Cuando la multitud hoy muda, resuene como océano.

Louise Michel. 1871

¿Quién eres tú, muchacha sugestiva como el misterio y salvaje como el instinto?

Soy la anarquía


Émile Armand

domingo, enero 2

Mujeres en el franquismo: represión y resistencia. La memoria libertaria de Columba Fernández



Columba Fernández, asesinada en 1936, simbolizó a todas las mujeres luchadoras que sufrieron la represión en Gasteiz. La plaza del 3 de Marzo, que en 1976 fue escenario de la masacre policial en la que 5 trabajadores fueron acribillados por la policia a las ordenes de Fraga, acogió un emotivo acto en el que se reivindicó el papel de la mujer y la importancia de su lucha por la libertad.

Mas de 200 personas arroparon la iniciativa "Mujeres en el franquismo: Represión y Resistencia" con la que se dio la bienvenida al autobús de Izarren Argia en la capital alavesa. Entre otros textos se leyó uno en memoria de la luchadora libertaria Columba Fernández. Texto que reproducimos a continuación:

" La represión franquista tuvo múltiples expresiones. La más salvaje sin duda fue la muerte sistematizada que arrancó la vida a miles de personas.

El mapa del sufrimiento lo completan los encarcelamientos masivos, las largas condenas en cárceles y campos de concentración, la tortura,los trabajos forzosos, las expropiaciones, destierros, depuraciones, el exilio... Las consecuencias de tantos años de vulneración de los derechos humanos, civiles y políticos siguen vigentes.

Contra el olvido y la impunidad es necesario conocer la historia, por ejemplo la de la cárcel de Saturraran donde entre 1937 y 1944 estuvieron recluidas miles de presas políticas, en Saturraran fallecieron más de 200 mujeres y niños.

En el caso concreto de Vitoria-Gasteiz, también tuvimos nuestro pequeño Saturraran, aquí la cárcel femenina fue situada en el Colegio Sagrado Corazón. Las monjas carmelitas se hicieron cargo de una parte de la vigilancia de las más de cien mujeres allí encerradas. Estas presas eran exhibidas por las autoridades franquistas cada cierto tiempo por las calles vitorianas. Con el pelo rapado y un mechón con un lazo rojo, eran obligadas a pasearse por las inmediaciones.
Muchas veces con escobas, para barrer la céntrica calle Dato, otras tantas, el escarnio venía acompañado de la ingesta de aceite de ricino para purgar sus estómagos y contribuir así a la humillación pública.

Mientras tanto, miles de personas eran asesinadas en Euskal Herria en aquellos primeros años de terror franquista. Entre todas ellas se han documentado los casos de al menos 94 mujeres (10 en Araba, 15 en Bizkaia, 40 en Gipuzkoa y 29 en Nafarroa) exterminadas entre 1936 y 1940.

Muchas de estas víctimas fueron asesinadas extrajudicialmente y enterradas en fosas clandestinas por lo que continúan aún desaparecidas. Es el caso de la vecina de Gasteiz, Columba Fernández, a la que hoy queremos recordar especialmente ya que la historia de esta víctima sirve de ejemplo para resumir la injusticia y crueldad a la que fueron sometidas cientos de mujeres.

Columba Fernández fue detenida en la capital alavesa el 31 de Julio de 1936, entonces tenía 38 años. Aquel día Columba se encontraba en la entrada de la cárcel de la calle La Paz, como otras muchas personas, a la espera de noticias sobre sus familiares detenidos, con la esperanza de poder visitarles o hacerles llegar ropa o comida.

Los carceleros arrestaron a una de las mujeres que junto a Columba se agolpaban en la puerta de la prisión, la acusaban de haberse dirigido a los soldados con la frase "con vino y tabaco os están engañando". En los interrogatorios posteriores la mujer arrestada alegó que ella no había abierto la boca, y en su declaración acabó señalando a Columba Fernández como la autora de la frase. Columba fue detenida al día siguiente.

Columba era conocida en Gasteiz por ser militante anarquista y participar activamente en movilizaciones obreras. En febrero de 1932, ya había sido detenida junto a varias decenas de huelguistas en una protesta impulsada por la CNT que paralizó la ciudad.

Con esos marcados antecedentes, acompañados de esa denuncia de "insultos a la autoridad" ingresó directamente en prisión.

Columba rechazó la acusación. Su versión difería absolutamente de lo que se le imputaba haber dicho aquel día en la entrada de la cárcel. Según ella, los soldados de guardia estaban bebiendo y le ofrecieron vino, que rechazó. Insistieron en darle vino pero Columba, firme a sus convicciones libertarias, afirmó ser vegetariana y abstemia, por lo que se marchó del lugar sin aceptar la invitación a beber con ellos.

El juez nunca tomó declaración a los soldados implicados, porque ya no se encontraban en Gasteiz tras haber sido destinados al frente de Madrid.

La Dirección General de Seguridad redactó un expediente demoledor. "A Columba se le considera como muy peligrosa, relacionada muy de cerca con elementos marxistas, habiendo intervenido directamente en cuantas alteraciones de orden público, excitando siempre a la violencia y distinguiéndose siempre por sus insultos a la Fuerza Pública".

La Guardia Civil ratificaba lo dicho, remarcando que tenía "pésimos antecedentes" al igual que su marido y que "habían cobijado a tres atracadores en cierta ocasión". Añadía que Columba mantuvo correspondencia con un "peligroso sindicalista" de Logroño.

Acusada de un delito de coacción, ella mantuvo su inocencia pero el consejo de guerra la condenó a 4 años de prisión. El 17 de Septiembre de 1936, fue sacada de la cárcel de Vitoria supuestamente para ser llevada a su destino penitenciario para cumplir condena en la cárcel de Laguardia. Sin embargo, como en tantos otros casos, Columba fue asesinada en el trayecto por el escuadrón de la muerte que la trasladaba, tras lo cual fue enterrada en alguna cuneta de manera clandestina, su cuerpo nunca ha aparecido.

Columba es una de tantas, como ella otras 9 mujeres fueron asesinadas por la represión franquista en Araba: Juana Aldaiturriaga, Mónica Barron, Isabel Corral, María Eguiluz, Victorina González de Larralde, Eulalia Victorina González de Larralde, Eulalia González, González de Zarate, Marcelina Landa, Cipriano Lataburu, y Verania Martínez.
 

Extraído del Periódico CNT

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