Lo que vemos y oímos todos los días
es que en el capitalismo sobra gente,
como en la Alemania nazi
sobraban las razas inferiores
o en España sobraban los rojos.
En el capitalismo sobra gente,
sobran obreros con derechos laborales
y sueldos dignos,
sobran jubilados con pensiones,
aunque dos de cada diez
mantengan con ellas a sus hijos
y a las familias de sus hijos,
sobran indígenas que se opongan
a la desposesión de sus bienes colectivos
a manos de las multinacionales,
sobran inmigrantes.
Para que aquí podamos vivir como vivimos,
en el resto del mundo tiene que sobrar gente.
Consumimos diez veces más que ellos,
por tanto, en un planeta finito,
no hay para todos y la abundancia de aquí
solo puede significar escasez al otro lado
de las concertinas.
Sobra gente en el capitalismo,
que la guerra, el hambre y el cambio climático
se hagan cargo de ellos.
Antonio Orihuela. Camino de Olduvai. Ed. Irrecuperables, 2023
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