Flotan los pétalos de la flor del cerezo
ingrávidos y silenciosos
como mariposas blancas que traen buenas noticias.
bajan desde cumbres inaccesibles
los limpios sonidos del culebrear del agua
que acompañan
al del croar de las ranas
al canto de un alcaudón
y al silbido de la brisa colándose entre fresnos, castaños y riscos.
corretea salvaje una zorra
se detiene un instante
olfatea y mira un paisaje verde
de prados con innumerables flores silvestres
e innumerables colores
con la sencillez y la belleza
del trabajo bien hecho por un artesano viejo.
suben las nubes barranco arriba
vuela elegante una perdicera
vuelan con su vuelo suicida los vencejos
vuela azulado y blanco un arrendajo.
huele a tierra mojada, a tomillo, a recuerdos de infancia
late el suelo de vida
de insectos acróbatas, voladores, trepadores, saltadores,
prehistóricos unos, futuristas otros…
con colores miméticos o con los colores del fuego…
y en el horizonte se encuentran el cielo y el mar.
Hasta aquí no suele llegar el ser humano
y todo es frágil y majestuoso
todo parece mantener un sencillo equilibrio
las leyes de los hombres, aquí,
de nada sirven
solo interviene la mirada del que mira
el camino del que anda
la palabra del que escribe.
y después de una noche de un frío
que corta las cañas y los dedos
de una noche de millones de estrellas
amanece
sin darse la mayor importancia
José Pastor
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