Cuando la multitud hoy muda, resuene como océano.

Louise Michel. 1871

¿Quién eres tú, muchacha sugestiva como el misterio y salvaje como el instinto?

Soy la anarquía


Émile Armand

jueves, febrero 28

Los chalecos amarillos y la perspectiva anarquista


Hace ya más de dos meses que el llamado movimiento de los chalecos amarillos comenzó en Francia, unas protestas que se iniciaron con el anuncio por parte del presidente Macron del aumento del carburante y ante el cual centenerales de miles de personas salieron a la calle el 17 de noviembre del año pasado.

La represión policial sobre el movimiento de los chalecos amarillos no se hizo esperar, con centenerales de heridos y unos 200 detenidos, a pesar de lo cual a la semana siguiente hubo otra convocatoria en las calles y de nuevo exitosa. Desde entonces, las manifestaciones y acciones se han continuado y los enfrentamientos no se han hecho esperar, con el saldo al menos de 10 fallecidos y centenares de heridos. A pesar de que, como hemos dicho, el inicio de las revueltas estuvo originado en el aumento del precio del gasóleo, los movivos de los indignados parecen ir más allá. Esta medida, tal y como ha interpretado una gran parte de la sociedad francesa, es una de tantas que afecta principalmente a las clases más modestas. De hecho, el impacto del movimiento ha sido tal que el presidente ha tenido que recular, anulando la subida anunciada, algo que no ha reducido las manifestaciones y protestas a veces de carácter muy violento debido a la indignación popular.

La tensión ha ido en aumento, con las fiestas navideñas de por medio, lo que muestra el calado político y social que la cuestión está teniendo en Francia. Como se ha insistido, se trata de un movmiento transversal, de carácter heterogéneo, con distintos intereses y diferentes formas de pensamiento y sin una naturaleza política definida. Por supuesto, ha habido organizaciones políticas que no han tardado en tratar de apropiarse de la situación, y a ambos lados del espectro político, incluida la extrema derecha. Desde un punto de vista libertario, lo que interesa es el desarrollo de un movimiento que utiliza medios horizontales y autoorganizativos, en tensión contra el Estado y el capital sin injerencias de los partidos políticos parlamentarios. Los motivos originarios pueden haber sido el intento de una mejora general de las condiciones de vida, pero veremos si las protestas no se reducen ante meras reformas estatales y tratan de buscar objetivos mayores.

Aunque el movimiento de los chalecos amarillos muestra una rabia social muy legítima, producto de unas políticas continuas que solo favorecen a los más pudientes, no hay que idealizarlo de manera tosca y simplista dejando de lado asuntos controvertidos. Como hemos dicho, junto a otros intereses nacionalistas, la extrema derecha ha tratado de influir en el movimiento, sacando a la luz la ideología repugnante de algunos manifestantes, lo cual ha supuesto agresiones racistas y homófobas. Si las manifestaciones en las calles derivan en una violencia que compite con la policial, máxime de naturaleza abiertamente reaccionaria, solo puede tener nuestra repulsa. Por otra parte, como cabia esperar, las últimas noticias son que parte del movimiento desea acudir a las urnas como organización política. No solo esta cuestión tiene nuestra rechazo como anarquistas, tal y como se ha comprobado una y otra vez en los úlitmos años, esa deriva de los movimientos de protesta no conlleva cambio social alguno.

Como anarquistas, deberíamos recordar la perspectiva autogestionaria y la solidaridad de clase, por supuesto, pero también la fraternidad entre pueblos y razas, junto a una lucha amplia de emancipación, en el ámbito sexual y en muchos otros. Por otra parte, las justas exigencias de mejores condiones de vida que van parejas a estos movimientos, no pueden detenerse ahí, y deben tener su continuidad en una lucha permanente contra la miseria social que impregna la sociedad estatal y capitalista. La deseada revolución anarquista, que en mi opinión debe buscar permanentemente el vínculo de la utópica sociedad del mañana con la lucha en la actualidad, pivota sobre esa deseada autogestión de naturaleza libertaria: libertad, igualdad y, siempre, solidaridad. Si deseamos que estos movimientos sociales tengan continuidad en su deseo tranformador, en mi opinión, sin tutela de tipo alguno, deberíamos mostrarles estos principios libertarios innegociables.


lunes, febrero 25

Las cárceles no son feministas


El enorme eco mediático que han tenido recientemente algunos casos de violencia machista como el de la violación de La Manada o el asesinato de Laura Luelmo, ha ido acompañado –como sucede habitualmente con cualquier crimen hipermediatizado– de múltiples voces que reclaman el endurecimiento de las penas de prisión para los agresores.

Sin embargo, como feministas y como anarquistas, sabemos que la solución a la violencia patriarcal nunca vendrá de la mano del sistema penitenciario. Las compañeras de C.A.M.P.A. (Colectivo de Apoyo a Mujeres Presas en Aragón) nos explican por qué en este artículo publicado originalmente en AraInfo el pasado 10 de enero.

Las cárceles no son feministas

En relación al caso de Laura Luelmo muchas voces feministas han clamado a la sororidad, a nombrarlo violencia de género, a querer ser libres y no valientes al volver a casa…relacionando esto, una vez más, con la petición de cárcel o de penas más duras para los sujetos acusados de este tipo de actos.

La mediatización de los crímenes más terribles (y su impacto emocional en la sociedad) crea un caldo de cultivo fabuloso para implementar políticas en materia penal, lo que se conoce como populismo punitivo. El populismo punitivo tiene su base en el pensamiento neoliberal según el cual las responsabilidades son individuales y la sociedad es una suma de voluntades libres, admitiendo que no existen los condicionantes materiales o que no se construye nuestra personalidad en base a interacciones sociales.

Implantar la prisión permanente revisable en los casos de crímenes sexuales no va a contribuir a que los hombres dejen de matar ni agredir a mujeres; lo que sí va a hacer es reforzar la idea de que las responsabilidades son exclusivamente individuales1.

El internamiento penitenciario, con su carácter de institución total, genera por sí mismo un alto grado de conflictividad. La cárcel -usando su terminología- no disminuye el crimen y además no “resocializa” a los/as condenados/as, es decir, no mejora las condiciones sociales ni personales, sino que únicamente las deteriora. El efecto disuasorio de la pena (a mayores penas, menor número de delitos) es un mito. Los crímenes son, en la inmensa mayoría de los casos, producto de vacíos y fallos en la estructura social del sistema, entre ellos se pueden encontrar la educación sexual y afectiva, las precarias condiciones económicas, la ausencia del acceso a recursos sociales, etc. Por ello, el castigo individual carece de utilidad en el sentido de solución o restablecimiento del daño.

El sistema penitenciario reproduce y legitima las desigualdades estructurales sobre las que se asienta. Desde C.A.M.P.A. se aboga por la abolición de las prisiones como alternativa al hecho de que seguir manteniendo el sistema penitenciario signifique seguir sosteniendo el deterioro de las relaciones sociales y de las condiciones de las personas. La filósofa Angela Davis, propone que las medidas para la eliminación de estos mecanismos punitivos instaurarían, poco a poco, las propias alternativas a la prisión2.

Se necesita exigir un sistema garantista en cuanto a derechos (salud, trabajo, vivienda, etc.) y alternativas basadas en el cuidado y la protección real de las personas; un sistema que revitalice la educación a todos los niveles desde un punto de vista antipunitivista y transfeminista. Esto supondría, por ejemplo, abogar por una justicia restaurativa para mediar entre la reparación y la reconciliación con las personas envueltas en el conflicto y la comunidad, favoreciendo así la cohesión y no la ruptura del tejido social. Cambiar el poder de intervención en la sociedad a nuestro bando.
Involucrar a la comunidad

También se pone de relieve la necesidad de replantear el sistema penal (la relación entre crimen y castigo), involucrando a la comunidad como elemento necesario para la labor educativa y como espacio para generar lazos y redes de apoyo. El principal efecto negativo del punitivismo (endurecer las penas, implantar la cadena perpetua…) es que nunca parte de un análisis de las causas de los problemas sociales (apoyado en la falacia de que da igual la causa que si el castigo es duro no se cometerá de nuevo el delito).

El punitivismo, por tanto, obvia el feminismo, obvia las causas y considera que los delitos son exclusivamente responsabilidad de las personas que los cometen y las únicas medidas que se toman al respecto están basadas en el castigo y no en la reparación de los daños.

Si tratamos la violencia machista como una serie de problemas individuales que no están entrelazados entre sí, con ello sólo conseguiremos invisibilizar su causa: la estructura heteropatriarcal que actúa como nexo en toda esta problemática. Así, suscribimos las palabras de Laia Sierra: “es legítimo, comprensible y respetable que desde el dolor se pueda reivindicar ‘mano dura’ contra los victimarios, pero la empatía y solidaridad con las víctimas y con las supervivientes no nos puede llevar a aceptar que el Estado guíe su política criminal en relación a ello’3.
Dejar de poner el foco en el castigo

Desde los feminismos tenemos ciertas responsabilidades a este respecto. Es otra lógica, diferente a la impuesta desde el sistema heteropatriarcal, en la que debemos indagar y comenzar a pensar el lugar dónde nos situamos, en este caso, dentro del circuito del sistema penal.

Si a nosotras “mujeres agredidas” (y podemos extender esto a otros colectivos), a las que se les nos debe proteger y las que, para protegernos, tenemos que vivir con miedo, cautas, inseguras…se nos ubica, también desde cierto feminismo, en la categoría de víctimas ¿Quién va a ser y en qué lugar se encuentra ese “ente salvador”? ¿En el Estado, en el sistema penal, en la justicia, en los hombres que no agreden? ¿Esos son los salvadores?

La antropóloga Rita Segato, en su libro La guerra contra las mujeres apunta: “Esa construcción colonial moderna del valor residual del destino de las mujeres es lo que necesitamos desmontar, oponer y reencaminar, porque es de este esquema binario y minorizador que se derivan no sólo los daños que afectan a la vida de las mujeres, sino que también se expresan los males que afectan a la sociedad contemporánea como un todo”.

¿Qué va a contribuir a que la sociedad se transforme? Hay que destacar el valor y el potencial de las miles de personas que salen a la calle, a las concentraciones y paros en los que se expresar su rechazo ante la violencia patriarcal. Dejemos de poner el foco en el castigo, dejemos de pensar que la culpa es individual y utilicemos toda esa potencia para generar posibilidades de cambio social desde la raíz.

¿Quién está en la cárcel?

Afrontar el problema de otra manera es obviar todo lo expuesto por el movimiento feminista. El punitivismo, el castigar individualmente y de la forma más dura, choca frontalmente con la socialización, la colectividad y con el objetivo de trabajar las intersecciones que intervienen en los conflictos sociales de manera fructífera y vital. El punto es cómo educamos a la sociedad para entender el problema de la violencia sexual como un problema político y no moral como bien apunta Segato.

Pensar que la cárcel es necesaria no es más que algo que nos han hecho creer como si fuera un rasgo intrínseco a la vida y a nuestro sistema político y social. Es por ello que no es fácil el deshacernos de esta supuesta necesidad de castigar y de encerrar a las personas en pos de mantener nuestra propia seguridad y la del propio sistema bajo la perversa y falsa premisa de la reinserción, que lo único que hace es precarizar la existencia.

La cárcel se instituye como penalizadora de conflictos que expulsa toda disidencia que cuestione su estructura precisamente para mantenernos dentro del orden establecido. De esta manera podemos comprender que precisamente se encarcela no a las personas según el delito que cometen, sino según sus condiciones sociales: pobres, disidentes, refractarixs, marginadxs. Cuando la representación simbólica de la “maldad” se acoge a denominar mediáticamente un “Otro/a” como enemigo, cambia las condiciones de visibilidad de un problema que es estructural y no individual.

La cárcel pretende ocultar a las personas detenidas etiquetándolas como monstruos delincuentes, de tal manera que generen indiferencia y repulsión a la sociedad. Esta no es más que una manera de desresponsabilizarnos, pues la ciudadanía se siente, así, ajena al criminal y, los funcionarios, ajenos al verdugo4.

La mirada abolicionista es difícil de gestionar cuando la cultura del castigo está arraigada en todos los frentes, tanto en el de los opresores como en el de las oprimidas. Nos basamos desde hace siglos en una cultura del castigo de este Otro, del hereje, de la bruja, del loco, del delincuente, del mafioso, del pedófilo, del terrorista, en definitiva, del enemigo. La cultura así instituida es, en suma, un elemento de adiestramiento y etiquetación mediante el mecanismo pena-castigo para producir subjetividades “a imagen y semejanza” del funcionamiento capitalista.

Se trataría, entonces, de seguir planteando, pensando y construyendo, desde otro lugar, alternativas y estrategias contra sistemas que nos oprimen y nos impiden tener una vida digna y sostenible y que, en definitiva, merezca la pena ser vivida. Es necesario poner a los feminismos a trabajar en este sentido, y no en otros. Poner a los feminismos de nuestro lado. Porque las cárceles no son feministas.



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Contacto: colectivocampa@riseup.net

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1 «La violencia machista, al ser puesta entre rejas, se presenta como una excepcionalidad individual, separándola de prácticas sociales y violencias cotidianas y convencionales que la posibilitan, invisibilizando el carácter histórico de la sociedad patriarcal y de la actual estructura social de relaciones de poder. Si queremos construir un mundo más justo, más humano, la cárcel no sirve ni para nuestrxs peores enemigxs. Tenemos que ponernos ya a pensar otra manera de solucionar los conflictos que no pasen por la lógica punitivista que únicamente castiga a las personas y no se ocupa de las condiciones que conforman el conflicto». C.A.M.P.A., Como enfrentar el caso de “La manada” desde un transfeminismo antipunitivista. Recurso web: https://campazgz.wordpress.com/2018/05/03/como-enfrentar-el-caso-de-la-manada-desde-un-feminismo-antipunitivista/

2 Davis, A. Democracia de la abolición. Prisiones, racismo y violencia. Trotta, Madrid, 2016.

3 Sierra, L. Populismo punitivo o como se instrumentaliza el dolor de las víctimas. Recurso web: http://www.pikaramagazine.com/2018/02/populismo-punitivo-o-como-se-instrumentaliza-el-dolor-de-las-victimas/

4 Guagliardo, V.: De los dolores y las penas. Ensayo abolicionista y sobre la objeción de conciencia. Traficantes de sueños, Madrid, 2013.

 
Extraído de Todo Por Hacer.

viernes, febrero 22

Un antecedente del anarquismo en 1831


En marzo de 1883 Louise Michel iza, como símbolo de protesta y reivindicación social, la bandera negra del anarquismo por primera vez utilizando para ello trozos de una falda que colgó en un palo.

Es este el antecedente más conocido y fijado de la utilización de la bandera negra como símbolo del anarquismo. Existe, sin embargo, otro antecedente que poco se ha investigado.

No pretendo hacer un análisis a profundidad sobre los personajes de que hablaré, porque ello significaría hacer un texto bastante extenso en el que se desmenuzara a detalle el contexto histórico, personajes y detalles.

Hablaremos de los Canuts (tejedores de seda) de Lyon. De estos Canuts de Lyon serían en quienes Pierre Joseph Proudhon extractaría algunos puntos fundamentales para la realización de sus ideas. Partes hemos dicho, en esencial el mutualismo. Este movimiento, si bien tenía una declaración de principios bien definido (28 de junio de 1828) y desarrollado en un momento clave (1), no tenía la profundidad de pensamiento ni de método que vendría a aportar Proudhon al movimiento. Proudhon daría cohesión de pensamiento al mutualismo como hasta entonces no tenía.

No hablaremos, para no salirnos del tema, de manera extensa sobre los actores de la producción de la década de 1830. Hablaremos solamente en términos generales de ellos.

Los jefes de taller en las sederías de Lyon y en general eran dueños de los medios de producción. Pero entiéndase, no se trataba de medios de producción amplios, de industrias, de centros de producción amplios.

El jefe de taller tenia un par de telares, de los cuales él se encargaba de su mantenimiento. Trabajaba estos telares junto a su familia: el padre de familia, la mujer y los hijos eran los principales trabajadores. Es decir, tenían medios de producción que ellos mismos explotaban en común. Cuando en cierta ocasión requerían de ayuda, contrataban un compagnnon.

Podría verse aquí una relación de explotación hacia este compagnnon, pero en realidad si ello ocurría no era responsabilidad de los jefes de taller.

El fabricante era quien se encargaba de pagar la materia prima, de elegir el trabajo que el jefe de taller habría de realizar y, además, de fijar los salarios del jefe de taller y del compagnnon que llegara a trabajar con él. Cabe mencionar que los talleres que contrataban más compagnnon lo hacían en pequeñas cantidades: máximo 6, por lo regular 3 y en una mayor proporción 1 o 2 compagnnons, y no siempre como hemos apuntado antes, sino cuando la producción apremiaba.

En julio de 1830 ya había habido fuertes protestas contra el gobierno por la explotación y miseria en la que vivían estos tejedores (compagnnons y jefes de taller) obteniendo solamente promesas que nunca llegaron a cumplirse.

Casi un año después, en noviembre de 1831, las condiciones de vida eran realmente deplorables para estos tejedores, y el 31 de noviembre de ese 1831 estalla primero una protesta contra la miseria generalizada, para posteriormente convertirse en una insurrección abierta contra el gobierno.

Una vez derrotada la policía y la gendarmería, un grupo trata de montarse en la revuelta y captar para sí el movimiento insurreccional. Son los llamados Volontaires du Rhône, los que rápidamente se constituyen como Estado mayor republicano y tratan de encausar, por ese medio, la revuelta popular que había estallado por inspiración popular.

Sin embargo, a los 3 días (24 de noviembre) un jefe de taller acude al ayuntamiento para expresar que los mutualistas se niegan a obedecer a dicho Estado mayor republicano y le cuestiona sobre el origen de su poder, ya que estos Volontaires du Rhône no habían sido ni los inspiradores del movimiento ni los iniciadores del mismo, echando, literalmente, a este Estado mayor republicano, del ejercicio del poder político.

Así queda relegado del mando el Estado mayor republicano y el control de la ciudad queda en manos de los trabajadores por espacio de 10 días, al cabo de los cuales las fuerzas del Estado entran en la ciudad y dejan un saldo de 600 muertos y 10.000 desterrados.

Cabe destacar dos puntos esenciales de este movimiento:

* Cuando estalla la revuelta de noviembre los Canuts llevaban banderas negras en las que se leía “Vivir trabajando o morir combatiendo”

Este lema, que en algunos momentos (como el actual) podría ser considerado como una muestra de alienación, era todo un lema de lucha y de justicia: los tejedores no pedían que se les explotara inmisericordemente (¡que ligereza de pensamiento creer eso!), sino que iban mucho más allá de esas simplezas.

El mutualismo había surgido no ya solamente como una forma de organización, sino, y más especialmente entre los tejedores de Lyon, como una propuesta realista de organización de la economía en la que el Estado habría de ser eliminado y los trabajadores se harían responsables del control de la producción.

Tal es la actitud que muestran los tejedores cuando destituyen al Estado mayor republicano de los Volontaires du Rhône y se constituyen ellos, no como un nuevo gobierno, sino como simples coordinadores de la vida social, sin poder alguno.

Para estos jefes de taller la revolución debía revestir unas características precisas como bien apunta Ansart:

“Porque para esos jefes de taller una revolución auténtica no puede ser, ni un acuerdo con las clases poseedoras, ni una insurrección política, ni un motín del hambre, sino la acción de coordinación de las condiciones de existencia, acción dirigida por los propios productores, quienes mediante esta creación realizan su «emancipación»” (2)

Lejos de la simpleza de pensar que todo trabajo es alienante, estos trabajadores lyoneses se proponían, ni más ni menos, que tomar en sus manos la producción transformando radicalmente las relaciones económicas. Aboliendo la propiedad privada y manteniendo la posesión, daban un paso importante hacia la anarquía como se propondría al menos 50 años después.

* Este rechazo de las cuestiones políticas y religiosas desde su fundación en 1828 iban a desembocar en abiertas declaraciones de anarquismo en cuestiones como la religiosa.

“Respecto a la religión, los mutualistas se llaman a sí mismos anarquistas; como escriben en 1834 en su respuesta a la carta del diputado Charles Dupin, si se consideran «anarquistas» es precisamente en razón del papel de la Iglesia, que, en lugar de entrar en conflicto con los poderes opresores, participa directa y analógicamente de esta opresión” (3)

Desde luego que este anarquismo no podría ser, como parecen algunos reclamar en Proudhon, un anarquismo acabado (4) y definido en todos sus aspectos o formulado como en tiempos de Malatesta por ejemplo, cuando el anarquismo ya había sufrido al menos dos mutaciones (5) en sus formulaciones económicas y varias en su filosofía.

Pero estos mutualistas llevaban ya el germen del anarquismo en su organización y acciones: rechazo de toda injerencia política en sus organizaciones, rechazo de la cuestión religiosa en los grupos mutualistas, rechazo del Estado y organización basada en la mutualidad, así como el intercambio de productos. Esto en su organización.

Rechazo del poder político, rechazo de cualquier organismo constituido como Estado revolucionario (6), organización por ellos mismos de las funciones útiles al pueblo y mutualidad en las relaciones de producción y consumo, conforme se vio en los 10 días que dominaran la ciudad.

La bandera negra, en la que se reivindicaba el trabajo no como un símbolo de alienación, sino de reorganización de las condiciones económicas y con ello la socialización de los medios de producción, entendiendo por ello la conservación de los telares de los jefes de taller como posesión (6) y como consecuencia lógica, de la naciente industria, dando con ello el resultado que Proudhon definiría y daría una forma mejor definida cuando al final de su vida reivindica la “Federación agrícola-industrial”, dando a entender con ello una sociedad en la que el taller, el campo y la industria se federaran en lo que vendría a ser, con el tiempo, las comunas libremente federadas de las que habla el anarquismo clásico (8).

Todos estos apuntes definen a los jefes de taller, a esos mutualistas de la década de 1830, como dignos antecesores del anarquismo.


                                                               Erick Benítez Martínez

Notas:

1.- Desde 1820 el socialismo había levantado cabeza para ya nunca bajarla. Por socialismo se entiende, claramente, el estudio de las condiciones sociales del pueblo y las maneras de solucionarlas. En este entendido socialistas son anarquistas y marxistas por igual, si bien las diferencias abismales entre ambos los separan de manera inevitable.

2.- Pierre Ansart, El nacimiento del anarquismo, página 223. Amorrortu editores, Buenos Aires Argentina, 1973

3.- Pierre Ansart, El nacimiento del anarquismo, página 227. Amorrortu editores, Buenos Aires Argentina, 1973

4.- Protesto airadamente contra esta pretensión de pensar al anarquismo como algo terminado y definido en cualquier aspecto, ni siquiera en el comunismo como propuesta económica. El anarquismo es un pensamiento abierto a toda modificación económica y filosófica siempre que esta sea demostrable y siempre que se niegue cualquier utilidad al Estado.

Así, cuestiones que en un inicio no se pensaban o no se formulaban, como el ecologismo o la liberación animal (aunque tenían ciertos antecedentes) forman ahora parte del anarquismo.

Grave error cometeríamos si pensáramos que nada puede modificarse y que hemos descubierto el hilo negro como pensaba Karl Marx y otros deterministas.

El mismo comunismo como propuesta económica no es más que eso: una propuesta económica más, y no la panacea del anarquismo. El anarquismo es ese campo abierto a la experimentación (insisto, solo negando toda intervención al Estado) donde las comunidades y personas encuentran el camino por sí mismos, y no con recetas prefabricadas de ante mano o pensadas como inamovibles.

5.- Mutualismo-colectivismo, colectivismo-comunismo anarquista.

6.- ¿Quién no ve aquí el rechazo de la dictadura como proceso revolucionario?

7.- Proudhon haría una definición de las diferencias entre propiedad y posesión desde su obra de 1840, que es la más popular.

8.- Para un enfoque también proudhoniano sobre las comunas libremente federadas, pero desde la perspectiva de los contratos sinalagmáticos, consultar mi artículo “Proudhon, el apoyo mutuo y los contratos sinalagmáticos”

martes, febrero 19

¿Qué es el Estado? —Agustín García Calvo


«Así, “Estado” es una idea dominante: se usa a cada paso en el lenguaje político y hasta en el vulgar: se usa como sabiendo lo que significa. Entonces, al preguntarnos qué es, pueden pasar dos cosas: si de verdad eso era una idea definida, si se sabía lo que era, no estaríamos haciendo más que decir lo que estaba ya dicho, explicar lo que estaba ya sabido; pero si no era así, si acaso el dominio de esta idea entre la gente se fundaba en parte en que no se supiera bien lo que era “Estado”, entonces la labor de la pregunta puede ser perturbadora, creativa, esto es destructiva. Porque es que, si hablas de una cosa, hablas contra ella: sólo se habla de aquello contra lo que se habla: hablar de una idea —quiéralo o no lo quiera el que está hablando— es ponerla en tela de juicio y por tanto hacerla peligrar de algún modo como idea».

Publicada por primera vez en 1977, rescatamos de nuevo esta diatriba contra el Estado en estos tiempos en que unos se empeñan en crear muchas «españitas» y otros se esfuerzan por perfeccionar y culminar la esencia totalitaria de la España que ya padecemos. Las palabras de García Calvo, maestro de rebeldes, resultan hoy más vitales todavía.

~

Agustín García Calvo (1926-2012), fue filólogo, gramático, helenista, poeta, dramaturgo, ensayista, crítico radical y maestro de varias generaciones de rebeldes. Impartió clases como catedrático de Filología Latina en Sevilla y Madrid. Fue Premio Nacional de Ensayo en 1990, y Premio Nacional de Literatura Dramática en 1999. La editorial Lucina, fundada por iniciativa suya en 1979, continúa a día de hoy la labor de publicación de su vastísima obra.

Colección Casus belli, 7

sábado, febrero 16

Paremos el mayor matadero de Europa, que construyen en Binéfar, Huesca.


Existe una verdad aunque no queramos aceptarla, la industria cárnica hace la mayor atrocidad jamás registrada en la historia. Aún así quieren inaugurar un matadero de cerdos en el cual 30.000 cerdos van a ser asesinados cada día, no podemos permitir tal atrocidad. Ya tenemos bastante sufrimiento animal en el mundo. No hace falta ser empatic@ con los animales simplemente tener moralidad y entender que no es justo para ell@s y no es necesario para nosotr@s!!

Hay presuntamente grupos organizándose a través de aplicaciones móviles para actuar y parar esta nueva muestra de capitalismo criminal, en distintas comunidades autónomas ibéricas, no solo en Huesca. No podemos daros mucha información pues esto recién nos llegó. Hemos de parar esto, solo la acción directa puede hacerlo, aunque parece que la corrupción tras este proyecto es importante, con lo cual tampoco vendría mal ayuda legal, aunque ya sabemos que l@s abogad@s solo suelen moverse por dinero, y no por ninguna clase de ideal solidario. Lo dicho: paremos este proyecto criminal de una multinazional italiana, organízate con la gente de tu zona, actúa! La lucha es el único camino, sin polític@s ni organizaciones que solo quieren nuestro dinero, marearnos y pelearse a ver quien lidera. Muerte al especismo y a toda autoridad, viva el apoyo mutuo, la autogestión, la coherencia con la naturaleza y la anarquía, que debe englobar a las anteriores y más...


miércoles, febrero 13

“No solo duelen los golpes”, por Pamela Palenciano

Una organización, cuyo nombre no mencionaremos por no darle publicidad, ha denunciado a Pamela Palenciano por un supuesto delito de incitación al odio en su monólogo “No solo duelen los golpes”. ¿El colectivo atacado? Los hombres. Quienes ostentan privilegios dicen ser las víctimas. Y eso que lo que hace ello es todo lo contrario a incitar al odio: nos proporciona herramientas para identificar las violencias machistas y para defendernos de los agresores. Compartimos a continuación el monólogo.

domingo, febrero 10

Ultrajamos los ríos, veneramos las autopistas


Ultrajamos los ríos
veneramos las autopistas

Paisajes avarientos
de la guerra contra la naturaleza

que es una guerra contra nosotros mismos.


Jorge Riechmann. Ars Nesciendi. Ed. Amargord, 2019

jueves, febrero 7

Las huellas del Progreso


Todo cambio tecnológico es un cambio generacional. Las consecuencias y el poder de una nueva tecnología sólo se desencadenan en toda su plenitud cuando aquellos que han crecido con ella se hacen adultos y comienzan a arrinconar en los márgenes a sus obsoletos ancestros. A medida que las generaciones más viejas van falleciendo, se llevan consigo el conocimiento de todo lo que se perdió cuando apareció una nueva tecnología, y sólo permanece el recuerdo de lo que se ganó. De este modo, el progreso borra sus huellas, y renueva constantemente la ilusión de que el lugar en el que estamos es el lugar al que indefectiblemente debíamos llegar.

Nicholas Carr, La pesadilla tecnológica

lunes, febrero 4

Bangladesh: No hay puntada sin hilo. Una huelga con las mujeres como protagonistas


H&M, Primark, Walmart, Benetton, Mango, Inditex e incluso Armani son algunas de las empresas textiles que mantienen el casi total de su producción en Bangladesh. Desde que el 24 de abril de 2013 se produjera el derrumbe del edificio Rana Plaza en Savar, cobrándose la vida de 1.130 trabajadores (en su mayoría mujeres), se puso en evidencia a nivel internacional las pésimas condiciones de las y los trabajadores del textil en Bangladesh. Sin duda aquel episodio obligó a la industria textil y a las autoridades bangladesíes a mejorar las condiciones laborales y de infraestructuras. Pero ni Accord y Alliance, empresas creadas para la inspección de las fábricas del textil ni la eterna promesa de la subida de sueldo de un 50%, son suficientes para dignificar la vida de casi cuatro millones de trabajadoras que viven en situaciones infrahumanas, con sueldos deplorables y jornadas eternas de 10 o más horas. En diciembre comenzaron los primeros paros, mientras las marcas de moda se preparaban para navidad, sus trabajadoras se movilizaban y junto a ellas se unieron los obreros portuarios en lucha por aumento de salario, un aumento que se definió en septiembre y que sólo lo estarían pagando a partir de enero sin efecto retroactivo.

En enero de este mismo año, 2019, comienza a hacerse eco en Europa Occidental la noticia de la última protesta de las trabajadoras del sector textil en Bangladesh. Una huelga que apenas tiene repercusión mediática, pero que ha sabido durante más de cinco días mantener en jaque a toda la línea de la industria del textil en el país asiático.

Alrededor de 3.500.000 personas -en su gran mayoría mujeres- forman parte de la mano de obra de la industria textil en Bangladesh. El 80% de la producción es exportada por un valor que solo el año pasado alcanzó poco más de 26.000 millones de euros, siendo el segundo mayor exportador de ropa después de China. Para poder competir con China, Bangladesh, junto a otros países como Camboya, India o Vietnam no duda en recurrir al culto de la mano de obra extensiva a muy bajo costo, y sin ningún tipo de estabilidad, seguridad ni salubridad en sus condiciones laborales.

Unas 4.500 fábricas, junto con pequeños talleres que realizan trabajos menores, mantienen al sector textil en condiciones infrahumanas.


La media salarial se sitúa en 55€ mensuales y es que desde el año 2013, el año de la catástrofe industrial más terrible del nuevo siglo, no existe un aumento salarial, mientras que el coste de la vida va en aumento progresivo. Tras la insatisfacción creciente en el sector, el año pasado se definió un aumento del 50% para llevar el salario mínimo a 82€ mensuales. Sin embargo, las principales fábricas se vienen negando a pagar ese aumento. Así todo, las trabajadoras han denunciado que no es suficiente, lo que provocó la indignación de las textiles y el llamado a la huelga.

Ni es la primera ni la segunda convocatoria en los últimos tiempos. Desde junio pasado y a lo largo de todo el año se fueron sucediendo las huelgas de las trabajadoras. La solidaridad y el apoyo a las trabajadoras se fue extendiendo poco a poco a todo el país sumándose otros sectores como el portuario, encargado de subir el cargamento a los barcos para su exportación. Así estos dos sectores, el textil y el portuario mantuvieron en jaque, el diciembre pasado, a la línea de suministros de la industria textil general.

Unas cincuenta fábricas textiles fueron cerradas por sus empresarios ante el temor de que sean las propias trabajadoras, ya en huelga, quienes tomen las fábricas. Un temor justificado por los distintos procesos de lucha que se han ido sucediendo a lo largo del año pasado y que en más de una ocasión se manifestó en prácticas ludditas con la destrucción de la maquinaria de las fábricas.

Las trabajadoras vuelven a la carga, llaman a la huelga, levantan barricadas, cortan autopistas, toman el centro de la ciudad para visibilizar la lucha y hacerse oír. Ante las protestas, los empresarios cierran sus fábricas y llaman al orden. La represión está siendo extrema, hasta donde podemos saber más de trescientas personas están detenidas, miles resultaron heridas y hay al menos un muerto que fue asesinado en la jornada del martes 8 de enero cuando la policía disparó balas de goma y gases lacrimógenos contra 5.000 trabajadores que protestaban. “Los trabajadores se atrincheraron en la carretera. Tuvimos que alejarlos para facilitar las condiciones del tráfico“, dijo la jefe de policía Sana Shaminur Rahman.

El líder sindical Aminul Islam acusó a los dueños de las fábricas, que trabajan para firmas multinacionales como H&M, Primark, Walmart o Inditex, de recurrir a la violencia para controlar a los huelguistas. Así todo Aminul Islam declaró: “están más unidas que nunca” y “no parece que vayan a dejar las calles hasta que no se cumplan las demandas”.

Esta huelga representa el primer gran desafío para la primera ministra, Sheikh Hasina, desde que alcanzara su cuarto mandato en unas jornadas electorales empañadas de violencia, después de que se acusara de fraude electoral e intimidación provocando fuertes protestas que se llevaron la vida de al menos 17 personas, mientras que cientos han resultado heridas y otros cientos detenidas.


Para la primera ministra, Sheikh Hasina, su primer temor sería que la lucha de las obreras se sume a las protestas de las fraudulentas elecciones. Así el jueves 10 de enero el Ministro de Comercio de Bangladesh, Tipu Munshi, anunció que estudiará la posibilidad de un aumento salarial en el sector y espera poder poner fin a los enfrentamientos que “comenzaron” el 5 de enero. De esta forma se creó un comité tripartito donde se congregan a los emisarios del gobierno, gerentes de planta y los representantes sindicales. El comité formado para estudiar el aumento de los salarios espera resolver el conflicto laboral a lo largo de este mes, dijo el ministro a la prensa local.

No podemos pasar por alto que, en el país vecino de la India, se ha llevado a cabo al mismo tiempo una huelga general de dos días que paralizó al país entero, coincidiendo con la acción de un muro humano hecho por cinco millones de mujeres para exigir la igualdad de género después de que grupos de conservadores impidieran el paso a dos mujeres al templo de Sabarimala, al cual desde el año pasado el gobierno había levantado el veto que prohibía a las mujeres su paso.

Se hace evidente que a la pregunta de dónde y quién es el sujeto político de hoy en día, en este nuevo siglo, la respuesta es acertada si decimos que no es ni blanco ni hombre ni europeo. Sin embargo, el necesario llamado al boicot y la solidaridad con las compañeras en su lucha debería empezar a formar parte de nuestra agenda si no queremos una vez más caer en el sectarismo que caracteriza al feminismo blanco nor-occidental. Flora Tristán, la paria, ya hablaba de la lucha internacionalista en su Unión Obrera y Las mujeres de Rote Zora supieron en los 70 crear un estrecho lazo con las obreras de Corea del Sur en situación similar a las obreras bangladesís, boicoteando las tiendas de Alder, marca de ropa alemana que tuvo que ceder ante las repetidas huelgas de las surcoreanas y la amenaza constante de las Rote Zora.


viernes, febrero 1

Nuevo asesinato policial de los Mossos d’Esquadra. “Muere” un joven en la comisaría de Ciutat Vella (Barcelona)


Según ha trascendido en la prensa burguesa y también en redes sociales, un joven de 18 años que había sido detenido por los Mossos d’ Esquadra por un presunto delito de hurto en la zona de Vistalegre, “apareció muerto” en la comisaría de Ciutat Vella. La versión que han dado los maderos, como siempre, dice que el joven “se empezó a encontrar mal” (qué casualidad que toda la gente que horas después muere en comisaría “se empiece a encontrar mal” tras ser detenida) tras ser identificado y que le llevaron al CUAP Pere Camps, tras lo cual, una vez regresó a comisaría, el joven “sufrió una indisposición”. Algunas fuentes dicen que sufrió “un paro cardíaco”, pero los medios de comunicación dicen que el chico estaba en la sala de identificaciones y que un madero “se lo encontró” tirado en el suelo, sin conocimiento y con una herida en la cabeza. Estas contradicciones entre las versiones que circulan de un mismo hecho también son una “casualidad” de lo más frecuente en estos casos. En esa habitación hay cámaras que supuestamente graban 24 horas al día (pero, qué casualidad, los maderos necesitan “abrir una investigación” y “esperar a la autopsia” porque las cosas no están lo suficientemente claras).

No nos creemos la versión policial. Nosotres mismes hemos sufrido en nuestras carnes los golpes y los malos tratos de los maderos en comisaría, y son ya demasiados casos como éste para seguir creyendo en las “coincidencias”, en las “casualidades”, en los “accidentes”. No se nos olvidan las torturas en comisaría, como lo ocurrido en la comisaría de Les Corts, ni las palizas a inmigrantes y vecines en las calles del Raval y de otros barrios precarios de Barcelona, ni el asesinato de Juan Andrés Benítez, vecino del Raval, apaleado hasta la muerte por los Mossos, no nos olvidamos del joven detenido en Manresa el 1 de enero de 2012, que murió en el hospital tras recibir una brutal paliza de los Mossos mientras estaba esposado, ni del asesinato de Juan Pablo Torroija que vivía okupando en Girona cuando fue detenido por los Mossos y murió el 14 de julio de 2012 tras recibir una paliza de los maderos, ni tampoco se nos olvida el nombre de Patricia Heras y de tantes otres empujades a la muerte, o asesinades directamente, por un cuerpo policial sobre el que pesan sentencias firmes que les reconocen como un puñado de asesinos y torturadores.

No sois más que escoria.
Maderos, Cobardes, Asesinos, lo pagaréis caro…


                                       Fuente: La Rebelión de las Palabras