Hace años que se habla de esto. Pensábamos que el tema se olvidaría en cuanto se viera que es algo sin sentido. Sin embargo, obsesivamente se sigue proponiendo la «captura de carbono» como un método de geoingeniería para luchar contra el cambio climático. Lo llaman CAC (Captura y Almacenamiento de Carbono).
El único método para capturar carbono que funciona y que es viable es plantar árboles y, sobre todo conservar los que ya tenemos, especialmente los bosques. Sin embargo, los que hablan de capturar carbono se refieren a tecnologías complejas y caras que aún no son viables y que tienen peligros evidentes.
Hablan de capturar carbono del aire y enterrarlo en cuevas subterráneas. La idea sería válida si fuera fácil y barata; y si no hubiera riesgo de que el CO2 enterrado se escapara por alguna fisura. Otras ideas son manipular bacterias o conseguir materiales mágicos que absorban CO2.
Se puede investigar en eso, pero no proponerlo como algo viable, porque hoy no es viable. No podemos contar con falsas soluciones o con hipótesis que podrán —o no— estar disponibles en el futuro. A pesar de las evidencias, quieren gastar 215.000 millones de euros en esta década, dinero que podría emplearse de forma mucho más eficiente.
La explicación de esta obsesión es doble. Por una parte conseguir dinero público dedicado hipotéticamente a investigar ese asunto y, por otra, frenar los esfuerzos para reducir las emisiones. El tecno-optimisno es uno de nuestro mayores enemigos.
La CAC es otra estafa verde para engañar a la población
Los que proponen estas opciones pretenden seguir contaminando y ocultan cuestiones importantes:
- Aunque el carbono (el CO2) es el gas que lleva el peso del cambio climático, hay muchos otros GEI (Gases de Efecto Invernadero), además de otros contaminantes (PM2.5, PM10…) que son también muy perjudiciales. Por ejemplo, el metano es un gas de alto efecto invernadero. Para reducirlo lo más simple es evitar comer carne, especialmente carne vacuna.
- Deberíamos reducir urgentemente las emisiones de todos los GEI y no tenemos tiempo para confiar en que en un hipotético futuro tendremos maravillosas tecnologías que nos permitirán seguir contaminando. Para reducir las emisiones de carbono lo más efectivo es reducir el consumo de energía, algo de lo que se habla poco. Se habla más de la transición energética que de la reducción energética.
- Confiar en tecnologías que no existen nos frena desarrollar las que sí existen, como las renovables o la movilidad sostenible.
- El carbono capturado podría contaminar acuíferos y volver a la atmósfera, perdiendo las ventajas que se hubieran conseguido al capturarlo.
- El proceso de captura de carbono, transporte y vigilancia requiere un aumento del consumo de energía, lo cual genera mayores problemas, incluso aunque esa energía fuera renovable.
- Empresas contaminantes están recibiendo ayudas para investigar en CAC, aunque finalmente podrían estar dedicando el dinero a otra cosa. En todo caso, hay áreas de investigación más prometedoras y más sostenibles que dedicarse a pensar en cómo seguir contaminando.
Conclusión: no demos facilidades a los contaminadores
Se pueden y se deben plantar árboles, pero que esto no sirva para justificar que las grandes empresas contaminantes (los big polluters) sigan contaminando como si no hubiera emergencia climática. Que no nos engañen con la CAC como con el reciclaje o el coche eléctrico.
Se puede y se debe investigar en lo que se crea interesante, pero no podemos confiar en la tecnología cuando es precisamente la tecnología la que nos ha llevado a la crisis ambiental actual. No hay soluciones mágicas que nos permitan seguir viviendo como si no pasara nada. Vamos muy mal de tiempo. Empecemos a aplicar las soluciones que sabemos que funcionan.
Extraído de https://blogsostenible.wordpress.com
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