Cuando la multitud hoy muda, resuene como océano.

Louise Michel. 1871

¿Quién eres tú, muchacha sugestiva como el misterio y salvaje como el instinto?

Soy la anarquía


Émile Armand

miércoles, noviembre 6

Lucrecia: Un crimen de odio

 


David Cabrera y Garbiñe Armentia. Serie Documental de cuatro capítulos. Disney. 2024.

Cuatro capítulos de 30 minutos son insuficientes para abordar el asesinato de Lucrecia Pérez en 1992. Un feminicidio racista que fue expuesto en los medios de comunicación como el primer crimen xenófobo de la democracia, y que dejó una marca indeleble en la historia social y judicial de España. Los hechos son de sobra conocidos: de la plaza de los Cubos (situada en el centro de Madrid, junto a la Plaza de España, y epicentro habitual de la basura nazi durante años) sale un coche rumbo a Aravaca, lo conduce un guardia civil que porta pistola e ideología de extrema derecha incrustada en el alma, junto a él van tres chavales menores de edad que son skinheads nazis, el tipo conduce saltándose semáforos hasta las ruinas de la discoteca Four Roses, situada a la orilla de la carretera de la Coruña, donde pernoctan migrantes dominicanxs que mayoritariamente trabajan explotadxs limpiando las casas de la clase alta local, irrumpen a patadas y el agente de la autoridad descerraja tres tiros contra quienes estaban cenando a la luz de una vela, vuelven a Cubos a beber cerveza y jactarse de la hazaña, Lucrecia fallece en el acto y otro hombre permanece herido de cierta gravedad. Lo que aporta este documental, y a la vez en lo que se queda claramente corto, no tiene que ver con cuestiones periciales ni reconstrucciones ficcionadas de las que son habituales en los programas televisivos, sino con la exploración del conjunto de circunstancias de toda índole que posibilitan el propio asesinato.

En palabras del fiscal que formularía la acusación durante el juicio, a Lucrecia Pérez se la mata por pobre, negra y extranjera. La España moderna y seductora de las Olimpiadas de Barcelona y la Expo’92 tiene una sórdida cara B: un cuerpo armado como la guardia civil lleno de fascistas (de hecho, el Estado tendría que indemnizar a la hija de Lucrecia al reflejarse en la condena que pese a que los mandos conocían la filiación ideológica del asesino, no hicieron nada al respecto), familias adeptas al antiguo régimen que crían pequeños rapados, un terreno social abonado al racismo alimentado a su vez con la explotación laboral de las primeras poblaciones migrantes, desidia policial frente a una oleada de agresiones, coexistencia de nostálgicas organizaciones de ultraderechistas con la ultraviolencia callejera de Bases Autónomas (que precisamente instaban a la organización informal autónoma y las acciones descentralizadas contra personas racializadas, homosexuales y movimientos sociales)… El asesinato no responde a una acción planificada por un movimiento organizado, pero eso no quiere decir que se trate de algo aislado, todo lo contrario, se inserta en una serie de lógicas y contextos. Y lo relevante de visionar esta serie documental reside en recurrir a la memoria histórica para para pensar el racismo tres décadas después, cuando este mismo verano se han producido los pogromos racistas de Reino Unido (jaleados a través de redes sociales por el fascista Tommy Robinson y a la sombra de las palabras de Elon Musk prediciendo lo inevitable de una guerra civil en Europa) y su conato de reproducción en nuestro territorio a raíz del asesinato de un niño en Mocejón, Toledo (aquí los bulos de que el culpable era un migrante magrebí fueron promovidos por el eurodiputado Alvise Pérez, periodistas de medios de digitales financiados con fondos públicos, distintos militantes de extrema derecha y una masa informe de ciudadanos dispuestos a creer y compartir la mierda que les echen siempre y cuando les exculpe de sus propias miserias).

En 1992 se produjeron movilizaciones antirracistas por todo el país, algunas de ellas históricamente multitudinarias, el antifascismo se fue dotando progresivamente de estructuras y recursos para dar respuesta a la ofensiva xenófoba. Hubo una respuesta social porque se produjo una interpelación social efectiva que arranca de la propia organización y protesta de la comunidad dominicana madrileña. Para muchas personas supuso el acercamiento a asambleas y colectivos de base. Quizás un producto cultural generalista como Lucrecia: Un crimen de odio pueda ser útil a la hora de hacernos preguntas con las que diseccionar el racismo que atraviesa hoy nuestra sociedad y poder combatirlo en mejores condiciones. ¿Cómo impactaría una noticia parecida cuando se está retransmitiendo un genocidio por redes?, ¿hay una suerte de anestesia emocional frente al horror, una distancia postpandémica con respecto a la realidad más cruel?, ¿cómo desbordarla si es que existe?, ¿hay maneras de anticipar una respuesta organizada en la calle frente a quienes buscan desencadenar disturbios raciales?, ¿hasta qué punto la propagación de bulos racistas pueden acabar en asesinato?, ¿cuál es el papel dentro de la violencia xenófoba de la gente más joven (al asesino de Lucrecia le acompañaban tres chavales de instituto de 16 años)?, ¿cuál es la incidencia real de la extrema derecha en las fuerzas de seguridad del estado (porque esta existe, véase por ejemplo el reciente acuerdo de un sindicato policial con la empresa Desokupa para recibir formación o los porcentajes de voto destinado a Vox entre policías y militares) y hasta dónde puede llegar (recordemos que este mismo año se han investigado a 400 policías en Alemania por sus vínculos con organizaciones neonazis)?, ¿qué sabe realmente eso que llamamos la opinión pública de las condiciones de vida de la población migrante, de su trascendencia en la economía (el empresariado más racista de este país es a su vez el que más se vale de la mano de obra barata), de la naturaleza de sus comunidades y vínculos (en el documental, Bernarda Jiménez, presidenta de la Asociación Voluntariado Madres Dominicanas, explica claramente cómo venían alertando de que algo así podía suceder sin que nadie les hiciera caso)…?

Démosle un valor de uso a este documental. El auge internacional del racismo lo exige.

 

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domingo, noviembre 3

Comprendimos muy tarde que el clima es un ser vivo


 

Comprendimos muy tarde que el clima es un ser vivo

y no líneas y cifras sobre un mapa.

Que la abeja era un ser complejo y caro

y en sus alas bailaba nuestra suerte.



Amamos la inmortalidad más que a la vida

y conseguimos dejar un legado

una firma indeleble, una herencia.

Nos tendrá en su memoria todo inocente

o animal que tachamos de la lista.



En un pasado puro reside el misterio:

cómo era ser Emily Dickinson

cantar al árbol sin ser su verdugo

guardar el apocalipsis en un libro.

Dejar intacto el mundo detrás.





Ana Pérez Cañamares. En: Se agota el tiempo: rebelión poética por el clima. Ed. La Vorágine / Voces del Extremo. 2024

lunes, octubre 28

¿Debe dejar de ser festivo el 12 de octubre?

 

¿Debemos eliminar el 12 de octubre del calendario de festivos? Movimientos antirracistas y anticoloniales opinan que sí, en este vídeo vídeo de Susana Albarrán y Mar Sala para Sphera nos cuentan sus razones.

viernes, octubre 25

¿Quién financia el genocidio de Israel sobre el pueblo palestino?

 

Se cumple un año del 7 de octubre y el genocidio perpetrado por Israel se ha cobrado la vida de más de 41.500 gazatíes. El ejército israelí ha asesinado más niñas y niños que las muertes producidas en cualquier otro conflicto armado reciente. Y mientras esto sucede, un puñado de empresas armamentísticas occidentales experimentan un dramático ascenso en sus beneficios y valores bursátiles.

El Centre Delàs d’Estudis per la Pau ha analizado las principales exportaciones de armas a Israel en los últimos diez años, además de analizar y documentar casos en los que se han usado armas y municiones concretas, el número de víctimas que han causado y las empresas que las han fabricado y transferido al ejército sionista. Como resultado han publicado el informe «La banca armada y su corresponsabilidad con el genocidio de Gaza«, que revela que hasta 12 entidades financieras españolas han financiado de una forma u otra a empresas armamentísticas que proveen armas y municiones al Estado de Israel (ya sea prestando dinero a las empresas mediante líneas de crédito y préstamos corporativos, o mediante la suscripción de bonos o la compra de acciones, lo cual les permite formar parte de la junta directiva de estas entidades). Entre el listado de financiadoras se encuentran bancos como CaixaBank, Ibercaja o Banca March, pero los que más destacan son Banco Santander y el BBVA. De los 4.188 millones de dólares que tienen comprometidos estas 12 entidades, 4.000 millones de dólares han sido facilitadas por estas dos. Financian empresas como la italiana Leonardo (que fabrica los proyectiles M830A1 de 120 mm lanzados por los tanques israelíes), las estadounidenses General Dynamics (que manufactura los kits JDAM y bombas GBU) y Boeing y la alemana Rheinmetall, entre otras.

Por su parte, el Gobierno del PSOE y Sumar, pese a que pide un alto al fuego en Gaza y hace gestos vacíos a favor del Estado palestino, no para de hacer negocios armamentísticos con Israel. Tanto mediante la venta (por ejemplo, vendió municiones a Israel por valor de 987.000 euros en noviembre de 2023) como mediante la compra de armas (ha destinado 1.027 millones de euros a comprar armamento a Israel desde el 7 de octubre, viéndose Elbit Systems, una de las compañías israelíes que más se lucra con la ocupación, como una de las grandes beneficiadas). Desde el año 2000, el Estado español ha vendido armas a Israel por valor de 139 millones de euros.

Tenéis mucha más información sobre estos sucios negocios en El Salto, eldiario.es y Público, gracias al trabajo de periodistas como Olga Rodríguez y Santiago Reviejo y de economistas como Yago Álvarez Barba, que han desgranado las conclusiones del informe realizado por el Centre Delàs.

En definitiva, Estados, empresas y banca hacen negocio con el genocidio. Y esto, unido a los valores del supremacismo y colonialismo occidental, supone una de las razones por las que nadie lo va a parar.

La campaña «Fin al comercio de Armas con Israel» lucha por poner fin a estos negocios manchados de sangre. Tenéis más información sobre la misma en la web de Fin del Comercio de Armas con Israel


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martes, octubre 22

Mitos

 


La neutralidad no existe.

Son los padres.

 

El crecimiento perpetuo no existe.

Son los padres.

 

La tecnología salvadora no existe.

Son los padres.

 

Los padres no existen.

Son las madres.

 

 

José María López Medina. En: Voces del Extremo: Poesía y resonancia. Ed. La tortuga búlgara, 2024

sábado, octubre 19

Banal o no, maldad al fin y al cabo

 


Como es sabido, y si no ya lo explico yo, Hannad Arendt cubrió durante cuatro años (1961-1964), para The New Yorker, el juicio contra el criminal nazi Adolf Eichmann, uno de los responsables de la deportación y exterminio de infinidad de personas, que había sido secuestrado y encarcelado por el Estado de Israel. El libro resultante de aquello, Eichmann en Israel. Informe sobre la banalidad del mal, llevó a un considerable revuelo hasta el punto de que aquella valiente mujer fuera atacada, considerada enemiga de los judios (perteneciendo ella misma a dicha etnia, tiene bemoles) y etiquetada poco menos que de filonazi. Veamos qué quiso expresar esta importante filósofa con dicha obra y tratemos de encontrar una explicación, aunque sea estremecedora, para los muchos horrores que perviven bien entrado el siglo XXI. Arendt no encontró en Eichmann ninguna encarnación del mal con mayúsculas, sino un tipo mediocre, un burócrata incapaz de pensar que cumplía órdenes, y por lo tanto alguien que había acabado renunciando a su condición de ser humano. El concepto que desarrolló Arendt debería ser considerado hoy en día primordial para juzgar, no solo los sistemas totalitarios, también cualquier forma de dominación, entender cómo tanta gente se muestra igualmente incapaz de pensar y acaban convertidos en una suerte de discapacitados intelectuales que se dedican a repetir lo que dicen otros o, en el peor de los casos, a llevar a cabo acciones terribles.

Arednt dedicó gran parte de su obra a estudiar los sistema totalitarios en los que las personas corrientes se convierten en meros funcionarios en el peor sentido, en piezas de una maquinaria que se mueve externamente hasta el punto el punto de que no tienen opción para dejar de cooperar con el mecanismo, por muy terrible que sea. Y no pueden dejar de formar parte el engranaje, ya que es posible que consideren que es peor para el conjunto dejar de cooperar. De acuerdo, la explicación parece plausible para el totalitarismo, pero es posible que dicha lógica funcione igualmente en otros sistemas estatales, incluso en aquellos que se dicen legitimados por la voluntad popular. Recordaremos que Israel es una democracia, algo que hoy en día los inicuos palmeros de los crímenes cometidos diariamente en Gaza por el Estado israelí se afanan en repetir. ¿Tal vez el Estado democrático tienda también hacia una forma de totalitarismo y se acabe justificando toda atrocidad cometida en su nombre? Ahí lo dejo caer para, al menos, tratar de buscar alguna explicación ante tanta indiferencia hacia el mal. Arendt, además, diferenciaba entre la dictadura, donde los gobernantes llevaban a cabo crímenes de forma consciente, y los sistemas totalitarios, donde el horror no era percibido siempre como tal por las personas que lo llevaban a cabo.

Es posible que los sistemas totalitarios, tal y como los vivió Arendt en su tiempo, tiendan a extinguirse, pero seguimos formando parte de un engranaje perverso de una u otra manera. Me interesa especialmente, más necesaria que nunca en la actualidad ante la estupidez reinante, esa invitación hacia la reflexión profunda y la autocrítica, algo que debería llevarnos a no realizar determinadas acciones para no cooperar, ni convivir en la medida de lo posible, con el crimen. Lo sé, complicado dando el sistema político y económico que sufrimos y del que todos estamos impregnados, pero siempre se puede, recordando también al bueno de Albert Camus, pulir un poco nuestra conciencia, aunque eso suponga cuestionarnos a nosotros mismos, y decir no ante muchas de las injusticias imperantes. El pensamiento de Arendt, además, es de gran actualidad también en esta época, que algunos llaman posmoderna, al señalar ya en su momento que no existen reglas universales fiables a nivel moral, ya que eso podía conducir al terrible dogmatismo en nombre del que se siguen haciendo las mayores barbaridades, en hablar de cierto relativismo y en rechazar toda abstracción para insistir en la realidad concreta. Y es que es necesario salirse de todo orden establecido, abundar en el pensamiento para, sí, llegar a un juicio de valor sobre el mundo que sufrimos. Y lo dice un ácrata de tendencias nihilistas.

 

Juan Cáspar

miércoles, octubre 16

Juventud



“Leo, con una mezcla de rabia y de pena, el desalojo del centro social Casablanca, en el barrio de Lavapiés de Madrid. Hace tres días pasé allí una tarde agradable, comí unas estupendas tortas de verdura y me senté rodeada de jóvenes que hablaban, reían y se relacionaban en un ambiente tranquilo y distendido. En el patio interior se oía música, algo parecido a jazz, a un volumen que no ponía en peligro los tímpanos ni el sistema nervioso.

Soy maestra de la escuela pública, tengo 53 años, y me pregunté ¿pero estos chicos y chicas de dónde salen? Hablan de arte, de música, de ecología, de política, de cine, de literatura; montan talleres de huerto, de yoga, de bicis, de baile. Son la juventud soñada y conseguida, son los jóvenes que hacen que cualquier maestra se sienta orgullosa, sienta que merece la pena continuar, que no todo está perdido, que esa energía y fuerza de la juventud dará frutos en la construcción de un mundo mejor y más justo.

Quiero soñar que ocuparán otros espacios y que serán cada vez más los jóvenes que lucharán contra este sistema injusto, gris y falso al que nuestras autoridades quieren llevarnos. Quiero dar las gracias y el apoyo a estos sabios jóvenes que me enseñan el camino más recto hacia la libertad.”




             Carta al director de una persona en un periódico cualquiera

 

domingo, octubre 13

Nadja

 


Autor: André Breton. Alianza Editorial, 2006 [1928]. Páginas: 256.

 

 Recomendar Nadja (1928), de André Breton, puede ser tan arriesgado como necesario. El riesgo aparece, para empezar, debido a su canonicidad, que la ha hecho propensa a la petrificación y mortificación mercantil como objeto cultural oficial y que lo ha secuestrado en el espacio políticamente neutralizador del «clásico moderno». La necesidad tiene tanto que ver con recuperar una lectura que haga justicia a una de las experiencias literarias más radicales de siglo XX tanto como con la actualidad de una escritura que se implica como pocas en la ejecución de una cotidianidad revolucionaria. La novela, que orbita en torno a un fortuito y turbulento contacto entre el narrador y una enigmática joven llamada Nadja, pone en juego de forma sobrecogedora algunos de las cuestiones más importantes del surrealismo: la posibilidad de la irrupción de lo súbito, inesperado o maravilloso en la vida cotidiana, el “encuentro” como quiebra del tejido experiencial, la inestabilidad de las categorías positivistas de “realidad” o la subyacencia de una vida psíquica y desiderativa no aparente que es posible experimentar y representar intermitentemente. El texto, fabricado de la urdimbre heterogénea del diario, el poema en prosa, el autoanálisis onírico o el ensayo antipsiquiátrico y contra el trabajo asalariado, no deja de intentar devolver su verdadera problematicidad al contacto con el otro, violento y traumático al resquebrajar las condiciones narcisistas y anestesiantes de la vida capitalista. El amor es en Nadja el acontecimiento súbito de un auténtico apocalipsis personal, en el que la experiencia queda abierta a una relación dialéctica en la que el día a día moderno dejan ver su envés inestable. El fracaso, por lo demás, por la que este amor está tocado -desde el comienzo oscilando entre la pesadilla y la locura- no tiene tanto que ver con una herencia romántica mal entendida sino con el reconocimiento irrenunciable de las orillas de unas condiciones materiales que modulan la posibilidad de su éxito. Si el surrealismo se encargó de afirmar que el amor debe ser a la vida cotidiana lo que la revolución a la historia, Breton no se olvida de señalarnos en Nadja que sin la lucha por esta aquel solo podría ser experimentado en los términos negativos de lo elusivo o lo frustrado. Quizás una de las mayores virtudes de esta novela sea la de mostrar la vida cotidiana en una imagen unificada con la lucha por su crítica y su transformación, tratando de hacer evidente «que el más allá, todo el más allá, se encuentra en esta vida».

 

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jueves, octubre 10

Hegel de vacaciones

 


El fin del mundo ya llegó

pero viene en episodios.



Uno se llama Titanic, en él se hunde el mundo

pero la orquesta sigue tocando,

la derecha promete crecimiento infinito,

la publicidad dice no te conformes con menos,

la propaganda comenta que lo mejor está por venir,

la gente va al gimnasio, hace yoga

y se recupera la venta de automóviles y smartphones.



Otro se titula El dinero manda,

un musical para que el corazón lata al ritmo del capital

que justificará la desaparición de ecosistemas

la explotación de las personas,

y el exterminio de las especies.



El tercero se llama Cuatro Gatos,

y enseña a despreciar a ecologistas, anticapitalistas,

decrecentistas, anarquistas y animalistas.



El tercero se llama Enterprise

y promete el traslado a Marte

el día que terminemos de destruir

lo que será imposible reconstruir en ninguna otra parte.



El cuarto es Zombis Nazis

y plantea la necesaria eliminación del 99%

para la supervivencia del 1%,

de momento es un gran éxito

y apenas hay gente en desacuerdo

pues todos nos consideramos dentro del 1%

que se salvará.



El quinto será Corazón y enseñará

todos los atributos del posthumanismo en ciernes:

irresponsabilidad, infantilismo, apoliticismo,

consumismo e inmoralidad.



El sexto será ¡Entre fieras!

y en él los pobres serán castigados por inadaptados

e ineficientes de cara a su necesaria eliminación.



El séptimo será Raíces, para aceptar la división biológica

de amos blancos y siervos de razas inferiores.



El octavo será Tendido 0,

para combatir el sufrimiento animal

con tradición, cultura y arte de la tauromaquia.



El noveno será El Dorado,

para naturalizar la depredación de las riquezas del Tercer Mundo

y la eliminación de las comunidades nativas

por primitivas y atrasadas.



Y entre medias, repetirán ¿Todo bien?,

para bloquear cualquier síntoma de malestar

cuando haya que saludar a alguien

en este tiempo donde nada va bien.





Antonio Orihuela. Camino de Olduvai. Ed. Irrecuperables, 2023