Cuando la multitud hoy muda, resuene como océano.

Louise Michel. 1871

¿Quién eres tú, muchacha sugestiva como el misterio y salvaje como el instinto?

Soy la anarquía


Émile Armand

domingo, octubre 29

Vergüenza para la humanidad


 

El reciente ataque de Hamas a los asentamientos israelíes próximos a esa cárcel en la que han convertido Gaza, con una cifra de muertes en torno a las 1.400 personas, supuso la excusa para una cruel respuesta por parte del Estado hebreo declarando la guerra abierta a la zona palestina y bloqueando toda ayuda humanitaria. Hoy, más de dos semanas después, se habla ya de 5.000 víctimas de los bombardeos de Israel, al menos un par de miles de ellas pueden ser críos, con la amenaza permanente de la invasión terrestre. La mitad de la población gazatí se ha desplazado, no se sabe muy bien a dónde, ya que los refugios de emergencia de la ONU se encuentran saturados. Un conflicto que dura ya décadas, con el ahogamiento continuo del pueblo palestino y con el desenlace en una nueva guerra abierta, que hace que uno se avergüence de pertenecer a la humanidad. Y es que, desgraciadamente, la historia de eso que llamamos sin asomo de vergüenza homo sapiens es la de los poderosos aplastando a los que no lo son tanto, por lo que maldigo en estos momentos a los que hablen de maniqueísmo, matices y equidistancia.

Recordemos que Israel tiene aliados poderosos, como los Estados Unidos y la principales potencias de la vieja y mezquina Europa, a pesar de los matices que se han visto a hacer dada la actuación implacable del Estado hebreo. Consecuentemente, los grandes medios suelen estar directamente al servicio de intereses muy concretos, proclamando con descaro el derecho israelí a defenderse, o bien se muestran muy tibios con los desmanes del Estado de Israel procurando que el foco se ponga en la violencia por parte palestina. No voy a entrar de nuevo en la historia del conflicto, ya que agota ver cómo se justifica lo injustificable; desconozco si es del todo cierto que Hamas es una creación israelí para apartar otras fuerzas palestinas laicas y exacerbar el conflicto, de lo que sí tengo constancia es que hoy de nuevo el aparato militar de un Estado está masacrando a un pueblo. Lo que también sé es que, dejando a un lado los matices y el dichoso maniqueísmo, no denunciar claramente una situación entre opresores y oprimidos favorece al lado más poderoso. Una vez más, urge parar una guerra y son muchas en activo bien entrado el siglo XXI con el permanente maquillaje de que la humanidad va a algún sitio mejor.

Y es que, como exigen constantemente de manera vergonzante los reaccionarios insinuando no se sabe muy bien qué, podemos mostrar nuestra repulsa por algo como Hamas y sus acciones terroristas, pero como ya he apuntado hay que ver quién ha alimentado la bestia yihadista y ha conducido a que esa fuerza política goce de popularidad entre un pueblo desesperado. Considero el primer deber libertario apoyar a los oprimidos en cualquier situación por encima incluso de la crítica, aunque nunca podamos abandonarla, a los líderes y métodos de los propios oprimidos. Y es que, para muchos, y puede que para la inmensa mayoría del género humano, resulta impensable una sociedad sin Estado y la solución al conflicto pasaba porque los palestinos construyan uno. Hace años, es posible que la creación de un Estado palestino pudiera haber suavizado el conflicto con Israel, aunque tengo mis dudas. Lo que parece claro a estas alturas es que a nadie le interesaba la más mínima solución, es posible que incluidas algunas naciones árabes, y hoy el objetivo es barrer a un pueblo molesto para los intereses de los poderosos (con diversos pelajes).

 

Juan Cáspar

jueves, octubre 26

Archivos, poder y anarquismo

 


A lo largo del tiempo, la función social de los archivos, y de la documentación que custodian, ha ido variando conforme nuevos actores sociales se han ido sumando al proceso de ir dejando por escrito todo el acontecer de sus actividades cotidianas. Paradójicamente, los anarquistas, que siempre se han caracterizado por su amor a la cultura y por la potencia de su tejido editorial y periodístico, han tenido una relación paradójica con la documentación que históricamente han custodiado los archivos. Lo explicamos a continuación.

Cualquier persona que haya conocido, siquiera tangencialmente, la documentación que atesora un archivo institucional ubicado en España, advertirá que desde la Edad Media hasta nuestros días, la mayor parte de los documentos que conserva, por ejemplo, un archivo municipal, da cuenta de las “hazañas” del poder político ejercido por las oligarquías; junto a ello, y al menos desde la conocida como “ley de las tres llaves”, la pragmática de 9 de junio de 1500 dada por los Reyes Católicos para que todos los concejos guardaran sus documentos más importantes en un arca de tripe cierre, los archivos institucionales han guardado de manera sistemática toda aquella documentación, producida por el poder político de las minorías, que daba fe de los derechos de unos pocos sobre el conjunto de las clases populares.

Toda esta documentación generada por los poderosos, producida con tintas y papeles de alta calidad para la época, también ha sido conservada por el poder como oro en paño, resguardándola de las inclemencias del tiempo y favoreciendo su conservación en lugares de temperatura estable, sin problemas de humedad y acceso controlado. Es precisamente esto lo que explica que muchos ayuntamientos, repartidos por toda España, conserven a día de hoy documentación producida en los siglos XIV, XV, XVI y posteriores.

Dicho esto, es precisamente la naturaleza política de toda esta documentación, que resulta imprescindible para el buen funcionamiento del engranaje legal que facilita la reproducción de los distintos sistemas de desigualdad, la que puso en el punto de mira de los anarquistas estos “papeles del poder”. Por eso mismo, no es de extrañar que en muchas de las insurrecciones y rebeliones anarquistas repartidas por medio mundo desde finales del XIX, uno de los primeros objetivos de nuestros compañeros y compañeras fuera incendiar los archivos institucionales, pues sabían de buena ley que en estos centros de poder se custodiaba la documentación que facilitaba la dominación de clase de las oligarquías que controlaban los resortes del poder político.

Sin embargo, y desde el propio nacimiento del anarquismo organizado, solo hay que ver la prolija producción de propaganda, prensa y producción editorial, ya fuera en forma de folletos o libros, para advertir que el anarquismo se ha caracterizado siempre por dar un sentido emancipatorio a la cultura, otorgando a la letra impresa un papel fundamental en la divulgación de contenidos cuya lectura favorece una toma de conciencia política que es el punto de partida del compromiso militante y, por tanto, de la transformación social.

Toda esa documentación producida por las gentes humildes, las vinculadas al movimiento obrero de inspiración ácrata, ha permanecido, y permanece aún, dispersa y fragmentada en multitud de archivos: institucionales, privados, de organizaciones políticas y sindicales… Evidentemente, toda esta documentación, a diferencia de la que hablábamos anteriormente, da cuenta de las luchas contra el poder de las clases subalternas, permitiendo rastrear sus logros y fracasos, desempolvando historias silenciadas y, en buena medida, permitiendo a los historiadores e historiadoras reconstruir un relato histórico alejado de los mitos que, además, otorga el protagonismo a la mayoría social, no a las minorías que han detentado el poder a lo largo de los siglos.

Dicho todo esto, en la Fundación Anselmo Lorenzo somos conscientes de la vital importancia para el sostenimiento de nuestras luchas que tiene la conservación de la documentación que da cuenta del devenir histórico del movimiento libertario español; un movimiento cuya singularidad, realizaciones históricas e influencia social y cultural, resulta imprescindible para seguir alimentando las luchas sociales del presente y del futuro. Precisamente por ello, la FAL realiza un importante esfuerzo económico para mantener la documentación que custodia en un depósito de conservación climatizado que, por un lado, mantiene la temperatura estable en un arco de entre 18 y 21 grados, y asegura un nivel de humedad relativa óptimo para la conservación de la documentación. Y cuando hablamos de conservación, hablamos, claro está, de una conservación centenaria. Porque si el poder se ha preocupado de mantener su documentación bien cuidada durante siglos, ¿por qué el movimiento libertario no va a poder conservar durante siglos la documentación que demuestra, precisamente, que la lucha contra el poder fue posible, que el Comunismo Libertario fue posible, que la Idea fue mucho más que eso, que se convirtió en una realización práctica que puede seguir inspirando las luchas de los de abajo?

Y en esas estamos… Sabiendo que la memoria es imprescindible para sostener las luchas del futuro. Sabiendo que sin archivos, no hay historia ni memoria, y que la FAL, que es la fundación de CNT, lleva trabajando duro desde hace décadas por hacer posible esta tarea fundamental.


Juan Cruz López

lunes, octubre 23

Pavlos Fyssas: Ni olvido, ni perdón

 


Carlos Palomino. Lucrecia Pérez. Aitor Zabaleta. Los nombres de las asesinadas por el fascismo resuenan en nuestra conciencia. Sus muertes han provocado importantes cambios sociales y nos recuerdan la importancia de la existencia de un movimiento antifascista fuerte. Cada año recordamos sus muertes y honramos su memoria, coreando el lema de “ni olvido, ni perdón”.

Lo mismo hacen las compañeras antifascistas griegas cada año, recordando a víctimas como Pavlos Fyssas, cuyo asesinato cumple diez años este mes.

Cronología del asesinato

Pavlos, de 34 años, era un conocido militante de la izquierda anticapitalista helena y del movimiento antifascista, sindicalista de la metalurgia y rapero con el sobrenombre Killah P. (“asesino del pasado”).

La tarde del 17 de septiembre de 2013 quedó con su pareja y unos ocho amigos para ver un partido de fútbol en un bar de su Keratsini natal. Esa noche, unos 90 miembros de los “grupos de asalto” del partido neonazi Amanecer Dorado salieron, armados con bates y cuchillos, de cacería. Iban a la busca de migrantes, personas LGTBIQ, o antifascistas. Dieron con Pavlos y uno de ellos, Giorgio Roupakias (trabajador de la cafetería de la sede de Amanecer Dorado), le apuñaló. Antes de perder la consciencia por pérdida de sangre y morir definitivamente en el hospital unos minutos después (siendo ya el 18 de septiembre), Pavlos identificó a su asesino ante unos policías motorizados, que procedieron a su detención. Una vez en comisaría, Roupakias llamó por teléfono a la sede de su partido. Posteriormente, reconocería los hechos y sería condenado por asesinato junto a otras 14 personas.

Ninguna agresión sin respuesta

Como reacción a la muerte de Pavlos Fyssas, se desataron manifestaciones por toda Europa, mostrando la rabia por el cruel asesinato. La más grande de ellas, en Atenas, concentró a unas 10.000 personas y se saldó con 34 detenciones.

Unos días más tarde, el 1 de noviembre de 2013, dos motoristas circularon frente a la sede de Amanecer Dorado en Neo Irakleio (un suburbio de Atenas) y dispararon contra tres miembros del partido fascista, matando a dos de ellos (Manolis Kapelonis y Giorgos Fountolis). Dos semanas después, un grupo anarquista llamado El Poder Revolucionario del Pueblo en Lucha revindicó el ataque como respuesta por lo ocurrido a Pavlos. Las autoridades lo trataron como un atentado terrorista y, a día de hoy, los autores no han sido identificados por la policía.

El asesinato como detonante de la ilegalización de Amanecer Dorado

El asesinato de Pavlos reactivó el movimiento antifascista griego, que había ido perdiendo terreno en la calle ante el avance del nazismo en los barrios e instituciones de Grecia1. Pavlos se convirtió en un símbolo, como también lo hizo su madre, Magda Fyssas, quien volcó todos sus esfuerzos en ir a por Amanecer Dorado por los cauces legales. Gracias a sus abogados, consiguió sentar en el banquillo a 63 miembros del partido nazi, que en octubre de 2020 fueron condenados por pertenencia a organización criminal y la formación fue ilegalizada. El apasionante juicio se puede seguir de manera pormenorizada en el documental Amanecer Dorado: Un Asunto Público (Angélique Kouronis, 2021)2.

¡Pavlos, lo conseguiste!” exclamó Magda cuando se leyó el fallo de la sentencia. 15.000 personas se congregaron ante el Palacio de Justicia ese día para escuchar la resolución del tribunal.

Como explica Hibai Arbide en un artículo titulado “Cómo han vencido al fascismo en Grecia3, los esfuerzos por enterrar a Amanecer Dorado fueron múltiples y variados: desde manifestaciones masivas y constantes en ciudades como Atenas y Salónica4, las querellas interpuestas por grupos de abogadas contra militantes del partido y, sobre todo, la creación de coordinadoras antifascistas. “Se organizan por barrios y su objetivo es que, en el día a día, más allá de las citas multitudinarias, los fascistas sientan que no tienen espacio”, explica. “Creen que la fuerza del movimiento no reside solo en acciones masivas y espectaculares, sino en devenir una gota malaya contra Amanecer Dorado. En todo momento, en cada barrio. Solo en 2017 y 2018, esta presión constante consiguió forzar el cierre de 32 sedes de este partido en el área metropolitana de Atenas. Convocaban manifestaciones casi cada semana en las que participaba gente de todas las edades. Solían ser manifestaciones tranquilas que no terminaban en disturbios. Organizaban charlas, pegadas de carteles, actos pequeños y puesta en marcha de comités locales. Es la parte más cuantiosa y más distribuida del movimiento. La más transversal. […] Y, además, el antifascismo griego es una fuerza de choque en la calle. Una parte sustancial del movimiento ha decidido no delegar la defensa de los espacios antifascistas, ni de los barrios, en manos de una policía que ha demostrado muchas veces que simpatizaba o colaboraba con los neonazis”.

La lucha antifascista no ha terminado

Si bien la victoria contra Amanecer Dorado fue aplastante, el movimiento antifascista no se puede relajar, ni pensar que ya está todo hecho. Primero, porque no han desaparecido del todo de las instituciones: en las últimas elecciones griegas, la derecha liberal consiguió el 40,8% de los votos y la ultraderecha del partido Espartanos el 4,6%. Segundo, porque su retórica de odio todavía encuentra algunos oídos receptivos en la sociedad helena: este pasado mes de agosto, tras el incendio más grave de la historia de Europa, producido en la provincia griega de Evros, están surgiendo grupos espontáneos que se organizan en milicias para dar caza al migrante. No es una práctica nueva, pero sí reactivada a partir de la creencia popular de que ellos son los culpables del fuego (pese a que la investigación policial concluyó que había sido un rayo). Un auténtico pogromo mientras las autoridades miran para otro lado.

__________________

1En los años anteriores, Amanecer Dorado pasó de acaparar el 0,02% de los votos a convertirse en la tercera fuerza política del país.

2Reseñamos este documental el año pasado.

3Se puede leer aquí.

4Las manifestaciones más importantes siempre son las del 18 de septiembre, para conmemorar el fallecimiento de Pavlos.

 

https://www.todoporhacer.org 

viernes, octubre 20

La tierra se levanta ⏚ De la transición a la acción

 


Frente a los graves problemas derivados de la crisis climática, la respuesta que ha ganado el relato se llama “transición ecológica” tanto entre las voces gubernamentales como de la sociedad civil. Bajo este lema tenemos desde cumbres mundiales para impulsarla y coordinar esfuerzos, hasta ministerios o asambleas ciudadanas que trabajan bajo esta denominación y, desde luego, fondos millonarios en todas las administraciones para llevar a cabo proyectos que la hagan posible. Como ha ocurrido en otras ocasiones – pienso en los antiguos objetivos del milenio o los actuales objetivos del desarrollo sostenible – la imposición mediática del relato acaba consiguiendo convertirlo en una suerte de dogma, de pensamiento único. Así que voy a aprovechar estas páginas para cerrar mi boca y dar espacio a recoger aquí, casi íntegramente, las palabras recién publicadas por el movimiento francés “Las Sublevaciones de la Tierra”, que está demostrando que hay otros puntos de vista. Y otras maneras de actuar. Abro comillas.

“El movimiento francés ‘Soulèvements de la Terre’ reúne a activistas climáticos, agricultores, sindicalistas, grupos autónomos anticapitalistas, así como a personas implicadas en luchas territoriales locales, Zona a Defender (ZAD) y otros territorios ocupados. El movimiento nació en enero de 2021, partiendo de la constatación de que sólo un cambio radical -un auténtico levantamiento- podría frenar la crisis climática y poner fin al saqueo capitalista de nuestros entornos vitales y vínculos. Los objetivos de ‘Soulèvements de la Terre’ eran llevar a cabo acciones colectivas directas y tejer una red de luchas locales, promoviendo al mismo tiempo un movimiento de resistencia, redistribución de la tierra y construcción de bienes comunes a mayor escala.

“Cada seis meses desde enero de 2012, una asamblea de varios centenares de personas ha elaborado un calendario de acciones nacionales para apoyar las luchas locales que se encuentran en momentos cruciales de su historia: la puesta en marcha de obras y amenazas de destrucción inminente, la necesidad de pasar a formas de acción más ofensivas y masivas tras haber agotado varios otros resortes de movilización sin haber sido escuchados, la amenaza de que un tipo de infraestructura tóxica se extienda al resto del país si no se detiene localmente… En los últimos dos años, hemos llevado a cabo más de veinte bloqueos, ocupaciones de tierras y acciones de «desarme» (término utilizado para el sabotaje masivo contra las infraestructuras tóxicas) para defender el suelo y el agua de las industrias criminales. El movimiento no ha dejado de crecer. Por la diversidad de las alianzas creadas, la amplitud de las movilizaciones, las acampadas festivas y el impacto directo de las manifestaciones, el movimiento ha representado una amenaza creciente para las políticas del Estado y los poderes industriales. La lucha contra las «mega cuencas» (iniciada por Bassines Non Merci contra los enormes embalses de agua destinados a privatizar este recurso vital para mantener un modelo agroindustrial tóxico) se ha convertido en emblemática y ha ido acompañada de una serie de acciones de protesta, así como del sabotaje de las mega cuencas en un contexto de grave sequía. Durante nuestra última acción masiva del 25 de marzo contra la construcción de una mega cuenca en Sainte-Soline, que movilizó a más de 25.000 personas, el Estado entró en guerra contra los que luchaban por el agua, desplegando 3.500 policías armados que nos atacaron con más de 5.000 granadas, hiriendo y mutilando a más de 200 activistas.

“Pocos días después, el gobierno francés declaró que ilegalizaría el grupo ‘Soulèvements de la Terre’, anunciando su disolución formal y convirtiendo su reconstitución en un delito castigado con 3 años de cárcel y una multa de 75.000 euros. Inmediatamente después, 100.000 personas y numerosas organizaciones, asociaciones e incluso partidos políticos anunciaron públicamente su adhesión al movimiento firmando una tribuna y anunciando su intención de desobedecer la disolución difundiendo el lema «Soulèvements no se disolverá«. Se crearon más de 190 comités locales de Soulèvements de la Terre. Más de 300 organizaciones campesinas y ecologistas de varios continentes han firmado una petición internacional. Numerosas personalidades políticas y públicas se pronunciaron en apoyo del movimiento. El intento de criminalizar y reprimir el movimiento acabó produciendo exactamente lo contrario.

Durante la primavera, ‘Soulèvements de la Terre’ coorganizó nuevas acciones directas de masas: en Toulouse y Ruán para bloquear la construcción de autopistas en bosques y tierras de cultivo, contra las canteras de arena y la agroindustria que están destruyendo la agricultura campesina cerca de Nantes, y contra el túnel del tren de alta velocidad (movimiento NO TAV) en la vertiente francesa de los Alpes. Estos encuentros-acciones reunieron cada vez entre 5.000 y 9.000 personas, y contribuyeron a dar un giro a estas luchas locales.

Tras las acciones de ‘Soulèvements de la Terre’ contra explotaciones agroindustriales, fabricantes de arena y un corte de agua en una cementera en junio, el sindicato agroindustrial mayoritario dio un ultimátum al gobierno, que cumplió y finalmente decretó la disolución de ‘Soulèvements de la Terre’ el 21 de junio. Al mismo tiempo, se produjeron dos oleadas de detenciones -la segunda en la misma semana de la disolución- llevadas a cabo por la subdirección antiterrorista. En total fueron detenidas 32 personas. (…) Los interrogatorios revelaron la amplitud de un sistema de vigilancia que se había implantado en los últimos meses sobre decenas de personas: balizas GPS y micrófonos instalados en vehículos, geolocalización, seguimientos, escuchas de conversaciones telefónicas, escuchas de determinados pisos, irrupción en un domicilio para instalar un programa espía en un teléfono móvil con el fin de acceder a conversaciones cifradas, etc. Poner el teléfono en modo avión o retirar dinero en efectivo también eran motivos de sospecha (…)

“Tras el anuncio de la disolución y las detenciones, el movimiento hizo un llamamiento a la resistencia en vídeo. A pesar de la represión administrativa y penal, el movimiento se ha mantenido firme y más de 50.000 nuevas personas se adhirieron a ‘Soulèvements de la Terre’ tras la entrada en vigor del decreto de disolución, a pesar de los riesgos, y se celebraron concentraciones de apoyo durante las dos semanas siguientes (…)

“La disolución también fue impugnada por la vía judicial: 40 organizaciones políticas y casi 10.000 particulares presentaron recursos, más allá de la tramitación burocrática de las solicitudes, que sólo tuvo en cuenta algunas de ellas. El Consejo de Estado (tribunal supremo administrativo que, entre otras cosas, se ocupa de los recursos contra las decisiones del Gobierno) examinó el caso y, en el contexto de la emergencia climática, dictaminó el 11 de agosto que las acciones de «desobediencia» de los ‘Soulèvements de la Terre’ no justificaban la disolución… ¡así que suspendió la decisión del Gobierno! Es un giro inesperado de los acontecimientos y una verdadera bofetada en la cara de este gobierno, que tiene un largo historial de disolución de organizaciones y otras formas de represalia (…)” Y cierro comillas.

¿Ocurrirá lo mismo en nuestros territorios? Es deseable. Es inevitable.

La tierra se levanta.⏚





La Vanguardia, 29 de septiembre 2023. Gustavo Duch





martes, octubre 17

Dos poemas de “Así como en el cielo”. Juan Cruz López

 



“Así como en el cielo” Juan Cruz López (Rasmia Ediciones)



XVII

Mancha mis plumas el humo
graso de las fábricas siniestras

donde malgastáis la vida.
Nada bueno trajo el reloj.
Ahora que os poseen las cosas

ni tan siquiera os preguntáis
por qué morís alimentando al amo.



XX

Husmeo por las ruinas del palacio.
Levanto con mi pico la piel

cadavérica del esplendor del hombre.
Por aquí pasó el chacal, y por aquí
la envidia, que corroe vuestra semilla.

Qué frágil es la obra de este ser
cuando aspira a lo durable siendo polvo.

sábado, octubre 14

Levantamiento en Palestina


Por Tariq Ali. Extraído de El Salto

Versión en catalán en la web de Heura Negra

 

En diciembre de 1987 estalló una nueva intifada en Palestina, que sacudió los cimientos tanto de Israel como de las élites del mundo árabe. Pocas semanas después, el gran poeta sirio Nizar Qabbani escribió La trilogía de los hijos de las piedras, en la que denunciaba a la vieja generación de dirigentes palestinos, hoy representada por la corrupta y colaboracionista (No)Autoridad Palestina. Fue cantada y recitada en innumerables cafés palestinos:

Los hijos de las piedras
han desordenado nuestros papeles
derramado la tinta sobre nuestras ropas
han mostrado su burla ante la banalidad de los viejos textos…
Oh hijos de Gaza
No hagáis caso de nuestros medios de comunicación
No nos escuchéis
Somos el pueblo del cálculo frío
De la suma, de la resta
Librad vuestras guerras y dejadnos en paz
Estamos muertos y sin tumba
Huérfanos sin ojos.
Hijos de Gaza
No prestéis atención a nuestros escritos
No seáis como nosotros
Nosotros somos vuestros ídolos
No nos adoréis
Oh locos de Gaza
Mil saludos a los locos
La era de la razón política hace tiempo que se fue
Así que enseñadnos la locura…

Desde entonces, el pueblo palestino ha probado todos y cada uno de los medios posibles para conseguir algún tipo de autodeterminación significativa. Renuncien a la violencia, se le dijo. Lo hicieron, aparte de alguna que otra represalia tras la enésima atrocidad israelí. Entre los palestinos radicados en su país, así como entre aquellos dispersos en la diáspora, se ha verificado un apoyo masivo al movimiento Boycott, Divestment and Sanctions (Boicot, Desinversión y Sanciones): un movimiento pacífico par excellence, que comenzó a ganar tracción en todo el mundo entre artistas, académicos, sindicatos y, ocasionalmente, entre algunos gobiernos. Estados Unidos y su familia de la OTAN respondieron intentando criminalizar el BDS en Europa y Norteamérica, alegando, con la ayuda de grupos de presión prosionistas, que boicotear a Israel era “antisemita”, estrategia que se ha demostrado muy eficaz. En Gran Bretaña, el Partido Laborista de Keir Starmer ha prohibido cualquier mención al “apartheid israelí” en su próxima conferencia nacional. La izquierda laborista, temerosa de ser expulsada, ha guardado silencio sobre esta cuestión. Una situación lamentable. Mientras tanto, la mayoría de los Estados árabes se han unido a Turquía y Egipto capitulando ante Washington. Arabia Saudí se encuentra actualmente en negociaciones, con la mediación de la Casa Blanca, para reconocer oficialmente a Israel. El aislamiento internacional del pueblo palestino parece que va a aumentar. La resistencia pacífica no ha llegado a ninguna parte. 

Durante todo este tiempo, entretanto, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han atacado y asesinado a  la población palestina a placer, mientras los sucesivos gobiernos israelíes se esforzaban por sabotear cualquier esperanza de creación de un Estado palestino. Recientemente, un grupo de exgenerales de las FDI y de agentes del Mossad ha admitido que lo que se está haciendo en Palestina constituye crímenes de guerra. Pero solo se armaron de valor para afirmarlo cuando ya se habían retirado de sus puestos de mando. Mientras estuvieron en activo, sin embargo, apoyaron plenamente a los colonos fascistas activos en los territorios ocupados, permaneciendo impasibles mientras estos se afanaban en quemar casas, destruir plantaciones de olivos, verter cemento en los pozos, atacar a los palestinos y expulsarlos de sus hogares mientras cantaban “muerte a los árabes”. Lo mismo hicieron los líderes occidentales, que dejaron que todo esto aconteciera sin que se oyera siquiera un murmullo de su boca. Como diría Nizzar Qabbani, la era de la razón política hace tiempo que se fue.

Entonces, un día, los dirigentes electos de Gaza empiezan a contraatacar. Salen de su prisión al aire libre y cruzan la frontera sur de Israel, atacando objetivos militares y poblaciones de colonos. De repente, los palestinos encabezan los titulares internacionales. Los periodistas occidentales se sorprenden y se muestran horrorizados ante sus actos de resistencia. Pero, ¿por qué no iban a hacerlo? Saben mejor que nadie que el gobierno de extrema derecha de Israel tomará represalias con saña y crueldad inusitadas, respaldado por Estados Unidos y por la acoquinada y pusilánime Unión Europea. Pero aun así, los palestinos y palestinas no están dispuestos a quedarse de brazos cruzados mientras Netanyahu y los criminales de su gabinete expulsan o matan gradualmente a la mayoría de su pueblo. Saben que los elementos fascistas del Estado israelí no tienen ni van a tener reparos en sancionar el asesinato en masa de la población árabe. Y saben que hay que resistirse a ello por todos los medios necesarios. A principios de este año, los palestinos observaron las manifestaciones de Tel Aviv y comprendieron que a quienes marchaban para “defender los derechos civiles” no les importaban los derechos de sus vecinos ocupados. Decidieron entonces tomar cartas en el asunto. 

¿Tienen derecho los palestinos a resistirse a la agresión incesante a la que están sometidos? Absolutamente. No existe ninguna equivalencia moral, política o militar, entre ambas partes. Israel es un Estado nuclear, armado hasta los dientes por Estados Unidos. Su existencia no está amenazada. Son los palestinos, sus tierras, sus vidas, los que lo están. La civilización occidental parece dispuesta a permanecer impasible mientras son exterminados. Ellos, en cambio, se levantan contra los colonizadores.

 

Poema anónimo de un campesino palestino:

 

“Quemad nuestra tierra,

quemad nuestros sueños,

verted ácido en nuestras canciones.

Cubrid con serrín la sangre de los nuestros, asesinados.

Arrasad con vuestras bombas los valles,

borrad con vuestros editores nuestro pasado,

nuestra literatura,

nuestra metáfora.

Desnudad los bosques y la tierra, hasta que ni el insecto, ni el ave, ni la palabra encuentren rincón alguno donde refugiarse.

Ahogad con vuestra tecnología el clamor de todo lo que es libre, salvaje e indígena.

Destruid.

Destruid.

Nuestra historia y nuestro suelo.

Asolad alquerías y aldeas que nuestros mayores construyeron. Los árboles, las casas, los libros, y las leyes y toda la equidad y la armonía.

Haced eso y aún más.

No temo la tiranía.

No desespero nunca,

y es que guardo una semilla, una semilla pequeña pero viva, que voy a guardar con cuidado, y a plantar de nuevo”.

 

miércoles, octubre 11

Vuelve la guerra a Palestina. La paz pasa por el reconocimiento de la soberanía del pueblo palestino

 


La mañana del 7 de octubre, un sábado, comenzó con un ataque de Hamas contra algunos asentamientos israelíes cercanos a la Franja de Gaza. Los milicianos, que lanzaron 7.000 cohetes y realizaron incursiones por tierra, secuestraron civiles y mataron a cientos de personas en el 50º aniversario de la Guerra del Yom Kippur. Esto generó una contundente respuesta del gobierno del Estado hebreo, que ha declaró el estado de guerra.

El mismo sábado Benjamin Netanyahu ordenó una intensa campaña de bombardeos, haciendo minutos antes un llamamiento a que la población civil palestina abandonara Gaza. Acto seguido, empezó a derribar torres (incluso algunos que albergan familias y sedes de medios de comunicación) por toda la franja. Esta cínica advertencia fue respondida por Francesca Albanese, la relatora especial de Naciones Unidas para el conflicto palestino-israelí, quien tuiteóEspera, ¿Israel va a levantar el bloqueo que lleva 16 años implementando? De lo contrario, esto no es más que un chiste: los palestinos de Gaza no tienen dónde irse”. Y es que Gaza lleva bloqueado por Israel desde que en 2007 ganó las elecciones Hamas, convirtiéndose en la cárcel al aire libre más grande de la tierra.

 Además de los bombardeos, Israel cortó la luz en los asentamientos palestinos de Gaza y bloqueó el acceso a alimentos, ayuda humanitaria y gas. Todo ello contrario al Convenio de Ginebra. El lunes 9 de octubre, el Ministro de Defensa israelí llamó «animales humanos» a los palestinos y anunció que no habría compasión. La misma retórica de los «subhumanos» que usaban los nazis con los judíos. 

Todo esto es un crimen de guerra más en su largo listado de violaciones de derechos humanos. Y se espera que en los próximos días se pueda producir una incursión por tierra, con unas consecuencias aún desconocidas.

“Todos iguales”, la equidistancia que ignora la opresión

Pese a los bombardeos israelíes, en los últimos días el grueso a las críticas, en la comunidad internacional, se las ha llevado Hamas (una organización, por cierto, que goza de gran importancia en la comunidad palestina porque durante décadas Israel se dedicó a eliminar toda la oposición secular existente). Paradigmático fue el tuit de Pedro Sánchez: “Seguimos con consternación el ataque terrorista contra Israel y nos solidarizamos con las víctimas y sus familiares. Condenamos rotundamente el terrorismo y exigimos el cese inmediato de la violencia indiscriminada contra la población civil. España mantiene su compromiso con la estabilidad regional”.

Resulta descorazonador ver que, en el mejor de los casos, autoridades internacionales han condenado los actos de violencia de ambas partes, tanto de Israel como de Hamas; en el peor de los casos, se ha justificado la larga opresión del pueblo palestino. Éste último es el caso de la ultraderechista Nikki Haley, embajadora de EEUU ante la ONU con Trump y candidata a presidenta de EEUU por su mismo partido, quien compareció ante medios y pidió a Netanyahu que «destruyera a los palestinos«.

La respuesta de las instituciones europeas fue igual de decepcionante: condenaron el ataque de Hamas, reconocieron el derecho de Israel a defenderse y anunciaron el bloqueo de la ayuda humanitaria a Palestina.

 Esta postura equidistante, que equipara a opresores y oprimidos, no hace más que favorecer a la parte más poderosa y violadora de derechos humanos: el Estado de Israel. Y es que ningún análisis del ataque de Hamas del pasado 7 de octubre se debería realizar sin contextualizar, no ya los últimos 75 años de colonialismo y racismo, sino incluso los eventos de los últimos meses.

En primer lugar, debemos subrayar que, legalmente, los palestinos son ciudadanos de segunda en Israel y que la desigualdad entre ambos pueblos es estructural y prolongada. Por ejemplo, en Gaza (donde viven 2 millones de personas) el 97% del agua no es potable, el 56% de la población vive en situación de pobreza, el 64% de los jóvenes se encuentran desempleados, el 80% de sus habitantes dependen de la ayuda internacional (muy limitada por el ejército israelí), el 70% son refugiados y el 100% viven asediados.

En ese contexto de opresión sistemática, en los últimos meses la tensión ha crecido en la región. La llegada de nuevo al poder de Netanyahu – liderando el gobierno más derechista de la historia de Israel— ha significado un aumento de los pogromos y la destrucción de asentamientos palestinos. Este verano hemos visto incontables vídeos de colonos judíos atacando a civiles palestinos –entrando en sus tiendas y saqueándolas, echando cemento en sus pozos para que no puedan regar sus cosechas, derribando casas, grabando una Estrella de David en la cara a un palestino con un cuchillo, etc.– ante la impasible mirada del ejército. Algunos de estos fundamentalistas que, incluso, han atacado a turistas cristianos que acuden a visitar la Tierra Santa. Y, mientras tanto, las autoridades gubernamentales van extendiendo un discurso de odio antipalestino sin precedentes. Y no se puede ignorar que varios altos cargos del gobierno de Netanyahu han sido investigados en el pasado por los servicios secretos que ahora dirigen por delitos de odio o terrorismo y ahora promueven medidas abiertamente racistas (destacan en esta línea Itamar Ben Gvir y Bezalel Smotrich).

Ciudadano palestino al que las fuerzas israelíes le grabaron la Estrella de David en el rostro
 


El Estado de Israel: un régimen de apartheid innegable en un Estado criminal

Tan fuerte está siendo el ataque a la población civil de los últimos meses por parte de colonos y autoridades, que muchos autores progresistas estadounidenses e israelíes, que hasta ahora se resistían a calificar a Israel como Estado de apartheid, ahora sí han dado el salto a hacerlo. Especialmente claro es el artículo “For decades, I defended Israel from claims of Apartheid; I no longer can”, de Benjamin Pogrund (Haarertz, 10 de agosto de 2023), que muestra cómo poco a poco la progresía occidental está aceptando lo que, hasta ahora, no conseguían interiorizar.

En idéntico sentido, este verano más de 2.000 académicos estadounidenses, palestinos e israelíes firmaron un comunicado que decía que “no puede existir democracia para los judíos de Israel mientras el pueblo palestino vive en un régimen de apartheid”. Y recalcaron que “este régimen de discriminación no empezó ahora con el gobierno ultraderechista: el supremacismo judío ha ido en aumento durante los últimos años y se consagró en 2018 con la aprobación de la Ley del Estado Nación”. Lo más llamativo es que también lo están afirmando algunas personas que hasta ahora se han definido como sionistas y se han negado a usar la etiqueta de apartheid, como los historiadores Benny Morris y Omer Bartov (este último está especializado en el Holocausto que no duda en comparar el ascenso de los fascismos en la Europa de entreguerras con la situación actual en Israel), o los periodistas Thomas Friedman y Nicholas Kristof (que reivindican que EEUU cese de brindar apoyo militar a Israel). Incluso el ex-jefe del Mossad, Tamir Pardo, también comparte estas opiniones.

Por ello, el horror de todas las acciones militares sobre la población civil de los últimos días no debe hacer perder de vista la realidad: Israel es un Estado colonial ocupante, que viola cada día el Derecho internacional y los derechos humanos y que oprime al pueblo palestino. Y era evidente que la extrema violencia aplicada por Israel sobre la población de Gaza provocaría, tarde o temprano, la respuesta de las facciones armadas palestinas. Y resulta de una hipocresía terrible que la mayor parte de la prensa describa las acciones armadas palestinas como terrorismo mientras justifica la violencia de Israel como legítima defensa.

Decía un editorial de Diario Red hace unos días (8 de octubre de 2023) que “reconocer la naturaleza criminal del colonialismo israelí, no es antisemitismo. El problema de los demócratas con Israel no tiene que ver con el judaísmo como religión o como identidad cultural de un pueblo que sufrió la persecución y exterminio. Esgrimir los crímenes históricos contra el pueblo judío como justificación de los crímenes de un Estado que se ha convertido en referencia de la ultraderecha mundial, es indecente.


También resulta indecente que ciertos medios y actores progresistas que reivindicaron con furor el derecho de Ucrania a defenderse de Rusia para atacar al pacifismo, llamen hoy terroristas a los palestinos. Los mismos que han presentado como luchadores por la libertad a los banderistas ucranianos que reivindican a los nazis, deslegitiman hoy a Hamas por ser islamistas”.

El contexto del ataque de Hamas: ofensiva al poder judicial de Netanyahu

En los últimos días, Hamas ha conseguido ver reforzado su poder tras demostrar que es capaz de recuperarse rápidamente de una derrota —en el contexto de los intercambios de ataques de 2021— y de hacer mucho daño a Israel. Lo cierto es que el momento escogido por Hamas para realizar su ataque no es casualidad, no tanto por el ya mencionado aniversario de la guerra de 1973, como por la crisis interna que impregna la política israelí debido a la reforma judicial que quiere aprobar el gobierno de Netanyahu. Esta polémica ley ha tenido como respuesta masivas protestas en la calle y se han producido huelgas de funcionarios e incluso de militares. Es decir, Hamas ha aprovechado la tensión interna israelí para poder realizar su masivo ataque.

La intencionalidad última del asalto al poder judicial de Netanyahu es poder endurecer las restricciones sobre Gaza, privar a los palestinos de derechos más allá de la frontera y, con ello, anexionar más territorios y llevar a cabo una limpieza étnica en todo el territorio bajo control del Estado de Israel”, establece la carta firmada por múltiples académicos que hemos referenciado sobre estas líneas.

La venganza de Netanyahu

Como ya se ha destacado, Israel, al sufrir tal humillación, ha declarado que responderá de una manera contundente. En este sentido, todo apunta a que el ejército israelí realizará una operación militar terrestre de gran envergadura sobre Gaza. La seguridad nacional en Israel —un Estado y sociedad militarizados— es una cuestión de primer orden. “En Tel Aviv no pueden permitirse ser percibidos como débiles, menos aún en el contexto de la peor crisis política interna de su historia reciente”, reflexiona Pablo del Amo en Diario Red (7 de octubre de 2023). “La cuestión es saber si Israel decidirá neutralizar definitivamente a Hamas, ya que la facción palestina fue útil en el pasado para reducir la influencia de Fatah, así como para justificar su política de ocupación de Palestina y su política de nuevos asentamientos. También Tel Aviv buscará disuadir a sus enemigos ante un posible ataque por otro flanco desplegando su fuerza militar a lo largo de su frontera. Lo que parece claro es que Israel actuará con dureza y que la crisis de Palestina-Israel no acabará en el corto plazo.

Cuando un sistema internacional se resquebraja surgen grietas profundas; recientemente hemos sido testigos de la crisis en África Occidental, Nagorno Karabaj y hoy Palestina-Israel. La inestabilidad mundial se vuelve más probable mientras que el uso de la fuerza militar ya no se convierte tanto en un tabú para “resolver” las cuestiones políticas. El sistema internacional dominado por Occidente —en concreto Estados Unidos— está en crisis por el ascenso de otras potencias como Rusia y sobre todo China. En este sentido, Washington ha visto reducir su influencia relativa en detrimento de actores como Pekín mientras vemos un surgimiento de la importancia de potencias medias tales como Turquía o Irán. Un mundo más multipolar y regido por la competición entre potencias tiene como consecuencias la proliferación de mayores tensiones y conflictos armados.

En cuanto a la cuestión más puramente regional e interna, la crisis actual demuestra que el statu quo era insostenible. Los Acuerdos de Oslo se han demostrado como un fracaso ya que la solución de dos Estados ha estado lejos de llevarse a cabo. Israel ha seguido ocupando territorio de Palestina mientras ha llevado a cabo una expulsión de miles de palestinos de sus hogares favoreciendo su régimen de colonización. Los sucesivos gobiernos israelíes no han querido el establecimiento de un estado palestino autónomo, que, sumado a la represión de Tel Aviv ya comentada, ha generado un caldo de cultivo de resistencia que han recogido grupos islamistas radicales como Hamás. En cualquier caso, lo que sorprende es la intensidad de la escalada, no el estallido de unas tensiones que eran cuestión de tiempo”.

 

 


 

domingo, octubre 8

Loop. Corto de animación

 

 
En esta sociedad, cada ser humano repite una misma acción una y otra vez. Cada habitante forma parte de un engranaje de un gran reloj, donde la armonía del sistema se sostiene sobre este perpetuo suceder inalterable. En una sociedad donde cada habitante tiene un rol específico y una determinada acción en eterno bucle, una pareja decide hacer algo distinto.

jueves, octubre 5

Piedras




Unos cascos y escudos

los otros piedras

unos uniformes y pistola

los otros piedras

unos sueldo fijo

los otros piedras

unos sirviendo al patrón

los otros piedras

unos acabaron la jornada

los otros piedras

después vinieron a buscarlos

ellos piedras.

 


                                El arte del martillo. Javier Perales Valdés

 

 

lunes, octubre 2

2 comics de Rubén Uceda

 

 
 
Los textos de V de Versoñeta proceden de la poética de Jorge Riechmann, cuya voz interior observa, pregunta, imagina y sueña. Rubén Uceda le insufla una nueva vida convirtiéndolos en viñetas. Pequeñas historias que recogen reflexiones hermosas y proyectan pensamiento crítico.
 
 
 
 
Los personajes de Antes del futuro son cada vez más conscientes del rumbo al que se encamina nuestra civilización debido al cambio climático y la dependencia a los combustibles fósiles, entre otros factores. Ante todo ello deciden mirar de frente al miedo que les provoca la situación y, sin negarlo ni negarse, lo encaran con reflexiones que les hacen sentirse protagonistas de su tiempo, imaginando y creando formas de vida comunitaria, al tiempo que se relacionan con los poderosos, unas veces con sumisión y otras con coraje.
 
 
 

Autorías:

Jorge Riechmann es poeta, ensayista, matemático, filósofo, ecologista, profesor, traductor e investigador. Ha publicado ensayos sobre ecología social, necesidades, desarrollo humano, crecimiento económico y sustentabilidad. De su extensa obra poética, los títulos de referencia para este libro son Conversaciones entre alquimistas (2007), Rengo Wrongo (2008), Futuralgia (poesía reunida 1979-2000, 2011), Poemas lisiados (2012), Grafitis para neandertales (2019) y Mudanza del isonauta (2020).

Rubén Uceda lleva más de dos décadas combinando el oficio de historietista con el agroforestal. Ha publicado Vahídos (2008), El Decapital (2011), El corazón del sueño (2014), Versoñetas (primera versión de este libro, 2015), Atado y bien atado (2018), La huerta y el origen de las cosas (2020), Negras Tormentas (2022) y Casilda revolucionaria (2022).

 

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