Cuando la multitud hoy muda, resuene como océano.

Louise Michel. 1871

¿Quién eres tú, muchacha sugestiva como el misterio y salvaje como el instinto?

Soy la anarquía


Émile Armand

miércoles, abril 29

Manifiesto de la FAI ante el 1º de mayo


[¡Somos agitadores!]

A los anarquistas nos ha tocado escribir muchas veces desde situaciones complicadas, puesto que los textos publicados por los libertarios siempre han resultado peligrosos e incomodos para quienes no hacen uno con sus ideas o están en los puestos de poder. Escritos hechos en diferentes circunstancias han acompañado su historia: en clandestinidad, en dictaduras, censuras, e incluso en el presidio, pero pocas veces bajo una cuarentena por pandemia, encerrados en casa mientras nuestros enemigos cuidan más que nunca de las calles. Crea nerviosismo esta situación donde falta todo tipo de información y nos sentimos inseguros. Una vez más la clase obrera es la que sufrirá las consecuencias de un virus que no sabemos de dónde viene y por su puesto somos quienes pagaremos la crisis que posteriormente vendrá por culpa de ella o utilizándola como excusa. Nos preguntamos constantemente: si toda la vida hemos creído que para el Estado y el capital solo somos simple mano de obra, si hemos entendido que los políticos y los burgueses nunca se han preocupado por nuestro bien ¿por qué confiar ahora en todos estos que nunca han hecho nada por nosotros? Es más, ¿cómo confiar en políticos que muchísimas veces han tomado medidas y han hecho recortes contra nuestra vida y salud? Es un tema que dará mucho que hablar y luchar, y esperamos que el movimiento libertario sepa estar a la altura de todos los acontecimientos que sucederán tras el paso del coronavirus.

Todo cambia, todo evoluciona, en algunos casos a nuestro favor pero en la mayoría de los casos en nuestra contra. Muy calmados en nuestras casas mirando el televisor o Netflix, podemos observar claramente que si no luchamos, el capitalismo y su sistema represor avanza. El coronavirus ha dormido gran parte de la lucha social, bajo la justificación de pandemia han acabado o silenciado gran parte de las protestas de los pensionistas, de los chalecos amarillos de Francia, lar revueltas de Chile, Hong Kong… todo dormido, o en muchos casos desaparecido. Por otra parte otras comunidades y luchas buscan maneras autónomas de hacer frente al virus y seguir luchando. Esto nos llena de ilusión: ver que hay grupos que se autoorganizan y enseñan los dientes al margen de lo que digan o impongan los Estados. No insinuamos que no haya que tomar medidas frente a una crisis de este nivel, pero esperamos que después de la cuarentena lleguemos a entender y ver que solo el pueblo salva al pueblo, que los políticos y las empresas han antepuesto como siempre el negocio a la salud y la vida. Nos hemos contagiado en el trabajo, en los medios de transporte… Si después de esto no vemos quién está a nuestro favor y quién no, ya no sabremos qué decir.

Dejando a un lado el tema de la pandemia, queremos centrarnos en la razón por la que se escribe este texto: El Primero de Mayo.

Este año los sindicatos no nos sacarán de paseo, con diferencia de otros años, nos manifestaremos desde nuestras casas o ventanas para rechazar los asesinatos de aquel 1 de mayo de 1886. Seis compañeros ahorcados, trabajadores conocidos por los demás obreros y obreras, pero también por los burgueses y la policía. No nos olvidamos de la conmemoración del Primero de Mayo ni de seguir con la lucha de todas las maneras posibles: En panfletos, acciones, internet… pero preferiblemente en la calle, y cuanto antes.

Tan lejos y tan presente aquel mayo de 1886; lejos queda aquel año pero siguen siendo presentes y necesarias las ideas de estos viejos compañeros asesinados por defender la justicia social. Muchísimos compañeros asesinadas en defensa de un mundo nuevo que hoy más que nunca debemos conseguir. Nos encontramos frente a una gran necesidad de que el pueblo tome las riendas de la vida, cuando ya de manera descarada los psicópatas del poder juegan con nuestra salud y vida. Es hora de organizarse en los barrios y centros de trabajo, en asambleas. Es la hora de la agitación social.

Hoy los grandes sindicatos financiados por el enemigo (el Estado y la patronal), los políticos y otras organizaciones que lejos de conseguir mejoras para el pueblo llevan años en la labor de empobrecer aún más al pueblo, intentan quedarse con nuestras luchas, nuestra historia y hasta nuestros muertos. Nunca ha sido tan difusa la línea que separa a los enemigos del pueblo de sus aliados, cada vez estudiamos o analizamos menos, no aprendemos de la historia y además nos dejamos guiar por políticos y sindicatos que hacen el juego a la patronal y a los adinerados. La población rechaza a las organizaciones que luchan por ella y apoya a quienes acabarán con sus libertades, ese es el poder de los medios de comunicación y la represión.

No debemos olvidar que la mejor manera para mantener la memoria es continuar con la lucha que ellos y otros muchos empezaron. Somos anarquistas en un mundo que nos quiere dejar en la historia, toca ponerse al frente. Si conmemoramos el Primero de Mayo debemos hacer ver al mundo cuáles son las razones por las que fueron asesinados los compañeros de Chicago. Estos trabajadores fueron asesinados por defender una sociedad basada en la igualdad y en la libertad, por eso los mataron, tal como lo hacen hoy y lo seguirán haciendo con métodos más camuflados como la cárcel, que te convierte en un muerto en vida. Una sociedad o movimiento que al igual que en la memoria histórica se centra en hablar de los muertos y no del porqué los mataron está condenada al fracaso. Ese es el gran logro del sistema, que recordemos sin ideología y que la lucha se muera poco a poco. Si no somos críticos, eso es lo que hace el capitalismo y las patronales: asesinar, manipular la realidad y por supuesto transformar la historia a su beneficio. Como durante la dictadura franquista, se atreven a llamarle “la fiesta del trabajo” al Primero de Mayo.

Los mártires de chicago lo luchaban por un trabajo, no luchaban por tener hipoteca y una casa. No luchaban por que la policía les “cuidase las calles”, ni porque los políticos decidiesen por ellos y les mintiesen; luchaban por la revolución social, en la incansable idea de que la clase trabajadora sea dueñas de lo producido y decida qué producir y cómo organizar sus vidas, sin jefes ni explotadores, en comunidad y en solidaridad, es decir, en anarquía. Una idea bella a seguir y que perseguiremos hasta conseguirla. Difundamos la idea y recordemos con ideología.

Tal como dijo August Spies, uno de los asesinados en Chicago, nadie es más agitador que quien condena al pueblo a la miseria. Son los Gobiernos y los grandes empresarios los que explotan y roban al pueblo y hacen que este se levante. Son las situaciones de necesidad las que crean revoluciones, o por lo menos hasta ahora lo han sido. ¿A qué esperamos? Prepárate para lo que viene.


Federación Anarquista Ibérica

domingo, abril 26

[Libro] Una pandemia llamada autoridad. Compilado anarquista y otros textos sobre el Covid-19, el control social y la crisis permanente del capital


Este compilado nace de la necesidad de aunar puntos de vista de distintxs compañerxs y algunos textos que consideramos pertinentes para profundizar la crítica al fenómeno social de la pandemia del coronavirus, ademas de apuntar a la práctica, en una sociedad de control cada vez más violenta y una crisis que manifiesta nuevamente el fracaso de la sociedad capitalista. El propósito es conformar perspectivas anárquicas / antiautotitarias en una realidad donde la información es aislada, superficial y tecnocrata, y que es resguardada para instituciones, donde los discursos fluctúan entre la socialdemocracia y posturas ecofascistas, racistas y patriarcales; otorgándole más poder a los aparatos represivos, generando discursos fragmentarios que se pierden entre tanta letra, entre la condición evasiva del mundo virtual, donde se desconectan las practicas y análisis de las resistencias contra el nuevo modelo de control social.

Por otro lado la información está al alcance de la mano, donde sólo se decidió compilarla para proponer un mapeo general de los acontecimiento y análisis desde distintos enfoques y experiencias acerca del virus, y plantear perspectivas que señalen a la autoridad como principal responsable de la miseria social, de la devastación de los ecosistemas, sea capitalista o estatal. Ademas de la necesidad del auto cuidado y la conformación de lazos en un contexto cada vez más difícil para cualquier forma de vida. No se trata de ser especialistas ni tecnocratas; se trata , más bien, de conformar maneras de resguardo, enfrentamiento y estrategias de acción, de generar preguntas y profundizaciones sobre una realidad que tiene muchas aristas, pero que no difumina el carácter explotador de la civilización del capitalismo, como tecnomundo, como control social y mental.

Los textos provienen de diversos orígenes, como webs anarquistas, foros, periódicos. Varios de ellos se producen en el desarrollo mismo de los acontecimientos; otros se centran en las posibles consecuencias y causas del fenómeno, y distintos tipos de enfoques en su dimensión devastadora, tanto practica como social, ademas de guías de autocuidado hecho por compañerxs. Es evidente que puede sobrar o faltar material, y hay vasta información y puntos de vista que se pueden seguir adheriendo. Pero lo importante es sugerir un, seguro incompleto, mapeo actual sobre los últimos acontecimientos acerca de la pandemia tanto en su análisis como la multiformidad de enfoques que se están llevando a cabo, que sirva como material de apoyo agitativo, para reflexionar y decidirse a conformar formas de vida horizontales y de respeto con la naturaleza, comprender que estamos en una situación donde el apoyo mutuo es capaz de vencer la paranoia, donde el autocuidado y autonomías son fundamentales para seguir adelante entre compas y cercanxs, en que no estamxs solxs ni lo estaremos nunca en la lucha contra toda forma de control, para la necesidad de pasar a la acción contra el sistema de dominación, aprender críticamente acerca de lo que está sucediendo, y no menos importante: afilar la lucha permanente contra toda miseria autoritaria.

El libro está dividida por temáticas que en muchos casos se pueden confundir, pero es para darle una estructura pensando en lxs lectorxs , y que sea más ágil en la búsqueda. Los textos de análisis engloban gran parte de la extensión debido a que es lo que más encontramos, y también para visualizar las diferentes posturas que se han ido desarrollando a medida que evoluciona la crisis y los estados de excepción.

Por ultimo, el libro no tiene como propósito erigir una verdad acerca de la significación de todas las variantes del conflicto, tampoco existen respuestas claras que se interpreten de la misma manera. Su objetivo, más bien, es plantear, evidenciar y reflexionar acerca de algunas posturas desde una iniciativa individual con apañe colectivx, y abrir preguntas con fines prácticos y contrainformativos para el enfrentamiento contra la autoridad y otros virus en la crisis permanente del capital, y por sobre todo, por la expansión de la anarquía.

Abajo los muros de las cárceles!
Solidaridad y apoyo mutuo contra paranoias y pandemias!
Contra la miseria la rebelión!
Viva la anarquía!

 

Descargar Libro [PDF]


 Algunxs anarquistas

jueves, abril 23

A golpe de micros y mesas: un acercamiento a las radios libres

 Logo de la desparecida Radio ELA. Sus programas se pueden seguir escuchando en su web

Puede que estos días estéis teniendo algo más de tiempo disponible. Puede que estéis teletrabajando en algo relativamente mecánico que os permita escucharos algo mientras. Puede que sigáis trabajando como siempre y tengáis por delante largos desplazamientos en transporte público o jornadas laborales que intentáis aligerar de la manera que sea. Puede que cada vez que bajas a comprar comida y haces cola durante una hora te apetezca ponerte los cascos. Ocasiones y situaciones posibles hay millones, y muchas pueden ser propicias para pasar un rato radiofónico. Hoy queremos hacer un pequeñísimo acercamiento a ese mundo, por si te suena bien la idea pero no sabes muy bien por dónde empezar.

Antes de nada, remarcar que gran parte de los programas que suenan en las radios libres siguen emitiéndose a pesar del confinamiento. La imaginación y el acceso a medios técnicos hacen posible que se sigan grabando nuevos episodios, algunos haciendo entrevistas por videoconferencia y grabando el audio, otros con los cacharros que tengan a mano en casa, pero todos movidos por un fuerte deseo de comunicar algo distinto a la infoxicación constante con la que nos están ahogando. Además han surgido contenidos específicos a raíz del confinamiento, como “Rompiendo el aislamiento” (Radio Bronka), “Más allá del coronavirus” (Radio Almaina) o las “Cápsulas víricas” (Ágorasol Radio).

Si quieres empezar a conocer el mundillo de las radios libres y los podcasts, una buena forma puede ser entrar a www.radioslibres.info. Es un portal automatizado que recoge un montón de programas para escuchar en línea y/o descargar. 22 radios libres de todo el territorio estatal están adheridas a este proyecto, por lo que la variedad de contenidos y de contextos es bastante amplia. Lleva funcionando ya unos cuantos años y es una forma ideal de estar al día de lo que va saliendo por las ondas libres.

Otra vía puede ser investigar un poco sobre qué radios libres hay en tu zona o alrededores y empezar mirando en su parrilla. El carácter local siempre tiene su valor, al fin y al cabo es muy probable que entrevisten a colectivos de tu zona, anuncien actividades a las que podrías acudir o traten conflictos que te afecten directamente. Estos papeles se redactan e imprimen en Madrid y en nuestro caso los referentes directos serían la recientemente desaparecida Radio ELA (¡hasta siempre y gracias por tanto!) o Ágorasol Radio, pero seguro que si vives en otra zona hay alguien cerca empuñando los micros contra el orden establecido.

Reseñar programas concretos es un poco incómodo por tener que elegir, pero eso es de lo que se supone que va este artículo… Por supuesto, tenemos algunos programas que llevan ya unos años, están muy consolidados y son geniales: “La linterna de Diógenes”, “Sangre Fucsia”, “Barrio Canino”, “Onda Expansiva”, “Tokata”, “El Acratador”… Y de cosas quizá algo menos conocidas, os dejamos tres:

“Menos Lobos”: Un programa mensual sobre represión, desde Radio Almaina (Granada). Hacen monográficos centrados en un caso concreto o en un tema relacionado y se meten hasta el fondo. Suelen durar algo más de una hora y están muy elaborados, combinando trabajo de investigación y redacción con archivos sonoros, entrevistas, etc. Todos los programas están disponibles en www.menoslobos.net

“Lluvia con truenos”: Un programa quincenal “por y para la liberación animal”. Son principalmente entrevistas a colectivos e individualidades implicadas en la lucha antiespecista. El programa tiene un claro enfoque hacia la acción, busca mostrar lo que se está haciendo para contribuir así al desarrollo de las luchas y al debate con los pies siempre en el suelo. Su web es www.lluviacontruenosradio.org



 “El Desarmador”: Este programa lleva parado un año y medio, pero su interés es atemporal. Si te empieza a mosquear todo lo que está pasando con el mundo digital, los constantes ataques a la privacidad, la consolidación de nuevos amos digitales que muchas veces tienen más poder que los amos analógicos, el Big Data y los programas de espionaje masivo, el control social, etc., este programa es para ti. Desde Bolivia, El desarmador nos explica, paso a paso y con unas formas radiofónicas impecables, lo que necesitamos aprender para empezar a tomar conciencia y decisiones en este campo tan crucial. Se recomienda escuchar los programas por orden de publicación, están todos aquí: www.eldesarmador.org

Por hoy lo dejamos aquí, deseando que estas líneas sirvan para que alguien se decida y pulse el play, abriendo las puertas a las ondas libres.


lunes, abril 20

Querida y sacrificada clase trabajadora...


Saludamos a nuestra querida y sacrificada clase trabajadora y le enviamos, desde la dura cuarentena que estamos padeciendo recluidos en yates, mansiones y clubes de golf, nuestra solidaridad y nuestro aplauso a su heroica, impagable e impagada labor. Y, como siempre, os animamos a seguir así.

Banqueros y banqueras, reyezuelos y reinonas, príncipitos y princesitas, millonarios de toda índole, patronal, potentados del ladrillo, futbolistas dorados, rutilantes estrellas mediáticas, empresarios de los medios de desinformación, magnates de la industria, brókers y trileros de las finanzas y, en fin, todas y todos cuantos conformamos vuestra noble clase dirigente, os queremos reiterar, una vez más, nuestro profundo agradecimiento... y tal y tal, por sacarnos, como viene siendo habitual, las castañas del incendio.

No obstante, a pesar de las trágicas circunstancias en que nos vemos inmersos, la vuelta a la normalidad es fundamental, necesaria, imprescindible. Nuestros palacios necesitan mantenimiento, nuestros yates reparaciones, nuestras cuentas corrientes y paraísos fiscales incrementos que nos permitan pagaros vuestros salarios de mierda. Así que, manos a la obra, ¡todas y todos juntos lo vamos a conseguir! ¿A que sí?



viernes, abril 17

[Publicación] Mundo COVID-19: Las epidemias en la era del Capitalismo Nº 2



MUNDO COVID-19. nº2

LAS EPIDEMIAS EN LA ERA DEL CAPITALISMO

Recopilación de textos de análisis internacionales durante el estado de alarma.

Índice:

- Primavera Silenciosa. Resistenze al Nanomondo, Bérgamo

- Estado con mascarilla, Miguel Amorós, Estado Español

- Reflexiones frente a la catástrofe ecológica y el colapso capitalista: Una    mirada a la pandemia desde la región chilena en revuelta. Gayi/Grupo Solenopsis/LaPeste.org, Santiago, región chilena





martes, abril 14

Campo de amor y lucha

Campo de amor – Blas de Otero 
(Canta Soledad Bravo) 


Si me muero, que sepan que he vivido
luchando por la vida y por la paz.
Apenas he podido con la pluma,
apláudanme el cantar.

Si me muero, será porque he nacido
para pasar el tiempo a los de detrás.
Confío que entre todos dejaremos
al hombre en su lugar.

Si me muero, ya sé que no veré
naranjas de la China, ni el trigal.
He levantado el rostro, esto me basta.
Otros ahecharán.

Si me muero, que no me mueran antes
de abriros el balcón de par en par.
Un niño, acaso un niño, está mirándome
el pecho de cristal.


sábado, abril 11

CORONAVIRUS, por Raoul Vaneigem


Cuestionar el peligro del coronavirus es claramente absurdo. Por otra parte, ¿no es igual de absurdo que una perturbación del curso habitual de las enfermedades sea objeto de tal explotación emocional y despierte la arrogante incompetencia que una vez barrió la nube de Chernóbil de Francia? Por supuesto, sabemos con qué facilidad el espectro del apocalipsis sale de su caja para apoderarse del primer cataclismo que se produce, para retocar el imaginario del diluvio universal y para hundir la reja de la culpabilidad en el suelo estéril de Sodoma y Gomorra.

La maldición divina apoya útilmente al poder. Al menos hasta el terremoto de Lisboa de 1755, cuando el Marqués de Pombal, amigo de Voltaire, aprovechó el terremoto para masacrar a los jesuitas, reconstruir la ciudad según sus designios y liquidar alegremente a sus rivales políticos con juicios “proto-estalinistas”. No insultaremos a Pombal, por más odioso que sea, comparando su golpe dictatorial con las miserables medidas que el totalitarismo democrático aplica en todo el mundo por la epidemia de coronavirus.
¡Qué cínico es culpar de la propagación del flagelo a la deplorable insuficiencia de los recursos médicos desplegados! Durante decenios, el bien público se ha visto socavado, el sector hospitalario paga el precio de una política que favorece los intereses financieros a expensas de la salud de los ciudadanos. Siempre hay más dinero para los bancos y cada vez menos camas y cuidadores para los hospitales. Qué payasadas ocultarán por más tiempo que esta gestión catastrófica del catastrofismo es inherente al capitalismo financiero mundialmente dominante, y que hoy lucha mundialmente en nombre de la vida, del planeta y de las especies a salvar.

Sin caer en este resurgimiento del castigo divino que es la idea de que la Naturaleza se deshace del Hombre como de una sabandija inoportuna y dañina, no es inútil recordar que durante milenios la explotación de la naturaleza humana y de la naturaleza terrestre ha impuesto el dogma de la anti-physis, de la anti-naturaleza. El libro de Eric Postaire, Les épidémie du xxie siècle [Las epidemias del siglo xxi], publicado en 1997, confirma los desastrosos efectos de la persistente desnaturalización, que vengo denunciando desde hace décadas. Refiriéndose al drama de las “vacas locas” (predicho por Rudolf Steiner ya en 1920), el autor nos recuerda que además de estar indefensos frente a ciertas enfermedades, nos estamos dando cuenta de que el propio progreso científico puede causarlas. En su petición de un enfoque responsable de las epidemias y su tratamiento, incrimina aquello que el prefecto, Claude Gudin, llama la “filosofía de la caja registradora”. Hace la siguiente pregunta: “Si subordinamos la salud de la población a las leyes del lucro, hasta el punto de transformar a los animales herbívoros en carnívoros, ¿no corremos el riesgo de provocar catástrofes fatales para la Naturaleza y la Humanidad?”. Como sabemos, los gobiernos ya han respondido con un SÍ unánime. ¿Qué importa ya que el NO de los intereses financieros siga triunfando cínicamente?

¿Hizo falta el coronavirus para demostrar a los más estrechos de miras que la desnaturalización por razones de rentabilidad tiene consecuencias desastrosas para la salud universal, aquella que gestiona sin parar una Organización Mundial cuyas preciosas estadísticas compensan la desaparición de los hospitales públicos? Existe una clara correlación entre el coronavirus y el colapso del capitalismo global. Al mismo tiempo, parece no menos obvio que lo que encubre e inunda la epidemia de coronavirus es una plaga emocional, un miedo histérico, un pánico que a la vez oculta las deficiencias del tratamiento y perpetúa el mal asustando al paciente. Durante las grandes epidemias de plagas del pasado, la gente hacía penitencia y proclamaba su culpa flagelándose. ¿No les interesa a los administradores de la deshumanización mundial persuadir a la gente de que no hay forma de salir del miserable destino que se les está infligiendo? ¿Que todo lo que les queda es la flagelación de la servidumbre voluntaria? La formidable máquina mediática solo repite la vieja mentira del impenetrable e ineludible decreto celestial donde el dinero desquiciado ha suplantado a los sanguinarios y caprichosos dioses del pasado.

El desencadenamiento de la barbarie policial contra los manifestantes pacíficos ha demostrado ampliamente que la ley militar es lo único que funciona eficazmente. Ahora confina a mujeres, hombres y niños a la cuarentena. ¡Afuera, el ataúd, dentro la televisión, la ventana abierta a un mundo cerrado! Crea las condiciones capaces de agravar el malestar existencial apoyándose en las emociones desgastadas por la angustia, exacerbando la ceguera de la ira impotente.

Pero incluso la mentira da paso al colapso general. La cretinización estatal y populista ha llegado a sus límites. No puede negar que se está llevando a cabo un experimento. La desobediencia civil se está extendiendo y sueña con sociedades radicalmente nuevas porque son radicalmente humanas. La solidaridad libera de su piel de oveja individualista a los individuos que ya no tienen miedo de pensar por sí mismos.

El coronavirus se ha convertido en el signo revelador de la bancarrota del Estado. Al menos esto es un tema de reflexión para las víctimas del confinamiento forzado. Luego de la aparición de mis Modestes propositions aux grévistes [Modestas propuestas a los huelguistas], algunos amigos apuntaron a lo difícil que era recurrir al rechazo colectivo, que sugerí, de pagar impuestos, gravámenes, retenciones fiscales. Sin embargo, ahora la bancarrota comprobada del Estado-estafador es una prueba de la decadencia económica y social que vuelve absolutamente insolventes las pequeñas y medianas empresas, el comercio local, los ingresos modestos, los agricultores familiares e incluso las llamadas profesiones liberales. El colapso del Leviatán ha logrado convencernos más rápido que nuestras resoluciones para derribarlo.

El coronavirus lo ha hecho aún mejor. El cese de las nocividades productivistas ha reducido la contaminación mundial, evita a millones de personas una muerte programada, la naturaleza respira, los delfines vuelven a retozar en Cerdeña, los canales de Venecia, purificados del turismo de masas, vuelven a tener agua clara, la bolsa se derrumba. España resuelve nacionalizar los hospitales privados, como si redescubriera la seguridad social, como si el Estado recordara el Estado de bienestar que destruyó.

Nada puede darse por sentado, todo comienza. La utopía sigue arrastrándose a cuatro patas. Abandonemos a su inanidad celestial los miles de millones de billetes e ideas huecas que circulan sobre nuestras cabezas. Lo importante es “hacer nuestros propios negocios” dejando que la burbuja especuladora se desarme e implosione. ¡Cuidémonos de la falta de audacia y confianza en nosotros!

Nuestro presente no es el confinamiento que nos impone la supervivencia, es la apertura a todas las posibilidades. Es bajo el efecto del pánico que el Estado oligárquico se ve obligado a adoptar medidas que ayer mismo decretó imposibles. Es al llamado de la vida y de la tierra para ser restaurada al que queremos responder. La cuarentena es un tiempo de reflexión. El confinamiento no suprime la presencia de la calle, la reinventa. Déjenme pensar, cum grano salis, que la insurrección de la vida cotidiana tiene virtudes terapéuticas insospechadas.

Raoul Vaneigem
 Tomado de https://periodicoelamanecer.wordpress.com/2020/03/24/coronavirus-por-raoul-vaneigem-reporte-desde-la-region-francesa

miércoles, abril 8

Berta Cáceres y Chico Mendes, la memoria sembrada de quienes defendieron la tierra en América Latina


Desde que América, conocida también como Abya Yala, es obligada a entrar bajo la cruz y la sangre en los libros de la historia oficial debido a una larga trayectoria de ocupación, colonialismo y tráfico de personas esclavas, el tema central ha sido la tierra. Para las comunidades sociales que había en ese continente, y aquellas herederas actualmente como consecuencia de la supervivencia a genocidios y epistemicidios, la tierra es el centro de la vida a muchos niveles. No es una cárcel a la que se está atado, no es un territorio al que se esté subyugado, no es una nación con un destino por encima de ninguna institución estatal, la tierra rige la economía social, las expresiones culturales y religiosas, la política y organización espacial.

Desde el último tercio del siglo pasado, se han puesto en marcha fuertes economías extractivistas en América Latina, un modelo económico basado en el robo de la tierra y la destrucción del tejido social ligado a las comunidades que habitan ese territorio. Grandes porciones de tierra ricas en recursos para mantener el nivel de consumo del norte global, y que la máquina del capital no pare de rodar, han sido enajenados bajo muy diversas medidas. Los gobiernos nacionales, federales y otras administraciones aliadas con el neoliberalismo han implementado reformas para facilitar esa labor. Otras instituciones vinculadas a las cloacas de los estados, como guerrillas paramilitares clandestinas o grupos mercenarios empresariales, se han encargado por la fuerza de crear situaciones de violencia, cuando no de guerra abierta contra las comunidades. En muchas ocasiones estos grupos paramilitarres, narcos o mercenarios han creado estructuras sociales y políticas locales que imponen un régimen de terror por la fuerza, bajo los intereses de determinadas empresas ajenas a la comunidad para explotar la tierra.

El incremento de las preocupaciones ambientales desde finales del siglo pasado, unido al acelerado ritmo de destrucciones de muchas regiones de bosques tropicales y territorios con grandes biodiversidades, han puesto en el centro del debate la cuestión ecológica. Aquello que llevan siglos haciendo comunidades originarias en su conjunto, ahora saltaba a la palestra de los grandes medios de comunicación internacionales. Antes de existir Greta Thunberg, y mucho antes también de que el capitalismo convirtiera la marca eco o verde en una nueva elección de consumo, la historia de algunos pueblos la define su lucha por la tierra. En este contexto grandes poblaciones latinoamericanas resisten a convertirse en una pieza más de la industria manufacturera o de los múltiples servicios disponibles en las megaciudades. Es una cuestión que tiene especial relevancia en América Latina, donde el trabajo en muchos casos sigue ligado a la labor que se realiza directamente en la tierra, y no ligado a una explotación laboral.

En este artículo queremos recuperar dos figuras importantes en la lucha del activismo medioambiental, ambos además asesinados por esa resistencia, uno es el brasileño Chico Mendes, y la otra es la indígena hondureña Berta Cáceres. Actualmente la defensa medioambiental y de la tierra en América Latina se sigue cobrando decenas de vidas con total impunidad, como recientemente en México el defensor de la mariposa monarca Homero Gómez que fue encontrado muerto. Según la ONG Global Witness, América Latina es la región más peligrosa del mundo para defender el planeta, con más de 1.500 activistas asesinadas desde 2002. Según Front Line Defenders, en el año 2019 fueron asesinadas 304 activistas en todo el mundo (17 menos que en 2018), volviendo a ser Latinoamérica la región más peligrosa (solo en Colombia se asesinó a 103 activistas). Por todos ellos y ellas, conviene conocer el camino de esta lucha porque la memoria es la revuelta del presente.

Chico Mendes, sindicalista y activista medioambiental brasileño en la Amazonia

Mendes nació en el año 1944 en Xapuri, municipio brasileño del Estado de Acre, en la Amazonia brasileña muy cerca de la frontera boliviana. Este pueblo fue fundado oficialmente en 1904, aunque el poblamiento anterior había estado bajo la jurisdicción de Bolivia, que cedió el actual territorio de Acre a Brasil mediante el Tratado de Petrópolis en el año 1903. Estos cambios fronterizos y el acuerdo entre ambos países a primeros del siglo XX estuvieron relacionados con la conocida como Fiebre del Caucho. Bolivia exigía construir aduanas arancelarias en ciudades brasileñas, así como la construcción de un ferrocarril que uniera los ríos Madeira y Mamoré, inaugurado en el año 1912 y utilizado hasta 1972 para el comercio mercantil de Bolivia. El ferrocarril fue iniciado por el megaempresario estadounidense Percival Farquhar y tenía como propósito principal transportar la producción de caucho de Bolivia y Brasil hacia el puerto de Belém, en el Océano Atlántico.

La mencionada Fiebre del Caucho es la denominación que recibió el proceso de extracción y comercialización del caucho amazónico desde el siglo XIX, que disparó el auge colonizador del Amazonas, y causó graves transformaciones culturales y sociales. Este árbol del caucho o seringueira, en portugués, ofrece un líquido blanco de su tallo conocido como látex, que desde el proceso de vulcanización química experimentado a mediados del siglo XIX explotó los usos de este recurso. Miles de europeos y norteamericanos viajaron entonces a Brasil para aprender los procesos de extracción de este material, se tornó en una actividad industrial de primer orden en la región y desplazó a numerosas comunidades indígenas.

Este fue el contexto geográfico en el que nació Chico Mendes, a mediados del siglo XX, siendo desde los nueve años recolector de caucho. Era descendiente de una familia de emigrantes del nordeste brasileño asentados desde hace un siglo en la Amazonia. Su padre, Francisco Mendes, era seringueiro, estos eran trabajadores del caucho preocupados por la cuestión ecológica y por una regeneración natural del recurso. Desde joven se convirtió en un luchador, y defensor de los seringueiros. Chico Mendes fue el principal impulsor del conocido «Conselho Nacional dos Seringueiros», organización que se oponía a la masiva deforestación que afectaba a Acre, y su defensa de los pueblos indios, recolectores de caucho y habitantes de las riberas de los ríos.




Esta labor sindicalista y ecológica le dio una gran proyección internacional, y consiguió dar a conocer la lucha de la región amazónica al mundo. En marzo de 1976 los seringueiros organizaron el primer empate en Brasiléia, que se trataba de una acción no violenta para impedir la tala de un «seringal», área de selva explotada sosteniblemente por los recolectores de caucho. Entre 1976 y 1988, Chico Mendes, y otros activistas como Wilson Pinheiro (asesinado el 21 de julio de 1980) organizaron cuarenta y cinco empates, con un saldo de 400 detenidos, 40 torturados y varios muertos, sin embargo lograron impedir la deforestación de 1,2 millones de hectáreas de selva. Estas acciones siempre chocaron con los intereses de los grandes latifundistas, lo cual estaría directamente relacionado con el asesinato del propio Chico Mendes el 22 de diciembre de 1988. Uno más de los cientos de asesinatos de sindicalistas, militantes de izquierdas, o abogados que quedaron impunes, y que se siguieron produciendo tras la muerte de Mendes. Un mes antes de la muerte de Chico, el terrateniente Joao Branco, presidente de la UDR de Acre (União Democrática Ruralista), estuvo en la hacienda de Darly Alves discutiendo el asesinato de Chico Mendes. Este hacendado y su hijo llevaron a cabo el asesinato, siendo condenados por ese crimen, y que lograron huir de la prisión de Rio Branco tan solo tres años después. Se demostró además el vínculo de estos con Mauro Spósito, delegado de la Policía Federal de Acre. Según las propias palabras de Mendes antes de su asesinato, esa organización de la UDR «es el núcleo de un auténtico escuadrón de la muerte, responsable de numerosos asesinatos».

Diez años después, en marzo de 1998, fueron asesinados dos líderes del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) en Parauapebas, en Pará, Estado brasileño donde han sido asesinados más de quinientos campesinos pobres en la última década. Los conflictos por la tierra y la destrucción del bosque tropical son el eje central de la política de ocupación de la Amazonia.

Berta Cáceres, hija indígena de la tierra hondureña

Esta activista hondureña de orígen indígena y feminista fue asesinada hace exactamente cuatro años, el 2 de marzo de 2016 en su municipio natal de La Esperanza. Berta fue hija de Austra Bertha Flores, partera, enfermera y alcaldesa, que otorgó amparo en su comunidad a muchos refugiados de El Salvador durante la Guerra Civil contra el gobierno derechista apoyado por EE.UU. Igualmente, su madre estuvo implicada en impedir que se instalara un batallón del ejército hondureño en La Esperanza para evitar la militarización, ya que los militares son rechazados en estos pueblos y protagonizaban violaciones de mujeres indígenas.

Durante su infancia y juventud Berta Cáceres pudo presenciar y unirse a las luchas de su pueblo lenca, además uno de sus hermanos fue herido y perseguido políticamente, su otro hermano fue secuestrado y torturado durante seis meses, y su madre fue vigilada por doce años, secuestrada en 1992 por un coronel de la Escuela de las Américas, y que posteriormente fue ascendido.

Berta Cáceres estaba integrada en la vida social de su comunidad indígena, a pesar de obtener con los años y su lucha una relevancia incluso internacional. Fundó en el año 1993 junto a otras activistas el COPINH (Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras) para luchar en defensa del medio ambiente, el rescate de la cultura lenca, y revalorizar los conocimientos y la tecnología indígena para autoorganizar sus propios recursos y conservar su autonomía.

En su activismo medioambiental fue especialmente mediática su lucha en contra de los proyectos de presas hidroeléctricas de inversores internacionales, entre otros Elecnor, empresa vasca de electrificaciones, o ACS, grupo empresarial ligado a Florentino Pérez, presidente del Real Madrid. Desde el año 2009, cuando tiene lugar el Golpe de Estado apoyado por EE.UU. y los grupos empresariales hondureños, se comienzan una serie de megaproyectos muy destructivos para el medioambiente y que conllevan el desplazamiento de numerosas comunidades indígenas. Se comienzan a privatizar recursos como los ríos y otros territorios sagrados para la cultura lenca y su supervivencia, destinados a explotación minera y maderera. Se llega a destinar un 30% del territorio de Honduras a empresas mineras canadienses y europeas.

Berta Cáceres encabezará la lucha contra el proyecto de la represa de Agua Zarca en el río Gualcarque en Santa Bárbara. Llevaron a cabo numerosas acciones de protesta, se organizaron asambleas comunitarias, y presentaron quejas legales ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). A partir del 2013, Berta Cáceres dirigió al COPINH en la campaña de resistencia. Una de sus principales acciones fue el bloqueo del acceso al área de construcción por más de un año; pese a que los activistas locales fueron repetidamente desalojados por la Policía Nacional de Honduras e incluso disparados por militares hondureños, que provocaron varios heridos y muertos. Berta Cáceres llevaba años denunciando hostigamiento, graves amenazas de muerte y de violencia contra ella y su familia. Debido a la persecución recibida, su madre y sus hijos tuvieron que abandonar el país, mientras ella tomo precauciones extremas, dormía cada noche en un lugar diferente y casi no se comunicaba mediante aparatos telefónicos, siempre viajaba acompañada, no hacía presentaciones públicas. La madrugada del 2 de marzo de 2016 fue asesinada en su casa a balazos cuando estaba acompañada del activista Gustavo Castro. Tan solo cuatro meses después de su asesinato, su compañera activista Lesbia Yaneth, también fue encontrada asesinada en un nuevo feminicidio político.

 
                                                 Extraído de  Todo Por Hacer.

domingo, abril 5

Reflexiones frente a la catástrofe ecológica y el colapso capitalista: una mirada a la pandemia desde la región chilena en revuelta

«Entonces en nombre del progreso y del desarrollo, que es la misma promesa falsa del liberalismo del siglo XIX, estamos todavía sufriendo esta doble moral colonial, que autoriza la muerte de las culturas para promover la vida del capital que es una vida de esterilidad y de destrucción»
 Silvia Rivera Cusicanqui


Mucho ha ocurrido en la región chilena en unos cuantos meses. En solo días el territorio dominado por el Estado chileno paso de ser el oasis neoliberal del continente a la mayor revuelta que se recuerde en estos territorios, para de imprevisto vernos azotados por una pandemia que amenaza a la humanidad a escala planetaria.

Ante lo anterior, en las siguientes líneas pretendemos reflexionar respecto a la catástrofe ecológica detrás del surgimiento del COVID-19, las consecuencias de ello para nuestro contexto de revuelta -que entendemos se entrelaza a las otras revueltas alrededor del mundo- y su relación a lo que parece el inicio del colapso general del sistema-mundo capitalista. Todo lo anterior, con el objetivo de pensar la lucha ahora que, dejando las calles para el auto-cuidado, nos enfrentamos al aislamiento social de forma indefinida.

Quien nos mata es el capitalismo

La rápida circulación de la pandemia generada por el virus SARS-COV-2, y su enfermedad asociada el COVID-19, nos parece necesaria entenderla en su estrecha vinculación a los modos de producción capitalistas, así como con el rol de los Estados y sus necesidades. El asalto neoliberal, ha significado, la reducción de presupuestos en salud y la consiguiente reducción de camas hospitalarias, la falta de insumos y el crecimiento de las listas de espera. En provecho de mayores ganancias, miles han sido precarizadxs, negándoles una vida digna, mostrando que para el Estado y lxs capitalistas nuestras vidas no son significativas, sino que más bien sacrificables. En dicha línea, creemos que la actual crisis sanitaria generada por el coronavirus sucedería tarde o temprano. No es un apocalipsis, más bien es una expresión más del colapso de la vida sin sentido de capital, es decir, el colapso de la sociedad tecno-industrial que habiendo puesto demasiada presión sobre el planeta se aproxima al abismo.

Las crisis siempre son tratadas por lxs de arriba según sus propios intereses. El bienestar de la mayoría jamás es prioridad para quienes sacan cálculos de costo-beneficio y se preocupan principalmente de las razones de rentabilidad. El progreso y los modelos industriales han impuesto sobre la Tierra un dogma anti-físico y anti-natural, que no respeta los ciclos propios de la naturaleza. La ciencia occidental con su puesta al servicio de los intereses transnacionales ha sido cómplice de la generación de enfermedades mortales, no debemos sólo apuntar a los laboratorios militares y su búsqueda de nuevas armas biológicas, sino que también es importante prestar atención a como los avances tecno-industriales y sus regímenes de explotación han puesto las condiciones propicias para el desarrollo y propagación de plagas.

Desde sus orígenes la agroindustria ha puesto una enorme presión evolutiva a los virus y bacterias presentes en sus fábricas y granjas. La interacción y proximidad entre humanos y animales en industrias de explotación animal ha facilitado el paso de una enfermedad desde una especie a otra –salto zoonótico-, mientras que las cadenas de distribución de mercancías a escala planetaria han permitido la rápida circulación global de éstas. Las industrias de alimentos, por tanto, son responsables del aumento de la variación genética de peligrosas enfermedades al entregarles una amplitud mayor de ambientes socio-ecológicos en donde desarrollarse y evolucionar. Los circuitos mundiales de mercancías permiten una enorme cantidad de líneas evolutivas posibles, generando un caldo de cultivo ideal para el desarrollo de nuevas plagas que han visto como como una ventaja evolutiva una mayor virulencia en este contexto (1).

Por otra parte, la presión de la industrialización y el extractivismo mueve las fronteras de explotación constantemente hacia nuevos ecosistemas, el carácter totalizador del capital parece no dejar espacio en donde el medioambiente no se vea alterado por la actividad humana. La devastación ecológica ha reducido la diversidad ambiental con el que un bosque interrumpe las cadenas de transmisión de las plagas. A su vez, la conquista de nuevos ecosistemas locales altera actividades no industriales y que parecieran no estar directamente relacionadas a la industria, como por ejemplo, la caza artesanal que se ve forzada a explorar nuevos espacios con la llegada del agronegocio a sus espacios tradicionales, que obliga a cazadores a explorar nuevos ecosistemas, que abren la puerta a enfermedades desconocidas, cepas exóticas o anteriormente aisladas, que pueden propagarse con facilidad por medio de las cadenas de distribución planetaria. En dicha línea, hay compañerxs de la región china que hablan de plagas político-económicas, pues denuncian que es la agroindustria y el capitalismo los que abren la puerta a enfermedades potencialmente pandémicas con su expansión a nuevos territorios, siendo este el caso del coronavirus que habría encontrado su origen en la caza artesanal de murciélagos y serpientes en territorios antes no explotados (2).


Extendida una epidemia en una población animal encerrada por la industria dedicada a su explotación, siempre prima el rendimiento económico en desmedro de la vida de los animales. Se contiene el virus sacrificando a toda la población dentro del área que se cree contaminada. Por ejemplo, en el caso de la gripe porcina africana del año 2019 la industria sacrificó aproximadamente ¼ de la población de cerdos a nivel mundial como forma de detener su propagación (3). El ejercicio es tan común que los tratamientos veterinarios para enfermedades virulentas resultan raros en animales de consumo humano.

La producción en serie popularizada por Ford fue inspirada en los mataderos de Chicago. Las industrias imitan las prácticas que generan lo que ellxs llaman mayor eficiencia y eficacia, siendo la vida solo un número más dentro de la máquina capitalista. Los Estados viven de la explotación y el exterminio, su horizonte es la salud de la economía, jamás la calidad de vida de “sus ciudadanxs”. Pueden cerrar un colegio, pero mantiene centros comerciales y fábricas abiertas, con tal de no afectar los intereses económicos de lxs patrones.

Si la agroindustria posibilita la fácil propagación de nuevas enfermedades, la urbanización como la gentrificación reducen las capacidades de respuesta inmunológica producto del hacinamiento. Sumémosle la precarización de la vida -sea bajo el neoliberalismo o el modelo de capitalismo de estado chino- que se expande por el mundo y mantiene a enormes poblaciones en la desnutrición y bajo condiciones de insalubridad. Es decir, el modelo de mega-urbes de la actualidad también incide en la extensión de plagas cada vez más mortíferas. Allí donde el sistema de salud se ha negado a inmigrantes, se ha privatizado volviendo su uso un privilegio para ciertos sectores sociales y las camas hospitalarias son cada vez más inaccesibles para el común de las personas, es donde la tasa de mortandad se ha disparado cuando se ha enfrentado a la pandemia del COVID-19.

La estrategia de contención de la crisis

Sin apuntar a la raíz del problema, los Estados “reaccionan” a las crisis levantando muros -físicos y mentales-, buscando introducir lógicas carcelarias en la población. Llaman al aislamiento social con discursos del terror apuntando a sacar réditos que le permitan establecer un escenario soñado de control y restricción de la circulación apoyado por el miedo inmovilizador de la población. La derecha fascista da su solución: cerrar las fronteras y echar a los inmigrantes –incluso entregando nacionalidad al virus -como Trump, quien en sus notas sobre el coronavirus tacha “corona” y lo reemplaza por “chino”, el problema para él es un virus chino.

La respuesta estatal, por tanto, es contener los efectos económicos producidos por la pandemia. Se administra la muerte con tal de afectar lo menos posible a la bolsa. Como en varios otros sitios del globo, en la región chilena han sido lxs trabajadores quienes han debido presionar para efectuar una cuarentena efectiva. Sin embargo, ante el llamado a la huelga general para detener la pandemia, no debemos pasar por alto que lxs trabajadores independientes y lxs vendedores ambulantes han quedado totalmente expuestos en esta crisis, producto de su dependencia al ingreso diario que pueden conseguir. En una pandemia, un desastre ecológico, una crisis financiera, o cualquier calamidad que ponga a prueba el sistema económico-social, el Estado esconde el colapso del modelo capitalista generado por sus políticas ecocidas, pues apuntar al problema sería desmotar la maquinaria de explotación capitalista. En vez de generar cambios profundos nos lleva directo a los escenarios más distópicos, a la profundización del estado policial y nos invitan al egoísmo y el miedo a lxs otrxs.


En momentos en que las revueltas mostraban las grietas del modelo frente al empoderamiento popular, la pandemia ha sido la excusa perfecta para el oportunismo de lxs de arriba en su afán de recuperar el poder perdido. Sin embargo, y pese a que la crisis se ha utilizado por diversos Estados como una forma de militarizar la sociedad y avanzar en el control social no podemos dejar de señalar como ésta deja al desnudo las contradicciones propias del estado-capital, el cual difícilmente podrá dar una respuesta más allá de nuevos parches que eventualmente explotarán en nuevas crisis incluso aún más dramáticas. La contención para el Estado es minimizar y manejar la crisis, esconder su retroceso, ocultar su debilidad. En su oportunismo siempre se inclina por la “solución” que implique concentrar más poderes. Pacificación social y salud económica son sus prioridades y eso debemos tenerlo claro.

Sobre la revuelta y las posibles acciones a seguir

A 5 meses del inicio de la revuelta, la llegada del COVID-19 a la región chilena ha servido como un tanque de oxígeno para un gobierno que con menos del 6 % de aprobación recurría a diario al asesinato, las mutilaciones y la violencia política sexual. Marzo vio como las calles recuperaron la masividad pérdida en los meses de verano –los cuales, sin embargo, no tuvieron día sin importantes protestas- y se realizaron enormes manifestaciones contra el capital y sus instituciones; miles de estudiantes secundarixs realizando nuevamente fugas, evasiones masivas y tomas de liceos; históricas manifestaciones los días 8M y 9M que ponían en la mesa la urgencia de las demandas feministas; vecinxs a diario en plazas y espacios públicos se continuaban reuniendo y rearmaban el tejido social. En este escenario la pandemia fue un verdadero balde de agua fría para las comunidades en lucha y sus aspiraciones.

El argumento de la peligrosidad del coronavirus alimento el discurso del terror de los medios de (des)información masivos, que nos llamaron al aislamiento social, que inevitablemente nos trajo a la memoria los peores años del régimen neoliberal chileno. Sin desconocer la emergencia sanitaria que implica la propagación del coronavirus -que en estos momentos toma la vida de miles a lo largo del globo- es importante destacar el oportunismo del gobierno, que buscando recuperar legitimidad para las instituciones y las autoridades, se auto-proclamo como el salvavidas de la crisis.

Los cálculos económicos motivaron que desde el Estado el cuidado sólo quedará en el discurso del miedo, pues la mayoría de las empresas continuaron funcionando y exigiendo la presencia de lxs trabajadores, incluso luego de que se declarase el estado de emergencia por catástrofe y los militares nuevamente salieran a las calles. Sin ir más lejos, el primer acto del gobierno en el estado de catástrofe fue cercar Plaza Dignidad y pintar los rayados de protestas, es decir, buscar borrar la memoria de la revuelta, mientras que se anunciaba por cadena nacional la reducción de impuestos para las empresas y el permiso de pagar los salarios con el fondo del seguro de cesantía -que es un ahorro de los propios trabajadores- vemos la continua aglomeración en el transporte público de personas que aún deben asistir a su trabajo. En tal sentido, la congelación de deudas u algún ingreso mínimo garantizado, como medidas que hemos visto realizar por otros Estados no parecen estar en las alternativas del gobierno chileno (4). Aunque sabemos que la respuesta a la crisis no vendrá desde arriba, creemos que lo anterior refleja la despreocupación total por la vida por parte del Estado chileno, pues como ha sido históricamente, la presencia de las Fuerzas Armadas en las calles se vincula más al cuidado de la propiedad y los intereses de lxs poderosxs, que a una preocupación real por la salud de las personas.

La primera respuesta al virus en la región chilena ha sido social y vino desde abajo. Fueron primero lxs trabajadores de la salud quienes denunciaron el verdadero peligro que significa la pandemia y producto de aquello se ha gestado una cuarentena social autoconvocada, en donde las millares de personas que protestaban en las calles buscando el auto-cuidado colectivo decidieron abandonar las manifestaciones masivas. La paralización en lxs trabajos, por su parte, ha sido solo posible gracias a las presiones de los propios trabajadores que denunciaron con cacerolazos y otras formas de protestas la necesidad de detenerse para no acrecentar el peligro. En momentos que se escribe este artículo, la población de Chillwe se encuentra en las calles cortando con barricadas los accesos a la Isla -que aun no tiene contagiadxs- bajo el lema: «aquí no decide el Estado, decide Chillwe!», denunciando las nulas medidas de seguridad de la industria acuicola.

Chile se levanta por la cuarentena

La sensación de muchos es de decepción y desánimo frente al repentino abandono de los espacios públicos. Con menor capacidad de maniobra, aun así, las comunidades continúan su lucha, los cacerolazos se siguen escuchando cada día, surgen espontáneamente cortes de rutas para detener a turistas que no respetan la cuarentena social o en contra de empresas que aun obligan a sus trabajadores a presentarse sin ninguna medida de seguridad. Por su parte, han comenzado los primeros motines y protestas en las cárceles frente a las nulas garantías para lxs secuestradxs del Estado y su mayor aislamiento y abandono sufridos por las restricciones de gendarmería para ver a sus seres queridos.

El principal desafío para la revuelta chilena, por tanto, es el posible efecto de desmovilización y atomización de la pandemia. En efecto, es la solidaridad en nuestras comunidades y barrios lo que urge mantener para evitar el efecto desintegrador por el que apuesta el gobierno. Si la revuelta ha durado 5 meses ha sido justamente por el apoyo mutuo gestado desde el 18 de octubre. La empatía y solidaridad entre vecinxs parecen una primera respuesta frente a la incertidumbre. Cuidar a las poblaciones de mayor riesgo para que no se expongan al contagio, gestar cooperativas de abastecimiento, impulsar huertos urbanos y apuntar a reconstruir nuestra soberanía alimenticia son pasos urgentes, más allá de la duración de la crisis.

Ante la apatía de lxs privilegiadxs y su nulo cuidado para no propagar la pandemia -quienes han preferido seguir recurriendo a bares y centros comerciales, continuar viajando en masa a otras regiones y no respetar cuarentena alguna, aunque hayan estado en posibles focos de contagio en el extranjero-, es que debemos apoyarnos en nuestros círculos cercanos para salir adelante, porque solos quedaremos a merced del descriterio del Estado, el capital y sus representantes. Sin embargo, urge no caer en la retórica proveniente desde arriba que posiciona al contagiado como un bioterrorista, un nuevo leproso que apartar y aislar (5), que terminaría por extender y profundizar la sociedad carcelaria en la que vivimos.

Apoyo mutuo por la defensa de la Tierra

Frente a la incertidumbre de cuanto pueda durar la actual situación, pues el control del virus puede tomar meses e incluso pueden existir rebrotes que nos mantengan aislados intermitentemente, la mejor opción puede ser refugiarse en círculos de confianza, grupos de afinidad en donde consensuemos los riesgos que estamos dispuestos a tomar. El tamaño del grupo puede variar, pues muy pequeño puede que no nos saque del aislamiento y muy grande puede exponernos al contagio, lo importante es mantener el espíritu de fraternidad y apoyo mutuo, y poder accionar frente a las necesidades de nuestras comunidades (6). Un ejemplo pueden ser las redes de apoyo mutuo para lxs afectadxs por la pandemia que se han gestado en Europa y Norteamérica, grupos que ayudan a lxs ancianxs en sus compras, que reunen fondos para quien lo necesite, entre otras necesidades frente a la crisis.

El golpe dado por el coronavirus a la economía está cambiando radicalmente las reglas del juego, y de seguro el mundo no volverá a ser como antes. Si bien, puede ser el inicio del colapso del capitalismo está claro que éste no se derrumbará solo y menos sin buscar llevarnos con él. En estos días, en que se ha parado la producción mundial de formas sin precedentes, en donde el flujo de turistas se ha congelado y los animales han retornado a sus hábitats frente al abandono de estos por los humanos, creemos necesario cimentar nuevas formas de subsistencia que consideren la autonomía y la ecología como valores trascendentales en nuestra búsqueda de dignidad y libertad.

Esperanzadora es la reducción drástica de la contaminación a nivel mundial, que de seguro ha salvado millones de vidas humanas como de otras especies. Mientras nos recluimos en nuestras casas la naturaleza respira; la contaminación se redujo en grandes ciudades de China alrededor de un 30% y 50%, en Barcelona un 83% y en Madrid un 73%; en Venecia la ausencia de turistas a limpiado las aguas y en sus canales se vuelven a ver peces; en Cerdeña, se han logrado avistar nuevamente Delfines en sus costas; mientras en Santiago, se han visto Pumas diambulando en su sector oriente (7) (8) (9). Sin embargo, el respiro solo será momentáneo si volvemos a los ritmos de vida y producción antes de la crisis -e incluso puede haber un efecto rebote si la maquinaria capitalista en su afán de recuperar las ganancias pérdidas recurre con mayor fuerza a combustibles fósiles, por ejemplo.

Puma deambulando por las calles de Santiago

La lucha por la defensa de la tierra, es la lucha en contra del agronegocio, y la industria capitalista en general, pues creemos es el único camino para detener el colapso ecológico y la amenaza a la vida. Que la revuelta continúe en el apoyo mutuo, a no detenerse, vamos hacia la vida!.


Gayi 
Grupo Solenopsis / LaPeste.org 
gruposolenopsis[arroba]riseup.net 
25 de marzo, rimü  
                                                           Santiago, región chilena

Notas

(1) Rob Wallace, biólogo evolutivo y filogeógrafo especialista en pandemias señala, en tal sentido, lo siguiente:“La crianza de ganadería seleccionada y muy uniforme genéticamente elimina cualquier cortafuego inmune que pueda estar disponible para ralentizar la transmisión. Los tamaños y densidades de población más grandes facilitan mayores tasas de transmisión. Tales condiciones de hacinamiento deprimen la respuesta inmune. La búsqueda del máximo rendimiento, parte de cualquier producción industrial, proporciona un suministro continuamente renovado, el combustible para la evolución de la virulencia. En otras palabras, el agronegocio está tan enfocado en las ganancias que la selección de un virus que podría matar a mil millones de personas se considera un riesgo asumible.” Disponible en: https://marx21.net/2020/03/16/coronavirus-la-agroindustria-puede-provocar-millones-de-muertes/

(2) Contagio social: guerra de clases microbiológica en China. Disponible en https://lapeste.org/2020/03/giorgio-agamben-contagio/

(3) https://elpais.com/sociedad/2019/06/07/actualidad/1559901603_204742.html

(4) Ni mucho menos la nacionalización de ciertas industrias. Por ejemplo, el gobierno español nacionalizo la salud privada como forma de enfrentar la pandemia: https://www.abc.es/sociedad/abci-gobierno-pone-orden-consejerias-instalaciones-sanitarias-privadas-coronavirus-202003152113_noticia.html

(5) Ver: Giorgio Agamben. Contagio. Disponible en https://lapeste.org/2020/03/giorgio-agamben-contagio/

(6) https://lapeste.org/2020/03/sobreviviendo-al-virus-una-guia-anarquista/

(7) https://radio.uchile.cl/2020/03/20/el-planeta-respira-mejor-gracias-a-la-pandemia-del-coronavirus

(8) https://www.elsaltodiario.com/coronavirus/contaminacion-desciende-barcelona-madrid-estado-alarma

(9) https://www.eldesconcierto.cl/2020/03/24/video-puma-silvestre-fue-visto-deambulando-por-calles-de-providencia-en-pleno-toque-de-queda/

jueves, abril 2

Manifiesto urgente frente al Desastre


“No queremos volver a la normalidad porque la normalidad era el problema”
 

Estamos en el borde de un momento decisivo, frente a un punto de no retorno. Las negras tormentas ya están aquí, dibujando un panorama ante el cual, nuestros corazones revolucionarios no pueden apagarse por el olor del miedo ahí fuera. Es justamente el tiempo propicio para transformarlo todo, pues de la crisis tendrá que emerger el ideal libertario, rompiendo con el letargo mental que hoy invoca a los Estados y sus normas para solucionar una situación en la que ellos mismos nos metieron. El virus ya es incontenible, es poco lo que se puede hacer nada para evitar la propagación, e incluso los gobiernos ya tienen una idea de las muertes que se pueden presentar a través de análisis demográficos y econométricos perversos.

Pero sabemos que el problema mayor no va a ser la enfermedad sino sus nefastas consecuencias: el hambre y la pobreza extrema de un grueso de la población. No es un secreto que bajo la excusa de esta pandemia se está fraguando un nuevo orden mundial, una política de reajuste del capitalismo de cara a ésta contracción económica, en la cual, nuestros pueblos van a ser la carne de caza por la que van a pelear las hienas. La globalización del capital por primera vez se ha visto pausada, en tal magnitud, desde que iniciara en 1492 con el saqueo de América y se empezara a forjar todo un sistema mundo de relaciones sociales que hoy se ven restringidas e interrumpidas por el aislamiento social de este nuevo virus. ¿Qué hacer? ¿Quién vendrá a salvarnos?

Nunca ha existido un instante más decisivo en la historia de la humanidad que este, este en que nos sentimos llamados a destruir el viejo mundo. Frente al aislamiento urge buscar el apoyo mutuo; ante la docilidad y acatamiento de sus normas hay que organizar nuestras rabias y sueños; hacer de tripas corazón, pues, de cara a la manipulación que han hecho a través del pánico, debe florecer la alegre rebeldía si no queremos sucumbir ante el desastre. Todo para combatir a los virus y parásitos que siempre han sido los mismos: nuestros amos, los dueños del mundo. Es momento en que los pueblos, comunidades y localidades del mundo se deben levantar contra sus captores. Nuestra historia inmediata, ésta que nos cruje en la cara, sólo nos ha despertado en mitad de la pesadilla, pues esta pandemia no es más que el comienzo de una era de transformación; de nuestras fuerzas para resistir y atacar a los enemigos, depende que se logre salir de ésta situación para celebrar la vida libre.

En este preciso instante, en todo el mundo, se están tomando medidas que buscan básicamente el rescate de los bancos y bolsas nacionales, la salvación de industrias y aerolíneas, la sustentación de los privilegios que tienen los ricos, es decir, la protección de todo el sistema de explotación. Mientras tanto se han decretado toques de queda para que, la gente, hambrienta y sin empleo, no vaya a saquear los supermercados o atente contra la sagrada propiedad privada. Los gobiernos dictaminan algunas leyes populistas para quedar como los redentores preocupados (pescando votos y aplausos en río revuelto), al tiempo que en algunos países se cierran las fronteras para las personas, aunque las mercancías sigan fluyendo. ¿Acaso se piensa que estas son indicaciones para protegernos del contagio de un virus? Son sencillamente ajustes que están haciendo lo de siempre: poner la economía por encima de las personas.

Si no actuamos ahora, durante la pandemia y luego de ella empezarán a escasear y a encarecerse los alimentos a un punto imposible para la mayoría, se vendrán un sinnúmero de ajustes económicos y rescates financieros para los países endeudados por esta Gran Recesión, se dará una política de hambre hacia nuestros pueblos. África que siempre ha sido siempre el laboratorio de diversas epidemias se va a ver envuelta en una crisis alimentaria sin igual. Latinoamérica hoy hervidero en el que se cocina la escasez, la hiperinflación, la devaluación y la represión, se trastocará hacia el caos planificado de los estados de excepción. En Asia por su parte, se estima que los gobiernos autoritarios logren salir de la situación aun asumiendo la pérdida de miles de vidas con su estado policial digital, pero no será fácil el sostenimiento del resto de la población paralizada por las cuarentenas. Mientras tanto Australia, Europa y el primer mundo se salvarán, como siempre, los más ricos.

La gente va a perder poco a poco sus empleos, las siempre frágiles clases medias quedarán empobrecidas, las “ayudas” para los más pobres se quedarán cortas, la hiperinflación y la especulación harán que los alimentos escaseen y empiecen a encarecerse de no actuar pronto. Por su parte, la caridad y la bondad de los filántropos tampoco van a alcanzar para frenar la oscura miseria. Mientras tanto los gobiernos no van a buscar salvar a nadie, ni van a tomar medidas para reducir las muertes o controlar la propagación, pues ellos solamente están buscando la manera de no dejar de ser nuestros dueños; en algunos casos, inclusive, muestran cifras de las personas que serán afectadas por el virus sólo para maquillar los rescates financieros profundos, las leyes de excepción, la movilización estratégica de tropas que defienden el mercado y la institucionalidad burguesa.

Como se observa si la situación continúa, es posible que empiecen próximamente a sonar los tambores de guerra, para “traer la calma”, como lo hicieron en la recesión del 30, o se haga intervención militar a distintos países bajo el yugo del “humanitarismo” de las instituciones multilaterales. Se necesita una acción contundente de cara a la doctrina de Shock que nuestro enemigo ha implantado, dejar a un lado el pánico conductista con el que desean llevarnos hacia el fascismo societal, sacudirnos de la pasividad con que cada día afirman sus mentiras. La era de los dioses enmascarados y los reyes cubiertos ha llegado a su final, este es el escenario perfecto para iniciar con la fuga hacia la esperanza y lo impensado.

Este es un llamado en especial al sur del mundo, a esos países y pueblos que han sufrido por tantos años la esclavitud, los parias, los indeseados, los condenados de la tierra. Los desastres que ha dejado el neoliberalismo, en todo el orbe (pero en especial en nuestras colonias) hoy rinden sus frutos: sistemas de salud precarios, colapsados y atrasados; ciudades altamente pobladas, con unas condiciones de vida indignas; una gran parte de la población en situación de pobreza e indigencia; desigualdad y desolación en el campo, entre un sinnúmero de golpes que exigen nuestra inclemente venganza. No es mejor la suerte la que tienen los países sumidos en los gobiernos de escasez que bajo el socialismo de Estado han despojado a los pueblos para satisfacer a las castas militares y políticas. ¿Acaso estamos preparados para afrontar la pandemia y todo aquello que traerá?

Los parados, las cesantes, los desempleados serán millones. La parálisis será generalizada y el hambre la constante. Tenemos que rebelarnos ahora antes de caer en la esclavitud total. Hay que ir por la conquista del pan y de todo lo necesario para nuestra supervivencia. Es tiempo de salir a recuperar lo que siempre ha sido nuestro, pero que siempre se nos ha negado. Sin embargo, esta no es una invitación a los saqueos masivos, ni un llamado a asaltar los barrios de los ricos individualmente para intentar sobrevivir algunos meses. Se trata de generar una acción de autogestión tal, que nuestros pueblos sean capaces de garantizar los alimentos y servicios sanitarios de la mayoría de la población; de la apropiación de esas inmensas hectáreas de tierra que han sido usurpadas para monocultivos que alimentan autos y que son ganancia de unos pocos, para volver a sembrar lo necesario con nuestras propias manos; de la ocupación de las industrias para producir los elementos básicos para vivir y apoyar las zonas rurales con herramientas, equipos, o lo que sea necesario.

Organizar el otro mundo que viene después de este duro periodo, pues se necesitarán años para la reconstrucción. Para esto es indispensable una fuerza que logre doblegar en cada lugar a nuestro enemigo con estrategia y táctica. Hay que voltear la tortilla, haciendo que toda la política de terror que aparece a diario en nuestras vidas se les salga de control, aprovechando esta propia situación en la que tienen miedo a un virus, para hacer posible el desgobierno. Hay que llevar la situación hacia un grado de insostenibilidad que catapulte un golpe contra el orden burgués. Hacemos un llamado a levantarnos con firmeza, mirando a los ojos de nuestro oponente y dirigiendo toda nuestra revuelta hacia la destrucción de sus privilegios. La guerra social se debe profundizar ahora que es debido, es la tormenta perfecta para que se libere a la Tierra de la tiranía del capitalismo.

Algunos aún quieren volver al estado anterior de cosas, regresar pronto a su trabajo de explotación, a una vida de sumisión. Ruegan al cielo para que todo acabe pronto y se pueda volver a la existencia enajenada elogiando la servidumbre. Esos defensores de lo existente que esperan retornar al dulce recuerdo de la expoliación acudiendo diariamente al trabajo para ganar el dinero con el que se pagan las deudas y se compran algunas pocas cosas que les alimenten y les satisfagan, agradecidos luego con los jefes, sin los cuales (¿no?) podrían sobrevivir. Pero la sociedad asalariada que se ha basado en la explotación de la clase trabajadora, de las mujeres de la naturaleza está en crisis, la gente de a poco deja de ir a sus trabajos y no tendrá con que comprar alimentos. En este momento se desmorona el sistema capitalista y no hay que dejarlo retomar fuerza o volverá con lecciones aprendidas instaurando un reinventado Estado de Bienestar con políticas fascistas macabras, basadas en la consternación con el que hasta el momento se ha conducido a nuestros pueblo hasta la puerta misma del matadero. En este momento el sistema económico está en crisis, hay que ayudarlo a saltar hacia el abismo.

Lo peor será volver a la normalidad, a las relaciones de dominación preexistentes, a seguir garantizando la vida y privilegios de una minoría; regresar a servir a quienes fueron nuestros amos. La rutina hacia la fábrica, la miseria del desempleo, la desgracia en el campo, las deudas impagables deben ser cosas del pasado. Urge que rompamos todas las cadenas avanzando hacia la libertad de forma acelerada. Los sin techo, los vendedores informales de la calle, las personas trabajadoras no tendrán capacidad para comprar mañana alimentos y este sistema infame no los dejará sobrevivir; si caemos en su juego de buscar salvarnos individual o familiarmente se producirá justamente el escenario que ellos quieren: la aporofobia fascista con la que será posible tomar medidas que antes eran impensables como el cierre de fronteras, la lenta muerte de los casos de contagio dentro de sus casas en aislamiento social, ordenanzas xenófobas y racistas; la afirmación de la represión sobre aquellos desposeídos y hambrientos, que seremos en todo caso, nosotros mismos.

Nuestra empatía, la capacidad humana de apoyar a otras personas en situaciones de riesgo o de infortunio no puede trastabillar en este punto. La humanidad ha sido sostenida más por el apoyo mutuo, la solidaridad como especie, que con la competencia y la ley del más fuerte. Si hacemos caso a sus medidas, seremos sus cómplices y luego, sus víctimas. Por eso con suma urgencia debemos iniciar un proceso revolucionario que no deje ni las ruinas de la sociedad burguesa. Nos duelen las muertes de esta pandemia, nos duelen porque la gran mayoría son y serán las personas pobres, trabajadoras, de nuestras familias o cercanos, serán de nuestros vecindarios, serán de nuestros países sumidos en la pobreza; serán los abuelos en abandono y sin pensiones, los hijos de nadie, las madres de muchos, los amigos de todos. No somos inconscientes oportunistas, sino que nos mueve un amor profundo por la humanidad y por eso no deseamos caminar hacia el abismo al que se dirige el planeta entero en este tren desbocado que es el capitalismo. Por esa razón, y reconociendo lo que vendrá, tendremos que hacer un sacrificio por nuestros pueblos y levantarnos para pervivir. Si nos quedamos en casa esperando la supervivencia de cada quien, en ese todos contra todos, vendrán a cobrarnos las cuentas con nuevas y más pesadas cadenas, pues habremos de cargar en nuestra conciencia el no haber actuado para transformarlo todo.

No se espere nada de las socialdemocracias, ni de los neoliberales que hoy toman medidas correctivas, contradiciendo toda su política de despojo (medidas que no van sino a alargar nuestras dolencias). Hay que tener cuidado de los burócratas sindicales y profesionales de la mentira que buscarán negociar con nuestros amos el retorno a la explotación, eligiendo una buena salsa con la que podamos ser comidos. Cuidado también con aquellos exaltadores de la violencia y el crimen, que buscarán tan sólo sacar su tajada individual aprovechándose de las circunstancias, sin dejar para la gente lo necesario. Cuidado con la policía: jamás descansa y están siempre esperando roer los huesos que les da su amo por cumplir la función de morder sin piedad a la gente. Pero sobre todo hay que tener cuidado con nuestro miedo e inacción, pues si dejamos que sea más grande que nosotros, perderemos la oportunidad de transformar nuestra realidad. Ninguna vanguardia armada o política va a venir a salvarnos, tampoco ninguna superguerrilla o partido tiene la capacidad para entender que, la acción creativa de las personas puede transformar esta situación de crisis en una situación revolucionaria. Sí, justamente eso y nada menos, la revolución social.

Las revoluciones son siempre precedidas por la insurrección y por el proceso creativo que hará cada pueblo, para lo cual habrá que purgarse de parásitos (políticos, partidos, burócratas, burgueses y sus defensores). De seguro tendremos que llevar a la guillotina a más de un Chicago Boy y a sus protectores, pero sobre todo hay que concentrar nuestro esfuerzo en tener la capacidad para crear un mañana. Hay que dejar de temer a los virus o a los usuales enemigos invisibles que crea el Estado e ir por todo, pues en este momento están débiles, aunque aun estén de su lado algunos lacayos. Los policías y militares, tendrán básicamente dos opciones: tratar de reprimir al pueblo o entender que es indetenible la revuelta, porque de ser generalizada, no podrán atender ni entender toda la actividad revolucionaria ante sus ojos. Ellos no son inmunes a los virus, pues menos lo serán a la ola aplastante que serán los desposeídos si no se rinden. Irrebocablemente son ellos los que deben tener miedo, porque estamos tejiendo la fuerza que les va a sacar de sus poltronas arrasando con su capacidad para reprimir.

Se necesita hoy más que nunca retornar a las barricadas y traducir el caos en la alegre rebelión. Debemos lograr que el caos se organice hacia un mundo libre. Hay que dejar atrás las mentiras infundidas por los medios a raíz de este virus para salir a organizarnos de inmediato, con mascarillas, capuchas, máscaras antigas y todo lo que haya dispuesto. Los miserables no tenemos nada más que perder sino las cadenas que han pesado en nuestros cuerpos y vale la pena arriesgarse durante esta crucial inflexión. No podemos esperar a que se estabilice el escenario, ni esperar la agonía, los suplicios y la masacre de los desposeídos. Trabajar por células, comités, grupos de afinidad y de ser necesario asambleas que permitan la participación directa; utilizar la tecnología y la creatividad para organizar no sólo la revuelta, sino lo más importante, el proceso de transformación radical que se viene.

Por esta razón, es prioritario ir por todo, realizar la revolución social organizando cada aspecto de la vida sin patrones ni autoritarismos. Esto por supuesto, requiere de hombres y mujeres, y de quienes no se asumen desde ninguna determinación, por eso exige que se haga una profunda purga de las relaciones patriarcales para que no terminemos reproduciendo las dominaciones del viejo mundo. Por esta razón, la movilización que estábamos propulsando con compañeras en diversas partes de nuestro continente hace unas pocas semanas atrás, denunciando las agresiones y los abusos sexuales (que no terminan ni siquiera con la pandemia) no puede claudicar, por el contrario, se hace inminente que sea un pilar fundamental dentro de todo el proceso de transformación social. Por eso hay que continuar con esta batalla, salir a la calle y a los campos nuevamente para destruir su tablero de juego.

Los pueblos del Abya Yala y del mundo debemos renacer, urge salir al combate a recuperar con decisión aquel futuro que nos había sido despojado, es el momento más propicio para caminar hacia nuestra liberación. Este es un llamado a la insurrección de cada lugar, en campos y ciudades, comunas, barrios, municipalidades, desde los lugares en donde en este momento estamos confinados. No seriamos responsables en llamar a las personas a la calle en tiempos de cuarentena, pero las revoluciones no se han ganado jamás con un like o desde zonas de confort. Son tiempos de pesadilla, pero habrá que reconstruir con ello un futuro. Se puede esperar la muerte en casa o en una cama de hospital precario, o se puede buscar la vida desde la trinchera en la que nuestros pueblos encuentren su libertad. Son tiempos en los que hay que combatir al enemigo en el forcejeo mismo del cuerpo a cuerpo, pues ellos le temen a esto tanto más que al virus. Está época es portentosamente revolucionaria, por ello debemos actuar con precisión y coraje. La rebelión de nuestras colonias debe ser ahora en un momento en el que hay tanto estupor y pánico, en especial porque es previsible que buscarán someternos a toda costa. No será fácil, pero no habrá que dibujar la utopía paso a paso.

En este documento ni siquiera alcanzamos a dibujar una hoja de ruta, pero llamamos urgentemente al quehacer revolucionario, planteando algunas inquietantes dudas antes del desastre. Aun así este manifiesto no es un manual para la acción, sólo plantea viejas preguntas en forma diferente y las actualiza frente a la realidad que nos compete, lo cual no sería necesario si no fuera por el quietismo y estupor con la que algunas personas observan pasivamente los acontecimientos, incluso dentro de nuestros propios círculos de afinidad. No podemos rendirnos ni desfallecer en este punto, las mentes revolucionarias no pueden creer en las artimañas que salen de las fauces de la Autoridad, debemos despertar de este aturdimiento para ver nacer lo nuevo, pasando a la acción espontánea, organizada y contundente.

Sin embargo, sentimos necesario plantear algunas propuestas que cada espacio local deberá sopesar en autonomía y federación. No hay respuestas para todo, ni determinaciones absolutas, sólo hay una invitación a la acción insurreccional y revolucionaria, pero dejamos algunas ideas que pueden ser consideradas en cada lugar, en cada territorio, pues nos veremos pensando y respondiendo ante preguntas o experiencias distintas sobre las cuales la creatividad libertaria tendrá que hacer consideraciones frente a todo, ya que no se puede dejar todo al azar:

1. Hacer un retorno inmediato al campo, tomando tierras mal habidas y ociosas para la siembra de alimentos, despojando a terratenientes de facto no sólo de la tierra sino de la maquinaria y lo que haya sido sembrado. Buscar que las tierras sean colectivizadas más que repartidas de forma individual, tomando como base la permacultura para la economía agraria. Tomar cosechas y siembras, repartiendo lo necesario para cada quien, además de conservar en lugares algunas reservas. Hay que sembrar una gran cantidad de alimentos para hacerle frente al desabastecimiento.

2. Generar procesos de asociación y organización de la población campesina para lograr intercambiar los alimentos por productos de primera necesidad o herramientas que se realicen en la ciudad. La cooperación de las trabajadoras de la tierra, campesinos y artesanos en asociaciones será un buen camino para organizar la distribución, además de generar la posibilidad de una mayor equidad entre el campo y la ciudad.

3. Generar procesos de transformación de materias primas para su conservación y distribución hacia otras localidades, ocupando gran cantidad de personas en su elaboración; para esto se requiere además tener la capacidad de almacenamiento de reservas.

4. Tomar vehículos o concertar con pequeños transportistas la distribución de alimentos o materias primas hacia otras localidades o hacia las ciudades más cercanas. Organizar la distribución de manera tal que el apoyo mutuo logre satisfacer a todas las personas de la comunidad local e ir escalando de acuerdo a una perspectiva municipalista libertaria.

5. Recuperación de fábricas para la elaboración de artículos de primera necesidad, en especial para lograr dar abasto de jabones, gel antibacterial, mascarillas, en lo inmediato, pero también para fabricar ropa y objetos primordiales. Tomar las industrias, puertos, centros de acopio sacando a los jefes y propietarios.

6. Abandonar gradualmente el uso del dinero o crear monedas propias que permitan el intercambio efectivo sin tener en cuenta los precios de especuladores. Recurrir al trueque o intercambio de productos. Abandono del trabajo asalariado por un sistema de bonos redimibles en todos los artículos necesarios para las personas. Deben crearse comités de trabajo libre, para organizar que todas las personas puedan estar ocupadas (excepto claro si no lo quieren niñxs y ancianxs). A cada quien según su necesidad de cada quien según su capacidad.

7. Hacerse al control de grandes supermercados en forma estratégica pero masiva, generando una entrega controlada de los productos, evitando el desabastecimiento en las ciudades y buscando que no se genere acumulación.

8. No pago de rentas o alquileres de vivienda o de sitios en los que se tienen industrias, locales de distribución, entre otros espacios esenciales. Asimismo, no pago de servicios públicos, impuestos o créditos de forma inmediata.

Toma de viviendas desocupadas, edificios de oficinas, hoteles para garantizar un refugio digno a cada persona o familia.

9. La organización de todos los aspectos de la vida social deben realizarse de abajo hacia arriba, buscando que para cada aspecto se creen comités de participación y organización. En cada comité se delegará a un hombre y una mujer, pero además habrán comités independientes de mujeres para cada aspecto.

10. Generar un apoyo a todos los sistemas sanitarios y hospitalarios para que cuenten con las condiciones óptimas para toda su labor profesional, equipando, dotando y apoyando a todo el personal que está atendiendo situaciones médicas con lo necesario para su sostenimiento.

11. Artistas, profesores y profesoras, además de todas las personas voluntarias pueden crear actividades para niños y ancianos que están en situación de confinamiento preventivo e idear las mejores formas de poder hacerlas disponibles en todo momento. La educación burguesa y bancaria debe ponerse en jaque en este preciso instante en que la escuela está vacía
Crear todo un esquema que posibilite a las personas mayores y niños obtener alimentación y medicina en cualquier caso.

12. Bloquear y Boicotear los canales televisivos masivos y radios. Tomarse emisoras y canales comunitarios de inmediato para generar desobediencia informativa a su política de terror, pero en especial para propagar un mensaje de agitación y organización permanente a las personas y lo que es claro, un mensaje de esperanza frente a la situación.

13. Generar un plan de comunicaciones por internet o redes sociales alternativas. Sin embargo, no depender de los servicios de comunicaciones pues podrían ser eliminados o fichados en cualquier momento por los agentes estatales.

14. Crear guardias de milicianes para la defensa de los territorios, de igual forma buscar que la insurrección crezca a partir de la suma de estas personas generando autonomía en cada lugar.

15. En algunos lugares no sólo nos enfrentaremos al Estado, sino que hay que declararle la guerra al narco y las estructuras paramilitares que lo sostienen, especialmente porque tendremos que luchar una batalla ética (y hasta estética) contra la ideología narcoburguesa.

16. Revisar la situación carcelaria, pero ante ninguna circunstancia permitir que corruptos, fascistas, violadores ni antisociales salgan a hacer de las suyas.
Cuál será otra de las acciones necesarias para hacer posible una revolución social que nos compete a cada persona?

Este es un documento inacabado escrito a muchas manos y al calor de los acontecimientos. Reconocemos los errores de redacción y no nos importan, mientras guarde el espíritu de nuestros corazones y el mensaje sea claro. Invitamos a todas las personas a su modificación y aporte, siempre y cuando esté mediado por la convicción del ideal libertario. Además invitamos a que sea distribuido, reproducido, leído, impreso, traducido, compartido y pirateado cuantas veces sea necesaria. Hagamos viral la Revolución Social.

Recoged esta voz

Con profundo amor desde esta trinchera al sur del Mundo


Colectividad Abya-Yala Rebelde Autónoma y Libertaria. CARAL