Cuando la multitud hoy muda, resuene como océano.

Louise Michel. 1871

¿Quién eres tú, muchacha sugestiva como el misterio y salvaje como el instinto?

Soy la anarquía


Émile Armand

viernes, marzo 15

La cueva de la clase media

 


A mi lado

el sofá, la tele de plasma,

el supermercado.



La imaginación, la insumisión, la rebeldía

a mil millones de millas de distancia.






Antonio Orihuela. Velas para el Antropoceno. Ed. Acsal, 2023

martes, marzo 12

50 años del asesinato a manos del Estado de Salvador Puig Antich

 


Año tras año llega el 2 de marzo, y en este 2024 se cumplen 50 años del asesinato a manos del Estado del militante del MIL, Salvador Puig Antich.

Salvador era un joven de familia trabajadora y con sueños de libertad y de acabar con la dictadura franquista para poder lograr una sociedad mejor. Su asesinato fue el reflejo del modo de actuar de una dictadura revanchista y violenta. Fue condenado a pena de muerte en un juicio sin mínima posibilidad de ejercicio de defensa. Como venganza del ataque al núcleo duro del franquismo con el atentado a Carrero Blanco, los platos rotos los pagó Puig Antich. Fue un caso claro de lo que hoy se llama “ejecución extrajudicial”, una grave violación de los derechos humanos.

El Movimiento Ibérico de Liberación (MIL) realizaba atracos para colectivizar los recursos de los bancos en actividades de lucha contra la dictadura y apoyo a los presos anarquistas.

Pero los miembros del MIL no eran unos maleantes sino unos soñadores “románticos” que, como en muchas ocasiones en los grupos antifranquistas, sufrieron las denuncias de infiltrados y delatores. Y así cayó Salvador, vendido por un delator, se revolvió en el momento de la detención y en medio de un tiroteo un policía cae muerto, al igual que Salvador que resultó herido por balas. El primer paso hacia el vacío en la defensa de Salvador fue el juzgarlo por un tribunal militar y que le llevó a la terrible muerte a garrote vil.

Ya nos podemos imaginar las garantías ofrecidas al reo por parte del tribunal. La investigación fue nula y la condena a Puig Antich estaba decidida desde el mismo momento en que el subinspector Francisco Anguas murió. En el juicio no se permitió ni una sola prueba a la defensa, como denuncia en declaraciones Magda Onarich. Del mismo parecer es Jordi Panyella y así lo refleja en su libro “Salvador Puig Antich, caso abierto” tras analizar el sumario y la toma de testimonios que se habían mantenido en silencio por miedo. De hecho ha descubierto la ocultación de documentos y de pruebas que demostraban la exculpación de Salvador.

A pesar de los ímprobos intentos de su familia pidiendo la revisión del proceso y así demostrar la ignominia de su asesinato, han sido rechazados los recursos de revisión de la sentencia incluso con las nuevas pruebas logradas tras la investigación del periodista Panyella. Su hermana Merçona fue a Argentina para prestar declaración en la querella contra los crímenes del franquismo interpuesta en el Juzgado n° 1 de Buenos Aires. Incluso el Ayuntamiento de Barcelona, junto a las hermanas de Salvador, llegó a presentar querella contra Carlos Rey González, actual abogado y ex juez del Consejo de Guerra que firmó la pena de muerte de Salvador Puig Antich y, como en todos los casos, acabó archivada.

Ahora se cumplen 50 años de su asesinato y muchas se suman a su recuerdo y al homenaje pero hace 50 años eran pocos los que se movilizaron pidiendo el indulto o la conmutación de la pena de muerte como dice el historiador Guzmaro Gómez “Al PSUC, al PCE, al PSOE y a todos los que están negociando la salida de la clandestinidad no les conviene nada en aquel momento aparecer vinculados a la estrategia insurreccional, violenta que habían practicado Puig Antich y el MIL”.

Salvador Puig Antich era un anarquista y también un soñador. Y soñaba con un indulto y conmutación de su pena de muerte hasta el momento final. Pero estaba claro que el régimen sanguinario quería mandar un mensaje a la lucha antifranquista y a pesar del golpe duro recibido por el asesinato del seguro continuador de la dictadura unos meses antes, tenía que demostrar fortaleza y mano dura.

Y hoy su muerte quiere ser aprovechada para llevar a su terreno a quien no puede tomar partido. Pero lo único que tenemos es el compromiso de Salvador con un grupo autónomo y que rechazaba la sumisión a una jerarquía y cuyo compromiso era la edición de materiales para la educación revolucionaria de la clase trabajadora. La doble intención de siempre relacionar el anarquismo con la violencia ya resulta cansina y exaspera está manipulación que acaba llevando a relacionar a Salvador Puig Antich con el pistolerismo.

Lo cierto es que un joven inocente de la muerte del policía acabó ajusticiado de una de las maneras más crueles que ha desarrollado el Estado y sus sueños quedaron ahogados en su muerte. A pesar de todo, hoy desde el movimiento libertario se debe reivindicar la lucha que representa la figura de Salvación Puig Antich porque encarna la rebeldía contra la opresión y por la educación de la clase trabajadora para su implicación en la revolución.

Salvador, junto con Heinz Chez, fueron los últimos ajusticiados a garrote vil en el Estado español. Todo parece indicar que su ejecución se vio arrastrada por la decisión de llevar a cabo el cumplimiento la condena a pena de muerte del militante anarquista sin remisión. Para que no se notara la saña del régimen con el luchador anarquista parece que se decidió llevar a cabo la condena del delincuente preso en la cárcel de Tarragona que no tenía ningún apoyo ni familiar ni social en su defensa. Así, sus vidas con distintos caminos acabaron unidas en las portadas de la prensa del momento como los últimos ajusticiados de forma sádica por un régimen sangriento.

 

 Actos que se celebrarán en homenaje a Puig Antich

 


 


Charo Arroyo

sábado, marzo 9

Sobre la supuesta bondad natural del ser humano en el anarquismo


 

Se entiende que cualquier postura política o social tiene ciertas concepciones antropológicas. ¿Cuál es la del anarquismo? ¿Qué defiende en realidad a este respecto? 
 
 

Antes de nada, convendría establecer a qué denominamos “naturaleza humana”. En general, es la atribución de un componente común en toda la especie humana, una característica esencial que hace al hombre (y a la mujer) ser “humanos” como tales. Bien es verdad que la propia existencia de una naturaleza compartida suscita muchos debates y que no hay como tal una opinión unánime de que esto se dé o en el caso de que se diese, cuál sería dicho sustrato común a todo ser humano independientemente de cuál sea su recorrido histórico. No obstante, puesto que este artículo parte de una asunción falaz sobre dicha cuestión que se asocia usualmente con el pensamiento ácrata, las diversas opiniones acerca de la verificabilidad o realidad de la supuesta existencia de una “naturaleza humana” no tienen mucha relevancia aquí.

Muchos de los argumentos que se establecen como críticas hacia al anarquismo se basan en la falsa creencia de que los libertarios conciben al ser humano como “bueno por naturaleza”, que ese sería el único motivo o aliciente para que una sociedad sin Estado ni jerarquías fuese posible o incluso deseable. Sin embargo, eso no es así. 

Los y las anarquistas no creen que la bondad forme parte de nuestra esencia; no existe tal visión especialmente optimista. Por supuesto que puede haber individuos libertarios e incluso colectivos que así lo crean, pero no son ni de lejos una mayoría, ni su posición puede servir para llevar a cabo un juicio sobre el anarquismo en su conjunto. Como se ha adelantado, y tal y como lo expresa Gabriel Kuhn (Revolución es más que una palabra: 23 tesis sobre el anarquismo), una de “las mayores críticas al anarquismo desde las ideologías marxistas (socialdemócratas o leninistas) [es que] el anarquismo es ingenuo, ya que tiene una visión idealizada de la naturaleza humana y las relaciones sociales”; no obstante, también añade que “la visión anarquista de la naturaleza humana es, de hecho, mucho más sutil que la de las otras corrientes de la izquierda (por ejemplo, en relación con la psicología del poder)”.

Sin falsear a Kropotkin

Algunos de los teóricos que sostienen esta crítica buscan fundamentarla en uno de los autores ácratas con más renombre: Piotr Kropotkin, principalmente por su obra El apoyo mutuo. En este trabajo, el teórico ruso principalmente lo que pretende demostrar, gracias a su interés científico por los comportamientos entre las diferentes especies de animales no humanos, es que hay un matiz importante en la famosa tesis darwinista. Cuando se exclama con vigor que la evolución se da por la “selección natural”, con la “supervivencia del más apto/idóneo”, a veces se malinterpretan sus conclusiones.

Que cierta característica suponga una “ventaja adaptativa”, que haga a determinado individuo más apto para la supervivencia, difiere, como es obvio, de los diferentes hábitats, pero tiene más que ver con la adaptabilidad a las circunstancias que podrían aparecer como adversas. Aquí es donde entra Kropotkin con sus diferentes observaciones, investigaciones y estudios acerca del mundo animal, sin escatimar en ejemplos: pingüinos, escarabajos sepultureros o las aves migratorias. Mencionando al biólogo K. F. Kessler (cita que también aparece destacada en la obra del anarquista ruso):

Ciertamente, no niego la lucha por la existencia, sino que sostengo que, al desarrollo progresivo, tanto de todo el reino animal como en especial de la humanidad, no contribuye tanto la lucha recíproca cuanto la ayuda mutua. Son inherentes a todos los cuerpos orgánicos dos necesidades esenciales: la necesidad de alimento y la necesidad de multiplicación. La necesidad de alimentación los conduce a la lucha por la subsistencia, y al exterminio recíproco, y la necesidad de la multiplicación los conduce a aproximarse a la ayuda mutua. Pero, en el desarrollo del mundo orgánico, en la transformación de unas formas en otras, quizá ejerza mayor influencia la ayuda mutua entre los individuos de una misma especie que la lucha entre ellos.

Esto es lo que viene a defender Kropotkin a lo largo de su obra: que el apoyo mutuo se da en muchas especies del reino animal y que resulta, en una inmensa cantidad de situaciones, mucho más efectivo para la evolución y la supervivencia que la superioridad adaptativa de un individuo. Con esto muestra que la solidaridad es una posibilidad real (que no una cualidad innata), no un sueño utópico.

Las causas antes que los efectos

Por otro lado, en ese señalamiento de ingenuidad hacia los y las libertarias que niegan la necesidad de las prisiones y de las fuerzas de represión gubernamentales, no se encuentra una cantidad de fuentes ácratas suficiente sobre la que poder fundamentar que la protesta nazca de una concepción buenista del ser humano. Es decir, casi ningún teórico o teórica anarquista justifica la abolición penitenciaria sobre la base de una bondad innata del ser humano.

Por nombrar otra autora: Emma Goldman, muy crítica con el sistema penitenciario y los engranajes que lo mantienen, estudia las causas de la criminalidad; ella se centró principalmente en la moralidad de su época como un gran condicionante o incluso detonante de las actitudes delictivas, aspecto que hoy no podríamos tampoco desechar. No defiende que en una sociedad anarquista no fuese a haber ningún tipo de disputa ni que todas las personas nos convirtiésemos en seres de luz en una sociedad regida por el apoyo mutuo, sino que, como muchos de sus compañeros y compañeras, muestra que la inmensa cantidad de delitos vienen propiciados por unas condiciones sociales que el anarquismo quiere combatir de raíz. Ya lo comentaba Proudhon con su “la propiedad es un robo”, pero las críticas abarcan muchos ámbitos más.

Una gran cantidad de los comportamientos que asumimos como nocivos para una convivencia más armónica son actitudes que parten de ciertas culturas, tradiciones o sistemas de valores (como la santidad de la propiedad privada, exacerbada por el capitalismo): la envidia, la avaricia, la meritocracia y su consecuente competitividad, etc. Con esto se señala la gran influencia del contexto en el comportamiento del ser humano; lejos de defender que se deba a una única causa, muestra una gran relación entre los valores sociales y la mayoría de los delitos penados en la actualidad. De esta forma se quiere hacer hincapié en el ámbito de lo normativo, no de lo natural; de cómo es la esfera social la que alberga los valores, un espacio que es puramente contingente y que va cambiando de manera continua.

Más una potencialidad

Puesto que uno de los mayores estandartes del anarquismo es la posibilidad de cambio, de desarrollo, no se trata tanto de que el ser humano tenga unos componentes concretos que se manifiesten continuamente en el sujeto, sino que pueda tenerlos en potencia. En esta línea, Tomás Ibáñez en su libro Agitando los anarquismos. De Mayo del 68 a las revueltas del siglo XXI, dedica un capítulo a esta cuestión, cuyo título ya es una sentencia clara: “La naturaleza humana: un concepto excedentario en el anarquismo”. En este texto subraya que

Resulta totalmente falso en cuanto nos tomamos la molestia de examinar el discurso anarquista […] que se caracterice por asumir una concepción de la naturaleza humana cercana a la de Rousseau. En general, las figuras clásicas del anarquismo se inclinan más bien por enfatizar la plasticidad del ser humano, destacando que se compone tanto de rasgos positivos como negativos. De hecho, consideran que estos rasgos entran a menudo en conflicto y, por eso, debemos estar siempre en alerta y reconstruir constantemente las condiciones de la libertad para que una vida colectiva sin coerción sea posible.

Es decir, se trata de construir una situación en la que la anarquía sea realizable; énfasis en “construir”, puesto que no viene dado. Para que esto sea factible, solo hace falta que el ser humano tenga la potencialidad de esos valores de apoyo mutuo que se desean y se den las circunstancias históricas que posibiliten el desarrollo de esa potencialidad, lo cual creo que es evidente que se ha demostrado como cierto a lo largo de la historia o de las diferentes experiencias que hayamos podido tener cada una.

La única naturaleza humana en el anarquismo

A pesar de todo lo expuesto, si necesariamente (que no creo que sea el caso) el pensamiento libertario tuviese que postular y posicionarse sobre una naturaleza humana concreta, sería la mutabilidad. El atributo de cambio es lo que necesariamente posibilita la libertad, que no viene predefinida de manera innata y por tanto no se guía hacia el “bien”, alejándose del “mal”, una libertad a secas, sin adjetivos. La posibilidad del individuo de escoger qué es lo que quiere hacer, ya contribuya a una mejor convivencia o suponga un conflicto: lo que se defiende es eso. Lo que se persigue, o se intenta reconquistar, es eso.

Si, en cambio, no pudiésemos ser maleables, caeríamos en el más profundo determinismo, negando así no solo la posibilidad de la anarquía, sino de cualquier otro sistema de organización y de valores que no fuesen los actuales. Cuestión que, por otra parte, el desarrollo histórico ya desmiente por la existencia de diferentes épocas con sus distintas formas sociales. No obstante, casi la propia pregunta acerca de una naturaleza humana ya lleva consigo cierta determinación hacia el ser humano: algo que es y no puede cambiar, que le acompaña (o le custodia) desde su nacimiento hasta su muerte. Por esto la propuesta supone en sí misma una paradoja: si el atributo compartido por todos los seres humanos es que cambiamos y que no venimos determinados, es que no puede considerarse en sí un atributo común, puesto que lo común es que no hay nada común.

Mientras que con este artículo se ha pretendido dar un par de pinceladas al mayor argumento esgrimido contra el anarquismo, con el que se forma una especie de falacia “hombre de paja” o petición de principio, puesto que la premisa que se emplea no es la adecuada, no se pretende realmente postular, en su lugar, otra premisa naturalista, sino anularla. Y aquí una conclusión, reflexión y/o advertencia: hay que prevenir que la naturaleza del ser humano abarque una cuestión central en los debates acerca de la viabilidad del anarquismo porque, además de suponer un estancamiento, sería “entrar exactamente en el juego de quienes niegan la posibilidad de la anarquía alegando su incompatibilidad con la naturaleza humana y es caer en la trampa de utilizar la misma lógica argumentativa que inspira su discurso” (Ibáñez, op. cit.).

 

Silvia K. Döllerer   

https://www.elsaltodiario.com

miércoles, marzo 6

«Una vida sobria para la revolución. Hardcore Punk, Straight Edge y Políticas Radicales», Gabriel Kuhn (Ed.).

 


El Straight Edge ha resistido a lo largo de las últimas décadas como una cultura hardcore punk libre de drogas. Sin embargo, su legado político permanece a menudo ambiguamente asociado con una soberbia postura machista autorreferencial y con un puritanismo conservador. A pesar de que algunos elementos de la cultura Straight Edge se alimentan de tal percepción, la historia política del movimiento es de lejos mucho más compleja.

Desde los orígenes del Straight Edge en Washington D.C. a inicios de los años 80, individualidades, bandas y escenas enteras a lo largo del mundo lo ha vinculado al pensamiento y al compromiso radical. Una vida sobria para la revolución traza esta historia.

Esto incluye contribuciones –en la forma de profundas entrevistas, ensayos y manifiestos– de un gran número de artistas y activistas con vínculo con el Straight Edge, desde Ian MacKaye (Minor Threat/Fugazi) a Dennis Lyxzén (Refused/The (International) Noise Conspiracy) u otras bandas musicales, hasta proyectos feministas (Emancypunx), activistas disidentes sexuales y de género, pasando por colectivos radicales como CrimethInc u otros dedicados tanto a una vida sobria como a la lucha por un mundo mejor.

 

 «Una vida sobria para la revolución. Hardcore Punk, Straight Edge y Políticas Radicales», Gabriel Kuhn (Ed.).
Rústica con solapas, 396 páginas

 

ÍNDICE:

Prólogo (In my heart empire).
Cronología.
Introducción.

Capítulo 1: Bandas:

  • Minor Threat – Entrevista con Ian MacKaye.
  • ManLiftingBanner – Entrevista con Michiel Bakker, Olav van den Berg y Paul van den Berg8.
  • Refused – Entrevista con Dennis Lyxzén.
  • La sombra del Punk por llegar.
  • Point of No Return – Encaminándose a seguir siendo Straight Edge.
  • Entrevista con Frederico Freitas.
  • New Winds – Entrevista con Bruno “Break” Teixeira.

Capítulo 2: Escenas:

  • Israel – Entrevista con Jonathan Pollack.
  • Suecia – Entrevista con Tanja.
  • Entrevista con Gabriel Cárdenas.
  • Polonia – Entrevista con Robert Matusiak.
  • EEUU – Entrevista con Kurt Schroeder.

Capítulo 3: Manifiestos:

  • XsaraqaelX – El Straight Edge Antifa.
  • Entrevista con XsaraqaelX.
  • CrimethInc. – Anarquía y Alcohol.
  • Entrevista con CrimethInc. Agente Carrie No Nation.
  • Nick Riotfag – Hacia un mundo menos jodido: Sobriedad y lucha anarquista.
  • Epílogo: Hacia un mundo menos jodido: Cinco años después y en la lucha.

Capítulo 4: Reflexiones:

  • Nick Riotfag – Mi camino es de todo menos hetero: Hacia una crítica queer Radical de la cultura de la droga.
  • Lucas – “Yo sólo me emborracho con pollas” (Entrevista).
  • Jenni Ramme – Emancypunx (Entrevista).
  • Kelly (Brother) Leonard – xsisterhoodx (Entrevista).
  • Bull Gervasi – Cuando el Straight Edge se vuelve Crust (Entrevista).
  • Andy Hurley – Straight Edge, Anarcoprimitivismo y el Colapso (Entrevista).

Capítulo 5: Perspectivas:

  • Federico Gómez – Redes Hardcore (Entrevista).
  • Santiago Gómez – Entre la cultura y la política: el Straight Edge como resistencia intuitiva.
  • Laura Synthesis – La Reina de la Pro-Elección.
  • Ross Haenfler – Por qué sigo siendo Straight Edge.
  • Mark Andersen – Tendiendo puentes, no barreras. Positive Force DC, Straight Edge y la Revolución.

Índice de nombres

* * *

“Me parece fatal. Indiscutiblemente hay gente en el mundo musical
que no se toma en serio la política, pero sin duda hay muchísima
gente en el mundo político que no se toma en serio la música”.
(Ian MacKaye (Minor Threat/Fugazi)

domingo, marzo 3

¿Hispanidad?

 


Es harto complicado meterse en la mentalidad de un reaccionario, no obstante, dado cómo calan ciertos relatos fantásticos en el imaginario del vulgo, vamos allá. Como es sabido, en este inefable país, no es que el facherío ande últimamente muy subidito, lo cierto es que ganaron (manu militari, por supuesto) y la triste realidad es que nunca se fue del todo. Así, si no fueran tan peligrosos, resultarían solo irrisorios ese gesto de orgullo y esa reiterada insistencia de la labor civilizatoria que realizó en el ¿Nuevo? Mundo esa raza superdotada que es la hispana (sí, es sarcasmo y del bueno). Aquella gesta imperial que nuestros reaccionarios añoran fue acompañada de una, nada sangrante y totalmente altruista, intención evangelizadora, más bien ganada de antemano, ya que un ser ultraterreno todopoderoso estaba del lado de la superior raza hispana (no hace falta aclarar las intenciones sarcásticas, aunque a nuestra facha medio, quizá sí). Nuestros nacionalistas españoles, cierto es que ya algo hiperbolizados, llegan a afirmar que las aportaciones culturales del imperio fueron indescriptibles y, ya sin el menos asomo de vergüenza, niegan que hubiera esclavitud y apenas una poca violencia. Cierto es que todas las naciones tienen sus mitos para alimentar la alienación de sus ciudadanos, perfectamente desmontables, pero es que hasta en esto este indescriptible país se sale bastante de madre. ¡Cosas veredes, amigo Sancho!

Si ya el concepto de identidad colectiva, en aras de la libertad individual, resulta más que cuestionable, el de Hispanidad merece especial atención. Al parecer, para mayor patetismo, la elección del 12 de octubre como fiesta nacional se realizó muy poquito antes de que España perdiera sus últimas colonias, Cuba y Filipinas, y ahí se fue forjando entre lagrimas el mito de la Hispanidad como eufemismo del nocivo legado imperial. Y es que toda ese herencia expansionista, de la que tan orgullosos se muestran los reaccionarios, en una labor reduccionista exenta de la menor intención ética y moral, no puede entenderse sin la muerte de millones de indígenas y sin, por supuesto, la esclavitud. No hay que dejar de lado que la conquista de América no la realizaron solo los españoles, también otra naciones europeas, y señalar lo inicuo de unos obviando lo que hicieron los propios es sencillamente repulsivo. La evangelización, en nombre de una religión tan «verdadera» como cualquier otra, junto a las ansias de poder y la acaparación de recursos, arrasó con otras creencias y expresiones culturales a sangre y fuego. Cierto es que otros imperios, como el azteca, eran ferozmente autoritarios e igualmente esclavizantes, pero la arqueología y la antropología esta demostrando, para acabar con estos relatos pueriles que tratan de meternos en la cabeza desde críos, que la humanidad ha dado lugar a otros tipos de sociedades, que la expansión imperial de unos u otros, siempre nociva, ha barrido para imponer un relato histórico en el que prima el centralismo.

Gran parte de esto que llamamos civilización se ha edificado en base a la violencia, algo indiscutible, la existencia de los Estado-nación, de los que tan orgullosos se muestran tantos, son las consecuencia de guerras, colonialismo, dominación y pillaje. Valga como ejemplo que muchas naciones latinoamericanas, después de lograr la independencia frente al imperialismo español, continuaron reprimiendo a los pueblos indígenas, ¡Es lo que tienen los Estados, sean del pelaje que sean! Esta es, desgraciadamente, gran parte de la historia de la humanidad, por lo que reivindicar mitos nacionales es una labor tan necia como obscena. Para el caso que nos ocupa, nuestros inefables reaccionarios aluden con patética insistencia a una supuesta leyenda negra sobre el imperio hispano, mantenida por otros imperios competidores, según la cual se enfatiza lo perverso (que no sería para tanto) y se obvian las muchas bondades. En fin, relatos pergeñados para mentes poco esforzadas. En la actualidad, incluso, se alude a una dominación del imperio anglófono, por lo que la mentalidad reaccionaria se reviste de rebeldía contra lo establecido en un ejercicio de confusión ya disparatado. Lo cierto es que, por supuesto, podemos aprender mucho de sociedades del pasado, de las que establecieron paradigmas de dominación, para no hacerlo, y de esas otras que lucharon contra el poder político en un contexto más igualitario de apoyo mutuo. Sea como fuere, las comunidades humanas han sido diversas y cualquier actitud reaccionaria, de un supuesto pasado idílico, es sencillamente ridícula y todavía, a pesar de lo que digan, con peso sobre el presente para interés de los que aspiran a gobernar. Vamos a aprender de la historia, pero también mirar hacia delante para tratar de fundar algo mejor en nombre de eso tan bello que es la fraternidad universal.

 

Juan Cáspar

jueves, febrero 29

Arriba parias de la tierra

 


Vuelven los esclavos

pero no traen canciones que hablan de libertad,



politonos, emoticonos y whatsapp,

cantan por ellos

las canciones del amo.





Antonio Orihuela. Camino de Olduvai. Ed. Irrecuperables, 2023

lunes, febrero 26

Thomas Cole y su visión de las civilizaciones

 El pintor paisajista estadounidense Thomas Cole pintó una serie de cinco lienzos titulada El curso del imperio (1836, New York Historical Society). Representan el nacimiento, auge y caída de una ciudad imaginaria. Los cinco cuadros cuentan una historia que ocurre en el mismo sitio, pero el punto de vista cambia. En los cinco cuadros aparece una misma montaña, como símbolo de algo inmutable que ve, con pasividad, cómo pasa el tiempo.

- Cuadro 1, El estado salvaje: Muestra un paisaje en el que el hombre se adapta a la naturaleza. No la domina. Viven en tiendas de campaña, al estilo de los tipis de los indios americanos.

 

- Cuadro 2, El estado pastoral: El poblado ha aprendido a cultivar y a domesticar animales, hay música, danza y templos megalíticos. Algunos dicen que aquí el ser humano vive en armonía con la naturaleza, pero es muy discutible, porque «domesticar» animales supone someterlos, quitarles su naturaleza y su libertad. Parece evidente que esa armonía con la naturaleza está más presente en el estado anterior. Armonía no significa ausencia de peligros, ni de enfermedades, ni de muertes. Estar en armonía significa aceptar la naturaleza como es, sin intentar someterla. Harari explicaba en su magnífica obra Sapiens que «la revolución agrícola fue el mayor fraude de la historia». «Los culpables fueron un puñado de especies de plantas, entre las que se encuentran el trigo, el arroz y la patata. Fueron estas plantas las que domesticaron al Homo sapiens, y no al revés».

 

- Cuadro 3, La consumación del imperio: La población ha crecido y viven en una monumental ciudad de mármol. El gobernante va de rojo aclamado por sus súbditos. Es una ciudad que se rodea del lujo, habiendo dado la espalda a la naturaleza. Este es el estado actual de las sociedades opulentas. ¿Qué futuro les espera en la siguiente fase?

 

- Cuadro 4, Destrucción: El lujo —o el abuso— no puede durar eternamente. Es inherentemente insostenible. Son los ricos los que destrozan a fondo el planeta y crean desigualdades que atraen poderosamente la violencia. En este caso no es la naturaleza la que ataca, sino un ejército enemigo, como tantas veces ha ocurrido en la Historia. El humo de la destrucción se mezcla con las nubes de desgracia. La estatua de un guerrero parece querer luchar tras haber perdido su cabeza y su mano. La destrucción también podría venir por haber construido sociedades ambientalmente insostenibles. El fracaso ecológico fue la causa de la decadencia en sociedades prósperas, como por ejemplo, en la isla de Pascua, en la cultura maya o la de los indios anasazi en Norteamérica.

 

- Cuadro 5, Desolación: Aquella próspera ciudad es ahora un conjunto de ruinas. El nombre del cuadro representa lo que el pintor quiso expresar. Sin embargo, algunos no vemos tristeza, sino esperanza, porque la naturaleza vuelve a colonizar el espacio que fue suyo en el pasado. Las ruinas se van pintando de verde. La ruinosa columna es ahora el hogar de una familia de aves. El poder de la naturaleza se muestra superior al de cualquier especie particular. Hay una belleza esperanzadora en las ruinas de construcciones humanas colonizadas por la naturaleza salvaje. Véanse las ruinas de Angkor Wat en Camboya; o la ciudad de Pripyat en Ucrania, abandonada por el desastre nuclear de Chernóbyl.


Una vez más, el arte nos hace repensar nuestro día a día; nos ayuda a imaginar el futuro y a planificarlo.

Como dice Harari, «los cazadores-recolectores se basaban en decenas de especies para sobrevivir, y por lo tanto podían resistir los años difíciles incluso sin almacenes de comida». En cambio, si algo fallaba (lluvias, plagas…) los campesinos morían por miles o millones. En sociedades agrarias aumentó la violencia. También creció el número de seres humanos y la seguridad alimentaria mejoró. Pero eso no significa que hubiera más felicidad. Y en muchos aspectos se empeoró (contaminación, abuso de los animales, etc.).

Hoy sabemos que no podemos volver atrás, por muy románticos que seamos. Hemos alterado el mundo y nuestros instintos de forma irrevocable. Sin embargo, el futuro no está escrito. Aunque muchas sociedades han pasado, de una u otra forma, por las etapas que describe Cole en sus cinco lienzos (por ejemplo, los mayas, entre otras), nuestra sociedad no tiene que pasar obligatoriamente por la destrucción.

Estamos, eso sí, al final del tercer cuadro y ahora nos toca una decadencia, decrecimiento o colapso. Llamémosle como queramos, pero el despilfarro no puede continuar. Si  lo hacemos mal, será una transición dramática, posiblemente con guerras, hambrunas, pandemias, dictadores y destrucción del pasado. Si lo hacemos bien, podrá ser una sociedad abierta, humilde, igualitaria y que conserve los conocimientos actuales que puedan ser útiles.

 

https://blogsostenible.wordpress.com 

martes, febrero 20

Hablando de libertad (con cierta ira)


Resulta ya extremadamente preocupante, y será cosa de la «involución intelectual» que diría una amiga mía, cómo calan los discursos abiertamente simplistas y grotescos. Es posible que uno de los años colaterales que ha hecho el socialismo estatista, una de cuyas variantes en versión totalitaria es lo que el imaginario popular entiende por comunismo a estas alturas, está en el hecho de que gobernantes que deberían ser vistos como lo que son, inicuos e irrisorios, se llenen la boca de libertad sin asomo alguno de vergüenza. Comunismo o libertad, que dijo la indescriptible tipa que preside la capital de este inefable país, llamado Reino de España, y es la libertad que repite sin sonrojo un esperpento como el nuevo presidente de la pobre Argentina. Libertad, para esta gente, es todo lo que no guste a su liberalismo insolidario, usando el subterfugio constante de rechazar la opresión estatal, ellos que están al frente de gobiernos, y alabando el esfuerzo individual sustentado en sálvate tú mismo explotando a los demás. Es especialmente terrible que infinidad de jóvenes, que acabarán siendo carne de cañón en sociedades basadas en la explotación laboral, compren sin rubor el discurso de esa libertad basada en el emprendimiento, en la acumulación de riqueza y en una meritocracia, que también resulta falaz en la práctica.

No menos indignante es que los sinvergüenzas que adoptan ese discurso se presenten ahora como los verdaderos rebeldes y defensores, incluso, de la sociedad civil frente al poder del Estado. No debería ser necesario aclarar que su verdadera intención es la de cambiar la dominación estatal, que tampoco terminará por desaparecer, por otra de carácter privado. En realidad, ambas dominaciones, y esto también hay que agradecérselo a los verdaderos anarquistas, se alimentan mutuamente. Insistiremos, una vez más, que quiere demonizarse cualquier forma de socialismo, pero ignorando la posibilidad de uno sin poder político propio de las ideas libertarias y basado en la autogestión de los propios productores. Al mismo tiempo, desde la lucidez de las verdaderas ideas libertarias, no se observa al individuo aislado de una forma abstracta (como suelen hacer los liberales), sino como parte de una comunidad en la que, por supuesto, trata de preservarse la libertad individual, pero comprendiendo que la misma está vinculada de forma impepinable de la del conjunto de la sociedad. Y es que la libertad para el anarquismo siempre ha estado estrechamente unida a la solidaridad o de lo contrario, tan sencillo y tan complejo como esto, hablamos de privilegio de unos pocos.

Es en sociedad, y no en el individuo atomizado, donde hay que realizar una lectura moral de la política y la economía, y una concepción compleja de la libertad sola la concibe vincuada a la solidaridad y el apoyo mutuo. Palabra de un ácrata con tendencia algo nihilista y, valga la aparente paradoja, ferozmente individualista. Ojo, no es que la inenarrable Ayuso o el grotesco Milei, que se define a sí mismo como (pseudo)libertario, a los que aludía sin nombrarlos al comienzo de este lúcido texto, meros títeres de ciertas élites políticas y económicas, sean una rara avis en el mundo político. Semejante especímenes son sencillamente una exacerbación del sistema imperante en el que, gobiernen unos u otros, se quiere dar a elegir entre la fraudulenta libertad del capitalismo o bien el pernicioso proteccionismo estatal. Claro, un dilema falso, ya que ni unos van a acabar con un sistema económico injusto, ni otros van a desmontar el aparato del Estado en cuanto acaricien el poder. Alguien dijo que el principal logro del sistema ha sido que la gente sea incapaz de imaginar un mundo sin capitalismo; pues bien, habrá que empezar a hacerlo, y no solo pensar un mundo sin capitalismo (y actuar en consecuencia), por supuesto, también sin opresión estatal.

 

Juan Cáspar
https://exabruptospoliticos.wordpress.com/2024/02/05/hablando-de-libertad/