Cuando la multitud hoy muda, resuene como océano.

Louise Michel. 1871

¿Quién eres tú, muchacha sugestiva como el misterio y salvaje como el instinto?

Soy la anarquía


Émile Armand

domingo, agosto 31

El Idealista de la Violencia – Severino di Giovanni

Severino Di Giovanni: El idealista de la violencia

Este es un libro increíble, que relata la vida de un hombre al cual la sociedad, e incluso muchxs de sus propixs compañerxs de ideas, jamás supieron entender. Un hombre que ha sido vilipendiado hasta los excesos, invirtiéndose sobre él cantidades inexplicables de mentiras, blasfemias, insultos, acusaciones falsas y rumores que lo único que hicieron fue alimentar el imaginario colectivo sobre su figura y enlodar su recuerdo, pero que este libro viene a romper de cuajo con todo ello. Este libro le hace honor a la verdad, y por ello es un gran guiño a la memoria, no solo de Severino Di Giovanni, sino también de sus compañerxs, lxs anarquistas de acción, o como eran llamadxs en esa época: lxs anarquistas expropiadorxs.
El 1º de Febrero del año 1931, a las 5:15 minutos de la mañana, era fusilado el “hombre más maligno que haya pisado tierra argentina”. Severino Di Giovanni había sido detenido después de una intensa balacera, la que termina con un policía muerto, otro herido y una pequeña niña muerta también, después de ser detectado por alrededor de 10 policías (que piden refuerzos) en las inmediaciones de una imprenta, al intentar este, desde su vida de fugitivo, sacar a la luz uno de sus muchísimos proyectos editoriales. Pero ¿Quién era este anarquista italiano que tanto alborotaba la delicada paz social de los años 20 en la Argentina? Autor de la revista “Culmine”, perpetrador de varios atentados explosivos contra entidades bancarias, farmacias fascistas, edificios gubernamentales, monumentos, y empresas en huelga de trabajadorxs, fugitivo de la ley y la sociedad tras ser sindicado como el autor material del bombazo que afecto al Consulado italiano. Atracador de bancos y empresas; compañero excepcional que ayudo a la liberación y participó activamente en el rescate de 2 compañerxs encarceladxs; anarquista acérrimo que decidido a aportar en la lucha envía en infinidad de ocasiones diversos artículos ácratas a revistas y periódicos de otros países; pieza clave en la iniciativa del periódico “Anarchia”; protagonista indiscutido en la controversial polémica que se inició con López de Arango y Abad de Santillán, ambos redactores del periódico “La Protesta”, que culminaran con el ajusticiamiento del primero a balazos; vengador ilustre de lxs torturadxs a manos del verdugo el Subcomisario Juan Velar; amante romántico e ilusionado con el amor de una joven compañera. Este es el maldito italiano rubio anarquista que la sociedad argentina odia hasta más no poder, el culpable de todos los males, el demonio hecho persona.
Pero Di Giovanni va evolucionando en pensamiento y práctica, y el libro ayuda mucho a entender ese proceso, ya que no parte siendo la mítica sombra negra que con revolver en mano está dispuesta a todo, sino que por el contrario, es fácil comprender que lleva a Severino Di Giovanni por este camino, y en ese sentido el autor nos hace seguir paso a paso cada detalle que lo hacen alejarse del pacifismo tolstoyano que predicaba en un principio, para acercarse al necesario uso de la violencia revolucionaria.
Esta es la historia de Severino Di Giovanni, una historia que se intentó desvirtuar, tergiversando la vida y obra de quien murió por un ideal al grito de ¡Viva la Anarquía!.

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jueves, agosto 28

Sociedades secretas contra el estado

Contrainfo ha publicado recientemente el libelo Sociedades Secretas contra el Estado, que contiene la traducción de un texto extraído del blog “Moment of insurrection”. Dicho texto explora el rastro histórico en las últimas épocas de la Sociedad secreta como ente conspirador y anti-Estatal, como aparato informal de lucha, negación y ataque. Habla de los antiguos grupos de bandidos que surgían en las tabernas y los clubs y de las tribus rebeladas contra sus colonizadorxs, de las partisanas antifascistas durante la 2ª G. M. y los grupos armados anarquistas de ayer y hoy, pasando por los grupos de auto-defensa queer organizadxs informalmente en la sociedad estadounidense contemporánea y los movimientos que entre el surrealismo y la anarquía trataron de reventar el mundo del aburrimiento y la no-vida. Desde los bandidos y los aquelarres hasta el Bloque Negro, cobra vida una trayectoria fantasmal de secretismo y violencia política que es cuanto menos interesante descubrir.

Lo puedes leer aquí

lunes, agosto 25

Oda a la ociosidad

Una oda a la ociosidad presupone una crítica al trabajo[1]. Al ídolo trabajo, alabado por absolutamente todos. El debate y el problema entre ellos estriba en cómo organizar la producción; pero pocos ven el problema en el trabajo mismo. Una lección histórica es que no puede vencerse al enemigo apelando a su propia moral. La moral burguesa del trabajo no es una excepción. Por dos míseros puestos de trabajo, por dos empleados más, se justifica la destrucción de la naturaleza y de la persona. Todos, sin excepción, se ven arrodillados ante este ídolo que no acepta otro Dios a su lado.

Acometer esta crítica no es nada fácil. ¿Cómo hacerlo exactamente? Todo el mundo busca trabajo hoy en día, ¿y uno pretende criticarlo? Es tal la interiorización existente en cada uno de nosotros respecto al trabajo, a la productividad, a la ilusión cuantitativa del capital, que realmente es complicado darse cuenta. Lo rodea todo y a todas horas, incluso a uno mismo. Hasta el término “tiempo libre” es un concepto carcelario, que solamente sirve para que la fuerza de trabajo reponga energías y pueda seguir así produciendo infinitamente, fuera de toda lógica.

Cuando a cualquiera se le pregunta qué es (pregunta ambigua donde las haya, con una enorme cantidad de respuestas posibles), muy posiblemente, sin pensarlo siquiera, te responderá su oficio. “Yo soy peluquero”. ” Yo soy profesora”. Eso es lo que somos. Nuestro trabajo. El capital, tras siglos de adiestramiento, ha sido terriblemente brillante al identificar por completo a la persona con su trabajo. De esta manera, la diversidad humana que se presupone que tenemos se ve reducida a su mínima expresión; al fin último de trabajar para conseguir dinero, para que de esta manera se pueda satisfacer la triste noción de libertad que se tiene actualmente; la de elegir qué mercancía escoger en los estantes de las tiendas.

Mientras lo humanos poblemos la tierra, se harán todas las actividades necesarias para vivir. Se cultivarán huertos, se educará a los más pequeños, se hará ropa, se construirán casas, etc. Esto es algo obvio. No es esto lo que se pretende criticar, porque sería una tontería. Lo que no es tan evidente, lo que los aduladores del trabajo no ven, o no quieren ver, es que elevan el trabajo a un principio abstracto que determina las relaciones sociales, sin importar las necesidades o las voluntades de los implicados. Se crea de esta manera un mundo aparte, abstracto. El tiempo ya no es vivido; es puesto a disposición de la productividad, de la eficiencia, de la producción, del trabajo.

Y en mitad de la ilusión cuantitativa del capital y de la abstracción metafísica del trabajo y del tiempo, surge una contradicción inmanente. Ciegos y sordos como son, se han perdido en el laberinto que ellos mismos han construido y no ven ni oyen los gritos de miseria de las tres cuartas partes de la humanidad. Por un lado, el sistema vive y sobrevive a raíz utilizar energía humana de forma masiva, mediante la explotación de la mano de obra en su maquinaria. Por otro lado, la ley de la competitividad empresarial impone un crecimiento constante de la productividad, en la que la fuerza de trabajo humana se sustituye con capital en forma de conocimientos científicos y tecnológicos. Esta contradicción ha hecho que el edificio se derrumbe por su propio peso, y a pesar de todas las evidencias, los gobiernos de todas las ideologías siguen queriendo “dar un empujón” y “hacer lo que sea” para que el edifico en ruinas dé más de sí.

Todos aluden al trabajo como fin humano absoluto que, pase lo que pase, ha de seguir vigente, aunque hoy en día sea innecesario. El desarrollo tecnológico de la microelectrónica está haciendo cada vez más prescindibles a la mayoría de “los proletarios”. Este aumento del conocimiento tecnológico, junto con el aumento demográfico a nivel global, está produciendo que cada vez más sectores de la población queden excluidos de la vida moderna. Porque ya se sabe, el que no trabaja no es persona. No es útil, no es rentable, y por lo tanto es desechable. Surgen así núcleos de pobreza en medio de la abundancia, incluso dentro de las propias ciudades capitalistas. En medio de la riqueza reaparece la miseria. El capitalismo se está convirtiendo en un espectáculo global para minorías, y cada vez más minorías.

El trabajo no es una necesidad eterna, como quieren hacernos creer. No es una “ley natural”, como los apologistas claman a los cuatro vientos. Si fuera de esta manera, ¿por qué tres cuartas partes de la humanidad sufren de miserias debido a que el sistema del trabajo ya no necesita su trabajo? Es la absurdidad en la que nos encontramos inmersos; que en un momento histórico en el cual el trabajo se está haciendo innecesario se nos inculca que el trabajo es el fin absoluto ante el cual todos debemos arrodillarnos, aunque por meras contradicciones uno nunca llegue a trabajar. Lo importante para el poder es crear la mentalidad adecuada que posibilite la alabanza hacia el trabajo. El hacernos sentir culpables si, simplemente, no hacemos nada. ¿Quién de nosotros no se ha sentido culpable alguna vez por no estar haciendo nada “productivo”? La interiorización de los valores del trabajo y de la productividad en las propias personas excluidas del sistema de producción, el hecho de reducir nuestras existencias a la mínima expresión posible, son los mayores logros del capitalismo.

Hace tiempo que los “nuevos mercados” fueron saqueados. En el pasado estos cumplían la función de compensar la racionalización de las empresas y de superar las contradicciones del sistema de trabajo. Pero actualmente se elimina más trabajo por motivos de racionalización del que se puede reabsorber con la expansión de los mercados. Como consecuencia lógica de la racionalización (impulsada esta a su vez por la competitividad), la electrónica sustituye la energía humana y las nuevas tecnologías de comunicación hacen el trabajo innecesario. Se impone de nuevo la contradicción, y como consecuencias el número de excluidos, de “personas sobrantes” en este mundo adorador del trabajo, crece de forma exponencial.

Por un lado más y más personas son desechadas del sistema productivo, y por otro se aumenta hasta un máximo nunca visto anteriormente la explotación de los que, por el momento, todavía conservan su preciado trabajo. El aumento de los conocimientos científicos y tecnológicos, junto con su aplicación práctica a la industria, presuponía lógicamente la disminución cada vez más pronunciada de los trabajos pesados y repetitivos. Oscar Wilde escribió que la tecnología sustituiría y liberaría a las personas de los trabajos pesados. Pero ha ocurrido lo contrario; las personas que todavía no han sido desechadas están más alienadas debido, precisamente, a la tecnología que supuestamente les liberaría. Las máquinas imponen su ritmo al trabajador en la fábrica, haciendo el tiempo así mucho más rentable debido a que la explotación crece enormemente. Con la aplicación de las máquinas en el proceso productivo, con el mismo tiempo se produce mucho más y a la persona se la comprime también mucho más. Por otro lado, la tecnología de las comunicaciones produce una completa dependencia del trabajo. Cuando el oficinista sale unos días, durante su “tiempo libre”, de esa cárcel de ordenadores alineados y se marcha de vacaciones (para que recupere energías y para que sea eficiente en el trabajo futuro, obviamente) se marcha con su ordenador, con su móvil y con todos los aparatos necesarios, por si a última hora se le presenta algún proyecto que no puede esperar. La alienación de los -de momento- incluidos en el sistema productivo es más grande que nunca; su explotación y dependencia es total, y la tecnología, contrariamente a toda lógica, está siendo usada no como medio de liberación humana, sino como medio y fin al mismo tiempo de alienación en pos del trabajo.

La racionalidad de la economía de empresa exige que, por un lado, masas cada vez más numerosas se queden “sin trabajo” de manera permanente y, de esta forma, se vean apartadas de la reproducción de su vida inmanente al sistema; mientras que, por otro, el número cada vez más reducido de “empleados” se vea sometido a unas exigencias de trabajo y de rendimiento tanto mayores.
Se ha de superar la noción entendida por propiedad privada. Solamente pensando que ésta es simplemente un “poder de disposición” en manos de los capitalistas, pudo surgir otra idea como la de afirmar que puede superarse la propiedad privada sobre la base de la producción de mercancías. Se creyó que el Estado es opuesto a la propiedad privada, cuando realmente la propiedad del Estado no es sino una forma derivada de la misma propiedad privada, puesto que el Estado no es sino la imposición general y abstracta de los productores de mercancías. Tanto la propiedad privada como la propiedad estatal quedan obsoletas, ya que ambas presuponen y se basan en el proceso de explotación.

Para los economistas de todas partes y de todas las posturas su sistema funciona a la perfección. ¿Pero se puede afirmar, acaso, que el sistema impositivo del trabajo global ha traído el bienestar, aunque sea de forma remota, a una parte importante de la población? Basta con echar una mirada en las consultas de los psicólogos y psiquiatras. La falta de salud mental es pandémica, debido a que millones de personas languidecen realizando un trabajo sinsentido y enfermando física y psíquicamente, y otros tantos millones de seres se ven excluidos y condenados a la miseria y a la marginación. ¿Se puede llamar funcionar al hecho de convertir al mundo en un vertedero para que la producción siga indefinidamente y poder así sacar dinero a partir del propio dinero? Así es como su maravilloso sistema funciona. Su lema siempre ha sido y es “credo quia absurdum”. Creo porque es absurdo.

Se argumentará, siempre falaces estos apologistas del trabajo, que sin propiedad privada, que sin competitividad y que sin los principios del trabajo, toda actividad se anularía. ¿Es esto la confesión de que todo su sistema se basa en la pura imposición? De ninguna manera cesará toda actividad cuando desaparezcan las imposiciones del trabajo. Lo que sí es cierto es que toda actividad cambiará su carácter, cuando ya no se vea encasillada en la esfera sin sentido y autofinalista de tiempos en cadena abstractos y cuando esté integrada en contextos de vida personales siendo la producción afín a las circunstancias y a las necesidades. Siempre habrá actividades necesarias y no todas serán agradables, pero esto no importa demasiado mientras estas mismas actividades ya no te consuman la vida ni se te imponga como “ley natural”. ¿Tan difícil sería encontrar el equilibrio entre la realización de actividades necesarias, de ocio y de actividades libremente elegidas? Recordemos que tanto el ocio como la actividad son necesarias; el cuerpo humano necesita tanto desconectar y descansar como liberar la energía sobrante, y nuestra naturaleza social requiere que nos sintamos útiles para con la sociedad, pero el sistema impositivo del trabajo se ha aprovechado de esta necesidad de actividad y la ha comprimido hasta dejarla vacía y distorsionada.

El trabajo es un cadáver al cual se niegan a enterrar, de manera que su olor pestilente nos afecta a todos, contaminando nuestras mentes, nuestras vidas y los ecosistemas naturales. Pero como buen cadáver que es, está rodeado de carroñeros dispuestos a aprovecharse de él. Tenemos que hacer ver que el uso sensato de las posibilidades no pueden ya ser dirigidas por una “mano invisible” abstracta e impredecible, sino simple y únicamente por una acción social consciente. La riqueza producida es aprehendida directamente según las necesidades, y no según la “capacidad de compra”. Para poder aprehender según las necesidades, es necesario antes formar asociaciones libres y consejos que determinen cuándo y qué se coge. Junto con el trabajo, desaparece la generalización abstracta del dinero así como la del Estado. El trabajo ya no sería el eje central sobre el que gira el fin de la vida.

Notas

[1] El término “trabajo” no está usado en este artículo en el sentido de actividad natural y deseable, sino en sentido negativo de imposición autofinalista.


Radix

viernes, agosto 22

La ofensiva ciudadanista

El 24 de junio saltó a la palestra la plataforma ciudadana “Guanyem Barcelona”, edificada en torno al atractivo mediático de Ada Colau, la delegada más televisiva de la Plataforma de Afectados por las Hipotecas; el enésimo acto de la comedia electoral hispana tenía lugar en medio de patéticas advertencias contra la ofensiva neoliberal e indignadas promesas de cambiar las reglas del juego político, de romper la relación íntima de la administración pública con los grandes intereses privados y, en fin, de rescatar “la democracia”, el sistema político nacido de la reforma pactada de la pasada dictadura, todo ello pronunciado con el tono de la mayor sinceridad. Parece que el ciclo abierto durante el 15M haya llegado a su más lógica conclusión. La incapacidad de la vieja política en resolver los problemas económicos de las masas desclasadas, rebautizadas como ciudadanía, obliga a la formación de un gran partido ciudadanista que ahora se concreta en diversas iniciativas refundadoras que cúpulas improvisadas difunden con la ayuda de equipos informáticos. Mientras las nuevas formaciones políticas se preparan para competir en las próximas municipales y autonómicas expresando así el anhelo de urnas de una supuesta clase ciudadana que se manifiesta a través de los movimientos sociales, vecinales y sindicales, podríamos tratar de explicar las causas de esta aparente transformación del escenario político, que habrá que buscarlas en las nuevas condiciones de existencia de las clases masificadas que hasta hoy habían constituido la base social del vigente régimen partitocrático.

En los países donde reinan las condiciones modernas de producción y consumo realmente no puede hablarse de clases, sino de masas, amontonamiento indiferenciado de residuos de clases y fragmentos de capas sociales, conformista y resignado a delegar la defensa de sus intereses en una clase política profesionalizada y enquistada en las instituciones. En esta etapa del capitalismo, que calificamos como desarrollista, el Capital y el Estado se fusionan originando un sistema político eminentemente bipartidista entremezclado con intereses financieros, turísticos e inmobiliarios. Es la partitocracia. Pues bien, el empobrecimiento de la parte más vulnerable de dichas masas ha provocado en la sociedad civil diversos movimientos autoorganizados al calor de los conflictos locales, ni lo bastante fuertes, ni lo suficientemente lúcidos como para prescindir del enjambre de militantes de viejos partidos frustrados, casi marginados, que han acudido a la lucha con la intención de instrumentalizarla, ni tampoco de las bandadas de nuevos militantes ambiciosos forjados en ellas. En resumen, la crisis social ha desgastado la imagen de la vieja política bipartidista, acelerando la descomposición de la facción socialdemócrata, uno de los dos puntales del orden político, hasta el punto de preocupar a la clase dominante, pero no ha creado un movimiento social independiente capaz de encarar los problemas con espíritu revolucionario.

En esas condiciones de crisis a medias entra en juego la nueva burocracia política ciudadanista que se segrega de las luchas sociales y pretende representar en los parlamentos y consistorios los intereses perdedores en la globalización económica. Dichos intereses varían de un escenario a otro, según vayan más o menos asociados, bien a los viejos partidos minoritarios que se alimentan del cadáver bipartidista, bien a las oligarquías regionales en pugna con el Estado central por cuestiones de impuestos y transferencias, es decir, están determinados por el grado de implicación en los conflictos secundarios dentro de la clase dominante en torno al modelo político o administrativo más eficaz para la economía. La disparidad de intereses ha dado lugar a diferentes proyectos, algunos limitados al ámbito municipal, como por ejemplo Guanyem Barcelona, otros como el de la CUP circunscritos en el área autonómica, y finalmente, otros con ambiciones estatales, caso del electropartido izquierdista Podemos. La impostura se desprende de un dato: no son sus futuros votantes quienes han elegido a sus candidatos; son más bien éstos los que con distintas estrategias han elegido a sus futuros votantes. Sorprende sin embargo que, aunque tales proyectos estén todos en su primera infancia, sus promotores adolezcan visiblemente de una vieja y conocida enfermedad, el cretinismo parlamentario, dolencia que introduce en sus desafortunadas víctimas la convicción solemne de que el presente y el futuro del país entero, de las masas y las clases, han de determinarse en función de la distribución del número de cargos electos en todos los foros institucionales, y que todo lo que sucede fuera de ellos, disturbios, huelgas, sabotajes, ocupación, revoluciones, guerras, etc., tiene mucha menos importancia que cualquier asunto, por nimio que sea, que en un momento dado ocupe la atención de los diputados o concejales reunidos.

De alguna forma las tentativas ciudadanistas han querido llevar las circunstancias críticas al punto en el que se encontraban antes del 15M. Para muchos sectores sociales afectados, particularmente el de la juventud con estudios precaria o en paro, la cantera mayor del ciudadanismo, el horror al desorden y la anarquía que intuyen en los violentos enfrentamientos con la policía habidos en los desbordamientos de manis callejeras, es más fuerte que la indignación ante la impunidad de la Banca, la magnitud de los recortes en Sanidad y Educación o la corrupción de la jerarquía partitocrática. En su intervención política subyace el deseo de impedir la formación de organismos sociales exteriores al sistema y fuera de control, o sea, verdaderamente autoorganizados, capaces de movilizar a las masas irritadas y desposeídas contra la clase dominante y el Estado. Su función consiste en detener la marcha de un antagonismo que no para de crecer, canalizando sus reivindicaciones, sus experiencias y sus impulsos hacia el pantano de la política. El desplazamiento de las escaramuzas territoriales y urbanas hacia los consistorios y los parlamentos, en suma, el relevo de lo social por lo político, trasluce precisamente la intención señalada de restablecer el orden en las coordenadas sociales anteriores a la crisis económica, pero como suele suceder, la decadencia del partido ciudadanista comenzará en el mismo momento de su triunfo. Mientras dure la crisis tiene la existencia asegurada; pero a condición de formar parte del juego y evitar que la baraja se rompa.

Los ciudadanistas no cuestionan el Capital, ni tampoco el Estado; quieren acomodar lo que llaman “economía social” en el primero, y tener cabida en el segundo, por la sencilla razón de que su base social, los sectores desclasados mesocráticos, se moviliza a condición de que no pase nada. Por razones electorales, pueden mantener un equívoco al respecto reivindicando acontecimientos rupturistas como los de Gamonal o Can Víes, pero siempre se separarán del hecho violento, atribuible por ellos a la policía o a minorías exaltadas no representativas. Las nuevas formaciones ciudadanistas no se plantean la acción y temen todas las iniciativas que conduzcan a ella. Su naturaleza mezquina y ambiciosa nada mejor en los estanques de la política, lejos de los peligros que acarrea la intervención en las luchas sociales. Creen que hacen lo que deben cuando no hacen nada práctico y se limitan al acto festivo y simbólico. Son expertas en espectáculos llamativos y ruidosos, como el que se intentó con las Marchas por la Dignidad, montajes cuya inanidad corre pareja al tamaño de sus pretensiones. Pero en la medida que hay espectáculo, deja de haber realidad. Eso lo sabe la clase dirigente, que en último extremo puede permitirse dominar a través incluso de partidos a la violeta, plataformas cívicas, coaliciones no oficialistas y demás “mecanismos de participación ciudadana” que en apariencia, pero sólo en apariencia, parecen contrarios a sus intereses, a no ser que los oprimidos rebeldes tengan en cuenta que la mirada dirigida y enaltecida por los medios, a veces alternativos, nunca es la de la libertad, sino la del poder, actuando en consecuencia. ¡Abajo el engaño ciudadanista!

martes, agosto 19

Las torturas no son casos aislados, sino hechos que el sistema permite y propicia

Desde 2010, La campaña CIEs NO ha denunciado la vulneración de derechos y las torturas que se producen dentro de los Centros de Internamiento de Extranjeros.

Pregunta.- ¿Qué es un CIE?

Respuesta.- Los CIE son instalaciones donde el Estado español encierra a personas a la espera de ser expulsadas por carecer de permiso de residencia aunque no hayan cometido ningún delito. La falta administrativa en la que han incurrido es equivalente al impago de una multa de tráfico. A los nacionales se les sanciona con un recargo, a los inmigrantes se les priva de libertad y de muchos otros derechos fundamentales; los principales, los derechos a la dignidad y a la integridad física. Cárceles encubiertas que privan de libertad sin haber cometido ningún delito, sin ningún juicio previo y donde se llega a cerrar a personas por el simple hecho de no haber respetado las normas relativas al traspaso de fronteras o a la estancia en un país. Es decir, por haber cometido una falta administrativa, encontrarse en situación irregular.

P.- ¿Hay alguna diferencia con las cárceles?

R.- Los CIES parecen cárceles tanto por su ubicación, como por su enfoque,
como su dependencia orgánica o la organización interna. Pero son peores que cárceles: en las prisiones hay centros recreativos, actividades, visitas íntimas y, lo más importante, tienen una regulación por ley.

P.- ¿Qué sucede dentro?

R.- En los CIE hay privación de derechos, mucho más allá de la privación de libertad. Hay una gran dificultad para cubrir las necesidades básicas y la vulneración de derechos es sistemática. Se violan los derechos humanos básicos: torturas, negación a elaborar partes médicos, imposibilidad de acceso por parte del interno a un juez o fiscal para expresar quejas o denuncias, entre otros. La comida es escasa y de mala calidad, muchos afirman pasar hambre. No hay nada que hacer durante el día; la sala común se encuentra hacinada y sin materiales de ocio. No hay actividades organizadas, culturales o recreativas, a las que dedicar el tiempo (hecho que aumenta el estado de ansiedad al no comprender los internos porque están encerrados si no han cometido ningún delito). En relación a la garantía de derechos, hay vulneraciones muy graves: ausencia de sistemas de identificación de los policías; zonas grises en el sistema de vídeo-control; negativa a elaborar partes médicos o a documentar las lesiones por parte del personal médico del centro; celdas de aislamiento que incumplen normas de uso, comunicación y registro.

P.- Además de todo lo que ya habéis comentado, que de por sí son formas de tortura, ¿hay malos tratos y torturas físicas en los CIES?

R.- Sí. Pocas denuncias salen a la luz, pero existen testimonios independientes, congruentes y sistemáticos que muestran la existencia de actos de tortura a internos antes y durante el traslado desde el CIE al aeropuerto de Barajas y en las dependencias del propio aeropuerto (ocurre mucho en los traslados). Hay varios casos documentados de lesiones graves. No se trata de casos aislados sino de hechos que se repiten y que el sistema permite y propicia. A esto hay que añadir que quien denuncia es rápidamente deportado (la principal prueba en una denuncia de este tipo es la misma víctima). Lo mismo sucede con los posibles testigos. La práctica totalidad de las personas que han denunciado malos tratos han sido expulsadas el mismo día o al día siguiente. Esto hace que, incluso cuando hay denuncias, los casos se archiven sistemáticamente, porque tanto las víctimas como los testigos han sido expulsados. En la mayoría de casos, no hay un informe médico que respalde los hechos porque el médico del centro no lo recoge en ningún informe. Cabe destacar como sorprendente la ausencia de partes médicos tanto por parte de la médico de AENA que revisa a los internos en Barajas a petición de la Policía (y que ha sido señalada en varias ocasiones por los internos de falsear u ocultar información) como de los médicos de los CIE.

P.- ¿Cuántas muertes ha habido?

R.- No lo sabemos con exactitud, pero ha habido motines, huelgas de hambre, suicidios y muertes. Uno de los casos más graves ha sido el de Austin Johnson, que al llegar a su país de origen (Nigeria) tuvo que ser ingresado 3 días por agresiones en la expulsión (su hija nació 8 días después en España). Se tiene constancia de los suicidios de Jonathan Sizalima y Mohamed Abagui. Jonathan tenía 20 años, era de Ecuador y falleció en el 2008 en el CIE de Barcelona. Mohamed tenía 22 años, erra marroquí y falleció en mayo de 2010 en el mismo centro. También ha habido muertes, causadas por la falta de asistencia médica: Samba Martine (congoleña, en el CIE de Madrid, 19 de diciembre de 2011), Ibrahim Sissé (de Guinea Conakry, en el CIE de Barcelona, 6 de enero de 2012), Idrissa Diallo (guineano, en el CIE de Barcelona, enero de 2013).

P.- ¿Qué es la campaña por el cierre de los CIES?¿Cómo se puede apoyar o participar en ella?

R.- Se constituyó en Valencia en 2010, tras la divulgación del informe de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), encargado por el Consejo de Europa, que constató la práctica de malos tratos y torturas en varios CIE. Aboga por el cierre de los CIE y el cambio en las políticas de inmigración europea. Y, mientras existan los CIE, lucha para que al menos prime en ellos el criterio social y para que haya mucho más personal externo (no del cuerpo de policía). El primer paso para apoyar la campaña sería informarse del problema y sensibilizarse con lo que está sucediendo. Después, ayudar a difundir la información y colaborar con alguno de los colectivos que están en esta lucha, que hay en muchas ciudades.
 
L. Martínez
Ilustración: Joan Turu
Periódico CNT nº 410 - Abril 2014

sábado, agosto 16

Autómatas


“Nos hemos transformado en autómatas que viven bajo la ilusión de ser individuos dotados de libre albedrío. Tal ilusión ayuda a las personas a permanecer inconscientes de su inseguridad, pero ésta es toda la ayuda que ella puede darnos. En su esencia el yo del individuo ha resultado debilitado, de manera que se siente impotente y extremadamente inseguro. Vive en un mundo con el que ha perdido toda conexión genuina y en el cual todas las personas y todas las cosas se han transformado en instrumentos, y en donde él mismo no es más que una parte de la máquina que ha construido con sus propias manos. Piensa, siente y quiere lo que él cree que los demás suponen que él deba pensar, sentir y querer, y en este proceso pierde su propio yo, que debería constituir el fundamento de toda seguridad genuina del individuo libre […] La consecuencia de este abandono de la espontaneidad y de la individualidad es la frustración de la vida. Desde el punto de vista psicológico, el autómata, si bien está vivo biológicamente, no lo está ni mental ni emocionalmente. Al tiempo que realiza todos los movimientos del vivir, su vida se le escurre de entre las manos como arena. Detrás de una fachada de satisfacción y optimismo, el hombre moderno es profundamente infeliz; en verdad, está al borde de la desesperación”. 
 
                                                      Erich Fromm

miércoles, agosto 13

La guerra es la salud del estado

En el mundo de hoy, los Estados necesitan la guerra para establecer la dominación sobre otras partes del planeta, para unir a su población contra un enemigo exterior, para impulsar sus propias industrias armamentísticas, que constituyen una parte creciente de sus economías. Cada vez más, grandes empresas e instituciones financieras como el FMI y el Banco Mundial, en conjunción con países como los Estados Unidos, Francia, China, Rusia y otros, imponen su dominio económico por medio de la fuerza militar.

Además, el desarrollo de la industria nuclear conduce a una sociedad nuclear de control y centralización, y a una amenaza para la vida humana y el medio ambiente. La nueva tecnología (drones, etc.) se usa para matar cada vez más gente, y para incrementar la vigilancia del Estado, incluyendo el control de las fronteras de la Fortaleza Europa contra los inmigrantes de África.

 La búsqueda de minerales por parte de esas industrias saca a la luz las luchas de los diferentes bloques de poder para establecer el control sobre importantes yacimientos de uranio, petróleo u otros minerales. La guerra está íntimamente ligada a la destrucción del medio ambiente, como la deforestación de la selva durante la Guerra de Vietnam o los enormes daños ambientales durante el bombardeo de las refinerías durante la Guerra del Golfo.
 
La guerra implica el desplazamiento de poblaciones enteras, la emigración forzosa y el establecimiento de grandes campos de refugiados. Desencadena hambrunas con ataques a las cosechas. Las violaciones en masa son utilizadas como arma de terror y como síntoma de la virilidad distorsionada generada por el militarismo.

Así como las amenazas fabricadas del tipo de la del fundamentalismo islámico y, de nuevo, la del Oso Ruso o la de la agresión imperialista occidental, también se emplea cada vez más la amenaza de desorden interno, a menudo provocada por el propio Estado, para crear un enemigo interior –el enemigo dentro- ya sean bandas juveniles o grupos políticos. El aumento de la militarización de la sociedad está por tanto justificado, con una presencia cada vez mayor de tropas en las calles y aeropuertos militares, y el incremento de las fuerzas policiales militarizadas.

Los bloques de poder en competencia –Estados Unidos, Rusia, China, la Unión Europea, etc.- buscan sus propias esferas de influencia a nivel global, lo que lleva a una tensión cada vez mayor, como podemos ver en la situación de Ucrania.

Nos oponemos a la tendencia a la militarización de la sociedad y a la guerra. Las disputas sobre fronteras se han empleado como medio por los bloques de poder y los Estados para alimentar conflictos. La respuesta no está en la solución del micronacionalismo (Escocia, Cataluña, etc.) con el desarrollo de nuevos Estados pequeñitos con sus propias fuerzas armadas sino en una libre federación de los pueblos, la destrucción de las industrias de guerra, la disolución de los ejércitos y la desaparición de las fronteras, y la eliminación del capitalismo. A un nivel más práctico, nos oponemos a su tendencia a la guerra y la militarización de la sociedad con campañas contra el reclutamiento militar, el apoyo a los desertores y a los que se oponen a la guerra, a la desobediencia civil y a los paros y huelgas contra el tráfico de armas y de ejércitos.

No a las fronteras
No a las guerras
Sí a compartir todos los recursos de todo el planeta
¡Guerra a la guerra!

Internacional de Federaciones Anarquistas (IFA)
(Internacio de Anarkiismaj Federacioj)

domingo, agosto 10

Sobre los objetivos y los métodos de la crítica

El desarrollo de una práctica anarquista coherente basada en nuestro deseo de recuperar nuestras vidas requiere el uso continuo del análisis crítico a todos los niveles. Pero, como con la totalidad de la práctica anarquista, la crítica sólo es útil cuando uno tiene claros los objetivos de la práctica y desarrolla métodos consistentes con estos objetivos. Aquí como en todas las otras áreas de la práctica, nuestros medios tienen que englobar nuestros fines.

Por simplificar y clarificar, podemos hablar de tres áreas generales en las que el análisis crítico es necesario: 1) la crítica de la sociedad actual, de las instituciones, sistemas y relaciones que producen y mantienen la dominación y la explotación; 2) la crítica histórica, el examen crítico de las luchas, insurrecciones, teorías y prácticas revolucionarias del pasado; y 3) la crítica de las ideas y prácticas del movimiento anarquista contemporáneo.

La crítica de la sociedad actual, sus instituciones y relaciones de dominación, tiene un objetivo muy simple, conseguir una comprensión de nuestro enemigo que sea adecuada para el proyecto de destruirlo y abrir la posibilidad de una vida libre y autodeterminada. El método que mejor se ajusta a este objetivo el ataque incisivo, iconoclasta. Los eslóganes y las proclamaciones simplistas no son suficientes. Es necesario examinar profundamente las prácticas del estado, el capital y todas las otras instituciones de dominación. Este examen necesita empezar en nuestro deseo de recuperar nuestras vidas como individuos y de desarrollar relaciones basadas en la libre asociación, y en la consecuente necesidad de reapropiarnos de la vida a un nivel social también. Esto significa analizar la manera en que las instituciones dominantes penetran en y vienen a definir nuestras vidas cotidianas. De hecho, el examen de la vida cotidiana tiene una importancia fundamental, ya que es ahí donde uno puede desarrollar una práctica continua de conflicto con las fuerzas de la dominación, descubriendo sus puntos débiles que podemos atacar al vivir nuestra propia viada. También es donde uno puede encontrarse con los individuos que puede que no se llamen a sí mismos anarquistas o revolucionarios, pero que viven desafiando esta existencia y así pueden probar ser los cómplices más fiables en la revuelta. Por supuesto, en el desarrollo de esta crítica, podemos hacer uso de innumerables herramientas, incluidas aquellas que robamos de disciplinas científicas y académicas como la filosofía y la antropología.

Pero estas no deberían convertirse nunca en modelos de una futura sociedad o en el centro de nuestra crítica. Si lo hacen, se convierten en cadenas ideológicas más que en herramientas críticas de nuestro deseo de reapropiarnos de nuestras vidas y transformar la existencia según nuestras necesidades, deseos y aspiraciones.

El objetivo de la crítica histórica anarquista es reapropiarnos de la historia de la lucha contra la dominación como una tarea inacabada, examinar las insurrecciones y revoluciones del pasado como parte de nuestra lucha en curso de manera que podamos coger lo que nos es útil de ellas. El método apropiado para llevar a cabo este objetivo es la desmitificación de la historia. No quiero decir con esto reemplazar las visiones “objetivamente” falsas del pasado con otras “objetivamente” verdaderas. Más bien me refiero a la transformación de nuestra concepción de la historia. La “Historia” que nos enseñaron en la escuela es una sucesión de eventos (a menudo percibida como una progresión) puestos en exhibición como piezas de museo. Sea “correcto” o no, esto representa una mistificación en el sentido más amplio de la palabra, ya que define la Historia como algo que está sobre nosotros y que no puede ser tocada. La respuesta radical más común a esta visión es la desarrollada por algunos marxistas y hegelianos en la cual la influencia de la Historia no es el pasado muerto, sino un futuro determinado e inevitable.

Puesto que esto coloca a la historia por encima de nosotros en un dominio intocable, sagrado, es todavía una mistificación. La desmitificación de la historia es el reconocimiento de que esta es nada más y nada menos que la actividad de los seres humanos haciendo lo que sea necesario para crear sus vidas y su mundo. Debido a que esta actividad es principalmente inconsciente, los gobernantes son capaces de controlarla según sus propios intereses y crear la historia mistificada que apoya su control continuo. Las insurrecciones son los momentos en los que el aparato de la mistificación histórica se rompe y la gente comienza a verse como los protagonistas de su propia existencia, despertando la cuestión fundamental de cómo ocuparse de crear conscientemente nuestras vidas para nosotros mismos. Desde este punto de vista, todas las insurrecciones pasadas forman parte de una misma lucha en curso. Sus faltas y fallos no son cuentos de trágico heroísmo y derrota, sino más bien lecciones para incitar la lucha continua por la reapropiación de nuestras vidas. Así pues, la crítica histórica en un sentido anarquista y revolucionario es el examen de esos momentos en los que las mistificaciones históricas se derrumban y comienzan a surgir las preguntas fundamentales sobre cómo crear nuestras vidas para nosotros mismos, con el objetivo explícito de reabrir estas cuestiones ahora en nuestras propias vidas para estar mejor preparados cuando ocurra la siguiente ruptura insurreccional.

Por supuesto, sin ninguna ilusión de que pueda haber alguna solución garantizada cuando nos adentremos en el camino desconocido de la insurrección y la creación de una existencia libre.

La interacción crítica entre nosotros, tratando ideas y prácticas actuales, estaría dirigida idealmente a afilar nuestra teoría y nuestra práctica y a clarificar afinidades y diferencias reales para que cada uno de nosotros podamos desarrollar nuestros proyectos en asociación con otros con los que compartamos afinidad real. De este modo el objetivo es principalmente no conseguir una unidad táctica y teórica como proclaman algunos anarquistas, sino por el contrario mantener la vitalidad que surge de la inmersión en la lucha contra este orden social, una vitalidad capaz de tener una discusión intensa y un conflicto real de ideas sin la necesidad del rencor o el defensivismo de una posición atrincherada. El método apropiado para esta crítica es el debate profundo, apasionado e inteligente de ideas y prácticas llevado a cabo con transparencia. Para hacer esto, debemos mantener nuestro debate en el campo de las prácticas e ideas reales. De este modo queremos evitar en nuestros debates juicios estilísticos y caracterizaciones –describir una idea como “académica”, “arrogante”, “dogmática”, etc. no es una crítica de la idea, sino sólo de su estilo. Queremos evitar crear monolitos donde no existen, porque tales construcciones provocan que la cuestión a debate se pierda detrás de la secta inexistente que uno se ha creado. Esto también ocurre cuando alguien compromete a una persona o grupo ajeno en el debate y atribuye sus ideas a las del oponente. La cuestión original a debate desaparece otra vez detrás de una construcción ficticia.

Podría tratar más métodos usados para evitar el debate: insultos personales y acusaciones, la doctrina izquierdista de la culpa y la responsabilidad colectiva, discutir sobre la forma de alguien para desacreditar sus ideas, la “critica” de lo alguien no hizo en vez de aquello que hizo, etc., etc.

Todas estas prácticas sacan al debate de las ideas y prácticas reales y lo llevan a lo ficticio y a menudo a lo ideológico. Al hacer esto los objetivos de la crítica se pierden. Cuando las ideas y las prácticas reales de los individuos se pierden detrás de las batallas de los gigantes ideológicos, la teoría y la práctica se desafilan, se consumen totalmente para ajustarse a las diversas construcciones ideológicas que representan los bandos de esta batalla. Las afinidades y las diferencias reales se eclipsan por la necesidad de adherirse a un bando en estos falsos debates. E, indudablemente, somos instados a tomar partido por uno de los bandos, incluso cuando no encontramos llamativa ninguna de las opciones y más bien simplemente sigamos nuestro propio camino creando nuestros proyectos de revuelta como queramos. Y, por supuesto, solo distanciándonos de los falsos debates podremos volver a entrar en la interacción crítica real con aquellos que deseen rechazar conscientemente los métodos para evitar el debate real.

Por supuesto, esta división de la actividad crítica en tres áreas ha sido hecha sólo por motivos de simplicidad. De hecho, estos aspectos de la crítica esta íntimamente unidos fluyendo entre ellos como parte de la actividad transformadora de la lucha contra esta sociedad. Para mantener la vitalidad de nuestra actividad crítica, de nuestros análisis, nuestros debates y nuestra creación de teoría, debemos evitar cuidadosamente cualquier tendencia hacia la reificación de estas actividades. Debemos evitar la idea de que hemos hallado la respuesta, de que no necesitamos examinar o discutir más, sino sólo convencer a los otros de que tenemos razón y de que deberían seguir nuestra perspectiva (¿en qué se diferencia esto de ser lidere y autoridades?). No estoy sugiriendo que no debamos tener confianza en nuestras ideas, sino al contrario que debemos continuar analizando y discutiendo todo –incluida nuestras propias ideas y prácticas- con un ojo cruel e incisivo. Porque es nuestra vida y nuestra libertad lo que está en juego.

 Willful Disobedience

jueves, agosto 7

¿Is there life before death?

¿Hay vida antes de la muerte?
se preguntaban los Point Blank
a comienzos de los setenta
 
y para cerciorarse de ello
editaron un panfleto,
una guía oficial para conductores
donde sobre el mapa de San Francisco se decía:
 
No vamos a ningún sitio
si solo vamos de la casa al trabajo,
del agotamiento al aburrimiento,
de la presión al tedio absoluto.
 
Only anarchists are pretty, decían.
 
Nada que ver con los estadios llenos de masas
aplaudiendo cuerpos hormonados,
nada que ver con cerebros llenos de miedo
aplaudiendo su propia sumisión,
nada que ver con rendir más y crear riqueza
para que se la queden otros.
 
Solo quien cuestiona las reglas del juego es hermoso,
solo quien no dobla las rodillas es hermoso,
solo quien no es modelo de nada es hermoso,
solo quien experimenta su creatividad es hermoso,
solo quien encuentra a los otros es hermoso,
solo quien practica la compasión y la sobriedad es hermoso,
solo quien no escapa a la vida merece ser llamado
 
anarquista.

 
Antonio Orihuela. En: JA! MUSEU. Les jams de poesía del café Museu. Ed. Gafas de Ver. Valencia, 2014.

lunes, agosto 4

Desarrollar relaciones de afinidad

Hoy el alma se ahoga en una masa de encuentros al azar. Estamos buscando a aquell@s que aún están lo suficientemente viv@s para apoyarse un@s a otr@s más allá de esto; aquell@s que escapan de la Vida Normal.”

Against Sleep and Nightmare


Vivimos en una sociedad en la que la mayoría de nuestros encuentros han sido ya definidos en forma de roles predeterminados y relaciones en las que no tenemos nada que decir. Una aleatoriedad desprovista de sorpresa rodea el tormento programado del trabajo con un “tiempo libre” que carece del gozo, de la capacidad de asombro o de cualquier libertad real de actuar a nuestro antojo, un “tiempo libre” no muy diferente del trabajo del que se supone que es un respiro.

La explotación se hace presente en el conjunto de la existencia al estar cada una de nuestras interacciones canalizadas hacia una forma de relacionarse que ya ha sido determinada en función de las necesidades del orden dominante, con el fin de garantizar la reproducción continuada de una sociedad en la que un@s poc@s controlan las condiciones de la existencia de tod@s, y por tanto poseen nuestras vidas.

Así pues, la revuelta contra nuestra explotación no es esencialmente una lucha política o incluso económica, sino una lucha contra la totalidad de nuestra existencia actual (y por tanto contra la política y la economía), contra las actividades e interacciones cotidianas que nos son impuestas por la economía, el estado y todas las instituciones y aparatos de dominación y control que componen esta civilización. Esta lucha no se puede llevar a cabo por cualquier medio.

Requiere un método de encontrarse y actuar en el mundo en el que se manifiesten aquí y ahora nuevas relaciones, las de individu@s libres que rechazan ser explotad@s y dominad@s e igualmente rechazan dominar o explotar. En otras palabras, nuestra lucha debe ser la reapropiación inmediata de nuestras vidas, en conflicto con la actual sociedad.

Partiendo de esta base, el rechazo a la formalidad y el desarrollo de relaciones de afinidad no puede ser visto en términos meramente tácticos o estratégicos. Más bien, son el reflejo en la práctica de aquello por lo que estamos luchando si, efectivamente, estamos luchando por retomar nuestras vidas, por reapropiarnos de la capacidad de determinar las condiciones de nuestra propia existencia -es decir, la capacidad para la autoorganización.

El desarrollo de relaciones de afinidad es específicamente el desarrollo de un profundo conocimiento del otro de un modo complejo, una profunda comprensión de las ideas, sueños, deseos, pasiones, aspiraciones, capacidades, y concepciones de la lucha y de la vida, de los demás. Es por supuesto un descubrimiento de lo que se tiene en común, pero más significativamente es un descubrimiento de las diferencias, de lo que es único en cada individu@, porque es en la diferencia donde se puede descubrir realmente qué proyectos se pueden llevar a cabo con otr@s.

Dado que el desarrollo de relaciones de afinidad es en sí mismo un reflejo de nuestros objetivos como anarquistas y dado que se propone crear un conocimiento profundo y en constante expansión del/a otr@, no se puede abandonar simplemente al azar. Necesitamos crear adrede la oportunidad para los encuentros, discusiones y debates en los que nuestras ideas, aspiraciones y visiones de la lucha revolucionaria puedan ponerse en discusión, donde las afinidades reales y los conflictos reales salgan a la luz y se desarrollen-no con el objetivo de encontrar un termino medio en el que tod@s transijan por igual, sino para clarificar distinciones y así descubrir una base real para crear proyectos de acción que no sean simplemente desempeñar el papel de radical, activista o militante, sino que sean reflejos reales de los deseos, pasiones e ideas de quienes se impliquen.

Aunque las publicaciones, los tablones de discusión en Internet y la correspondencia pueden proporcionar medios para hacer esto en algunos niveles, en cuanto que son foros abiertos tienden a ser demasiado aleatorios, con el riesgo de que la discusión pierda cualquier proyectualidad y se desvía hacia el intercambio democrático de opiniones que tienen poca conexión con la propia vida.

A mi entender, las mejores y más significativas discusiones pueden tener lugar en encuentros cara a cara entre gente con alguna claridad de porqué se están reuniendo para discutir. Así pues, organizar grupos de discusión, debates, encuentros, etc. es una parte integral del desarrollo de relaciones de afinidad y por tanto de proyectos de acción.

La necesidad de perseguir el desarrollo de relaciones de afinidad de forma intencionada no significa el desarrollo de una base formal para la afinidad. La formalidad socava la posibilidad de afinidad, porque está basada por naturaleza en un espacio común predeterminado, y por tanto arbitrario. La organización formal se basa en una unidad ideológica o programática que resulta por último en adhesión a la organización como tal. Las diferencias se deben dejar a un lado por la causa de la organización, y cuando las diferencias se dejan a un lado, lo mismo ocurre con los sueños, deseos, aspiraciones y pasiones dado que éstas solo pueden pertenecer al individu@.

Pero, de hecho, la organización formal no tiene nada que ver con la intención o la proyectualidad. En realidad, al proporcionar una ideología a la que adherirse, libra al individuo de la responsabilidad de pensar por si mism@ y desarrollar su propia comprensión del mundo y de su lucha en el. Al proporcionar un programa, libra al individuo de la necesidad de actuar autónomamente y hacer análisis prácticos de las condiciones reales en las que está luchando. Por tanto, en realidad la formalidad socava la proyectualidad y la capacidad para la autoorganización y de esta forma socava el objetivo de la lucha anarquista.

Las relaciones de afinidad son la base necesaria de auto-organización en el nivel cotidiano más básico de lucha y de vida. Es el conocimiento profundo y creciente del/a otr@ lo que proporciona la base para desarrollar proyectos de revuelta que reflejen verdaderamente nuestras propias aspiraciones y sueños, para desarrollar una lucha compartida que se base en el reconocimiento y, en el mejor de los casos, el apasionado disfrute de nuestras muy reales y hermosas diferencias.

El desarrollo de la revolución social requerirá, por supuesto, una organización de la actividad más allá del ámbito de nuestras relaciones de afinidad, pero son los proyectos que desarrollamos de estas relaciones lo que nos proporcionan la capacidad para la auto-organización, la fuerza para rechazar toda formalidad y, por tanto, a todos los grupos que pretenden representar la lucha, ya se llamen partidos, sindicatos o federaciones.

En las relaciones de afinidad, empieza ya a desarrollarse una nueva forma de relacionarse libre de todos los roles y de toda relación social ya manida, y con ésta una aparente impredecibilidad que las autoridades nunca entenderán. Aquí y ahora, abrazamos un mundo de maravilla y gozo que es un arma poderosa para destruir el mundo de dominación.


Willful Disobedience Vol. 2 No. 12

viernes, agosto 1

Manual: cómo inhabilitar cámaras de seguridad

A continuación paso a traducir una guía interesante de les compañeres de CamOver. Si recordáis, la iniciativa surgió en el año 2013, en Alemania, como una especie de “juego” que pretendía difundir la acción directa, específicamente aquella dirigida a las cámaras de seguridad. En su sitio web podréis encontrar más información sobre la historia del “juego”, sus razones de ser, etcétera. Sed buenes.

Contenido

1. ¿Por qué destruir circuitos cerrados de televisión?
2. Tipos de cámaras
2.1) Cámaras falsas
2.2) Cámaras escondidas
2.3) Cámaras sobre muros
2.4) Cámaras sobre tejados
2.5) Cámaras en postes
3. Métodos de ataque
3.1) Bolsa de plástico
3.2) Pegatinas y cinta
3.3) Pistola de pintura
3.4) Puntero láser
3.5) Cortar cables
3.6) Objetos pesados
4. Preparación
4.1) Trabajando juntes
4.2) Mantener la forma
4.3) Conocer el terreno
5. Ejemplos de anarquistas griegues

1. ¿Por qué destruir circuitos cerrados de televisión?

Confía en tu intuición. Pero si de todas formas necesitas una justificación intelectual, entonces lee lo siguiente:
“La vigilancia de las cámaras no recae por igual sobre todas las personas de la calle, sino que recae sobre aquellas personas estereotípicamente predefinidas como potencialmente desviadas. O bien sobre aquellas personas, que por su apariencia y comportamiento, son clasificadas como indecentes por les operadores. De esta forma, la juventud, especialmente aquella que ya está social y económicamente marginada, puede ser objeto de mayores niveles de intervención autoritaria, así como de mayores niveles de estigmatización. En vez de contribuir con mayores niveles de justicia social mediante la reducción de los niveles de victimización, las cámaras de vigilancia son meras herramientas de injusticia al servicio de una vigilancia diferenciadora y discriminatoria.”
“. . . instrumento de control social y disciplinamiento; producción de conformidad anticipativa; certeza de observar con rapidez desviaciones sociales; recopilación de archivos individualizados de la población vigilada.”
Fuente: The Unforgiving Eye: CCTV Surveillance in Public Space, por Dr. Clive Norris y Gary Armstrong, del Centre for Criminology and Criminal Justice de la Hull University, Reino Unido
“Lo que hemos demostrado es que las cámaras de seguridad no reducen el crimen (en todo caso ha aumentado). Tampoco reducen el miedo ha cometer un crimen, sino que, de resultar en algo, las cámaras incrementan levemente los niveles de ansiedad.”
Fuente: Profesor Jason Ditton de la Sheffield University, Reino Unido

2. Tipos de cámaras

2.1) Cámaras falsas

Estas cámaras deben ser inhabilitadas dado que cohíben e infligen miedo al castigo.
“Las cámaras falsas incluyen lentes y soportes. Usan una carcasa real para que parezcan de verdad.”

2.2) Cámaras escondidas

Sirven para reforzar la vigilancia en instalaciones donde las cámaras primarias son más básicas. Las cámaras escondidas ofrecen una segunda vigilancia en caso de que le intruse desactive las cámaras primarias. Este tipo de cámaras suelen ser usadas de manera temporal para captar repetidas actividades criminales.

2.3) Cámaras sobre muros

Normalmente están instaladas fuera del alcance de las personas, pero pueden ser accesibles por dos personas trabajando juntas. Protegen sobre todo propiedades privadas, pero a menudo también cubren espacio público.

2.4) Cámaras sobre tejados

Normalmente son cámaras usadas por la policía para controlar el tráfico, pero a veces son también usadas por instituciones privadas o complejos de oficinas.

2.5) Cámaras en postes

Usualmente son operadas por autoridades locales para vigilar áreas comerciales y tráfico urbano.

3. Métodos de ataque

3.1) Bolsa de plástico

Una bolsa de plástico con pegamento sirve de maravilla. Es un método barato y tan eficaz como cualquier otra técnica a corto-plazo. Usa bolsas industriales, pues éstas son más gruesas. A veces las cámaras que están siendo reparadas son cubiertas, por lo que visualmente esta técnica no llama tanto la atención. Si la cámara puede ser cubierta por una bolsa sin dificultad, significa que está al alcance. De ser así, no dudes en destruir el cristal, la lente, y demás componente (hecho esto, no cubras la cámara con una bolsa: la gente necesita ver la cámara destruida como muestra de que no sirven).

3.2) Pegatinas y cinta

Simplemente pega una pegatina o un poco de cinta en la lente. Esta técnica sirve de entrenamiento y muestra claramente que la cámara está “fuera de juego.”

3.3) Pistola de pintura

Hazte con una pistola de agua de las que usan les niñes y llénala con pintura. Esta técnica es rápida, divertida, sencilla, y no requiere que escales nada (muy recomendada). Puedes inutilizar muchas cámaras en poco tiempo (con una hora de actividad puedes fácilmente poner fuera de juego 10 cámaras). No te olvides llevar pintura de repuesto en recipientes de plástico. Tampoco te olvides quitar las impurezas para evitar que la pistola se bloquee. Apunta a la lente de la cámara y después hazte cargo del resto de la cámara y el área en la que esté. La pintura se limpia fácilmente, por lo que es una técnica de corto-plazo, pero sirve para indicar con claridad a la gente dónde hay una cámara.
Nosotres usamos los modelos de pistola Super Soaker 400 – 2000 (versión camuflaje para acciones urbanas nocturnas). Usamos una mezcla 50/50 de agua y pintura de emulsión, con lo que podemos alcanzar sin dificultad alturas de hasta 4,5 metros sobre nosotres. Esta mezcla obstruye por completo la lente de la cámara una vez aplicada al objetivo. Prepárate para mancharte, por lo que lleva ropa desechable.

3.4) Puntero láser

Los punteros láser de considerable potencia se pueden comprar por precios razonables. Para garantizar una acción eficaz se recomiendan punteros láser más potentes. Ten en cuenta que puedes dañar tu visión si no apuntas bien, o si el cristal de la cámara refleja el láser. También considera que, en distancias largas, es difícil mantener el láser fijado sobre el objetivo. El puntero láser puede ser instalado sobre unos binoculares para aumentar la precisión. Esta técnica no muestra a la gente que la cámara está inutilizada, por lo que no es recomendada.

3.5) Cortar cables

Los cables de las cámaras pueden ser cortados con herramientas afiladas como las usadas en jardinería. Asegura que la herramienta te aísle de la electricidad de los cables. Si dejas los cables colgando de manera casual mostrarás a la gente que la cámara está inutilizada. Además, obligarás a reparar (y pagar) el cableado de la cámara. Produce chispas de satisfacción.

3.6) Objetos pesados

Escala hasta el tejado del edificio donde la cámara está montada. Desde lo alto, deja caer un objeto pesado como un bloque de hormigón. Puedes calcular la posición correcta si primero dejas caer piedras de menor tamaño. La cámara será destruida con una exhibición de chispas. Pero ten en cuenta que escalar edificios altos con objetos pesados requiere que estés en buena forma física. Considera también la seguridad de les viandantes que se puedan encontrar en la calle. Ésta técnica es cosa seria.

4. Preparación

La preparación (entrenamiento) es esencial no solamente para adquirir la forma física necesaria, sino también para adquirir la destreza necesaria (y más importante: te prepara para salir de situaciones inesperadas).

4.1) Trabajando juntes

Conoce bien a tus colaboradores (sus habilidades y carencias). También es importante saber en qué medida podéis confiar les unes en les otres.4.2) Mantener la forma
Nunca puedes estar demasiado en forma, por lo que haz una gran variedad de ejercicio (aunque la mejor forma de prepararte es inhabilitando cámaras de verdad). “Juega” en el terreno en el que actuarás, y empieza con algo sencillo como poner pegatinas.

4.3) Conocer el terreno

Familiarízate con todos los aspectos del terreno en el que actuarás. Explora el área tanto de día como de noche. Escala todos los árboles; todos los edificios. Explora todos los callejones, callejuelas, arbustos, y túneles. Salta todos los muros, barandillas, y vallas. No uses las calles o caminos (solamente crúzalos por los ángulos seguros). Si crees que el área está vigilada por helicópteros entrena tus habilidades de contra-vigilancia aérea, es decir, busca coberturas, usa bengalas, bombas de humo, etcétera.

5. Ejemplos de anarquistas griegues

Veamos cómo les compañeres en Grecia inhabilitan cámaras de seguridad:


Manual de les compañeres de CamOver. Traducido al castellano por La Colectividad