Cuando la multitud hoy muda, resuene como océano.

Louise Michel. 1871

¿Quién eres tú, muchacha sugestiva como el misterio y salvaje como el instinto?

Soy la anarquía


Émile Armand

viernes, mayo 26

¿A las urnas?

 


En una asamblea de este periódico del mes de abril, alguien comenta: “Pues en mayo tenemos elecciones, algo habrá que escribir”.

La respuesta es unánime: «¿Otra vez? Si ya hemos escrito mil veces”

Después de la asamblea, un compañero envía un texto visto por twitter que anima el debate: “Sigo pensando que una conclusión valiente a esta década de experimentos políticos que nos ha tocado vivir es reconocer que “NO se pudo”. O más concretamente, que la política institucional es un camino que sin movimientos sociales y sindicatos independientes, es estéril.”

Pues mira, no, respondo.

La política institucional no es un camino estéril. La política institucional, la socialdemocracia, junto con la represión gubernamental, se ha demostrado como el mayor enemigo de los movimientos sociales y sindicatos independientes a lo largo de la historia.

Lógicamente, tras esa respuesta, el enésimo artículo sobre las elecciones me fue adjudicado. Por eso, si quieres leer reflexiones novedosas sobre temas de actualidad, pasa directamente al siguiente artículo.

Pero si quieres acompañarnos en un recorrido sobre nuestra postura ante las elecciones en los últimos años, quédate una página más con nosotras.

En las elecciones europeas de mayo de 2014, cuando comenzó el fenómeno de Podemos, constatábamos la defunción de lo que fue o, lo que nosotras creíamos que pudo ser, el 15M. Veíamos como la deriva institucional de un movimiento que impugnó los modelos de representación tradicional tenía unas consecuencias dañinas que enfriaban la frescura de este ciclo de luchas y que suponía un paso atrás.

algo sí ha cambiado. Conceptos como autonomía y autoorganización, y formas de participación política asamblearias al margen de las instituciones, que desde la eclosión del 15-M habían vivido un gran auge, han salido heridas. Su utilización en el juego electoral por personas que necesitaban llenar su ego, y por organizaciones políticas que llevan en su ADN la apropiación de las luchas en beneficio propio, ha dado un barniz de legitimidad y de renovación a aquello que creíamos ya superado por lo movimientos sociales.

Nos equivocábamos quienes pensábamos que las ideas de que <la lucha está en la calle y no en el parlamento> y que <todo el poder a las asambleas> habían calado fuerte. Todavía nos queda todo por hacer, porque, como ya hemos dicho en miles de ocasiones, desde las instituciones, ni Podemos ni queremos. No nos representan”.

Un año después, por esas fechas, nos llamaban a las autonómicas y municipales. Ahora el lugar a conquistar ya no eran unas lejanas y desconocidas instituciones europeas. El campo de batalla era más cercano y eso daba pie a que nos trataran de vender que nuestro voto esta vez sí que iba a ser útil. Las candidaturas municipalistas planteaban el “asalto institucional” y, algunos, conscientes de que se trataba del enésimo intento de lo mismo, nos apremiaban contándonos que se había abierto una ventana de oportunidad y que ahora, sí era el momento. Los sepultadores de un movimiento autónomo y antiinstitucional, aprovechaban el declive de las movilizaciones para tratar de llevarnos de nuevo a la vía electoral. De nuevo, no nos convencieron:

A pesar de la moto que nos quieran vender, poco o nada hay de nuevo en este camino. La modernidad nos está volviendo algo olvidadizos/as (o prepotentes, cada uno según lo vea), pero no podemos pretender que toda nuestra acción política sea novedosa. Más si cabe, como ya dijo aquel, “todo está inventado”, y nosotros no podemos hacer más que ir perfilando nuestras herramientas a fin de acometer lo mejor posible cada tarea. Los tiempos cambian y es imprescindible adaptarse a las nuevas condiciones (tanto objetivas como subjetivas), mantener rígidos esquemas ideológicos no nos conducen más que al aislamiento, eso está claro. Pero tampoco vayamos de lumbreras, no estamos inventando nada, ninguno/a de nosotros/as. Lo cual no quita mérito a nadie. En este sentido, el momento actual es irrepetible, pero como todos, y nos negamos a olvidar que el sendero de las instituciones está mil veces trillado. Una parte importante del movimiento obrero ya apostó al todo o nada en las elecciones, el asalto institucional se ha tratado de dar mil veces, y sus frutos los llevamos recogiendo desde hace más de cien años.

Paco Salamanca reflexionaba también en estas páginas:

No es una discusión filosófica. No estamos en 1850. No están todas las vías por explorar. Hay vías que están saturadas y otras casi sin tocar

Pretender aupar a compañeros/as a los aparatos del estado capitalista para que desde dentro hagan no sé qué, es como si la estrategia del feminismo fuese insertar a hombres de confianza en la jerarquía católica para acabar con su discurso patriarcal

En los últimos doscientos años una de las causas de las constantes derrotas de la izquierda revolucionaria ha sido precisamente lo que estamos viviendo ahora. La premura del ahora que nos ha llevado a descuidar la coherencia entre medios y fines. La esencia misma del cambio

No se entienda esto como un abandono de las luchas concretas, ni mucho menos. Pero para defender lo público y parar las privatizaciones las urnas no son el único camino, ni siquiera un camino necesario. Y parece mentira que esto haya que recordarlo en un país que logró la jornada de ocho horas después de una huelga ilegal de 44 días”

El resultado es conocido. En algunas de las principales ciudades, tras una importante movilización electoral de la izquierda, se constituyeron los autodenominados Ayuntamientos del Cambio. En cada ciudad las políticas tuvieron algunas diferencias pero, en general, siguieron un mismo patrón: cambios inofensivos y cosméticos, con algunas mejoras puntuales y con un miedo atroz a plantar una mínima batalla a los poderes fácticos con medidas que pudieran resultar molestas a los de siempre. Un asalto institucional educado, prudente, pidiendo las cosas por favor y sin querer incomodar que en la mayoría de las ciudades fue desalojado en las siguientes elecciones.

Y con ese ciclo, llegamos a 2019, donde la urgencia y necesidad de nuestro voto era para frenar el fascismo que suponía la más que posible entrada de Vox en los gobiernos y la radicalización del discurso del Partido Popular:

La urgencia, siempre la urgencia, urgencia como forma de aplazar el debate de fondo. Hace cuatro años había urgencia porque se cerraba la ventana de oportunidad, años antes porque venía el PP, hoy porque viene el fascismo, siempre hay urgencia y nunca hay tiempo para analizar de dónde viene la urgencia. No es que no nos asuste el ascenso del fascismo, pero creemos que la enésima escisión de los partidos de izquierda no va a ser quien le ponga freno

Ahora, en estos días, vuelven a acordarse de nosotras. En esta ocasión, la novedad es la enésima guerra entre los partidos que vienen a renovar la socialdemocracia y que se devoran entre ellos para recordarnos que, al final, ni el asalto institucional, ni el auge de la extrema derecha, ni sus míseras reformas son lo importante. Que nos quieren para alimentar sus egos y sus bolsillos y que sus dinámicas de ciclos electorales solo suponen palos en las ruedas de los movimientos que pretenden cambiar esta mierda de mundo.

Que se vayan todos.

 

https://www.todoporhacer.org 

sábado, mayo 20

En primavera, Vivotecnia nos altera

 

 

Del pasado 17 al 23 de abril se realizó una semana de acción contra Vivotecnia con acciones descentralizadas en diferentes localidades. Tras un llamamiento general realizado durante los días previos que animaba a visibilizar el rechazo a Vivotecnia y a la experimentación animal, la participación se extendió de distintas formas, a través de acciones como pintadas, pegadas de carteles, campañas de llamadas y correos electrónicos a la propia Vivotecnia y a aquellos organismos y empresas que han establecido contratos con ella, una charla, etc. Desde el propio movimiento antiespecista se animaba a poner en práctica diferentes estrategias, primando la creatividad, para romper el cerco mediático y social que contribuye a la invisibilidad e impunidad de dichas prácticas sobre los animales. También en Barcelona tuvo lugar una manifestación por el centro de la ciudad.

Esta semana de acción se encuadró en un mes de abril en el que se cumplía el segundo aniversario de la publicación de las fotos, que obtuvo Carlota Saorsa, de los experimentos en la empresa Vivotecnia que mostraron la realidad de la experimentación animal. Para el mismo 1 de abril, la Asamblea Antiespecista de Madrid organizó una concentración a las puertas de las instalaciones de la empresa para recordar que, pese a la indignación generalizada de los primeros días y las promesas de acción por parte de las instituciones, dos años después, los animales siguen dentro y los laboratorios funcionando. Durante la tarde del 1 de abril, decenas de personas se concentraron a las puertas del edificio situado en Tres Cantos entre gritos por la liberación animal, para agradecer a las militantes que ponen su cuerpo, su voz y su libertad, para luchar contra los actos de crueldad sobre las animales, y, también, para denunciar que lo que ocurre entre las paredes de Vivotecnia no es un caso aislado, es una práctica sistémica que tiene lugar en cientos de laboratorios por todo el mundo.

En esta tarde de lucha, tuvo lugar otro hecho relevante y algo diferente que rompía con las dinámicas propias de los círculos militantes. Tras la protesta, se organizó una actividad de encuentro y reflexión en el CSO La Animosa, en el barrio de Hortaleza (Madrid).

Suele ser habitual que, tras una manifestación, cada una continúe con su rutina de vida, pero, más de una vez, uno se va de la convocatoria con toda una serie de preguntas rondando por la cabeza. Qué más se puede hacer, cómo ser partícipe, de una forma u otra, de dicha lucha más allá de acudir a la mani, cómo extender las prácticas de lucha a diferentes sectores de la sociedad, etc. Por ello, desde la Asamblea Antiespecista decidieron crear un espacio para, de forma colectiva, compartir dichas dudas y reflexiones, con el objetivo final de reforzar los vínculos y dinámicas de lucha. Crear un espacio donde poder juntarse, donde ponerse cara y nombre, posibilitando la comunicación para romper la separación entre tanto los propios colectivos como entre individualidades, es un elemento imprescindible para fortalecer la lucha que pocas veces tiene lugar. La actividad se basó en cuatro mesas de debate, con una serie de preguntas abiertas, que esperamos sirva como ejemplo para otros colectivos del espectro antiautoritario.

Para terminar el fin de semana, el domingo, la Campaña contra Vivotecnia participó también en un coloquio internacional contra la vivisección, con grupos de otros países como EEUU, Canadá o Italia, organizado por Camp Beagle UK.

Otro elemento de interés en la convocatoria de la manifestación que evidencia el trabajo colectivo previo que, muy a nuestro pesar, muchas veces no tiene lugar por las aceleradas dinámicas de la práctica militante que, en ocasiones, no establece unos ritmos propios de trabajo sino que se deja arrastrar por la inercia del momento, es el hecho de reflexionar y elaborar un protocolo antes de que tenga lugar la propia convocatoria. En él, entre otras cosas, se apostaba por crear espacios seguros y respetuosos para todas, dejando claro que esto no puede tener lugar si acuden grupos con vínculos con organizaciones y personajes fascistas y racistas. Por otro lado, se pedía a los partidos dejar a un lado el proselitismo de su organización para centrar la acción en el objetivo real compartido, la denuncia de la crueldad de la experimentación animal.

Esperemos que este mes de abril repleto de acciones haya tenido su impacto en la compañía y en la visibilización social de lo que implica realmente la experimentación animal, una práctica llena de crueldad y dolor que no pueden ser mitigados con protocolos o buenas prácticas, pues la experimentación animal es tortura y asesinato. Para estar atentas de lo que ocurre en esta campaña, podéis seguir los perfiles de la Asamblea Antiespecista de Madrid en redes y también seguir los hashtags #CerremosVivotecnia y #CerremosVivotecniaPorLosAnimales. La lucha continúa hasta que toda jaula quede vacía.

 

Extraído de https://www.todoporhacer.org

miércoles, mayo 17

Las protestas en Sainte-Soline y el estado de Serge. «Que el estallido social en Francia se extienda internacionalmente como pólvora anticapitalista»

 


Por compañeras y compañeros de Serge

En este artículo queremos informaros de un acontecimiento que nos golpea, de la manera en que la represión lo hace siempre, pero que al mismo tiempo nos lanza con más fuerza y más rabia, a una lucha más madura. El pasado sábado 25 de marzo, durante las protestas contra la construcción de los embalses de Sainte-Soline, la policía francesa lanzó granadas de gas lacrimógeno sobre los manifestantes dejando centenares de heridas y a nuestro compañero, Serge, en coma, ya que bloquearon el acceso a las ambulancias y no le pudieron dar atención desde el momento del impacto en la cabeza del proyectil.

El cada vez más conocido “Soulèvement de la Terre1 (Sublevación de la Tierra) fue uno de los colectivos organizadores de la protesta en Sainte-Soline, convocó allí a unas 30.000 personas. Se trata de una amalgama que agrupa diversas asociaciones, agrupaciones de campesinos, feministas, sindicatos, individualidades ecologistas y gente local afectada. Durante varios días realizaron acampadas en unas jornadas para paralizar la construcción de dos enormes balsas que abastecerán la agricultura intensiva del aguacate de la zona. Todo esto acontece mientras los pueblos colindantes tienen que abastecerse con camiones cisterna.

Unos 3.200 policías fueron movilizados, tras ilegalizar la protesta, a la zona de la acampada en la que se dieron cita colectivos de todo el mundo bajo la consigna “¡No es sequía, es saqueo!”. Desde Chile, hasta el África occidental, colectivos del Kurdistán y de gran parte de Europa, como NoTAV, se dieron cita frente a las balsas, desde las que la policía, en una ventajosa posición sobre elevada con respecto a los manifestantes, les arrojó más de 5.000 granadas GM2L de gas lacrimógeno en un intervalo de 2 horas. Una de estas granadas alcanzó a Serge en la cabeza, rompiéndole el casco y causándole una herida en la cabeza. Junto con él, 200 personas resultaron heridas; otro compañero, Mickaël, afortunadamente, ya ha salido del coma que le provocaron. Algunas manifestantes, por su parte, consiguieron prender fuego a furgonas de la policía llenas del armamento antidisturbios con el que estaban atacando esta manifestación.

 

 

 

En un año de sequía como en el que nos encontramos, la protesta en Sainte-Soline con respecto a la cuestión del agua, en la que se sitúa como eje central paralizar el proyecto de las balsas, lanza la voz de alarma sobre lo que supone la desecación y consecuente contaminación de los acuíferos de este humedal, uno de los más grandes de Francia. Esta denuncia nos puede resonar porque asistimos a un atropello muy similar en la Península Ibérica, donde la Junta de Andalucía da luz verde al flagrante expolio de uno de los más importantes Parques Naturales protegidos de Doñana, de donde se quiere robar el agua que este año faltará para el riego en el marco de una agricultura irracional y dañina, como no puede ser de otro modo bajo el sistema capitalista en el que nos encontramos. La plataforma Salvemos Doñana2 quiere reactivar su actividad de defensa de este Parque Natural, aunque a diferencia de «Soulevement de la Terre», estos quieren convencer a los mismos responsables políticos que tomaron la decisión de legalizar los pozos que esquilman el acuífero. Es, entonces, natural que sus apoyos sean minoritarios y su capacidad de lucha esté tan limitada como las voluntades políticas a las que apelan.

Contexto actual de lucha política en Francia

La brutalidad policial se ha ido alimentando a sí misma desde que la calle ha ido respondiendo contra el decreto de Macron para el aumento de la edad de jubilación de los 62 a los 64 años. Llevan varios meses de protestas, huelgas sin preaviso, y bloqueo de carreteras. Todo va precedido de asambleas, agrupaciones que tras años de trabajo, de recopilación de las experiencias de lucha, han dado forma a toda esta rebeldía. Cuando a Martínez, secretario general de la CGT francesa, se le pregunta si las huelgas de las refinerías van a continuar o no, él responde que no depende de él sino de las asambleas de los trabajadores. Tomando como ejemplo este sector, en la empresa Exxonmobil, los trabajadores no han sucumbido a la amenaza de Macron de requisar las instalaciones y se mantienen en su rechazo a cesar la huelga liderada por CGT y «Force Ouvrière» al considerar que la subida salarial del 6,3% en 2023 es insuficiente.

Las protestas se extienden por todo el país, conectando sur y norte en una ofensiva colectiva y bloqueando el habitual flujo de mercancías, a lo que el gobierno ha respondido sacando una ley que obliga a reincorporarse a los trabajadores en huelga bajo la amenaza de sufrir sanciones penales. Este tipo de leyes surgieron por primera vez en democracia en España con la huelga de controladores aéreos del 2010 que, por la declaración del Estado de Alarma, el cuerpo militar de la UME asume el control y obliga a los trabajadores a volver a sus puestos. A estos trabajadores también se les machacó por parte de los medios hasta que toda la opinión pública les echaba la culpa sin tener ni idea de lo que realmente estaba en juego.

La experiencia de los «Chalecos Amarillos» franceses les ha mantenido bien preparados y habiendo aprendido algunas lecciones. Ya quedó atrás aquel discurso inicial del que se zafaron, no sin dificultades, en que la extrema derecha revolvía el río, sembraba confusión y salía a la pesca de filiación despistada, que aceptaba sus medias verdades.

También se puede apreciar una mejor y mayor organización tras toda la represión sufrida, como es el caso de Défense Collective3, que es una agrupación de apoyo a las compañeras detenidas o que enfrentan algún proceso judicial. Este colectivo, así como «Soulèvement de la Terre», han sido amenazados con su disolución por el Ejecutivo francés.

Para ayudar a la coordinación de los bloqueos, los paros y las asambleas, «Tsunami Toulouse» es una herramienta muy interesante. Se trata de un canal de Telegram por el que seguir los acontecimientos, lanzar convocatorias, etc. Consigue una amplia difusión y es ágil. A las manifestaciones en Francia recomiendan acudir con casco, mascarilla para los gases, un paraguas para repeler los botes de humo (conectando experiencias con las protestas de Hong Kong), o que sirva como escudo. Se suceden, así pues, talleres prácticos de cómo acudir a las manis.

Medios de comunicación e izquierdas

Serge es un militante, como algunos de sus camaradas le han calificado, “marxista urbano4, comprometido siempre desde la ciudad de Toulouse, que ha sabido entender la vinculación ulterior de todo lo que tiene lugar a nivel medioambiental con la depauperización de las condiciones de vida de las zonas obreras, tanto rurales (aunque especialmente), como urbanas. Particularmente en Francia, donde, como ya vimos con las protestas de «Chalecos Amarillos», el componente obrero rural es bastante significativo.

La madre y el padre de Serge, por medio de diversos comunicados, han enfrentado el discurso vertido en los medios de comunicación por la policía. Ésta filtró el dossier de Serge acusándole de encontrarse desde el 2010 fichado por la policía como clase “S”5, que es como califican a los individuos vigilados por la policía pero que no son objeto de detención inmediata. Ellos, por su parte, han denunciado a la policía por tentativa de homicidio, al obstaculizar la llegada de las ambulancias, así mismo, por “violación del secreto profesional en el marco de una investigación policial y utilización indebida de información contenida por un expediente”. Han hecho un alegato sin victimismos en favor de la lucha que ha desarrollado Serge todos estos años, calificando sus actos como honorables.

Además de tener que combatir las informaciones inexactas, intencionalmente publicadas con idea de emborronar a la opinión pública, han tenido, tanto ellos como sus camaradas, que estar continuamente combatiendo las ideas de manifestantes “buenos” y “violentos”. Este discurso que solamente busca dividirnos, se aleja mucho del espíritu de “cada quien según su capacidad y a cada quien según su necesidad”, es decir, en las manifestaciones unos realizan la presión en la manera en que su capacidad o voluntad les permite.

Evolución del movimiento y cómo solidarizarnos

Desde que se anunciara el decreto se han sucedido más de doce jornadas de huelgas y protestas masivas por el país. Las burocracias sindicales han quedado en entredicho frente a la clase obrera y frente a sus mismas bases que se empeñan ahora en crear otro tipo de organizaciones tras la pérdida tan flagrante de credibilidad de sus cúpulas. Bases de la propia CGT están tratando de crear un germen de organización sindical combativa y de clase en diferentes ciudades del país. Un análisis que también da mucho ánimo a que la lucha se mantenga es la capacidad de la clase obrera de agotar a las fuerzas del orden. No son invencibles y además son finitas, se cansan, están ahí por un sueldo pero rodeados de toda la población que sufre lo que hacen.

 El colofón de toda esta ola de protestas toma forma este primero de mayo. Para suerte del anticapitalismo francés, Macron es capaz de legislar haciendo saltar resortes. Además de estar mejor organizados después de las experiencias de los Chalecos Amarillos, se cuenta con otro elemento detonante: que la burguesia en general también ha azuzado contra el decreto. Desde luego no por las mismas razones, pero ciertas capas de la burguesía, las cúpulas de los sindicatos principales, no fueron tomados en cuenta y por tanto reclaman su parte de poder. Aún siendo esto así, azuzan a sus filas, esto general la misma sensación de movimiento masivos que los momentos previos a los procesos electorales. Cuando, gracias a la organización previamente existente, se consigue romper los límites en los que la burguesía inserta la protesta social, surgen estos episodios. En la península carecemos de ambos elementos, ni el estructural ni el superestructural… en un periodo de paz social aberrante dentro de la continua ofensiva contra la clase obrera.

 

Todos los comunicados originales en francés y más textos que no hemos traducido podéis encontrarlos en la página de Las Compañeras de Serge

_________________

1https://lessoulevementsdelaterre.org/es-es

2http://www.xn--salvemosdoana-rkb.es/somos/

3https://defensecollectivetoulouse.noblogs.org/

4https://lescamaradesdus.noblogs.org/post/2023/04/07/discours-lu-par-un-camarade-a-marseille/

5https://www.francetvinfo.fr/faits-divers/sainte-soline-l-un-des-deux-manifestants-grievement-blesses-un-toulousain-de-32-ans-est-fiche-s-depuis-2010_5737817.html

 

https://www.todoporhacer.org 

domingo, mayo 14

¿Cuánta libertad cabe en una urna?

 

 

Si nos dejan votar,


¿no será porque no hay nada que votar,

sino simplemente ratificar

lo que las élites ya han decidido antes?


¿No sería el gesto más libre destruirlas?

 

 

Antonio Orihuela

jueves, mayo 11

Agresiones policiales (valga el pleonasmo)

 


Hace escasos días, en el madrileño barrio de Lavapiés se produjeron unos hechos, que muestran la inmundicia del sistema «democrático» y «liberal» que sufrimos. Una grabación, por parte de un vecino, nos muestra a, al menos, una decena de policías deteniendo violentamente a dos personas de piel oscura. Todo ello, claro, llama la atención de un nutrido grupo de viandantes, algunos de la cuales increpan a la pasma por sus excesos cercanos a la brutalidad. Se ve a un hombre de sienes plateadas, más tarde sabremos que de la edad de 75 años, se acerca a la policía, presumiblemente para interesarse por los detenidos, ya que uno de ellos está aplastado contra el suelo con varios uniformados conteniendo su cuerpo. Sin que se sepa exactamente qué ocurre a continuación, ya que existe una pequeña laguna en la grabación, lo que se ve en el siguiente tramo es que tres tipos armados, jóvenes y fornidos, empujan a un anciano hasta tumbarle sobre el asfalto para acabar, exactamente, reducido como el otro detenido. Es posible que las imágenes puedan impresionar e indignar al más pintado, pensando que son más propias de Estados Unidos que del inefable Reino de España, pero conviene mantener la mente fría; aunque pueda hablarse de brutalidad policial, creo que es en realidad un ejemplo del día a día de la fuerzas armadas del Estado. Al contrario de lo que suele pensarse, la policía no está principalmente para combatir el crimen (habría que preguntarse entonces qué delitos y de qué clase social), sino para mantener el orden; un orden estatal y capitalista, por supuesto, por muy «liberal» y «democrático» que se presente, vertical, jerarquizado, clasista y con evidentes privilegios para una minoría.

No olvidemos que una de las definiciones más elementales del Estado es que constituye el monopolio de la violencia y allá la conciencia de cada cual con lo que quiera entender a continuación de dicha sentencia. Una máxima, por cierto, que no la dijo ningún loco soñador anarquista, sino alguien tan poco sospechoso como Max Weber, para bien y para mal uno de los de padres de la sociología y esa cosa tan cuestionable que es la administración pública. Bien, después de la acciones policiales en el popular y multiétnico barrio de Lavapiés, que acaban con varias personas detenidas, veamos qué ocurre mediáticamente a continuación. Los medios generalistas titulan la noticia resaltando el pasado del anciano, que fue miembro de ETA durante la dictadura franquista, e incluso alguno reproduciendo una frase que supuestamente dijo a los polis (y que, claro, se quiere dar a entender que justifica la detención). Esto lo realiza un medio que miente sin pudor alguno, El Mundo, pero también un manipulador de conciencias tan progre como El País, que resalta igualmente el pasado etarra del protagonista y afirma, en el mismo titular (ojo), que está acusado de intentar quitar la porra a un inocente miembro de la fuerza policial. El contenido de la noticia, que como tantas veces reproduce sin cuestionamiento alguno la versión policial, no tiene precio; se insiste en algo meramente anecdótico, como es la antigua militancia política del detenido, y se llega a afirmar que le quita la estaca al indefenso policía para espetarle «¡Te la voy a a meter por el culo!».

Todo esto, con algunas contadas excepciones que tratan de dar una información más ponderada, inunda los titulares de esta inicua y manipuladora sociedad mediática. Para el que trate de indagar en el indignante, pero paradigmático asunto, puede accederse fácilmente, con un poquito de ganas y esfuerzo, a la grabación vecinal, así como a un acercamiento a la veracidad de lo ocurrido; un ejemplo más de este sistema tan cuestionable que propugna el aborregamiento de las masas. He de decir que, esta vez, yo mismo recibí la información de primera mano a través de amigos del represaliado, durante el franquismo y ahora en la democracia, que tuvo que ser atendido de las agresiones policiales. Txepe Lara es un conocido productor cinematográfico y sí, fue miembro de ETA hace mucho tiempo y en otra época; antes de lo ocurrido ahora en 2023, vino a Madrid a un encuentro en el Teatro Valle Inclán, muy cerquita de donde se dieron los hechos, sobre la lucha social que se está llevando a cabo en Francia por las pensiones. Él mismo ha explicado lo ocurrido, que concuerda con lo que puede verse en el vídeo, cuando se acerca a interesarse sobre uno de los detenidos con dos policías inmovilizándole y con posibles problemas para que el joven pueda respirar (lo cual sabemos cómo puede acabar). Mientras eso ocurre, otros uniformados reparten porrazos a diestro y siniestro, incluso Lara afirma que a alguna persona por la espalda, lo cual provoca su indignación y acaba increpando a algunos de ellos. Lo que pasa a continuación puede contemplarse nítidamente en el vídeo, el anciano no se resiste en absoluto a la detención, pero le empujan violentamente para aplastarle contra el suelo. Es posible que mucha gente pase de largo ante estas acciones policiales, pero afortunadamente tantos otros actúan a pesar de la consecuencias.

 

Juan Cáspar

lunes, mayo 8

Proletariado Salvaje. Movimiento Asambleario y Autonomía Obrera

 


Mientras asistimos al constante aumento de los precios de la energía, a la profundización de la crisis climática y la ampliación de los escenarios de guerra, estallan de nuevo los conflictos de clase. Vemos también cómo «la identificación absoluta de la política con la gestión del capital ya no es un secreto oculto tras apariencias democráticas», sino «una verdad declarada abiertamente».1 Esta verdad está además interiorizada en lo más profundo del pensamiento de gran parte de la masa asalariada. Sin embargo, parece generar más indolencia que rebeldía. De ahí su comportamiento como consumidores con derechos, en las antípodas de la formación de un sujeto revolucionario. Incluso los sindicatos más combativos son con frecuencia incapaces de ir más allá de las reivindicaciones de mejores condiciones dentro del propio sistema. No han sabido extraer una lección histórica fundamental: «Toda victoria dentro del sistema se convierte en una victoria del sistema».

Afortunadamente, esta dinámica se ve desbordada por episodios inesperados de desobediencia: los chalecos amarillos en Francia, la revuelta en la región chilena, la gran dimisión en Estados Unidos, las luchas indígenas en América Latina y un largo etcétera. Estas —aparentemente— nuevas formas de protesta tienen, sin embargo, elementos en común con experiencias anteriores. Suponen «un movimiento de separación y recomposición, no un espacio ideológico», y por ello se oponen «a la sacralización de formas organizativas y a su supervivencia más allá de las circunstancias que las vieron nacer».

Pero para ser capaces de conformar un movimiento amplio y rebelde se necesita algo más que el descontento o la intuición. Es necesaria «la reactualización del viejo proyecto revolucionario en un contexto histórico que ha sido modificado radicalmente». Y para ello nos parece de especial interés el legado de las experiencias autónomas, pues han sido capaces de «llevar a cabo una oposición práctica y no unicamente ideológica». La publicación de este libro por parte de la editorial Milvus tiene una doble intención: «Por una parte, restablecer un periodo histórico importante y poco conocido de la lucha de clases y, por otra, traer al presente la vigencia de la propuesta práctica de la autonomía en un sentido amplio».

__________________

1Todos los entrecomillados son citas extraídas del libro.

 

 VV.AA. Editorial Milvus. 2023. 204 páginas.

martes, mayo 2

Dineros. Teoría y práctica de la subversión monetaria

 

La abolición de la propiedad privada y del dinero era una de las proclamas principales del anarquismo, y era una de las más atractivas entre la gente. Sin embargo, en las últimas décadas la sociedad de consumo ha ido mercantilizando cada vez más aspectos de nuestras vidas, todo puede ser comprado, todo puede ser vendido. Casi nadie se imagina como posible una vida sin dinero y la mayoría de reivindicaciones pasan por una repartición “más justa” del dinero. Si aspiramos a liberarnos de sus cadenas, es preciso entender que es el dinero.

“La verdadera importancia del dinero se nos revela de la misma manera que se nos revela la importancia de la luz eléctrica: bruscamente, cuando nos cortan el suministro. Si el suministro no se restablece en un tiempo aceptable, lo normal es que las afectadas investiguemos cómo funciona para proveernos el servicio por nosotras mismas. Eso hicimos en el último gran apagón financiero de 2008 y eso os invitamos a hacer ahora, en este nuevo apagón.

Nunca nos enseñaron cómo se crea el dinero. Cuando nos pusimos a aprender por nuestra cuenta descubrimos por qué: porque es muy fácil. ¿Las autoridades monetarias no comprenden bien el dinero? Sucede más bien lo contrario: no nos explican bien qué es el dinero para que no lo podamos comprender. El dinero es en realidad un signo de anotación contable que sirve para medir el valor de los intercambios de productos y servicios realizados en los mercados. Ni más ni menos. ¿Pagaríais a alguien que quisiera cobraros por usar el sistema métrico decimal, por usar metros o kilos o litros para medir? Pues hoy día un euro es tan intangible como un metro, un kilo o un litro. Es una unidad de medida del valor de las cosas, pero no una cosa.

Autor/a: Anónimo, Editorial Descontrol. 2022. 270 páginas