos modernos: la mutilación. Es a base de cirugías, de antibióticos o de quimioterapia que se trata a los pacientes de la medicina mercantil. Nunca se ataca el origen del mal sino sus consecuencias, porque la búsqueda de las causas nos conduciría inevitablemente a la condenación implacable de la organización social en su totalidad.


[...]


Justificamos nuestra cobardía al enfrentamiento legítimo contra las fuerzas que nos oprimen con un discurso lleno de humanismo moralizador. El rechazo a la violencia revolucionaria está anclado en los espíritus de aquellos que se oponen al sistema defendiendo unos valores que el mismo sistema les ha enseñado. Pero cuando se trata de conservar su hegemonía, el poder no vacila nunca en utilizar la violencia.


[...]


El control de las conciencias es el resultado de la utilización viciada del lenguaje por la clase económica y socialmente dominante. Siendo el dueño de todos los medios de comunicación, el poder difunde la ideología mercantil a través de la definición fija, parcial y amañada que le atribuye a las palabras.


Las palabras son presentadas como si fueran neutras y su definición como evidente. Controladas por el poder, designan siempre una cosa muy distinta a la vida real.


Es ante todo un lenguaje de la resignación y de la impotencia, el lenguaje de la aceptación pasiva de las cosas tal como son y tal como deben permanecer. Las palabras actúan por cuenta de la organización dominante de la vida y el hecho mismo de utilizar el lenguaje del poder, nos condena a la impotencia.


El problema del lenguaje es el punto esencial de la lucha por la emancipación humana. No es una forma de dominación que se añada a otra sino que es el centro mismo del proyecto de sometimiento del sistema mercantil totalitario.


Es a través de la reapropiación del lenguaje y, por tanto, de la comunicación real entre las personas, que surge de nuevo la posibilidad de un cambio radical. 


[...]


...¿creen ustedes que existe una diferencia fundamental, entre la socialdemocracia y la derecha populista en Francia, entre demócratas y republicanos en Estados Unidos y entre laboristas y conservadores en el Reino Unido? No existe ninguna oposición, puesto que los partidos políticos dominantes están de acuerdo en lo esencial: la conservación de la presente sociedad mercantil. Ninguno de los partidos políticos que pueden acceder al poder pone en entre dicho el dogma del mercado. Y son esos mismos partidos los que, con la complicidad mediática, acaparan las pantallas; riñen por pequeños detalles con la esperanza de que todo siga igual; se disputan por saber quién ocupara los puestos que les ofrece el parlamentarismo mercantil. Esas pobres querellas son difundidas por todos los medios de comunicación con el fin de ocultar un verdadero debate sobre la elección de la sociedad en la que queremos vivir. La apariencia y la futilidad dominan sobre el profundo enfrentamiento de ideas. Todo esto no se parece en nada, ni de lejos, a una democracia. La democracia real se define en primer lugar y ante todo por la participación masiva de los ciudadanos en la gestión de los asuntos de la ciudad. Es directa y participativa. Encuentra su expresión más autentica en la asamblea popular y en el dialogo permanente sobre la organización de la vida en común. La forma representativa y parlamentaria que usurpa el nombre de democracia limita el poder de los ciudadanos al simple derecho de votar; es decir, a nada.


[...]


Las sillas parlamentarias son ocupadas en su inmensa mayoría por la clase económicamente dominante, ya sea de derecha o de la pretendía izquierda social demócrata.


 

De la servidumbre moderna (2009), Jean-François Brient

Extraído de https://arrezafe.blogspot.com

 

sábado, junio 18

En peligro de extinción


 

El presidente del Gobierno se congratula 

de la victoria de su partido en las elecciones 

y felicita a los, hasta ese momento, enemigos. 

Ni una palabra sobre la fuerza más votada, la abstención. 


La verdad está en peligro de extinción. 


El vicepresidente del Gobierno ha dicho que él 

tiene las mismas posibilidades 

de ser el nuevo presidente del Gobierno 

que cualquiera de los miles de afiliados al PP. 


La verdad está en peligro de extinción. 


Una militante de base me justifica, 

como una medida de responsabilidad, 

que la primera decisión de la clase política española, 

tras las elecciones, 

sea el incremento de sueldos en un 100%. 


La verdad está en peligro de extinción. 


La ministra de Asuntos Exteriores 

llama terroristas a los iraquíes que luchan contra el ejército invasor, 

después, en la festividad del 2 de mayo, en Madrid, llama 

héroes y patriotas a los españoles que se levantaron en armas 

contra las tropas de Napoleón. 


La verdad está en peligro de extinción. 


El ministro de Justicia condena los escuadrones de la muerte 

asesinos de niños en Brasil, 

a continuación, comenta que se estudia rebajar la edad penal 

a los dieciséis años. 


La verdad está en peligro de extinción. 


El ministro del Interior asegura que 

la lucha contra el comercio de sustancias ilegales 

es uno de los objetivos prioritarios de su actuación, 

después, el comisario de Sanidad de la Unión Europea 

denuncia que se desconoce la toxicidad 

y los posibles efectos secundarios 

del 75% de las 100.000 sustancias químicas 

que nos visten, cobijan y alimentan de forma legal. 


La verdad está en peligro de extinción. 


La ministra de Medio Ambiente dice 

que, si no hubiese sido por el Prestige, 

las playas de Galicia no estarían hoy tan limpias. 


La verdad está en peligro de extinción. 


El presidente del Gobierno habla de ayuda humanitaria 

y manda soldados armados hasta los dientes. 


La verdad está en peligro de extinción. 



Todos, todos saben muy bien lo que dicen, 

han escogido sus palabras 


serán las suyas 

nunca las nuestras. 



Antonio Orihuela. Esperar sentado. Ed. Ruleta rusa, 2017

miércoles, junio 15

De fascistas y bufones: Los peligros de los bulos y las acciones de la extrema derecha


 El pasado mes de mayo se cumplieron dos años de la Revuelta de los Cayetanos, esas concentraciones celebradas en Núñez de Balboa en las que los vecinos del barrio más rico de Madrid salían a protestar contra las restricciones de la pandemia. Nos reímos mucho de las imágenes de los pijos y franquistas trasnochados que golpeaban mobiliario urbano con palos de golf, se desplazaban en descapotables e iniciaban caceroladas con utensilios de cocina recién comprados que todavía tenían la pegatina con el código de barras. Sin embargo, no podemos perder de vista que detrás de estas protestas, impulsadas por una tal “María Luisa de Resistencia Democrática, simpatizante de Vox”, estaba la ultraderecha y su siniestra agenda política.

Medio año después, en Estados Unidos, se produjo el asalto al Capitolio durante el recuento electoral. De nuevo, las imágenes de los asaltantes con cuernos de búfalo o con un mapache en la cabeza, con pinta de raveros puestos de ketamina en medio del desierto, dieron para echarse unas buenas risas. Pero no deja de ser inquietante que esta acción fue impulsada por el ex-presidente Trump y por milicias de ultraderecha como los Proud Boys, Oath Keepers y los Three Percenters.

Este tipo de acciones nos pueden parecer ridículas, pero en realidad entrañan un grave peligro. La extrema derecha, cuando no ostenta el poder, parece bufonesca con su patrioterismo rancio, con sus líderes millonarios haciéndose las víctimas de injusticias sociales y con sus teorías de la conspiración. Pese a ello, cuando no se les confronta directamente tienden a crecer ilimitadamente.

En 1922, Mussolini era el payaso de Italia, hasta que organizó la Marcha sobre Roma y tomó el poder. La prensa liberal había sido generosa con su movimiento1, pensando que los violentos squadristi fascistas eran unos descerebrados que podrían manipular y utilizar para acabar con el movimiento obrera de izquierdas sin perder el control sobre ellos, hasta que fue demasiado tarde2.

Un mes después de la Marcha sobre Roma, Hitler, Göring, Hess, Himmler y compañía en Alemania organizaron el Putsch de la cervecería, un intento golpe de Estado en Múnich abocado al fracaso. 2.000 nazis marcharon sobre la ciudad bávara tratando de tomar las riendas del país. Pese a que 16 nazis y 4 policías fallecieron y los líderes fascistas se enfrentaban a cargos de Alta Traición (castigados con pena de muerte), los fiscales y los jueces que los juzgaron, que no ocultaban su simpatía con el nazismo (el presidente del tribunal Neithardt, había dicho que el nazismo “era la única baza de Alemania”) les condenaron a penas muy cortas (las más elevadas fueron de 5 años), argumentando que que a los golpistas “los había guiado un espíritu puro de patriotismo y la voluntad más noble”.

En cierto sentido, no dista mucho de las penas que se están imponiendo en la actualidad a los más de 700 asaltantes del Capitolio de EEUU que se encuentran imputados: en un país donde hay personas negras cumpliendo cadena perpetua por el menudeo de droga, los supremacistas blancos que intentaron tomar el Capitolio se están enfrentando, en su mayoría, a penas de algunos meses de prisión. Y ello pese a que durante el asalto fallecieron 5 personas, 138 policías resultaron heridos y 4 de ellos se suicidaron en los meses siguientes.

Volviendo a los sucesos de hace 100 años, en prisión Hitler pudo escribir su Mein Kampf y preparó su asalto al poder, que terminaría por materializarse una década después. Esta conquista de las más altas instituciones del Estado solo se pudo lograr mediante la difusión de bulos y noticias falsas, que se arraigaron en lo más profundo de la sociedad alemana. Entre las teorías de la conspiración más populares se encontraba el Protocolo de los Sabios de Sión (un plan judío para conquistar el mundo) o que los comunistas quemaron el Reichstag y planeaban un golpe de Estado. Este tipo de bulos permitieron que en 1933 un Decreto le otorgara poderes especiales a Hitler y suspendiera artículos de la Constitución de Weimar, como la libertad de expresión, la libertad de prensa, el derecho de reunión y asociación y la inviolabilidad del domicilio.

De nuevo, encontramos ecos del pasado en la situación actual. Las fake news promovidas por medios de ultraderecha están a la orden del día: que si Pablo Iglesias tenía una UVI móvil en su casa durante la pandemia, que si los migrantes son delincuentes sexuales, que si el 11-M fue ETA, que si el 11-M fueron Marruecos y Francia para poner en el poder a Zapatero, que si las vacunas llevan microchips para controlarnos, que si el Covid fue creado por China para aniquilarnos, etc3.

Un ejemplo evidente del peligro que entrañan las nuevas teorías de la conspiración la encontramos con la Teoría del Gran Reemplazo. Popularizada en 2012 por el escritor francés Renaud Camus, sostiene que una élite mundial (Soros, la UE, etc) está dedicando sus esfuerzos a sustituir a la población blanca cristiana europea con pueblos no europeos a través de la migración masiva y el crecimiento demográfico, así como la expansión el aborto y de la homosexualidad en Occidente. En su momento la idea de un genocidio blanco parecía absurda, pero desde entonces ha sido acogida por Marine Le Pen, Éric Zemmour, Matteo Salvini, Santiago Abascal4, Viktor Orbán y la Alt-Right estadounidense. Una encuesta de finales de 2021 muestra que el 60% de los franceses se creen esta basura. Como muestra de lo peligrosa que es esta teoría, cabe recordar que entre los seguidores del Gran Reemplazo se encuentran Breton Tarrant, que en 2019 mató a 51 personas en dos mezquitas de Christchurch (Nueva Zelanda) y Payton Gendron, que el pasado 14 de mayo mató a 10 personas negras en Búfalo (EEUU).

Confrontar el fascismo y sus ideas tóxicas es más importante que nunca. Por muy bufones que nos puedan parecer algunos de sus líderes, bajo sus ridículas acciones se esconde un peligro de violencia extrema y si no se les paran los pies ahora, puede que dentro de unos años sea demasiado tarde.

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1Sobre la reacción de la prensa española del momento a la marcha sobre Roma, recomendamos el artículo “La prensa española ante la marcha sobre Roma: entre el entusiasmo y la hostilidad hacia el fascismo”, escrito por Ricardo Zugasti Azagra, publicado en RIHC. Revista Internacional De Historia De La Comunicación, 1.

2Recuerda a los orígenes de Vox, muy vinculados al PP: Santiago Abascal estuvo afiliado al PP desde los 18 años, fue cargo del partido y Director de la Agencia de Protección de Datos. Después creó una fundación, que recibió 183.000 euros de la Comunidad de Madrid, hasta que echó el cierre en 2013. El mismo día de su disolución, se fundó Vox. 7 de los 10 fundadores de Vox tienen relación con Aznar. Da la sensación de que Vox fue creado por el PP para empujar el debate social hacia la derecha y mostrarse como una opción moderada, pero se les fue de las manos la estrategia y ahora se ven obligados a compartir puestos de poder.

3Sobre la difusión de bulos por la extrema derecha, recomendamos el artículo “Partidos emergentes de la ultraderecha¿fake news, fake outsiders? Vox y la web Caso Aislado en las elecciones andaluzas de 2018”, de Macarena Hernández y Manuel Fernández, publicado en Teknocultura, vo. 16, n.º 1, en 2019.

4Véase el artículo “Abascal recupera la teoría supremacista del gran reemplazo para lanzar la campaña andaluza”, por Iñigo Aduriz, en eldiario.es, el 16 de mayo de 2022.

 

https://www.todoporhacer.org 

domingo, junio 12

¿Libertad?


Lo más espeluznante de estas sociedades posmodernas, que sufrimos, para bien o para mal, resulta en la pobre o nula consciencia acerca del concepto de libertad que podemos observar en el común de los mortales. Así, bajo la apariencia de una sociedad libre (liberal, dicen), basada en el consumo más atroz y en el sálvese quien pueda, es difícil comprender que tan pocos seres humanos sean conscientes de lo frágiles y determinados que somos. El libre albedrío, a poco que hagamos el esfuerzo de indagar, aparece como una fantasía reduccionista fruto de una tradición religiosa que deberíamos relegar a los museos de historia. Necio es el que no comprenda que la libertad humana es algo, tan complejo, como apasionante, y que la vida social está sujeta a excesivos condicionantes, máxime en una sociedad que, a pesar de los que aseguren lo contrario, sigue estando jerarquizada y sujeta a demasiados intereses de unos pocos. El que no ponga en cuestión sus actos y creencias, el que elija la vía de alienación del tipo que fuere y adopte la solución fácil del consuelo y la creencia, resulta en alguien más bien papanatas, intelectualmente pobre e indubitablemente determinado.

Uno de los factores que hizo fascinarme por las ideas libertarias fue, precisamente, su compleja concepción filosófica de la libertad; por supuesto, la misma va unida a una elevada conciencia moral en pos de una siempre agradecible solidaridad social, lo cual contradice solo en apariencia mi tendencia personal algo nihilista (uno es tan complejo como contradictorio). Bien es cierto que, para conquistar razonablemente esa libertad hay que ser muy conscientes de lo moldeados que estamos por el entorno social y los buenos de los ácratas insistieron en ello, aunque sorteando siempre el entero determinismo. Y es que el paso del tiempo, con el desarrollo posmoderno de la tecnología, internet y las redes sociales, junto al constante y nocivo juego de la sociedad del espectáculo, donde colocan permanentemente imágenes delante de nuestros ojos para impedirnos acceder a una realidad concreta, no ha hecho más que exacerbar esa situación. El mito del libre albedrío, heredado de la tradición monoteísta para justificar la recompensa o el castigo de esa fantasía perniciosa llamada Dios (la suprema de las creencias y la más feroz de las alienaciones), desgraciadamente, forma parte de nuestro acervo cultural; las personas, por lo general, creen actuar libremente, sin apenas espacio para la crítica, la reflexión y la siempre necesaria autocrítica.

No, no somos nunca enteramente libres y, si un número razonable de personas empezara a comprender eso, tal vez supusiera una auténtica revolución cultural. Yo mismo, en mi visión general de la vida, e incluso cuando escribo estás densas líneas, sobradas de lucidez, me veo condicionado seguramente por mi naturaleza escéptica, mi talante cínico y mi ya mencionada dosis de nihilismo. Por otra parte, de forma obvia, nuestra libertad está más que determinada por nuestro conocimiento de las cosas, así como por el entorno cultural donde nos desenvolvemos; hoy, donde supuestamente hay una acceso ilimitado a la información, hay sin embargo más manipulación que nunca y una extendida desidia intelectual y moral para tratar de acercarnos a la verdad. Ya Eric Fromm nos advirtió, en aquella memorable obra, sobre el miedo a la libertad hace décadas, aunque se refería sobre todo a una época con la permanente amenaza de sistemas totalitarios; en la actualidad, en sociedades supuestamente liberales, pero en los que el autoritarismo presenta perfiles más sutiles (no lo olvidemos), existe también una permanente entrega de la potestad individual en nombre de no se sabe muy bien qué, si del consuelo, la pereza, la mera estupidez o el papanatismo más elemental. De momento, como no tenemos otra cosa que hacer, seguiremos presentando batalla cultural y creando focos de resistencia; ello, también, para zarandear a todos esos peculiares elementos que, no solo no se hacen preguntas ni muestran el mínimo asomo de pensamiento crítico, sino que encima, los muy tarugos, se creen totalmente libres.

 

Juan Cáspar

 

jueves, junio 9

Control, seguridad y policía en la ciudad neoliberal

 

 
 
Esta investigación trata de situar el lugar que ocupa la seguridad en nuestro imaginario, las principales transformaciones del modelo represivo que se han producido en las últimas décadas, así como los cambios en las relaciones entre policía y sociedad. A la luz de esta lectura, cabe preguntarse si existe la posibilidad de reformar la institución policial, o si es posible impugnar este dispositivo de poder y, en definitiva, desertar del modelo securitario de control.
 
 

lunes, junio 6

Emma Goldman: antimilitarismo y revolución

 

La oposición de Emma Goldman a la participación de EEUU en la I Guerra Mundial encarna el antimilitarismo propio del pensamiento anarquista. Al mismo tiempo, niega que dicha posición convierta todo uso de la violencia en ilegítimo.

Goldman llegó a Estados Unidos en 1885 con 16 años y fue la tragedia de los mártires de Chicago lo que despertó su interés por el anarquismo. Desde ese momento empezó a frecuentar ambientes ácratas y a relacionarse con figuras destacadas del ámbito libertario como Johann Most o Alexander Berkman. El activismo de esta mujer se centraba en la propaganda, tanto en panfletos y revistas como en charlas. Fue su uso de “la palabra como arma” lo que la llevó a ser considerada “la mujer más peligrosa de Estados Unidos” por las autoridades de ese país.

Antimilitarismo ante la I Guerra Mundial

Con el estallido de la I Guerra Mundial, Goldman se unió a las denuncias antimilitaristas que siempre ha abanderado el pensamiento libertario y su protesta aumentó cuando Estados Unidos, su país de acogida, decidió participar directamente en el conflicto armado. Esta postura le llevó a sufrir varias detenciones, dos años en prisión y finalmente su deportación a Rusia, de donde era originaria, en diciembre de 1919.

En las vísperas de la Gran Guerra, Goldman ya había comenzado una gira interestatal de conferencias, a las que siempre acudían muy diversos perfiles de gente y que a menudo eran saboteadas por las autoridades locales de cada municipio. En una de sus charlas, en San Francisco, entre el público, se hallaba un soldado raso: William Buwalda. Este militar tuvo la “desfachatez” de estrecharle la mano a Goldman una vez finalizada su ponencia, un acto que en teoría solo puede significar un gesto de respeto y tolerancia evidenció el código moral disciplinario del ejército.

William Buwalda, “debido a su tonta creencia de que uno puede ser un soldado y ejercer sus derechos como hombre al mismo tiempo” fue castigado duramente por las autoridades militares. Después de haber servido quince años con un expediente impecable, fue condenado a tres años de prisión, aunque inicialmente se le reclamaban cinco. Este es un caso que Goldman saca a relucir cada vez que habla de la guerra en sus diferentes ensayos.

El escándalo que se generó a raíz de la sentencia puso en tela de juicio la ciega obediencia que se espera al alistarse en el ejército. Una obediencia que no es conciliable con la libertad, ni de acción ni de pensamiento, una característica esencial del ser humano y el valor más importante en la teoría anarquista que defendía Goldman. La lealtad que exige el militarismo, a pesar de los matices positivos que tiene en sí la propia palabra, desemboca en todo lo contrario: en la traición a uno mismo. En su texto En qué creo, a partir de este ejemplo, declara una vez más “que el militarismo, una armada y ejército permanente en cualquier país, es indicativo de la pérdida de la libertad y de la destrucción de todo lo mejor y lo más puro de la nación”.

Por otro lado, la antesala de la I Guerra Mundial también trajo roces y divisiones dentro del propio movimiento anarquista. En gran parte tales desacuerdos fueron motivados por la toma de posición de Piotr Kropotkin en favor de dicha guerra. El hecho de que un personaje tan renombrado dentro de las filas libertarias sostuviese esa postura hizo dudar a muchos y dolió a otros cuantos. Goldman lo sintió como una puñalada; no obstante, mantuvo que “nuestra devoción por nuestro maestro y nuestro afecto por él no podían alterar nuestras convicciones, ni cambiar nuestra actitud hacia la guerra como una lucha de intereses financieros y económicos ajenos al trabajador”.

Los acontecimientos que se iban sucediendo no hacían más que reforzar su tesis, lo que la llevó a centrar su esfuerzo en la causa antimilitarista y ampliar su difusión. Desde su propia revista, Mother Earth, iba pidiendo a compañeros y compañeras de diferentes ámbitos que aportaran sus ideas en diversos artículos que serían publicados en ella. Fue esta campaña antirreclutamiento lo que la llevará a estar ante un juez el día exacto de su cuadragésimo cumpleaños, siendo sentenciada a dos años de prisión. Una cárcel de la cual no llegaría a salir nunca libre, sino deportada a Rusia. No volvería a pisar su país de acogida hasta después de su muerte, siendo enterrada al lado de los mártires de Chicago en 1940.

Hacia su análisis teórico

En primer lugar, cabe destacar que el antimilitarismo no es sinónimo de pacifismo, tal y como se interpreta en algunas ocasiones. Es decir, protestar contra la guerra no es sinónimo de creer que la violencia es intrínsecamente ilegítima en todos sus contextos. Lo que pone de relieve el antibelicismo son los intereses que mueven estos conflictos nacionales o internacionales, unos intereses económicos y políticos perseguidos por las altas esferas de los Estados que nada tienen que ver con lo que conviene a las clases medias y bajas.

Goldman entendía que “el mayor baluarte del capitalismo es el militarismo”, como bien expuso en su ensayo Patriotismo, una amenaza para la libertad. Desde esta perspectiva, contemplaba la palabra clave que los Estados empleaban para atraer a los ciudadanos al ejército: el patriotismo. Este concepto, que no es más que una “superstición creada y mantenida a través de una red de mentiras y falsedades”, se basa en la “presunción, la arrogancia y el egoísmo”. De esta manera se educa a los niños que tienen que defender su país, alimentando la protección de la propiedad privada junto con el derecho de salvaguardarla a toda costa.

La sensación de pertenencia que provoca el patriotismo y el sentimiento justiciero que suponen los honores de servir al país son las herramientas empleadas para el alistamiento. Mediante el fomento de esta idea en la población, también se genera una opinión pública proclive a la producción y obtención de más armamento militar. Esto último resulta indispensable para mantener el negocio de las guerras: hay que amortiguar los gastos. Es decir, se dan unos excedentes militares que hay que emplear para poder seguir nutriendo el ciclo del mercado.

No obstante, mientras que el patriotismo sirve como instrumento de las élites para conseguir un respaldo ciudadano, Goldman señala que aquel “no es para aquellos que representan la riqueza y el poder”. Esta sentencia la ejemplifica en cómo son las clases trabajadoras las que acaban en los frentes militares, cómo las clases más altas se denominan “cosmopolitas”, cómo estas últimas muestran y dan apoyo a aquellas otras “patrias” tanto por intereses políticos como económicos mediante declaraciones, envío de tropas o venta de armas.

Otro de los argumentos que se esgrimen para la justificación del ejército es la seguridad. El alegato según el cual se necesitan medios para poder defenderse de ataques extranjeros y para poder mantener la paz. Sin embargo, “la afirmación de que el levantamiento de un ejército y una armada es la mayor seguridad para la paz tiene tanta lógica como afirmar que el más pacífico ciudadano es aquel que está fuertemente armado”. En una de sus charlas sobre «Acción preventiva», Goldman exponía que “más que asegurar la paz, el «estar preparado» ha sido siempre y en todos los países un instrumento que ha acelerado los conflictos armados”.

Goldman reconocía el miedo que podían tener las autoridades, pero situaba su temor no en un peligro exterior, sino en el “miedo del creciente descontento de las masas y por el espíritu internacional de los obreros”. Por tanto, bajo el estandarte de la protección de los ciudadanos, se multiplican los elementos de control social tales como los cuerpos de seguridad del Estado y leyes más restrictivas; hoy en día a la lista también se le podrían sumar las cámaras de vigilancia callejeras.

Al colocar la amenaza fuera de las fronteras de la nación se espera conseguir una unidad dentro de ellas. Un pueblo unido frente a un enemigo común. Un pueblo unido sin apreciar las diferencias entre quien paga el precio y quien se beneficia de él. Una de las muchas consecuencias de este discurso acaba siendo un racismo y una xenofobia extendida que hasta cierto punto apoyará y/o fomentará futuros conflictos.

Por otro lado, también hay que tratar las causas de la guerra. Como ya se ha señalado, no se debe realmente a una defensa del país, pues no puede haber defensa donde no se recibe un ataque. Partiendo de esta base, Goldman repasa en su ensayo los motivos de conflictos anteriores concluyendo que en todos los casos responden a intereses de las clases dominantes, en los que, reitera, priman los beneficios económicos e imperiales de los Estados.

Una profecía aún incumplida

A pesar del contexto bélico en el que vivió Goldman, no dejó de ver un rayo de luz. Nuestra autora confiaba en el movimiento antimilitarista que despertaba en las conciencias que cada vez sabían más sobre las guerras y lo que las rodeaba:

“La centralización del poder ha conllevado un sentimiento de solidaridad entre las naciones oprimidas del mundo; una solidaridad la cual representa una mayor armonía de intereses entre los trabajadores de Norteamérica y sus hermanos en el extranjero que entre el minero norteamericano y su compatriota explotador”.

La esperanza se proyecta sobre un futuro en el que el pueblo, el que históricamente ha puesto los soldados y por ende los muertos, deje de acatar órdenes de los de arriba, deje de servir a unos intereses ajenos contradictorios con los propios, deje de asesinarse entre sí. Goldman defendía una campaña de concienciación de la realidad, que “supondrá en el futuro el levantamiento de todos los oprimidos y pisoteados en contra de sus explotadores internacionales”.

En conclusión, el lema que sale a la luz en forma de pintadas en los muros cuando se da un conflicto armado, “ni lucha entre pueblos, ni paz entre clases”, resumiría tan bien su postura que podría haber sido ella misma la que maniobrase con la lata de aerosol. Emma Goldman consideraba la vida como lo más preciado, pero la vida en libertad, sin jerarquías y para todos y todas, lo que creía firmemente que traería una sociedad anarquista.

 

Silvia K. Döllerer

Graduada en Filosofía y Periodismo. Autora de ‘Reflexiones anarcofeministas. E. Goldman’ (Calumnia, 2022)

Tomado de: https://www.elsaltodiario.com/anarquismo/emma-goldman-antimilitarismo-y-revolucion

viernes, junio 3

Lógica mecánica made in USA

 


El Mercado es libre

pero en todos los puestos venden lo mismo.

 

Al que le guste, cadenas.

-250 millones último modelo para niños del Tercer Mundo-

Al que se niegue,

Guerra Santa en nombre de todos los santos manoseados de cualquier Dios

también accionista de este mercado libre.

 

Para todos, venta a plazos,

pensiones privadas,

porque el Estado no quiere vagos después de treinta y cinco años cotizando 

y necesita seguir gastando el 60% de sus ingresos en domar el mal gusto,

la inapetencia, las dudas sobre la conveniencia del sistema.

 

Para todos, también, justas causas en el puesto de la caridad.

Idealismo a 10 $ el kilo,

pobre a 15 céntimos la pieza,

balas a eso mismo,

F18 a tres colegios,

democracia gratis comprando subfusil M16,

cintas de payasos con corbata

y gafas de visión nocturna en el mismo lote.

 

Libros de autoayuda para los que aún no matan, destruyen

y ensucian suficientemente bien

junto con trozos de planeta a elegir para realizar sus prácticas.

 

Junto a mí, esta máquina que no devuelve el cambio.

-ANARQUÍA- agotado, por favor, elija otro producto.

-COMUNISMO LIBERTARIO- agotado, por favor, elija otro producto.

-APOYO MUTUO- agotado, por favor, elija otro producto.

-ECOLOGÍA- agotado, por favor, elija otro producto.

-BIOSFERA- agotado, por favor, elija otro producto.

-PAN- agotado, por favor, elija otro producto.

-CULTURA- agotado, por favor, elija otro producto.

-POESÍA- agotado, por favor, elija otro producto.

-AMOR- agotado, por favor, elija otro producto.

 

-SENTIMOS NO PODER ATENDERLE EN ESTE MOMENTO, INTÉNTELO DE NUEVO PASADOS UNOS CIEN AÑOS-

 

y más allá, la policía que corre detrás de los top-manta

con los primeros éxitos de LOS IDEALISTAS,

flores nuevas por estallar sembrando grietas en las aceras.

 

 

 Antonio Orihuela. Esperar Sentado. Ed. Ruleta rusa, 2017