Cuando la multitud hoy muda, resuene como océano.

Louise Michel. 1871

¿Quién eres tú, muchacha sugestiva como el misterio y salvaje como el instinto?

Soy la anarquía


Émile Armand

miércoles, noviembre 28

La dominación en el canon de belleza


 
A estas alturas, casi todo el mundo más o menos vinculado a los movimientos sociales reconoce que valorar de mejor o peor manera a una persona en base a la belleza es algo frívolo y que es fruto de una sociedad capitalista que todo lo convierte en mercancía de la que se puede sacar partido: cosméticos, operaciones estéticas, gimnasios, ropa… Incluso se ha llegado a convertir la belleza en un reclamo sexual que aumenta el negocio del ocio como bares, discotecas, etc.
No está tan extendido, en cambio, el considerar cierto tipo de comentarios valorativos del aspecto como forma de autoridad, siendo supuestamente inofensivos y viniendo casi siempre en tono de broma. Esto hace que, lamentablemente, sean comunes entre nuestros cículos anarquistas. Por eso rebatirlos es considerado una exageración y un cierto maniqueísmo (al fin y al cabo, “¿a quién hace daño una broma?”o “¿por qué no vamos a decir que está buena, si es que es verdad?”).
Tras la consideración superficial de la belleza en la sociedad capitalista con la que podemos tratar cada día, encontramos una intención de clasificación, de normativización en base, como siempre, a los valores de las clases altas. Es obvio que en una sociedad de clases la clase alta impone sus costumbres, sus valores, su forma de ser y sus fines como los válidos y los positivos, por eso en una cultura como la nuestra se valora a las personas competitivas y ambiciosas como aquellas que pueden conseguir realmente lo que quieren, al igual que se valora el fin de conseguir un trabajo donde se gane mucho dinero y no es valorado el entregar una vida a la lucha. El caso de la belleza no iba a ser menos y los cánones de belleza se han ido ajustando a lo que significaba para las mujeres de la clase alta como tal, siendo, por lo tanto, convencionales. Así, anteriormente se valoraba a la mujer blanca que no estaba trabajando al sol, “gordita” porque era la que no pasaba hambre y bien vestida a la época por ser quien se lo podía permitir económicamente. Obviamente, si este canon se hubiera extendido hasta hoy no se correspondería con lo que viene a ser una mujer de clase alta que a día de hoy se ve ejemplificada por la mujer delgada con un cuerpo trabajado en el gimnasio y, normalmente, demasiado delgada para desarrollar cualquier trabajo manual que requiera de fuerza. Asimismo, de la mujer blanca hemos pasado a la excesivamente morena, la que se puede permitir veranear en la playa y tomar rayos uva el resto del año para “elaborarse” su color de piel.
Las mujeres famosas y ricas son, por tanto, las que hacen el canon: esas que tienen dinero para dedicarse a su cuerpo y un ejército de publicistas que la hacen aparecer por todos los rincones de nuestra vida con una figura imposible gracias a la magia del photoshop. El acoso de estas imágenes desde que somos pequeños es inevitable, como lo es su influencia. Ésa es la mujer que una debe ser y que uno debe desear tener (sí, tener, porque se aprende como un simple objeto expuesto). Por ello, nunca podremos desligar al canon del carácter autoritario de cualquier clasificación.
En el caso de la belleza, la clasificación del canon es una clara gestión de los cuerpos para dominarlos, para violentarlos en base a un deber ser. Es una manifiesta incoherencia intentar defender (como muchos hacen) que, pese hacerse comentarios sobre si una persona encaja o no en el canon, no se está haciendo más que un inofensivo comentario. La dominación sobre los cuerpos es una forma de poder que enajena a la persona, la hace encajar en algo externo cambiando lo que debería ser su curso natural. La clasificación es una normativización que hace que la persona se vea y nosotros veamos a la persona como algo exterior a ella misma y no desde ella misma. Desde algo exterior que es el poder capitalista, desde una clasificación que interesa directamente a este poder.
Desde nuestro punto de vista, cualquiera que pretenda llamarse anarquista debe rechazar todo tipo de poder, todo tipo de autoridad ejercida sobre el individuo por muy abstracta que sea, ya que sus métodos y sus efectos son bastantes concretos (complejos, transtornos en la alimentación, inseguridades…). Los problemas generados por el canon no vienen de las grandes pasarelas de moda, que pocos solemos ver, vienen de la publicidad y del día a día del que nosotros formamos parte, de una autoridad que ejercemos como piezas del mecanismo de poder, quizá no del todo conscientemente, sobre aquellos/as con quienes convivimos.
La anarquía libera cuerpos y mentes, potencia el desarrollo del individuo en la comunidad sin el ejercicio de autoridad sobre él. La belleza está en la anarquía, por ella luchamos.
 
Grupo Heliogábalo

domingo, noviembre 25

Película urgente por Palestina

Película urgente por Palestina
De Alberte Pagán
Año : 2012
Vídeo. 14 min

Esta es una película urgente por Palestina. Desde Palestina. Esta es una película sin imágenes. Porque las imágenes son incapaces de representar la historia. Esta es una película urgente para Palestina. Sobre Palestina. Territorio ocupado. Pueblo ocupado. Vidas ocupadas. Futuro ocupado. Palestina Clandestina. Israel Ilegal. Esta es una película sin imágenes. Este es un pueblo sin tierra. Futuro robado. Pasado robado. Casas ocupadas. Pueblo encarcelado.

jueves, noviembre 22

Así actúa la policía en defensa del sistema

- Un periodista de ’El Confidencial’, víctima de una agresión policial en la manifestación del 14N [+ Info]

- Una mujer pierde la vista de un ojo tras las cargas policiales de Barcelona [+ Info]

- Vídeo que desenmascara las mentiras de la policía murciana: fueron ellos quienes desfiguraron la cara a este ciudadano
 - El director de los Mossos afirma que el niño agredido en Tarragona formaba parte de un piquete
 La fanática adicción de estos sádicos criminales por la porra es difícil de explicar si no recurrimos al uso indiscriminado de la farlopa.

Fuente: http://www.grupotortuga.com/Asi-actua-la-policia-en-defensa

lunes, noviembre 19

Raíces emocionales de la autoridad y de la propiedad

 INTRODUCCIÓN


La sociedad patriarcal la hacemos todos y todas; no es algo exterior a nosotros. Las instituciones descansan en los individuos que hemos sido formados para la obediencia a la autoridad y para entender los bienes, la tierra y las personas como posesiones.
Siempre nos han dicho, para disuadirnos de las utopías, que el principio de autoridad y el sentido de la propiedad van unidos a la misma condición humana, y cuando se habla de ello, siempre sale a relucir el ejemplo de los celos, que dicen que salen de dentro, y que prueban que la posesividad es consustancial a la naturaleza humana. Y es cierto que tanto el sentido de la propiedad como el principio de autoridad están arraigados en lo más profundo y básico de nuestra psique y de nuestras emociones, pero porque éstas también son objeto de la educación y de la manipulación de la sociedad patriarcal; de la domesticación que se lleva a término con cada criatura humana.
En esta educación hay dos partes o dos aspectos: la educación emocional propiamente dicha, y la devastación de la vitalidad de la criatura humana que se realiza previamente.

 

LA DEVASTACIÓN


La devastación de la vida es algo previo que el Poder debe realizar antes de acometer la extorsión y la explotación de la vida, como hicieron los españoles que llegaron al continente americano, que arrasaron la selva para poder hacer las plantaciones de monocultivos extensivos. Siempre, antes de las acciones de explotación, de acaparación y de acumulación, hay una acción de devastación de la abundancia y de la riqueza de la vida.
Lo originario del Capital -de la propiedad patrimonial- no es la acumulación sino la devastación. Antes de la construcción del Estado y de la Familia hubo también una devastación del tejido social de apoyo mutuo.
Y para domesticar al ser humano se realiza también una devastación en cada pequeña criatura humana, para poner en marcha el proceso de educación de las emociones y de la psique.
Lo que ocurre es que se realiza de tal modo que no nos apercibimos de ello porque nos presentan los resultados de la devastación como si fuera lo que había habido siempre, como si no hubiera habido devastación. Es como si incendian un bosque y luego nos dicen que no hubo nunca ni incendio ni bosque, y que lo que hubo siempre es el desierto.
 Voy a tratar de explicar el tipo de devastación que padece la criatura humana. Cuando hace ya más de 100 años se investigó la psique humana y se inventó el concepto de «inconsciente» para definir la parte no consciente de nuestra condición humana, se encontraron con lo que se ha venido llamando «complejo de Edipo», o triangulación edípica de los deseos, de las emociones y de los sentimientos, y nos lo presentaron como lo propio de la condición humana, como algo innato. Pero, como dijeron Deleuze y Guattari, el Edipo no es innato, sino que es precisamente la parte de la psique ya educada y modelada de acuerdo con el orden social; que además sirve para tapar lo que había antes de la edipización, para enmascarar la herida de la devastación.
Pero también mencionaron (Freud, Lacan) haber topado con algo más en lo más oculto y profundo de nuestro ser, que llamaron «lo real-imposible», y, refiriéndose a la sexualidad de la mujer, un «continente negro» que se les escapaba de sus esquemas, que no entendían ni podían interpretar; algo que otros (Groddeck) reconocían como algo indefinido e ignoto. Lo cierto es que no llegaron a investigarlo ni a entenderlo, quizá porque no pudieron, o porque, dándose cuenta de que aquello ponía en entredicho el orden social, no se atrevieron.
¿Qué querían decir Freud y Lacan al afirmar que había algo real pero imposible? ¿Cómo puede haber algo real y al mismo tiempo imposible?
Quizá nos ayude a descifrarlo el mito bíblico de la expulsión del Paraíso: un paraíso real, terrenal, que existe pero que está prohibido por la Ley, y que por lo tanto es imposible. O sea, que lo real es imposible porque lo prohibe la Ley.
¿Y qué es lo real imposible? Lo real son nuestros deseos primarios, descodificados, antes de ser sometidos a la devastación de la sociedad patriarcal; nuestros deseos que se mueven por el principio del placer, antes que la Ley los manipule para adaptarlos a la Realidad patriarcal.
¿Y qué es lo prohibido? Lo prohibido, e imposible en esta sociedad, es nuestro crecimiento en la saciedad de nuestros deseos; la expansión de la vida humana por la vía de la saciedad de los deseos.
La expulsión del paraíso terrenal y real es, pues, la expulsión de un continente negro en el que todos y todas, hombres y mujeres, hemos habitado, pero que ha quedado fuera de nuestro mundo conceptual y simbólico, y por eso es impensable e indecible. Sin embargo, es de hecho la negación brusca y radical de una sexualidad primaria y materna. De nuestra estancia en ese continente sólo nos queda un anhelo emocional que proyectamos hacia el futuro.
Cuando hablamos de la represión de la maternidad, del matricidio, de la transmutación de la madre entrañable en una madre patriarcal, parece que estamos hablando de algo sin importancia, casi de una novela rosa.
Pero se trata de la destrucción básica de la trama social de apoyo mutuo que corresponde a la condición del ser humano. Cuando una criatura succiona un pezón de plástico, lo malo no es sólo que succiona el plástico, lo malo es el vacío detrás del chupete, la falta del cuerpo humano detrás del chupete. El chupete de plástico es una imagen que representa la correlación entre la desvastación del tejido social y la desvastación de cada criatura.
La expulsión del paraíso significa la desaparición de la madre amante, de la relación de tú a tú entre dos amantes, y su sustitución por una relación de sumisión/autoridad (Amparo Moreno). Se trata de cambiar la madre verdadera por la madre patriarcal que no reconoce los deseos de las criaturas, que es insensible a su sufrimiento y que es capaz de reprimirla. Este es el principio de la Autoridad en nuestras vidas.
La represión de los deseos y la obediencia a la autoridad se convierten en algo bueno; y nuestros deseos, o no cuentan o son malos. Este es el origen de la angustia existencial.
Desde este punto de vista, la represión del deseo del cuerpo materno es lo más importante que ocurre en nuestras vidas y desde luego de rosa no tiene nada. No vamos a entrar, por falta de tiempo, en las consecuencias en términos de sufrimiento de ambas simbiontes, ni en las implicaciones de la represión y negación de la sexualidad de la mujer; puesto que se trata ahora de entender el cambio que acontece en la psique de la pequeña criatura humana.
Se trata de entender el cambio del deseo por la necesidad, y de la abundancia de la producción por la carencia; el cambio del deseo por un miedo abyecto a carecer (Deleuze y Guattari). Necesidad, carencia y miedo que no había antes de la devastación, lo que no era innato. ¿Por qué cambiar el deseo por la necesidad? Porque si el deseo nos lleva al bienestar y a ser libres, la necesidad nos lleva a la sumisión.
 En la espiral de la necesidad, de la carencia, del miedo a carecer, y en la lucha por la supervivencia en un entorno devastado, el Poder aplica sus sutiles mecanismos de chantaje emocional engarzados con unos paradigmas falaces de bienestar.
Pero antes de entrar en este punto, hay que decir en concreto cómo y cuándo se realiza el cambio, la expulsión del continente negro. Vamos sólo a mencionar los tres momentos de nuestra etapa primal que se interfieren o se bloquean.
1) Haciendo que el embarazo no sea deseado libidinalmente; esto prepara el terreno para la formación de la madre patriarcal, que no es capaz de re-co-nocer (re-co-na-tre) ni de sentir-con los deseos de su prole; la madre robotizada que no place ni aplace sino que reprime a las criaturas, que es insensible a los sufrimientos de las criaturas, y que en lugar de madre deviene Autoridad.
2) El parto violento desde un útero que no se abre suavemente, sino con contracciones violentas, cuyas paredes se tensan como si fueran acero, produciendo un tránsito lento, con atascos, golpes y presiones en todo el cuerpo de la criatura, sensación de asfixia, de estar atascada ahogándose de la proximidad de la muerta por asfixia, es decir, la angustia mortal; esto organiza la experiencia, que hasta entonces no habíamos tenido, de que algo muy malo es posible que suceda; es decir, forma parte de la creación del miedo necesario para organizar el chantaje.
3) El apartamiento de la madre después de nacer y el rompimiento prematuro y brusco de la simbiosis materna; la supervivencia organizada mediante una robotización de la extero-gestación y de la crianza. Esto significa también sensación y experiencia de angustia mortal. Para cualquier mamífero la falta de la madre al nacer se interpreta psicosomáticamente como la muerte, porque de hecho, significa la muerte. Aquí se consuma la operación de la desvastación primaria.

 

EL CHANTAJE Y LA EDUCACIÓN


Para entender el chantaje emocional vamos a imaginarnos que el aire que respiramos nos ha sido desposeído (creo que es casi lo único de la vida de lo que todavía no hemos sido desposeídos) y que nos ponen una escafandra de oxígeno para respirar; y que vamos por un camino trazado andando con nuestra escafandra, pero si nos salimos un poquito por la orilla nos la quitan, y cuando volvemos a andar sin pisar la raya del borde del camino nos la vuelven a poner. Y así nos la van quitando y poniendo a ratitos según nuestro comportamiento. En la pequeña criatura humana, la falta de afectividad es tan letal como la falta de aire. La necesidad de afecto nos convierte en seres sumisos que andan por un camino trazado; hace que, voluntariamente, nos comportemos, no según nuestros deseos, sino para complacer a nuestros mayores. Es un chantaje sutil, que al principio se realiza sin palabras. La sonrisa, la mirada, el tono de voz, la caricia de la madre va definiendo el camino de nuestra resignación y de nuestra sumisión. Aceptamos sin darnos cuenta que nos reprimen por nuestro bien; que la represión es buena; que nuestros deseos no cuentan o son malos; y aceptamos la inversión del principio del placer: lo que es bueno pasa a ser malo, y viceversa. Al principio, lloramos en señal de protesta. Poco a poco vamos dejando de llorar según vamos «madurando», pasando las etapas previstas por la psicología, y adquiriendo el uso de la razón patriarcal. Al aceptar que lo que hacen nuestros padres es por nuestro bien, nos queda prohibida la rebelión interior. Nos hemos convertido en criaturas inconscientemente sumisas y crecemos creyendo que la Autoridad pertenece al orden natural de la vida. Es la génesis de la Servidumbre Voluntaria que descubrió Etienne de la Boëtie.
 Paralelamente, como nuestra existencia como seres productores de deseos, nuestra verdadera «identidad» no es reconocida; como nos han desposeído del aire para respirar, nuestra supervivencia depende de tener la escafandra de oxígeno, de la posesión de una cuota de aire, de afecto. La abundancia ha sido sustituida por la carencia, y entonces la carencia se suple con la propiedad. En este mundo para no carecer hay que poseer ; poseer bienes y personas. Mi cuota de oxígeno son «mi» papá y «mi» mamá. Tenemos que afirmar nuestra existencia como poseedores, puesto que no es reconocida como productora de deseos, puesto que no existe un tejido social adecuado a mi existencia, puesto que han matado a la madre. Por eso las pequeñas criaturas humanas siempre están diciendo «mi» papá, «mi» mamá, «mi» casa, etc.
Es el «yo-poseedor», la identidad como ser poseedor lo que se está formando, en contra de un vivir disuelto en un grupo, en un entorno de apoyo mutuo; en contra de la verdadera «identidad» de la criatura deseante. Por eso los antropólogos hablan de un sistema de identidad grupal en ciertas tribus.

 

EL ORDEN SIMBÓLICO


El chantaje emocional que hemos descrito se inscribe en un orden simbólico que manda y determina nuestro inconsciente con la misma contundencia que el orden capitalista determina la economía. Las figuras de la madre patriarcal y del padre tienen una fuerza simbólica que llenan de contenido nuestras emociones y todo lo que mana de la herida de la devastación (miedo, humillación, ansiedad, soledad). Son imágenes que canalizan todas las emociones, las necesidades, las carencias, dando una falsa conciencia de lo que ocurre, de lo que me pasa; y así se determina nuestro «yo», como el vértice inferior del triángulo edípico. «Yo» soy de mi papá y de mi mamá, esa es mi salvación; la salvación de la angustia mortal, de todas las ansiedades y miedos. La afectividad se ha transformado en propiedad y en sumisión. Desde esta constitución del «yo», el Poder anida y parasita nuestro anhelo libidinal.
Pero además el padre y la madre representan el modelo humano de lo que tengo que ser. Los arquetipos de hombre y de mujer en los que nos tenemos que convertir. Los arquetipos representan una tendencia permanente de la imaginación afectiva (Jung). Y hacia ellos proyectamos nuestro anhelo libidinal, la carencia, la ansiedad y la frustración de la represión de la sexualidad primaria. La salvación ahora consiste, para la mujer, en ser poseída en exclusiva por un hombre; y para el hombre, en poseer en exclusiva a una mujer. El anhelo de la simbiosis materna se interpreta con el mito de la media naranja, del príncipe azul y de Blancanieves o Cenicienta o la Bella Durmiente; del matrimonio y de los «happy-end» de la narrativa o del cine. (En cambio, Bartalomé de las Casas decía en el año 1506 que los arawaks de la isla La Española no tenían ley matrimonial alguna y que los hombres y las mujeres se escogían y se dejaban sin celos, enfados, ni rencores).
Los arquetipos tienen un contenido muy preciso y van a conformar unas relaciones patológicas entre los dos sexos (de autoridad/sumisión y de propiedad), y entre el/la adulto-a y las criaturas. Los géneros tienen, pues, no sólo arquetipos paradigmáticos y roles definidos, sino también profundas raíces emocionales. La identificación con los arquetipos es lo que nos hace hombres y mujeres autoritarios y/o sumisos a la autoridad, patológicamente dependientes y con sentido de la propiedad. Esta identificación se inicia en la etapa primal de nuestras vidas.
EPÍLOGO

 Las fuentes de conocimiento de lo indefinido, de la devastación oculta, del Crimen de la Madre, son ante todo nuestros sentimientos y los estremecimientos de nuestros cuerpos devastados cuando entran en contradicción con el orden establecido. Lo propio de la vida es la an-arquía, las relaciones sin Poder. Nuestros sentimientos como mujeres y como madres a veces contradicen la Autoridad y la represión que tenemos que ejercer sobre nuestras criaturas, o la Sumisión que debemos a los hombres. Esta es una fuente de conocimiento de la condición humana.
También hay otras investigaciones realizadas en diversos campos del conocimiento:
De la psicología: la descripción del chantaje emocional y del principio de autoridad durante la infancia, por Alice Miller. Y del matricidio, realizada por Victoria Sau.
Del psicoanálisis: la descripción de la Falta Básica en lo más hondo de nuestra psique, realizada por Michael Balint.
De la arqueología: el descubrimiento de sociedades neolíticas no jerarquizadas y no violentas, con un orden simbólico no manipulador, sino recreador de la vida; por ejemplo, la obra de Marija Gimbutas.
De la antropología: el grupo matrifocal basado en el apoyo mutuo, descrito ya por el mismo Bachofen, y recientemente por la antropóloga argentina Martha Moia.
De la sexología: el re-descubrimiento del orgasmo uterino femenino relatado por Marise de Choisy y por Juan Merelo-Barberá.
De la biología: el apoyo mutuo como la condición de todo lo vivo, la confirmación de la microbiología, de la genética y de la biología celular de lo que ya vió Kropotkin hace casi cien años. El relato de Lynn Margulis de la condición anárquica de la vida.
Todo esto son fuentes de conocimiento (de las cuales, insistimos, la principal son nuestros sentimientos) para recuperar la integridad primaria de cada criatura y el tejido social devastado de la fraternidad humana.

 

Escrito por Casilda Rodrigáñez

Extraido de http://www.nodo50.org/ekintza/

jueves, noviembre 15

Anarquistas grancanarios ocupan la tribuna de los sindicatos


Al término de la manifestación celebrada en Las Palmas este miércoles 14 de noviembre con motivo de la Huelga General, miembros de la Federación Anarquista de Gran Canaria irrumpieron en la tribuna desde la que iban a intervenir los representantes sindicales.
Allí, después de un breve forcejeo que no impidió que ocuparan el estrado, los libertarios lanzaron consignas contra las centrales mayoritarias como "Comisiones y UGT, sindicatos del poder" o "Se vende barato, este sindicato".
Además de efectuar esta denuncia pública de las políticas de concertación de Comisiones Obreras y UGT, los integrantes de la Federación Anarquista reclamaron su derecho, y el de todos los presentes, a intervenir en el acto.
La acción de los anarquistas provocó reacciones encontradas. Mientras algunos manifestantes, particularmente los jóvenes que se encontraban cerca de la tribuna, la recibieron con aplausos; militantes y simpatizantes de los sindicatos expresaron su rechazo.
Sin embargo, incluso después de bajar de la tribuna los libertarios continuaron coreando consignas contra “los sindicatos amarillos”, al mismo tiempo que se dirigía a los presentes el Secretario General de la Unión Insular de Gran Canaria de Comisiones Obreras, Antonio Pérez Marrero.

Extraído de www.canarias-semanal.com

martes, noviembre 13

Desmontando a Darwin


Máximo Sandín es Doctor en Ciencias Biólogicas y en Bioantropología, y ejerce como profesor de Evolución Humana y Ecología en el Departamento de Biología de la Universidad Autonoma de Madrid.
Según él, el darwinismo se ha convertido en una especie de religión, en una justificación del sistema económico vigente. La teoría de "La Selección Natural" por la cual los más fuertes son los más aptos y los únicos que deben sobrevivir, justifica la creencia de que debemos vivir constantemente en competencia. Para Sandín, la naturaleza es algo de una enorme armonía donde no hay basura en los genomas ni virus o bacterias asesinos.

CONTENIDO

El Darwinismo como justificación del sistema existente 00’42”
La Eugenesia 08’30”
¿Por qué no es factible la selección natural? 14’
¿Los genes son egoístas? 16’30”
¿Qué es un gen? 18’47”
¿Qué son las bacterias? 20’55”
¿Son peligrosos los virus? 23’32”
¿Cuál es el origen de la vida? 34’04”
¿En qué estado está la biología ahora mismo? 40’33”

miércoles, noviembre 7

Estigma y jerarquización de la enfermedad mental

El poder establecido, en todas sus vertientes, y desde siempre, ha utilizado la enfermedad mental como una forma de estigmatización social hacia todo aquel que no encaje dentro de los parámetros de “normalidad” que el sistema de dominación impone. Así pues, podemos encontrarnos con “diagnósticos” que podrían hacen del anarquismo un tipo de patología de comportamiento antisocial (por el rechazo a la autoridad, por ejemplo) o las “patologías” que las autoridades soviéticas vinculaban a la disidencia política. La juventud recibe en la actualidad propaganda y cada vezmás diagnósticos de trastornos mentales achacados a la no-adaptación a la institución escolar o familiar. Siendo éstos sólo algunos ejemplos de la infinidad de casos y situaciones donde a un individuo que no se adapta al poder impuesto se le vincula con un trastorno mental. La salud mental siempre ha sido algo secundario: importa encajar dentro de un molde, de unos esquemas que la sociedad en un determinado periodo histórico considera como válidos; siempre determinados por la consonancia con los valores que la autoridad vigente promueve en su provecho.
El poder establecido, en todas sus vertientes, y desde siempre, ha utilizado la enfermedad mental como una forma de estigmatización social hacia todo aquel que no encaje dentro de los parámetros de “normalidad” que el sistema de dominación impone. Así pues, podemos encontrarnos con “diagnósticos” que podrían hacen del anarquismo un tipo de patología de comportamiento antisocial (por el rechazo a la autoridad, por ejemplo) o las “patologías” que las autoridades soviéticas vinculaban a la disidencia política. La juventud recibe en la actualidad propaganda y cada vezmás diagnósticos de trastornos mentales achacados a la no-adaptación a la institución escolar o familiar. Siendo éstos sólo algunos ejemplos de la infinidad de casos y situaciones donde a un individuo que no se adapta al poder impuesto se le vincula con un trastorno mental. La salud mental siempre ha sido algo secundario: importa encajar dentro de un molde, de unos esquemas que la sociedad en un determinado periodo histórico considera como válidos; siempre determinados por la consonancia con los valores que la autoridad vigente promueve en su provecho.
Sin embargo, no estamos negando en ningún momento la existencia de dolencias psíquicas reales que los individuos llegan a padecer y a sufrir. Nuestro objetivo en este texto NO es analizar las causas de la enfermedad mental; aunque no nos tiembla la mano al señalar al sistema de vida que desde que nacemos se nos impone como principal factor generador del daño psicológico que deriva en las distintas “patologías”. NO es tampoco un texto que pretenda denunciar el extraño baremo que la sociedad actual maneja para considerar a alguien como enfermo mental. Tampoco es nuestra intención denunciar, en este texto, el trato (maltrato) que los enfermos mentales reciben por parte de las instituciones, estatales o privadas. El objetivo de este texto es denunciar brevemente cómo la sociedad actual contribuye a construir una figura del “enfermo mental” como alguien que merece ser tratado como un ser peligroso y extraño, o desvalido e incapaz (a veces incluso las dos cosas); fomentando de este modo la histórica hostilidad hacia los enfermos mentales. Y es a través del estigma –la “mala fama”, la calumnia…- como se genera dicho recelo o una condescendencia “invalidante” hacia aquellas personas que padecen sufrimiento psicológico.
Autores como Michel Foucault, han estudiado cómo la consideración de los “locos” ha ido evolucionando a lo largo de la historia de la humanidad, y cómo la visión de la sociedad respecto a los enfermos mentales ha ido cambiando. Parece que el cambio de ser tratados de forma infrahumana ha evolucionado hacia una forma de ser tratados “menos” infrahumana. La barbarie y el despropósito sólo ha cambiado de intensidad en algunos aspectos. Como mucho, se ha logrado cubrir de cierto halo de modernidad que oculta tras de sí la anulación del enfermo como individuo.
Siempre ha existido y existe un estigma hacia los considerados como locos. “Su” mundo es un mundo de perturbación y desequilibrio, alejado de “nuestro” mundo donde el orden rige y la normalidad nos rodea. Es necesario marcar una separación entre su triste y dura vida, y la artificial felicidad y estabilidad que nuestra vida alberga. A esta duplicidad hemos de añadirle el estigma sensacionalista que desde los massmedia se le ha dado a los casos donde un individuo aquejado de alguna enfermedad mental realizaba algún macabro crimen. El despliegue de medios y el tiempo empleado en cubrir este tipo de noticias no hacen sino demostrar el nivel de bajeza moral al que los medios de desinformación pueden llegar a alcanzar con tal de obtener una audiencia mayor basada en el simple y llano “morbo”. Por otra parte, los estudios serios al respecto no han demostrado una relación entre enfermedad mental y violencia.
La estigmatización social hacia los enfermos mentales también ha tenido su origen en el mundo de la cultura. Ésta ha contribuido a la construcción en el imaginario colectivo de un arquetipo de enfermo mental “quijotesco”. Esto es, la idea romántica de un loco que llama la atención por sus ideas delirantes y pintorescas, llevadas al mundo de la ficción y tratadas con cierta banalidad por la “intelectualidad” que crea estas historias1. Todo ello, contribuye a dificultar la comprensión de la envergadura real del sufrimiento que la enfermedad mental instaura en la vida de los enfermos. Mención aparte merecerían ciertas vanguardias, tales como el surrealismo, que llevaron al extremo la idealización de la locura, banalizándola y convertida en un objeto de devoción y olvidando mencionar el sufrimiento, la angustia y el dolor que las dolencias psíquicas causan en los individuos. Caricaturizar a los enfermos mentales contribuye a crear una errónea visión de éstos alejada de la realidad, estableciendo nuevas barreras entre los considerados como “mentalmente sanos” y los que no.
Existe también una imagen distorsionada de las personas que sufren enfermedades psíquicas, relacionada con el mundo del “terror” y el crimen como género de ficción. Así encontramos en la industria del cine, la televisión o incluso de los videojuegos, historias en las que se muestra a los enfermos mentales como peligrosos psicópatas. Surge entonces en la sociedad otro modelo de estigmatización hacia los enfermos mentales. Toda la curiosidad que suscitan, por ejemplo, los psiquiátricos dan muestra de cómo esta mitología causa una visión macabra y el morbo que entorno a la enfermedad mental existe. Ignoramos todo el sufrimiento humano que las personas llegan a sufrir por la enfermedad mental e incluso olvidamos el maltrato que los enfermos mentales sufrían y sufren en los centros de internamiento.
Nos encontramos con personas que sufren dolencias psíquicas como la depresión o la ansiedad que reciben un trato paternalista y caritativo por parte de los demás. Se produce entonces el clásico fenómeno de aparente comprensión, cuando lo que hay detrás es un intento de sentirnos bien con nosotros mismos y poder seguir nuestra vida tranquilamente. Ya se encargarán los “profesionales”2 y sus pastillas de ayudar a estas personas. Otra nueva barrera. La solidaridad real implicaría un apoyo sincero sobre aquellos que sufren de estas dolencias que fuera más allá de la mera compasión cristiana: establecer auténticos vínculos de apoyo mutuo con los que plantar cara a las causas de los males psicológicos, siendo habitualmente el ritmo de vida y las condiciones que el capitalismo impone en nuestras vidas. Sólo hay que mirar las estadísticas de suicidios en España a lo largo de los años, y ver cómo pueden relacionarse con las condiciones económicas.
En el otro extremo nos encontramos aquellos enfermos que padecen enfermedades que revisten una mayor “gravedad”, o al menos así se considera socialmente. Nos referimos a los enfermos que padecen de esquizofrenia, trastornos de personalidad, etc. A estos enfermos se les reviste de todos los tópicos negativos y son los que más sufren los distintos tipos de estigmatización social.
Hemos de acabar de una vez por todas con el estigma social hacia los enfermos mentales y establecer vínculos de unión y apoyo mutuo entre todos los oprimidos que nos ayuden a poner en práctica una transformación radical en los valores imperantes en la sociedad. Debemos construir un mundo nuevo, donde nuestros iguales no sean para nosotros seres hostiles, sino personas con las que convivir, compartir experiencias y llevar una vida en solidaridad y apoyo mutuo. Acabemos con la mercantilización que convierte todos los aspectos de nuestra vida en productos que puedes (o debes) consumir. Destruyamos los cánones y parámetros que desde niños se nos marcan como válidos y correctos. Recuperemos las riendas de nuestras vidas.


¡LA NEUROSIS O LAS BARRICADAS!
¡POR LA ANARQUÍA!

1 No queremos decir que este fuera el principal objetivo de Cervantes al caracterizar a un Quijote como una persona que sufría de alucinaciones, ni mucho menos. Sin embargo, sí vemos cómo esta idea “romántica” del loco soñador ha sido exprimida desde muchos ámbitos de la ficción, llegando a causar falta de comprensión hacia el sufrimiento que los enfermos llegan a sufrir.
2 No queremos negar la necesidad en muchos casos de acudir a especialistas como psicólogos. Solo denunciamos que la responsabilidad de ayudar a las personas psiquiatrizadas solo sea una cuestión de los “profesionales”, obviando que es una labor que debería ser social.
 
Grupo Bandera Negra
Federación Ibérica de Juventudes Libertarias
bandera_ngra@hotmail.comhttp://juventudeslibertariasmadrid.wordpress.com/

domingo, noviembre 4

Después (El regreso)

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Cuando los libros de Erich María Remarque fueron arrojados a la pira, en 1933, se hallaba entre ellos la novela titulada El Regreso. Por extrañas razones, estuvo agotada hasta mucho después de 1945, a pesar de que esta novela es ni más ni menos que la continuación de Sin Novedad en el Frente. La obra relata el camino  de vuelta a casa, a la vida, a la existencia civil, ese camino que hicieron, tras la derrota, miles y miles de personas hambrientas, cansadas, extenuadas, pero contentas de haber podido escapar del infierno.

jueves, noviembre 1

Colpo al Cuore (Un Golpe al Corazón)

Un Golpe al Corazón,  La Muerte No Accidental de un Monarca. Esta filmografía  viene a rescatar la historia de la acción indivual del compañero Gaetano Bresci. La acción individual  y la incapacidad de permanecer indiferente  ante la cotidianidad de la sociedad capitalista son los principales vectores que atraviesan este documento histórico.