Cuando la multitud hoy muda, resuene como océano.

Louise Michel. 1871

¿Quién eres tú, muchacha sugestiva como el misterio y salvaje como el instinto?

Soy la anarquía


Émile Armand

miércoles, abril 30

Primero de Mayo

El anarquismo ha sido, en toda época y lugar, difamado y sanguinariamente perseguido por quienes detentan el poder o aspiran a él.

Con la historia del Primero de Mayo sucede lo mismo. Los medios de comunicación, partidos políticos y sindicatos estatistas pretenden vaciar de contenido y manipular la historia obviando el verdadero origen y significado de esta fecha para convertirla en la ''fiesta del trabajo''.

El sentido del 1º de Mayo viene de la conmemoración de la revuelta de Haymarket en Chicago en pos de las ocho horas de trabajo, siendo un verdadero éxito las jornadas de huelga concentrando a miles de obreros/as.

Para frenar el auge de las protestas e iniciar una sangrienta criminalización, el Estado orquestó un montaje policial y la clase dominante usó este incidente como pretexto para desatar su planeada ofensiva con ayuda de la prensa. Comenzó así una caza de brujas contra los sectores más revolucionarios, principalmente contra anarquistas. Se clausuraron los periódicos y locales obreros, y los mítines fueron prohibidos en todo el país.

Ocho obreros anarquistas fueron detenidos: George Engel, Samuel Fielden, Adolf Fischer, Louis Lingg, Michael Schwab, Albert Parsons, Oscar Neebe y August Spies, condenando a muerte en la horca a cinco (uno de ellos se suicidó) y a reclusión a otros tres. Nunca se pudo demostrar que fueron ellos quienes lanzaron la bomba, convirtiéndose en mártires de la lucha obrera.

Por todo esto, reivindicamos el Primero de Mayo como una jornada de lucha revolucionaria y de clase, no folclórica y subvencionada. Contra el Parlamentarismo y los comités de empresa, por la autoorganización entre iguales y la acción directa. Contra el Estado y el Capital, por la Revolución social.

¡Viva la Anarquía!

''Si voy a ser ahorcado por mis ideas anarquistas, está bien: mátenme''. Albert Parsons.


domingo, abril 27

La Hipocresía del Puritanismo

La vida y los escritos de Emma Goldman hablan por sí solos. La prensa norteamericana de su época, la denominaba como “la mujer más peligrosa del mundo”.

La policía la vigilaba constantemente, obstaculizaba siempre que podía sus actividades, y la detuvo en tantas ocasiones que siempre llevaba consigo un libro para no perder demasiado el tiempo en prisión. La prensa la atacó continuamente y se la culpó de haber incitado a cometer numerosas acciones.
Emma Goldman plantea que el lugar de la mujer en la vida actual es el de la esclavitud, y que por eso, las estructuras opresoras de la sociedad patriarcal deben ser combatidas en todas sus formas.
La mujer, hoy esclava, debe luchar para conquistar su libertad y claro está: ser la dueña de sus propias decisiones.
El feminismo de Emma Goldman no es el feminismo que busca los mismos privilegios, el mismo poder y los mismos derechos que poseen ahora los hombres en la sociedad capitalista; el feminismo de Emma Goldman plantea la destrucción de la estructura patriarcal-capitalista, la destrucción de todo poder.
    
“La historia nos cuenta que las clases oprimidas conquistaron su verdadera libertad, arrancándosela a sus amos en una serie de esfuerzos. Es necesario que la mujer se grabe en la memoria esa enseñanza y que comprenda que tendrá toda la libertad que sus mismos esfuerzos alcancen a obtener”, dice Emma Goldman.

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Anarquía Ediciones


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jueves, abril 24

"Contratiempos" de la Soberanía Alimentaria

El 17 de abril de 1996 la policía brasileña abrió fuego contra una marcha del Movimiento de los Sin Tierra en el Dorado dos Carajas, matando a 19 personas.
La Conferencia de la organización Vía Campesina tenida los días siguientes en Tlaxcala, México, acordó consagrar ese día aciago como Día Internacional de las Luchas Campesinas. Ese mismo año, en el foro alternativo a la Cumbre Mundial de la Alimentación organizada por la fao, acuñó el concepto de Soberanía Alimentaria. Por él entendía el derecho de los «pueblos» a decidir sus propias políticas de producción y comercialización de alimentos sin interferencias exteriores, de acuerdo con su cultura y sus tradiciones, conservando la biodiversidad y garantizando una alimentación segura, sana y sostenible. Eso significaba realmente el derecho de los Estados nacionales a decidir sus políticas agrarias, dando prioridad de los pequeños productores locales en el acceso a la tierra cultivable y el mercado nacional de alimentos. El Estado habría de llevar para delante una reforma agraria que levantara barreras al agronegocio multinacional. Si bien en los países de capitalismo «avanzado» la agricultura industrial es la única que existe, no ocurre lo mismo en el mundo menos modernizado, donde la «agricultura familiar» es importante, aunque esté muy amenazada por el acaparamiento de agua y tierras, la falta de créditos y medios productivos, los bajos precios internacionales, los acuerdos de libre comercio y las políticas de ajuste estructural. En los países de América Latina, Asia y África, la Soberanía Alimentaria ofrece un modelo alternativo a la agricultura industrial del monocultivo, de los transgénicos y de la exportación, más justo, equitativo y socialmente más equilibrado. Excusamos decir que a pesar de sus ventajas el modelo no es colectivista, ni excluye la autoridad. El Estado, que en la práctica obedece las directrices de organismos como la Ban-ca Mundial, la omc o la fao, ha de ser al mismo tiempo el agente del «desarrollo local», el redistribuidor de tierras y el gran reformador agrario. Estamos ante una contradicción mayor: no se puede servir a dos amos tan opuestos, tal como están demostrando los regímenes populistas y caudillistas. Las fórmulas ofrecidas por Vía Campesina del estilo de «democratizar las instituciones» o «democratizar la economía», u otras como «comercio justo», «consumo responsable» o «finanzas éticas», son verdaderamente ambiguas y brumosas en el «Sur», y sospechosas cuando son trasplantadas al «Norte». Los procesos de disolución de la sociedad campesina y de concentración urbana se hallan tan avanzados que el suministro de alimentos depende en gran magnitud del mercado mundial; si no hay una revolución social de por medio, el porvenir de la «agricultura familiar» residirá en los resquicios y lagunas que subsistan en dicho mercado, amparados o mantenidos por leyes de «interés nacional.»

Si bien la Soberanía Alimentaria es un programa reformista de amplios alcances, que defiende con alguna eficacia los intereses de un sector amplio de la población indígena en el otro lado del Atlántico, en Europa, con un campesinado testimonial y una producción agraria deslocalizada, su función no puede ser la misma. En efecto, la agricultura «familiar» de los «pueblos» europeos (ahora llamados «ciudadanía») no bastaría ni para el abastecimiento de los mercados locales, por lo que ésta no aspira más que a cubrir un hueco e ir tirando mediante una fiscalidad benévola, una reordenación estatal del territorio y una política agraria común modificada en su favor. Confía tan poco en sus exiguas fuerzas que, con las honorables salvedades de la campaña contra los transgénicos y las ocupaciones simbólicas del soc, su no a la agricultura industrial y a las grandes superficies no trasluce una vocación de guerrilla, sino un deseo de diálogo institucional en pro de políticas públicas agrícolas, energéticas y ambientales. Sin embargo, no se puede salvar la agricultura campesina si no se reconstruye la sociedad civil en el territorio al margen del mercado mundial, y esto dependerá del desmantelamiento de las conurbaciones y de la abolición del Estado, no de su intervención. Será la obra de grandes masas movilizadas por la crisis urbana, no de decretos o tasas proteccionistas. El autoconsumo, las redes comerciales alternativas, el intercambio de semillas, la cooperativa, etc., no tienen sentido sino como ejemplo, pedagogía y logística de la revuelta si se quiere, porque como dice Reclus «toda revolución tuvo su día siguiente», pero no como soluciones de ahora que eviten los combates necesarios contra la sociedad urbano-industrial.

La Soberanía Alimentaria está siendo reivindicada tanto por colectivistas antiautoritarios como por partidos oficiales, considerándola unos como herramienta para la construcción de una sociedad sin Estado, y los otros, un instrumento de la «transición ecológica» del capitalismo. La confusión está
servida a menos que tengamos en cuenta que tal «Soberanía» es únicamente una crítica del capitalismo industrial globalizado y no de otras formaciones capitalistas menos desarrolladas y más reguladas (p. e. capitalismo nacional, comercial). Crítica que separa cuidadosamente la economía mundializada de la política, cuestionando a una pero no a la otra. Es sin duda una aportación que merece ser desarrollada en sentido libertario, evitando primero reducir la cuestión social a simple problema nutricional cuya resolución concluya en una reforma proteccionista y unas directivas ruralistas; y segundo, combatiendo las ilusiones agrociudadanistas de un capitalismo «sostenible» y un Estado «verde».

Extraído de la Revista Argelaga

lunes, abril 21

El trabajo no sirve para «conseguir las cosas que necesitamos»

El trabajo sirve para producir mercancías, o sea, para crear valor, determinar acumulación de capital, y no para otra cosa. No es verdad que el trabajo sirva para mejorar las condiciones de vida, y en cualquier caso sólo es verdad como efecto colateral, secundario, no como finalidad principal; en el mejor de los casos como subproducto. Hasta tal punto es así, que en la actualidad esa característica se ha reducido al mínimo y sigue reduciéndose.

No es cierto que el trabajo sea útil para las personas; no hay peor condición de vida que la esclavitud del trabajo asalariado (tanto es así, que la lucha obrera contra el tiempo de trabajo es tan vieja como el capitalismo), y los bienes útiles producidos no compensan ciertamente la fatiga de producirlos, aunque los obreros los puedan poseer.

El sistema de producción ha colonizado todos los sectores de la vida. Por si no fuera suficiente la servidumbre impuesta por el trabajo, el esclavo moderno sigue desperdiciando su tiempo en estúpidas y anonadantes actividades de esparcimiento. Ningún momento de su vida escapa al dominio del sistema que lo explota, más aún si cabe, incluso durante el denominado “tiempo libre”. Cada instante de su vida, física y psíquica, ha sido invadido, asaltado por “el mercado”. Es, pues, esclavo a tiempo completo.

El trabajo no sirve para «conseguir las cosas que necesitamos»: sirve para obtener un salario que apenas permite sobrevivir, reproducirse y seguir trabajando. Una teoría obrera de las necesidades bastaría, pues, para liquidar toda ideología burguesa sobre el trabajo y sobre su «utilidad». Y esta «teoría obrera de las necesidades» se resume así: LO QUEREMOS TODO.

El discurso sobre la contaminación (sería más apropiado llamarlo «nocividad ambiental») está contenido en estos problemas. No puede existir una fábrica limpia, un trabajo limpio, un capitalismo limpio, porque la ley del capitalismo es la mercancía y no las fábulas sobre la humanidad. En efecto, para el capitalismo la naturaleza es una prevaricación, no por rehuir las leyes de la propiedad —porque entonces bastaría con un peaje— sino porque rehuye la ley del valor. Al capital no le conviene que el sol sea «gratis», es algo que va contra su ley. Desearía destruirlo o convertirlo en mercancía. No es maldad o ignorancia, es regla. Si a los patronos les fuera posible apagar el sol y transformar las reacciones nucleares que constituyen su poder energético en un proceso industrial, el proceso se pondría en marcha inmediatamente, porque el capital tiene aspiraciones totalizantes, y como tal quiere imponer en todo la regla de la ley del valor. Es evidente que no puede «apagar el sol», pero sí colocar un «contador de luz» entre él y nosotros, cosa que está consiguiendo con la comercialización de las «energías alternativas».

La degradación generalizada de su medio ambiente, del aire que respira, de la comida que consume y del espacio que transita; la extremada presión de sus condiciones laborales y de la totalidad de su vida social son el origen de las nuevas enfermedades del esclavo moderno. Su condición servil es una enfermedad para la cual no existirá jamás ninguna medicina, sólo la completa liberación del estado en el que se encuentra permitiría al esclavo moderno reponerse de su sufrimiento, pues la medicina capitalista no conoce otros remedios contra los males que padece el esclavo moderno que la mutilación y el consumo. No ataca el origen del mal sino sus consecuencias, porque la búsqueda de las causas conduciría inevitablemente a la condenación implacable de la organización social en su totalidad. No podemos luchar contra la contaminación y la degradación del medio ambiente si no sabemos previamente cual es el verdadero enemigo a abatir. No responderemos a los llamamientos de la patronal contra la degradación ambiental, porque ya estamos respondiendo, concretamente, con una lucha en un frente mucho mayor en el que se encuentran el origen y las causas de dicha degradación.

Así como el sistema actual ha convertido cada elemento de nuestro mundo en simple mercancía, también lo ha hecho con nuestro cuerpo, reducido a objeto de estudio y experimentación para los seudo-sabios de la medicina mercantil y de la biología molecular. Los amos del mundo ya están a punto de patentar todo lo viviente. La secuencia completa del ADN del genoma humano es el punto de partida de una nueva estrategia puesta en marcha por el poder. La decodificación genética no tiene otra finalidad que la de ampliar considerablemente las formas de dominación y de control. Como tantas otras cosas, nuestro cuerpo ya no nos pertenece.

Al esclavo moderno se le hurta la vida mediante su propia complicidad porque la obediencia se ha convertido en su segunda naturaleza. Obedece sin saber por qué, simplemente porque cree que tiene que obedecer. Obedecer, producir y consumir, he ahí la trilogía que domina su vida. Obedece a sus padres, a sus profesores y a sus patrones, a sus propietarios y a sus mercaderes. Obedece la ley y a las fuerzas del orden, obedece a todos los poderes porque no sabe hacer otra cosa.
No hay nada que lo asuste más que la desobediencia, porque la desobediencia es el riesgo, la aventura, el cambio. Así como el niño entra en pánico apenas pierde de vista a sus padres, el esclavo moderno se siente desorientado sin el poder que lo ha conformado tal cual es. Por ello, continúa obedeciendo.
Si cedemos ante los amos del mundo aceptando esta humillante y miserable supervivencia, es principalmente por el miedo propagado por el poder, cuya fuerza sin embargo no proviene de su policía, sino de nuestro consentimiento. Así, justificamos nuestra cobardía a enfrentarnos legítimamente contra las fuerzas que nos oprimen con un discurso lleno de humanismo moralizador. El rechazo a la violencia revolucionaria está anclado en los espíritus de aquellos que se oponen al sistema defendiendo unos valores que el mismo sistema les ha enseñado, pero cuando se trata de conservar su hegemonía, el poder no vacila nunca en utilizar la violencia.

En este sistema, la libertad no existe sino para aquellos que defienden los imperativos mercantiles. Todo acto de rebelión o de resistencia contra dichos imperativos es tomado por actividad desviada o terrorista. La verdadera oposición al sistema dominante es, pues, totalmente clandestina. Contra la oposición, real y militante, la represión es la regla vigente, y el silencio de la mayoría frente a esta represión es justificada por el propósito mediático y político de negar el conflicto que existe en la sociedad real.

La destrucción de la sociedad mercantil totalitaria no es un asunto de opinión, es una necesidad innegable en un mundo que se sabe condenado. Ya que el poder está en todas partes, es por todas partes y durante todo el tiempo que hay que combatirlo.
La reinvención del lenguaje, el trastorno permanente de la vida cotidiana, la desobediencia y la resistencia son las palabras claves de la rebelión contra el orden establecido. Pero para que de esta rebelión surja una revolución hay que encaminar las subjetividades a un frente común.
Es en la unidad de todas las fuerzas revolucionarias que hay que obrar. Esta no se puede conseguir más que siendo conscientes de nuestros fracasos pasados: ni el reformismo estéril ni la burocracia totalitaria pueden ser una solución para nuestra inconformidad. Se trata de inventar nuevas formas de organización y de lucha.
La autogestión en las empresas y la democracia directa a escala comunal constituyen las bases de esta nueva organización que debe ser anti-jerárquica, tanto en la forma como en el contenido.

Al poder no hay que conquistarlo, hay que destruirlo.


Jean-François Brient / Ettore Tibaldi / Loam

viernes, abril 18

Más allá de la escuela estatal y las luchas laborales: hacia la autogestión de la enseñanza

En el debate en torno a la educación, la única discusión actual está en si debe estar supeditada al poder monopolista del estado y a la gestión de multitud de políticos/as parásitos/as, o si hay que apoyarse en la gestión privada a manos de la iglesia y especuladores/as diversos/as. Pero nosotros/as, como anarquistas, queremos ir más allá de reivindicaciones puramente laborales y economicistas, queremos hacer una crítica al sistema de enseñanza, tanto al estatal como al privado, con una perspectiva de transformación social, nunca de legitimación y mantenimiento de la inoperancia de la educación actual.

Con la lógica capitalista de que las personas están al servicio de la economía, y el vacío ideológico y transformador de las movilizaciones obreras del sector, se da al estado la llave para seguir adaptando las leyes educativas al servicio de la mercantilización de la educación, hacinando a los/as alumnos/as (aumento de las ratios), subiendo las tasas de la Universidad o la FP (elitización de la educación), dejando que sean las empresas quienes subvencionen las becas y las prácticas (privatización y especialización productivista), o reduciendo la contratación de profesorado funcionario, manteniendo interinos/as y abriendo la entrada de externos/as a la educación pública desde empresas privadas (precarización de las relaciones laborales).

Nosotros/as los/as anarquistas creemos firmemente que la emancipación de la clase obrera de sus cadenas va mucho más allá de lo exclusivamente material, y la evolución de la concienciación y la construcción íntegra del individuo es el primer paso que lleva a la aceptación de los postulados emancipadores por parte de los/as trabajadores/as. Dada esta premisa, el movimiento libertario ha trabajado durante décadas en la construcción de una teoría pedagógica y su fomento a través de escuelas racionalistas y ateneos libertarios desde las continuas reflexiones y debates en torno a las experiencias. 

Nosotros/as no creemos en mejorar las instituciones educativas ni hacerlas más eficientes, queremos devolver el libre proceso de aprendizaje a las comunidades naturales, y la elaboración del proceso cultural entre todos/as, acabar con las instituciones privadas o del estado, que tienen secuestrado el proceso de conocimiento, y disolverlas. Ser partícipes como trabajadores/as de todas las actividades de la vida social, en una sociedad autogestionada y federativa de libres acuerdos tomados entre iguales por todos sus miembros, sin privilegios de ningún tipo.
Crítica a la enseñanza estatal y privada
El sistema de enseñanza está concebido como un sistema cerrado a otras instituciones sociales, cuyo fin es el de producir mercancía con su correspondiente título, para su inserción en el sistema clasista. Esta forma de educación está concebida para la especialización productivista con el fin de dar un mayor rendimiento del mismo capitalismo.
A todos/as los/as niños/as les es impartida constantemente una práctica determinada por las normas fundamentales del capitalismo. Así pues, al igual que la sociedad misma está estratificada y jerarquizada: existen patronos/as y asalariados/as, o gobernantes y gobernados/as; dentro del sistema educativo los/as niños/as empiezan a asimilar estos roles bajo la autoridad del profesorado (como papel policial), el cual debe velar constantemente por la actitud disciplinada sumisa y obediente de los/as niños/as y condenar o juzgar a todo aquel o aquella que se salga del marco normativo. Algunas herramientas en este camino son la repetición de dogmas incuestionables totalmente preelaborados y ajenos a cualquier pequeño/a, la delegación de toda práctica o experiencia a especialistas de turno, la programación mecánica de tiempos y ritmos con rígidos horarios que habitúan a la organización de la semana laboral, aislamiento del espacio de aprendizaje con el exterior, o los exámenes como herramienta de competición y exclusión entre los/as alumnos/as; las recompensas a los/as que asimilan y “aprueban” y la marginación de aquellos/as que no lo hacen. Así, la actividad natural se proscribe o se controla al servicio de la obediencia, los/as niños/as van adquiriendo el rol de sumisión para ganarse la aprobación de la autoridad referente y el rol competitivo con sus lógicas consecuencias, la humillación y violencia entre compañeros/as, el fracaso escolar o la exclusión de todo aquel o aquella inadaptado/a que deba ser retirado/a a otras instancias de reinserción.

Por ello, nos mostramos en contra de agravar diferencias sociales, de manipular física y mentalmente a los menores cuando son incapaces de defenderse, de la jerarquización, el autoritarismo, el confesionalismo religioso, los castigos como imposición represiva, la exclusión de la naturaleza o la separación por sexos.
La propuesta de los/as anarquistas. Caminando hacia la autogestión
Nuestra pretensión no es la gestión de los fondos estatales, ni construir la universidad obrera, ni seguir dando titulaciones; nuestra intención es la abolición del estado y cualquiera de sus estructuras de dominación. Para ello proponemos la autogestión educativa:
El término autogestión es la gestión cooperativa por los/as trabajadores/as y demás implicados/as en la gestión, distribución y consumo, de una forma libre e igualitaria, con independencia de cualquier tipo de factor externo. Se promueve la participación de toda la comunidad productora sin relación de autoridad entre los/as participantes.
En el factor educativo, creemos en un aprendizaje abierto y permanente en base a una recreación constante de uno/a mismo/a con su entorno natural, fuera de cualquier tipo de autoridad, de manera racionalista, secular y no coercitiva. Propugnamos el aprendizaje individual y colectivo en grupos y comunidades naturales: asociaciones productoras o comunidades libres sin tutela estatal o privada, cuya fuerza unificadora sea la creatividad y el contrato social libremente aceptado por todos sus miembros.  Creemos que el aprendizaje no es repetir hasta memorizar, encerrados entre cuatro paredes, ni aceptar roles. Para nosotros/as es el trabajo colectivo de proyectos socialmente útiles, artísticamente recreativos y científicamente estimulantes para el entorno comunitario, técnico, económico y natural; entornos que deben de ser el medio para un aprendizaje y una construcción íntegra individual, libre y creadora. Así, mediante el cuestionamiento y el dialogo constante, la sociedad se recreará constantemente a sí misma.

Los niños y las niñas tendrán una insólita libertad, se realizarán ejercicios, juegos y esparcimientos al aire libre, se insistirá en el equilibrio con el entrono natural y con el medio, en la higiene personal y social, desaparecerán los exámenes y los premios y los castigos. Se hace especial atención al tema de la enseñanza de la higiene y al cuidado de la salud. Los alumnos visitarán centros de trabajo – las fábricas textiles de Sabadell, especialmente- y harán excursiones de exploración. Las redacciones y los comentarios de estas vivencias por parte de sus mismos protagonistas se convertirán en uno de los ejes del aprendizaje. Y esto se hará extensivo a las familias de los alumnos, mediante la organización de conferencias y charlas dominicales.
Francisco Ferrer i Guardia- La Escuela Moderna
Entendemos la asamblea como el único medio de toma de decisiones en igualdad de condiciones entre todos/as los/as afectados/as de un ramo concreto.
Entendemos la autogestión en nuestro día a día como la mejor forma de mantener la independencia de cualquier tipo de subvención que domestique nuestra lucha.
Entendemos que la enseñanza debe ir ligada a otras ramas de lucha, coordinada con trabajadores/as de otras industrias, para así poder practicar la solidaridad entre los/as oprimidos/as y recuperar los recursos económicos y naturales que actualmente explota el capitalismo para su autogestión en comunidades igualitarias y libremente federadas. Es por eso que renegamos del corporativismo y de cualquier forma de aislamiento que solo divida a la clase obrera y fortalezca el estado.

Entendemos la huelga como una de las mejores herramientas de lucha de la clase obrera que tantas victorias nos ha dado, como, en su día, la jornada laboral de 8 horas (hoy aspiramos a una jornada de 6 horas como máximo de tiempo trabajando).

El asamblearismo frente al delegacionismo, la autogestión frente a la subvención, el federalismo frente al corporativismo y la huelga general indefinida frente a paros de 1 día, es la única manera de atajar los graves ataques que está sufriendo la clase obrera; luchar contra la ofensiva del estado y del capital, y construir un modelo económico y social para las personas, y no para la acumulación de riquezas de políticos/as, monarcas, empresarios/as y demás parásitos del sudor y la sangre obrera.

POR UNA ENSEÑANZA LIBRE
POR LA PEDAGOGÍA LIBERTARIA
HACIA LA AUTOGESTIÓN

 
Grupo Anarquista Tierra
Federación Anarquista Ibérica (FAI

martes, abril 15

Formas de vida en común sin Estado ni Autoridad - Émile Armand

LAS EXPERIENCIAS ECONÓMICAS Y SEXUALES A TRAVÉS DE LA HISTORIA

Desde que comenzó la amplia difusión de las ideas colectivistas, comunistas, cooperativistas y anarquistas (comunistas e individualistas), se han encontrado partidarios de estas doctrinas o concepciones para poner en práctica sus teorías. Diferentes móviles les impulsaban: Tan pronto se trataba de demostrar la practicabilidad de las tesis que sus adversarios pretendían irrealizables, como se proponía anticipar el advenimiento de la «Sociedad futura» o del «Reino de los Cielos», cuya venida tarda tan largo tiempo a juicio de la impaciencia sincera. Ciertos cristianos, socialistas o anarquistas, intentaban simplemente vivir al margen o apartados de una sociedad, en la que no podían soportar más la estructura antifraternal, la opresión capitalista o las bases autoritarias, según el caso.

Los medios libres, Colonias o Comunidades, han motivado abundantes discusiones en los periódicos y en los grupos socialistas o anarquistas. Sus adversarios -casi siempre doctrinarios ortodoxos-les han reprochado el no durar indefinidamente (?), sufrir contrariedades que«perjudican a la propaganda»y crear pequeñas aglomeraciones de indiferentes a todo lo que no sea el reducido centro en que se desarrolla su vida.

Desde el punto de vista individualista del anarquismo, parece difícil mostrarse hostil a seres humanos que, contando solamente con su vitalidad individual, intentan realizar todaso parte de sus aspiraciones. Hasta no creyendo en el valor demostrativo de los «ensayos de vida en común», los anarquistas individualistas hacen tal propaganda en favor de las «asociaciones voluntarias», que encontrarían muchas dificultades para renegar de los lugares en que su tesis se practica con menos restricciones que en cualquier otro sitio...

 

Descargar Libro [PDF]

 
Émile Armand
http://www.kclibertaria.comyr.com/

viernes, abril 11

Tres poemas de Antonio Orihuela



LA HORA DEL RECREO

Como la escuela es:
autoritarismo, esquizofrenia,
segregación clasista, adiestramiento,
memorización absurda de estupideces,
productividad cuantitativa,
competitividad, mentira
y fomento de la indignidad personal
con tal de acceder al éxito
en una sociedad podrida,
la escuela
no puede ser la conciencia moral de la comunidad
sino el reflejo de su estado más pavoroso,
el mercado
donde se deforma a los seres humanos
para que se conviertan en mercancías.

Una escuela así no puede cambiar el mundo
pero puede destruir a las personas.
Frente a ella, su aburrimiento e inutilidad,
nos queda aún la maravillosa hora del recreo
para pensar por ti mismo,
ponerte en lugar del otro
y llevar tu verdad
hasta donde tu verdad te dice que estás equivocado.

¡Ánimo!,
están a punto de tocar el timbre.

*

ANARQUISTAS Y LUCIÉRNAGAS

A veces creo que las luciérnagas somos nosotros,
una especie en peligro de extinción,
escasos, intermitentes, estacionales,
feos como una gamba
pero en la noche oscura
brillantes
y ahí.

*

EL TARDOCAPITALISMO TAMBIÉN COMO PROYECTO
LINGÜÍSTICO

No lo llames competencia porque es monopolio.
No lo llames derecho al trabajo porque es permiso de trabajo.
No lo llames información porque es publicidad.
No lo llames aplazamiento porque es censura.
No lo llames producción porque es alienación.
No lo llames movilidad porque es precariedad.
No lo llames flexibilidad porque es contrato basura.
No lo llames fin de contrato sino despido.
No lo llames depresión porque es impotencia.
No lo llames mobbing porque es malestar laboral.
No lo llames accidente laboral porque es terrorismo empresarial.
No lo llames emprendedor porque es empresario.
No lo llames ganancias netas
porque es destrucción de recursos no reproducibles.
No lo llames beneficio
porque es apropiación de economías externas.
No lo llames televisión porque es masajeo ideológico.
No lo llames autonomía porque es telefonía.
No lo llames tu victoria porque es nuestra derrota.


Antonio Orihuela. Antología Anarquista. Poesía siglo XX. Un gato negro editores, 2013

miércoles, abril 9

Escuela y violencia simbólica

“El profesor no es una víctima más de la Falsa Conciencia;
es un agente, que agrede, de la Conciencia Desalmada:
sabe lo que hace, y sigue adelante.”
 Seguro que se dijo, pero no sé cuándo ni por quién

Mientras el monopolio de la “violencia física” legal recaía tradicionalmente en los aparatos represivos (Policía, Ejército) del Estado Capitalista, la “violencia simbólica” distinguía a los aparatos ideológicos (Escuela, Medios de Comunicación,...). Sin borrar este dualismo, el demofascismo ascendente está moviendo el dibujo.

La invisibilización contemporánea de los mecanismos de poder y la dulcificación paralela de las figuras de autoridad han provocado, en la esfera escolar, un progresivo abandono de los procedimientos coactivos directos, inmediatos, flagrantes, y una promoción compensatoria de las estrategias sutiles, mediadas, difusas, que caen de lleno en el campo de una “violencia simbólica depurada”.

Las “pedagogías blancas” coetáneas sobreutilizan la “violencia simbólica opaca” hasta extremos de holocausto... Los cinco aspectos que vertebran toda práctica escolar acentúan, en las escuelas “reformadas”, su índole veladamente agresiva, tornándola psicológica, lingüística, procedimental.

Partiendo de la violencia originaria que subyace al postulado de la “obligatoriedad de la asistencia” y que convierte a todo alumno en un “prisionero a tiempo parcial”, el temario, aún flexibilizado, cierra el círculo de una operación refinadamente agresora: instaura una policía de los discursos, un trabajo de selección de los referentes que vigila y pesquisa los intercambios comunicativos. En un tercer paso escalofriante, el sistema de la inducción amable “recluye” al estudiante en una “dinámica participativa”, “implicación” que ahuyenta, del horizonte hipotético de su resistir, el odiado momento de la pasividad (no-escuchar y no-hablar). “Activados”, los alumnos ejercen de “auto-profesores”. Tal “activación” constituye, en rigor, una auténtica carnicería simbólica, una denegación estrictamente abyecta de la libertad del individuo, degradado en marioneta, títere patético, cobaya en un laboratorio.

Esta caricatura de sujeto autónomo que llamamos “estudiante participativo” alcanza el paroxismo de la auto-agresión haciéndose cargo de su propio proceso evaluador. La violencia inherente a toda forma de “examen” es ahora desatada, contra sí, por la propia víctima (auto-calificación), o por el conjunto de las víctimas (calificación por el grupo, por la clase...), o por un “pacto de honor” entre el victimario y el victimado (evaluación “consensuada”).

Por último, esa forma de maltrato simbólico que se cifra en la mentira elaborada, en la engañifa surtida por la Administración, hace creer al estudiante que se le requiere para la gestión democrática del Centro. La infamia de las asambleas, inevitablemente dirigidas por los adultos, concluye el perfil de esta inicua psico-bio-política “educativa”: control “indoloro” de los cuerpos y de las mentes, gobierno “incruento” del obrar y del pensar de la juventud confinada.

domingo, abril 6

Prisiones españolas: Breve entrevista al anarquista preso Claudio Lavazza

Entrevista de Contra Info al compa Claudio Lavazza que, desde 1996, se encuentra encerrado en las celdas de la democracia española. La entrevista se presentó en el evento en solidaridad con anarquistas presxs de larga condena que se llevó a cabo el 11 de enero de 2014 en el CSO La Gatonera, Madrid.

En la búsqueda de la libertad plena, optaste por atacar el mundo del Poder con todos los medios posibles. ¿Cuáles fueron los principales motivos que te empujaron a seguir este camino de rebeldía armada?

Los motivos por los cuales emprendí el camino de la rebeldía fueron un conjunto de circunstancias que van desde el intento de golpe de estado en Italia, utilizando la estrategia de la tensión (ataques terroristas con explosivos en lugares públicos) por parte de la extrema derecha y con la ayuda de los servicios secretos, a los ataques de los partidos políticos del arco constitucional con la Democracia Cristiana particularmente activa en señalar como responsables de los graves atentados a la izquierda revolucionaria y a los anarquistas; hasta la injusticia y el maltrato a la clase obrera perpetrados por las autoridades: las mismas que aplaudieron el gobierno fascista de Benito Mussolini y la entrada en la segunda guerra mundial de Italia al lado de los nazis alemanes.

En tu libro “Autobiografía de un irreductible“, cuentas cómo en 1981 participaste en el asalto a la cárcel de Frosinone (en la región de Lacio, Italia), con el fin de liberar a un compa que se encontraba encarcelado en ese talego. Hoy, más de 30 años después, contadas son las ocasiones en que la solidaridad de facto con lxs presxs de la guerra social llega a este punto. ¿Cómo se puede entablar de nuevo la perspectiva de la liberación inmediata de nuestrxs hermanxs?

Entablar la perspectiva de la liberación inmediata de nuestros/as hermanos/as presos/as hoy en día, igual que ayer es un objetivo fundamental en esta guerra social… pero aquí, mientras el sistema ha progresado en infraestructuras y medios de represión, nosotros nos hemos quedado en la prehistoria, sin avanzar en preparación militar y tecnológica para hacer frente a las imponentes macrocárceles. Estas construcciones aisladas de pueblos y ciudades son casi imposibles de atacar al igual que lo hemos hecho en 1981 en Italia, liberando a dos presos. Cierto es que los tiempos han cambiado. Cuando se habla de ataques al sistema, aunque no guste utilizar palabras como preparación militar y tecnológica, es evidente que de guerra y enfrentamiento se habla y para obtener éxitos es necesario estar a la altura de los tiempos que el avance tecnológico del sistema represivo impone. No digo que sea imposible atacar estructuras como las macrocárceles, pero tal como estamos es un sueño irrealizable, liberar a presos y presas allí metidos.

En tu larga trayectoria de lucha polimorfa, suponemos que te involucraste en varios tipos de organización del contraataque a lo establecido. ¿Cuáles son las experiencias que sacaste en cuanto al tema de la verdadera autoorganización del combate, sin dirigentes ni dirigidxs?

Mis experiencias en la autoorganización del combate, sin dirigentes ni dirigidos, han madurado poco a poco en 16 años de clandestinidad. Nadie nace maestro y todos tenemos que aprender de los demás, de los que tienen más preparación y experiencia; entre anarquistas tenemos unos principios sencillos que nos permiten avanzar rápidamente en la autoorganización del combate: Una vez formado el grupo, hay tareas que cada cual tiene que respetar… por ejemplo si yo soy un experto en tácticas de ataques, los demás tendrán que escucharme, sin que vean en mi un dirigente y sin que ellos se sientan dirigidos, evidentemente todos/as tienen cosas que decir en el asunto, pero si esas palabras son el fruto de la incapacidad y de la falta de experiencia tendrán que escucharme a mí, para el buen éxito de la operación. Al igual tendré yo que escuchar al experto en cualquier otra tarea, si demuestra más capacidad que yo. O sea soy maestro según las circunstancias de un momento dado, y soy alumno cuando alguien más preparado que yo toma la responsabilidad del grupo. Es así, según mis experiencias, como se crea la autoorganización.

¿Es la anarquía una vía ilegalista per se? y, si es así, ¿cómo pueden las individualidades insurrectas confluir en ríos que ahoguen las leyes y normas que nos atan a la miseria?

La anarquía es por su naturaleza ilegalista, porque trata de existir al margen de la legalidad impuesta por el sistema. Nosotros anarquistas tenemos nuestras leyes y formas de ser, que son siempre condenadas por las leyes y formas de ser de los Estados. Ese simple hecho de no aceptar las reglas impuestas por el trabajo asalariado, buscándose la vida robando el dinero a los ricos, es considerado ilegal por el sistema, pero para nosotros/as es justo y obligatorio, y por tanto legal desde nuestro punto de vista. De igual manera cualquier actitud que no participe en el mantenimiento del poder capitalista se puede considerar como ese rio de rebeldía al que hacéis referencia y que ahogará las leyes y normas que nos atan a la miseria.

Si la cita revolucionaria es cada día, surge la necesidad de la acción directa tanto por la destrucción de todo lo que nos oprime, como por la creación de un nuevo mundo. ¿Cómo casan estas dos tareas subversivas sin caer ni en la militancia seca y alienante, ni en el reformismo derrotista?

La creación de un nuevo mundo y la necesidad del trabajo revolucionario de cada día cumpliendo con las tareas subversivas, no puede caer ni en la militarización seca y alienante ni en el reformismo derrotista. Hay que tener cuidado con este asunto para no correr el riesgo de caer en el cansancio y que este propicie el abandono de los compañeros. Es aquí donde nuestra creatividad se manifiesta con la aportación de nuevos estímulos e ideas, la revolución y el camino hacia ella no pueden caer en alienaciones… hay que darse un respiro de vez en cuando si no caemos en la rutina. Los tiempos y pautas de nuestras acciones nos pertenecen, ni el poder ni la tristeza social están por encima de nuestras necesidades como personas libres.

En 1996, caes preso en el pueblo de Siete Puertas, tras la fallida huida después de la expropiación de la oficina central del Banco Santander de Córdoba. ¿Cuáles fueron las reacciones de los círculos anarquistas (entre y sin comillas) entonces, tanto en el Estado español, como fuera de él?

El pueblo donde caí preso se llama Bujalance, Sietepuertas es el nombre de la cafetería donde me pillaron los guardias civiles, esa cafetería ya no existe, una entidad bancaria ha tomado su lugar. Las reacciones de los círculos anarquistas del estado español fueron de críticas duras algunos, y otros a favor de la expropiación del banco Santander de Córdoba (uno de los más ricos de la ciudad). Desde afuera del estado español recibimos un apoyo solidario conmovedor desde Italia. Recuerdo que cuando estaba en aislamiento en la cárcel de Córdoba, herido y apaleado, me llego un telegrama de mi país que me hizo llorar por el calor y compañerismo que desprendía. Luego con el tiempo también llegaron cartas y postales desde España y otros países de la comunidad europea e internacional, muchos mensajes con la misma intensidad y cariño

Tú llevaste a la práctica la ofensiva más allá de las fronteras de los Estados, burlando durante años a las autoridades de varios países. ¿Cómo ves la lucha antipatriótica e internacionalista de lxs anarquistas alrededor del mundo en el momento actual?

Las luchas antipatrióticas e internacionalistas de los anarquistas alrededor del mundo, las veo presentes y constantes, recibiendo a cambio durísimas reacciones policiales y de los tribunales que le tienen un miedo atroz. Vosotros/as que estáis afuera tenéis más datos que testifican la intensidad de estas luchas. Lo que me gustaría ver, antes de desaparecer, es algún que otro triunfo. Eso sería para mí y todos vosotros/as el regalo más bonito que podemos tener… Ojala sea pronto.

Encontrándote en las mazmorras de la democracia española, has llevado a cabo duras luchas por romper el aislamiento y la abolición del régimen especial FIES. ¿Cómo evalúas estos momentos a día de hoy?

Lleve a cabo duras luchas estando en las mazmorras de la democracia española, contra la abolición del régimen FIES y el aislamiento, la abolición de las largas condenas y las condenas perpetuas encubiertas. Ahora estoy en la lucha por la abolición de las torturas y malos tratos en las cárceles empezada en octubre del 2011, con acciones comunes realizando huelgas de hambre simbólicas el primer día de cada mes y consiguiendo así una red de apoyos de abogados solidarios para asistir jurídicamente a los compañeros en lucha, frente a las represalias del sistema penitenciario. No evaluó esos momentos de lucha como un pasado… sino como algo presente, quizás con menos intensidad y participación de la comunidad de presos que antes. Estar preso significa para mí estar en una lucha permanente. Estar preso significa estar en lucha, la cárcel no es un lugar donde uno se pueda relajar y olvidar de la realidad que lo rodea.

Tu caso es el de uno de lxs anarquistas condenadxs a penas de larga duración alrededor del mundo. Después de tantos años de encierro, ¿ha habido cambios en el ámbito de la sociedad carcelaria y su población?

Los cambios que ha habido en el ámbito de la sociedad carcelaria y su población, son muchos desde que entré por primera vez en 1980. Su población ha cambiado con la entrada de las drogas legales, suministradas a diario por parte de la administración como metadona y psicofármacos. Han conseguido aislar a una buena parte de la población reclusa, volviéndola individualista. Ya no existe esa solidaridad combativa que había antes, en donde tocaban a uno y se rebelaban todos. Hoy en día y desde hace ya muchos años, hay un control sobre los presos no solo físico, sino mental, que le impide encontrar un camino adaptado a su personalidad, las drogas tomadas a diario quitan lo mejor de uno mismo, dejándole solo la preocupación de seguir tomándolas… lo demás es secundario y de menor importancia… esta es su miserable lucha e intentar convencerlos de lo contrario en la mayoría de los casos es una pérdida de tiempo y energías. Quien se droga es esclavo del sistema por dos veces, una por estar preso y otra por ser un adicto. Por suerte, en las cárceles existe también una parte… pequeña… de población reclusa que no entra en este colectiva y es con ella que se puede luchar para conseguir cambios aquí dentro.

Siguiendo con el tema de la larga condena, ¿cómo ha influenciado tu larga estancia en cautiverio a la solidaridad expresada hacia tu persona, pero también tus relaciones de amistad y personales?

La solidaridad expresada desde fuera siempre ha sido y sigue siendo un orgullo para mí, sobre todo ahora que salió publicada mi autobiografía.

¿Cuál es el actual estado de los procedimientos jurídicos en tu contra y cuáles son las perspectivas para el futuro próximo y el más lejano?

Actualmente mi situación jurídica sigue siendo complicada, llevo 17 años encerrado y mi condena en España es de 25 años. Una vez terminada, me espera la condena en Italia de 27 años y 6 meses, y otra en Francia de 30 años (con un juicio aun por celebrar y que con un poco de suerte puede quedarse en 15 años). Mi objetivo es conseguir una refundición de las condenas pendientes en un total de 30 años, pero va a ser muy difícil que algún tribunal me lo reconozca. No existe en la actualidad ningún artículo de la legislación penitenciaria donde diga que con 30 años ininterrumpidos de cárcel me tengan que poner en libertad. Todo habrá que lucharlo hasta llegar al Tribunal de Derechos Humanos para que me reconozcan una limitación, sino lo mío va a ser una cadena perpetua.

¿Qué mensaje te gustaría transmitir a lxs que luchan día y noche, dentro y fuera de los muros?

A los que luchan día y noche, dentro y fuera de los muros le transmitiría este mensaje… manteneros fuertes y libres por que la mejor manera de luchar contra el sistema y las cárceles es no entrar nunca.

Un fuerte abrazo para todos.
Claudio.

Para escribirle:

Claudio Lavazza
C.P. Teixeiro (módulo 11)
Carretera Paradela s/n
15310 Teixeiro-Curtis (A Coruña)
España

http://es.contrainfo.espiv.net/2014/01/21/prisiones-espanolas-breve-entrevista-de-contra-info-al-anarquista-preso-claudio-lavazza/

jueves, abril 3

¡Putos maderos!

Siempre os he odiado. Sois los hijos de la infamia, la primera línea del capitalismo más desalmado, los verdugos de la clase obrera. No importa que cambie vuestro aspecto. Aunque vuestro uniforme transite del negro hitleriano al verde oliva del infausto Duque de Ahumada, vuestra mirada despide invariablemente la misma indignidad. Siempre os ensañáis con el más débil. Desahuciáis a las familias, apaleáis a los trabajadores, los estudiantes y los parados, torturáis en oscuros calabozos, invocando el deber y el patriotismo. Hacéis desaparecer a vuestras víctimas en simas, barrancos o fosas cubiertas con cal viva. A veces, preferís arrojarlas a las aguas negras y profundas del océano. Sois las legiones que crucificaron a 6.000 esclavos entre Capua y Roma, transformando la Vía Apia en una manifestación del poder imperial, enfurecido por la rebelión de Espartaco, el gladiador tracio. Sois los asesinos de García Lorca, que se vanagloriaban de haber secado un manantial de belleza, con una vil descarga de plomo. Nos vencéis día a día, pero el pueblo os aborrece y sueña con pasear vuestras cabezas en una pica. Estáis en mis pesadillas desde la infancia, cuando os contemplé bajar por la Gran Vía, persiguiendo a los manifestantes con porras y bocachas. Hasta entonces, el mal sólo era una abstracción, pero ese día comprendí que podía encarnarse en una hueste de mercenarios, con la faz ensombrecida por un odio atávico y prerracional. Vuestros crímenes no caerán en el olvido. La mano de Mateo Morral os aguarda en cualquier esquina, dispuesta a hacer justicia. La verdadera poesía no se compone con versos y estrofas, sino con ira y dinamita.
 Nos han educado en la no violencia, pero la violencia es la esencia del sistema capitalista. La violencia sois vosotros, ocultando vuestros números de identificación, golpeando con saña a jóvenes y ancianos, arrastrando a los que se oponen pacíficamente a vuestros abusos e iniquidades o incluso abriendo brechas en la cabeza de niños indefensos. Todo el que disiente, protesta o invita a la solidaridad se convierte en vuestro enemigo. Sois los esbirros de la banca y la patronal. Ocultáis vuestra cara por cobardía, pero también por vergüenza. Los verdugos siempre han subido al patíbulo con una capucha y, hasta un pasado reciente, nadie se internaba en sus hogares, pues los consideraban malditos. Valle-Inclán nos mostró vuestro verdadero rostro en Luces de Bohemia, pero casi nadie lee ya a los clásicos y si los infames e iletrados togados de la Audiencia Nacional se adentraran en la obra del manco irreductible, ordenarían la detención e incomunicación del autor, acusándole de apología del terrorismo. Valle-Inclán, insigne mutilado anticapitalista, concibió la escena sexta de Luces de Bohemia como un encuentro en un sombrío calabozo entre Max Estrella, poeta ciego y clarividente, y un preso anarquista, con blusa, alpargatas y grilletes. El preso es un obrero catalán que se define a sí mismo como “un paria”. No es un término despectivo, sino el lúcido reconocimiento de su lugar en un orden social donde se “menosprecia el trabajo y la inteligencia” y se rinde culto al dinero. Max afirma que pronto llegará la hora de los parias de la tierra, pero ese momento sólo será posible, instalando “la guillotina eléctrica en la Puerta del Sol”. El anarquista objeta que “el ideal revolucionario” no se cumplirá con la simple “degollación de los ricos”. Hay que llegar más lejos. Sólo destruyendo la sociedad capitalista podrá surgir “otro concepto de la propiedad y el trabajo”. Algo escéptico, Max se conforma con pequeños logros: “Todos los días, un patrono muerto, algunas veces, dos… Eso consuela”. El preso sabe que le aguarda la muerte: “Cuatro tiros por intento de fuga. […] Por siete pesetas, al cruzar un lugar solitario, me sacarán la vida los que tienen a su cargo la defensa del pueblo. ¡Y a esto llaman justicia los ricos canallas!”. No le atemoriza morir, pero sí que le den tormento, sólo “para divertirse”. “¡Bárbaros! –protesta Max, con el alma temblando de indignación-. […] ¿Dónde está la bomba que destripe el terrón maldito de España?”. En la escena undécima, Max –ya en libertad- se cruza con una madre con su hijo muerto entre los brazos. Sólo es un niño con “la sien traspasada por el agujero de una bala”. La policía mantiene el orden público, masacrando inocentes. Antonio Maura, no menos repulsivo que Aznar, Rajoy, Esperanza Aguirre o la Cospedal, promueve el terrorismo de Estado para frenar la cólera de un pueblo maltratado y humillado. La pobre mujer chilla desolada: “¡Negros fusiles, matadme también con vuestros plomos!”. “Esa voz me traspasa”, exclama Max, sobrecogido. Poco después, se escuchan disparos y un sereno anuncia con indiferencia que la policía ha abatido a un preso anarquista, mientras intentaba fugarse. “Ya no puedo gritar –masculla Max-. ¡Me muero de rabia!… Estoy mascando ortigas. La Leyenda Negra, en estos días menguados, es la Historia de España. Nuestra vida es un círculo dantesco. Rabia y vergüenza”.
 La versión definitiva de Luces de bohemia se publicó en 1924, pero no se estrenó hasta 1970. Casi todas las grandes obras tardan un tiempo en vencer la estulticia de empresarios y editores, casi siempre conchabados con el poder y sin otra motivación que la inmunda codicia. “¡Canallas!… ¡Todos! ¡Y los primeros nosotros, los poetas!”, exclama Max, admitiendo que los escritores también venden sus plumas para obtener fama y riqueza. No puedo evitar la gratificante fantasía de un Valle-Inclán furioso, descargando bastonazos sobre las testas serviles de Mario Vargas Llosa, Juan Manuel de Prada o Fernando Savater. Luces de bohemia apenas ha envejecido. Sus escenas continúan hablándonos de una España gobernada por víboras, rufianes y asesinos. Cuando el preso anarquista se despide de Max, anuncia su inminente fin: “Van a matarme… ¿Qué dirá mañana esa Prensa canalla?” “Lo que le manden”, responde Max, con lágrimas de impotencia y rabia. No creo que sea necesario un gran esfuerzo para imaginar una situación semejante, con pistoleros costeados por fondos reservados. Aún recuerdo a Felipe González declarando que “la democracia también se defendía en las cloacas”. Los sicarios que matan al preso anarquista son los mismos que acabaron con la vida de Iñigo Cabacas. Iñigo se había agachado a atender a un herido de una carga de la Brigada Móvil de la Ertzaintza, cuando le dispararon un pelotazo por la espalda. El impacto se produjo en la nuca y a bocajarro. Mientras agonizaba, Iñigo sangró por los ojos. Ester Quintana fue más afortunada. Sólo perdió un ojo al recibir un pelotazo de los Mossos d’Esquadra. Beatriz Etxebarria sufrió los rigores de la ley antiterrorista. Durante los cinco días de incomunicación, soportó golpes, vejaciones sexuales, estados de asfixia inducidos con una bolsa de plástico, amenazas de muerte y, finalmente, una violación anal y vaginal con un palo untado de vaselina. La Benemérita realizó la hazaña, añadiendo una nueva página negra a su dilatado historial de bajezas e infamias.
 Putos maderos, os escudáis en el “cumplimiento inexcusable del deber”, pero disfrutáis con vuestros crímenes. Podéis cambiar de nombre (Fuerzas de Seguridad del Estado, Fuerzas de Orden Público, Unidad de Intervención Policial, Guardia Civil), pero sólo sois una abyecta patulea abastecida por granujas, matones, villanos, asnos, truhanes y lunáticos. Putos maderos, tenéis las entrañas negras y un corazón putrefacto que se regocija al humillar, golpear y torturar al pobre, al paria y al marginado. Os creéis superhombres, pero sólo sois los sicarios de políticos, empresarios y banqueros. Sois el brazo armado de canallas como Martín Villa, Cristina Cifuentes o Felipe Puig. Algunos os comparan con los soldados del Imperio Galáctico, comandados por el siniestro Darth Vader, pero yo creo que sólo sois los bravucones que buscan pelea en un bar, con un palillo entre los dientes, o los miserables que intimidan a una pareja de ancianos en un aparcamiento para arrebatarles una plaza libre. Si alguien escarba en vuestra historia, aparece indefectiblemente el matón de patio de escuela, que roba los bocadillos a sus compañeros más débiles. Sólo espero que algún día os encontréis con la horma de vuestro zapato y acabéis durmiendo con los peces, donde os espera Mr. Blonde, un hombre de honor que odia a los polis y que os rebanará una oreja al ritmo de “Stuck in the Middle With You”.

Rafael Narbona