Cuando la multitud hoy muda, resuene como océano.

Louise Michel. 1871

¿Quién eres tú, muchacha sugestiva como el misterio y salvaje como el instinto?

Soy la anarquía


Émile Armand

lunes, junio 30

El don de la insignificancia


 

El don de la insignificancia

de la que quise salir llenándome de adornos

de cosas que me señalaran, me titularan, me validaran

como merecedora de ser tenida en cuenta

por los tasadores de mercancía a la venta

en los atrios y en las plazas de poder,

hasta que comprendí que ya llevaba conmigo el aval

y me puse en la fila de los humanos

que intentan ser merecedores de ese nombre.





Begoña Abad. Los dones. Ed. Pregunta, 2025

viernes, junio 27

El arte de no ser gobernado

 

 

En el territorio de las tierras altas que va desde la cordillera del Himalaya hasta Vietnam y la península de Malaca, se extiende una región que James C. Scott llama Zomia. Marcada por su contraste con las llanuras fluviales de cultivo de arroz y los primeros Estados que allí se establecen, Zomia se ha desarrollado durante varios milenios como una mezcolanza de pueblos y gentes que, de forma consciente, han establecido sociedades de base igualitaria en oposición a las formas de dominio, servidumbre y esclavitud tan propias de las llanuras civilizadas. 

La principal característica de estos pueblos es, según Scott, que son «bárbaros por diseño». Su organización social, el entorno montañoso, su horticultura autosuficiente y sus prácticas culturales se han empleado con el fin de proteger a esos mismos pueblos de la intromisión y dominio de los Estados que los circundan.

Contamos con Emmanuel Rodriguez para hablar del libro de James Scott El arte de no ser gobernado

 

linternadediogenes@gmail.com

martes, junio 24

Ursula K. Le Guin: mucho más que ciencia ficción

 


La obra de Ursula K. Le Guin (1929-2018) es reconocida por sus aportes literarios en la ciencia-ficción, como es el caso del llamado ciclo de Ekumen (a la que pertenece la famosa novela Los desposeídos).

Son conocidas las simpatías de Le Guin por las ideas anarquistas, a las que ha definido como las más humanas, complejas e interesantes de todas las teorías políticas.

En gran parte de su voluminosa obra, Le Guin ha plasmado las ideas libertarias de igualdad, cooperación, apoyo mutuo y rechazo de los abusos de poder.

En Los desposeídos, desarrollada en los años 70, la escritora nos ofrece la utopía anarquista convertida en realidad en el planeta Anarres, situado a varios años luz de la Tierra, donde se exiliaron los llamados odonianos después de una revolución fallida para construir un sistema sin autoridad y con la solidaridad como norma básica de conducta.

Con esta obra, se nos demuestra un gran conocimiento de las ideas libertarias, de un modo nada simplista ni maniqueo, ya que el mundo de Anarres no está para nada exento de conflictos humanos, imposibles de erradicar en sociedad alguna.

Los habitantes de Anarres proceden de Urras, del cual se desvincularon ciento sesenta años atrás, un mundo donde se han reproducido los males de la Tierra que conocemos, ya que se encuentra organizado en Estados y con una diferencia abismal entre ricos y pobres. Shevek, gran científico que trabaja en una ecuación que marcará la diferencia para las siguientes generaciones, será el primer habitante de Anarres en visitar Urras y descubrir una realidad para él desconocida.

Los desposeídos de Urras tendrán en Shevek un símbolo de una sociedad mejor, sin gobierno ni explotación económica, por lo que no resulta extraño que los poderosos se esfuercen en esconderlo.

Shevek representa una idea peligrosa para los intereses de dirigentes y privilegiados, la idea del anarquismo convertida en realidad y esperanza para todos los oprimidos, al mismo tiempo que se erige en el individuo que puede trascender las fronteras de desconfianza entre los diferentes mundos.

Además de sus numerosas novelas, fue la autora de una decena de libros de poesía, más de cien cuentos (reunidos en varios tomos), siete colecciones de ensayos, trece libros para niños y cinco volúmenes de traducción, incluyendo el Tao Te Ching, de Lao Tse (debemos recordar la influencia del taoísmo en la cosmovisión de Ursula K. Le Guin ) y poemas selectos de Gabriela Mistral.

El presente documental fue producido con la participación de la propia Ursula K. Le Guin durante más de diez años. Es un viaje a través de la carrera de la escritora y los mundos que imaginó, tanto reales como fantásticos.

En el transcurso de este trayecto, la propia Le Guin empezará a redescubrirse a sí misma y su obra, ahora reivindicada como autora feminista, algo que ha abierto las puertas de la imaginación y ha inspirado a una nueva generación de mujeres escritoras y otros autores marginalizados que han querido abrirse paso en un género tan masculino como ha sido históricamente la fantasía y la ciencia ficción.

En su camino la acompañan otrxs grandes escritorxs del género, como Margaret Atwood o David Mitchell.

Para saber más sobre Ursula K. Le Guin es conveniente leer la profusa entrada que le dedica Wikipedia.

Documental: Ursula K. Le Guin: Una pionera de la ciencia ficción y la fantasía

 

 

Esta película explora la extraordinaria vida y el legado de la fallecida autora feminista Ursula K. Le Guin. Conocida por obras innovadoras de ciencia ficción y fantasía como Un mago de Terramar, La mano izquierda de la oscuridad y Los desposeídos, Le Guin se mantuvo desafiante y al margen de la literatura «respetable» hasta lograr la excelencia en su trabajo. Su fascinante historia nunca antes se había mostrado en una película. Producida con la participación de Le Guin, durante una década, la película es un viaje a través de la carrera de la escritora y su mundo, tanto el real como el fantástico. Este documental fue producido y dirigido por Arwen Curry. Se estrenó en 2018. 

 

 Casa del Pueblo Gijón / Redacción

sábado, junio 21

Érase una vez el federalismo anarquista


 
La historia de las federaciones y confederaciones anarquistas nos acerca a repasar distintas experiencias en el pasado que han practicado uno de los elementos básicos integrantes del anarquismo: el federalismo. La herramienta que pretende asegurar el funcionamiento con autonomía la unión de comunidades autogobernadas. Ese principio federativo lo instaura Pierre-Joseph Proudhon como forma de organización social, y después Mijail Bakunin lo define mejor como forma de organización política.

Ha sido asumido como uno de los principios indiscutibles anarquistas que ha superado la teoría y ha tenido una amplia praxis. En este artículo repasaremos cuatro ejemplos federativos europeos que puedan arrojar claves para la organización revolucionaria anarquista en nuestros días.
 
Federación del Jura, el tiempo exacto de los anarquistas suizos


 
La Primera Internacional de 1864 a 1872 estuvo conformada por diversas federaciones obreras de distintos territorios europeos. La más importante en aquella época fue la Federación del Jura, compuesta principalmente por relojeros de las montañas del norte de los Alpes suizos.
 
Mantuvieron un papel muy activo en el desarrollo de la política anarquista, siendo el más destacado en esta federación el libertario James Guillaume, quien tomase un rol activo en la creación de la Internacional anarquista de Saint-Imier en 1872. Fue el momento en el que la Federación del Jura fue expulsada de la Primera Internacional junto a otras secciones anarquistas tras el Congreso de La Haya de ese mismo año.

Esta federación se había iniciado a finales de la década de los sesenta del siglo XIX, primeramente como una asociación de fabricantes de relojes con convicciones socialistas y antiautoritarias y la influencia posterior de comuneros franceses. Esta extensa y consolidada red de ayuda mutua generaba cooperativas de producción a donde accedían amplios sectores proletarios, pero también manejaban con pulcra destreza el arma de la huelga y la lucha revolucionaria.

Los distintos experimentos de prácticas sociales y su estrategia organizativa posibilitaron que fuese la federación anarquista europea con mayor estabilidad y potencialidad de inserción social en las masas obreras, creando además una red de corresponsales internacionales amplia. Los registros de debates de la federación muestran un elevado sentido de la exactitud y de la disciplina colectiva. Esta labor manufacturera relojera ofrecía unas excelentes condiciones para abordar las luchas políticas y forjar una conciencia social y mejor comprensión de su realidad.

En las montañas del Jura estuvieron como colaboradores algunos de los más destacados anarquistas italianos, alemanes o franceses de esa época, muchos de ellos pasando por ese territorio exiliados y perseguidos. La reestructuración de la industria relojera debido a la mecanización y la emigración de James Guillaume a París en 1878, aceleró la desaparición de la Federación del Jura, que tuvo su último congreso en 1880 antes de disolverse.
 
Confederación Nabat Ucrania, la organización del territorio de la Mahknovia




Entre 1918 y 1920 estuvo liberado un vasto territorio al sur de Ucrania bajo control de anarquistas que luchaban en la guerra civil rusa contra las fuerzas burguesas. Este territorio fue conocido como Mahknovia, debido a uno de sus principales líderes, Néstor Makhno, que dirigía el Ejército Negro, fuerzas militares de autodefensa de la revolución socialista libertaria.

Los anarquistas demostraron en Ucrania a partir de la revolución soviética una destreza implacable en el campo de batalla militar a través del Ejército Negro insurgente, pero también conocían la importancia de la coordinación y crear entidades de poder popular con un programa político y económico socialista. De esta manera surge en otoño de 1918 esa Confederación de Organizaciones Anarquistas Nabat, que significa literalmente en ruso «El toque de alarma».

El movimiento anarquista era fuerte en el territorio ucraniano, y comenzó a recibir a otros anarquistas de Moscú y Petrogrado que huían de la represión bolchevique, estableciéndose el centro neurálgico de esta confederación en Járkov. Estaba integrada por los principales cuadros políticos anarquistas en Ucrania, que al mismo tiempo fueron combatientes pues también conformaban los cuadros militares de los regimientos del Ejército Negro.

La Confederación de Nabat tenía por objetivo unificar un programa revolucionario común que abarcara cuestiones prácticas para organizar la vida en el comunismo libertario. Volin se encargó de coordinar la labor comunicativa, cultural y pedagógica; promovió charlas y conferencias y, además, redactó algunas de las resoluciones básicas de síntesis de las corrientes del anarquismo. Su planteamiento fundamental fue alcanzar el comunismo libertario aboliendo la propiedad privada, sin embargo, la situación de guerra no permitió ampliar los horizontes de esta finalidad, y se mantuvieron pequeñas propiedades campesinas, si bien estas debían responder con su producción a la causa general comunitaria. El Nabat atesoró una experiencia revolucionaria y federalista de relevancia, alcanzando un programa común a los campesinos y obreros ucranianos como autodefensa política frente a las pretensiones burocratizadoras y autoritarias bolcheviques.
 
Federación Anarquista Ibérica, casi plataforma que se queda en síntesis




Fundada en València en julio de 1927, tuvo un ámbito de actuación ibérico, aunque su mayor impacto político fue sobre el territorio español. La FAI nació de la necesidad de aunar esfuerzos para mantener la organización política anarquista en la península ibérica en un tiempo en que acontecía la dictadura de Miguel Primo de Rivera en España y la Dictadura Nacional en Portugal. Se conformaron como una Federación específicamente de ideas anarquistas, e influyeron notablemente en el desarrollo del anarquismo en los años 30 del siglo pasado hasta la consecución de llevar adelante una revolución social en 1936.

La FAI establecía una estrategia de relación con el movimiento obrero y con la CNT orgánicamente a través de la trabazón de sus cuadros militantes, actuando desde un Comité Peninsular mediante diversos grupos de acción revolucionaria, apoyo a presos, relaciones internacionales y prensa. Se configura una organización amplia con horizonte revolucionario pues no se proponen el simple derrocamiento de la monarquía, sino un objetivo emancipador para toda la sociedad conjuntamente.

Desde el inicio de la Segunda República Española en el seno de la CNT se vio una doble vía política: la que marcaba la FAI, plenamente revolucionaria pero con una diversidad amplia de estrategias que la convirtieron en una federación de síntesis y no en una plataforma. Mientras que también estaba la vía del Treintismo, una corriente ideológica y un movimiento propio en el anarcosindicalismo que derivó en la conciliación con fuerzas burguesas, la creación del Partido Sindicalista de Ángel Pestaña, y su vía parlamentaria.
Eran los comités más avanzados de la lucha revolucionaria anarquista, que equilibraban el manejo de la autodefensa de las armas, y la autodefensa a través de posicionamientos políticos avanzados. La FAI la conformaron grupos de afinidad coordinados territorialmente, que desarrollaban una organización estable, y se tomaban decisiones sobre cómo actuar en la realidad social y sindical junto a CNT, dotando de una vía revolucionaria y anarquista al sindicato. La FAI participó de la insurrección de l’Alt Llobregat en 1932, de la insurrección de Zaragoza en 1933, e incluso de la Revolución Asturiana de 1934.
 
Además, miembros de la FAI afiliados a CNT conformarán en la primavera de 1936 los grupos de autodefensa, milicias armadas que ya preveían un golpe de estado militar y la necesaria respuesta obrera que habría de pasar a la ofensiva. Las realidades de cada grupo específicamente y su composición eran muy variadas, por eso construyeron una organización de síntesis, y no una federación con una clara estrategia; y probablemente de haberse realizado, las potencialidades en el 36 para haber llevado a término aquello que no se atrevió la CNT, hubiesen sido mayores y más exitosas.
 
Federación Anarquista Comunista de Bulgaria; organización dual y levantamiento de las masas
 
A veces sorprende cómo procesos de amplio calado social como movimientos de masas organizados en el pasado en Europa hayan quedado en el ostracismo de nuestra memoria. Es el caso de la experiencia de la Federación Anarquista Comunista de Bulgaria entre los años 20 y años 40 del pasado siglo.

Ya en 1903 había tenido lugar la Revuelta Macedonia, que en el territorio de Tracia, al sur de Bulgaria, había proclamado la Comuna de Strandzha frente al Imperio Otomano. Un proceso de emancipación y autogestión de un pequeño territorio temporalmente bajo los principios del comunismo libertario. De aquella derrota surgieron más tarde algunas publicaciones anarquistas en Bulgaria, sin embargo, la Primera Guerra Mundial llevó a prisión a muchos anarquistas que se negaron a participar del ejército nacional. El periodo inmediatamente posterior de Entreguerras supuso un fortalecimiento de los nacionalismos y la ofensiva reaccionaria burguesa. Pero en 1919 nace la Federación Anarquista Comunista de Bulgaria, que llevó a cabo importantes experimentos que involucraron sindicalismo urbano y rural, cooperativas, guerrillas y organizaciones juveniles.

Hasta el golpe de Estado búlgaro de 1923 sus actividades y congresos fueron públicos, y en reacción muchos anarquistas participaron del levantamiento de septiembre contra el gobierno de tendencia ultranacionalista de Aleksandar Tsankov. A pesar de este auge de índole fascista el movimiento anarquista búlgaro continuó su crecimiento en la posterior década debido a la organización en clandestinidad del movimiento campesino, si bien los principales militantes se desplazaron al exilio e incluso lucharon en la revolución y guerra civil española.

En 1944 el régimen fascista búlgaro cayó, estableciéndose la República Popular de Bulgaria, del espectro soviético, y la Federación Anarquista Comunista de Bulgaria (FACB) se restableció e inició la publicación de su propio periódico «Misal Rabotniceska». Sin embargo, desde el inicio el nuevo régimen de tendencia marxista fue implacable en la represión contra el potente movimiento anarquista.

Previamente al congreso del Partido Comunista de Bulgaria en 1948, cerca de seiscientos anarquistas fueron encarcelados para evitar que hubiera ninguna postura comunista libertaria en dicho encuentro político. El anarquismo quedó oficialmente ilegalizado, siendo condenados los anarquistas al exilio o al encarcelamiento en centros de detención. Manol Vassev había sido uno de sus más destacados militantes sindicalistas, fue encarcelado varios años y el día antes de su liberación en 1958 fue envenenado en la prisión.

La represión implacable del régimen prosoviético condujo a la práctica desaparición del movimiento anarquista organizado en Bulgaria, contando con casi 3 mil militantes según la seguridad estatal búlgara. En 1952 se fundó en París una editorial llamada «Nuestro camino», que mantuvo una posición clave en el resurgimiento del anarquismo búlgaro y la conexión a través de la Unión de Anarquistas Búlgaros en el exilio, pero ya jamás tendría la implantación social que había tenido años atrás.

miércoles, junio 18

Vida y legado de una revolucionaria trans negra

 

 

En Miss Major toma la palabra, vida y legado de una revolucionaria trans negra (Katakrak), la veterana y ya anciana activista nos brinda sus reflexiones sobre los vaivenes de las luchas queer, y de las de abajo en general del último medio siglo.
Desde los disturbios contra la policía en Stonewall 1969, en las que participó, hasta los procesos de asimilación e individuación.

Hablamos con Charlie Moya, prologuista del libro

linternadediogenes@gmail.com

domingo, junio 15

La industria del holocausto


Mientras los palestinos mueren hoy en día en Gaza, masacrados por el Estado de Israel, resulta llamativa la cantidad de cultura popular (el cine, mayormente) que sigue recogiendo el horror del holocausto producido, mayormente, sobre el pueblo judío (aunque sea ya un lugar común aclararlo, no solo contra los judíos). Solo en el momento en que escribo estas líneas, en la cartelera española se encuentran los films The Brutalist, premiada obra que hay quien ha calificado de propaganda sionista más o menos justificadora de que cualquier medio sería válido para construir la nación israelí (aunque sea con la sangre de otros), Lee Miller, sobre la fotógrafa de moda que acabó yendo al frente de guerra para recoger en imágenes los desmanes del Tercer Reich, o A Real Pain, situada en la actualidad, con tono de comedia, en la que dos jóvenes recorren Polonia recuperando la memoria sobre sobre el holocausto producido sobre sus ancestros. El paradigma de la obra fílmica más efectista sobre el tema lo constituye quizás La lista de Schindler, firmada por el a menudo sensiblero y superficial Steven Spielberg. El pianista, de Polanski, aporta en cambio algunos interesantes matices sobre la actitud (humanamente comprensible, dado el horror) de parte de la comunidad judía sin caer en ese atroz maniqueísmo. Si echamos un vistazo atrás, todos los años hay un bombardeo constante sobre la misma temática y, ojo, no digo que me parezca mal a priori siempre y cuando se denuncien todas y cada uno de las matanzas y opresiones originadas en autoritarismos de diversa índole.

Para el caso que nos ocupa, me hacen gracia esos cretinos reaccionarios que han señalado la gran cantidad de películas, que supuestamente se realizan en España denunciando el horror fascista que originó el golpe de Estado y la posterior dictadura franquista; siempre diremos lo mismo, ¡no las suficientes! Franco no era Hitler, argumentan esos mismos botarates, y no sé de cuánta extensión debe ser el genocidio para denunciarlo de manera clara. Vuelvo al tema del holocausto judío y se me dirá que todas estas obras mencionadas, en cuya calidad cinematográfica no entro, aportan todos los matices que se quieran, pero en cualquier caso tratan algo histórico sobre lo que creo que existe una conciencia muy extendida. Mientras, otros holocaustos siguen produciéndose en la actualidad. Cae en mis manos un libro que puede aportar algo de claridad, se trata de La industria del holocausto. Reflexiones sobre la explotación del sufrimiento judío, escrito ya hace algunos años por Norman G. Finkelstein. El autor, sostiene, que la Shoah (holocausto, en hebreo) se acabó convirtiendo en un discurso ideológico construido para legitimar el sionismo, el Estado de Israel, y a la vez obtener con él beneficios económicos. Uf, como puede suponerse, no se hicieron esperar las acusaciones a Finkelstein de antisemita e incluso negacionista, a pesar de ser él mismo judío hijo de víctimas de un campo de exterminio. Acusaciones idiotas que no caen en que refuerzan esas cada vez más solidas pruebas de que se ha construido todo un relato para blindar las críticas al Estado israelí y justificar todos sus desmanes sobre otros pueblos.

Se señala también que la comunidad judía en Estados Unidos no ha sido, a diferencia de otras, una minoría oprimida, más bien lo contrario. De hecho, parece que no hubo por su parte una atención especial sobre el holocausto antes de 1967, la guerra contra los árabes en la que el Estado de Israel mostró todo su potencia militar, por lo que acabó convertido en un fuerte aliado de Estados Unidos. Los malditos intereses económicos y geoestratégicos sobre los que la (creo que más bien privilegiada) comunidad judía estadounidense al parecer ha estado muy atenta. Quizá un precedente de esta denuncia estriba en Hannah Arendt, en concreto en su obra Eichmann en Jerusalén, donde trató de indagar en los mecanismos psicológicos que apuntalan el horror totalitario (que podría aplicarse a cualquier Estado, por muy democrático que se presente, como es el propio israelí) sin simplificaciones de ningún tipo. Arendt misma, claro, sufrió la acusaciones de rigor por parte de los colectivos de influencia judíos, a pesar de pertenecer ella también a esa etnia. Ha habido otras voces como la de Finkelstein, que han tratado de ser acalladas, que han realizado esa doble denuncia de una supuesta legitimidad sionista para sus desmanes: la del derecho religioso, justificado como pueblo elegido, para adueñarse del territorio palestino, y la que se encuentra también amparada, de manera hipócrita para muchos, en la memoria de la víctimas del holocausto. En cualquier caso, argumentos históricos aparte, resulta digno de reflexión (y de irritación) ese control sobre la cultura popular que llega a las masas, para convertir la conciencia en poco más que parte de un museo, y al mismo tiempo justificar los horrores que se siguen produciendo mientras escribo estas líneas. Pueden irse al diablo los que a mí mismo me acusen de antisemitismo, o cualquier otra estupidez parecida, y seguiremos abogando por una humanidad unida, eso tan bello que los anarquistas clásicos denominaban fraternidad universal, denunciando los diversos poderes políticos, económicos y religiosos.

 

Juan Cáspar
https://exabruptospoliticos.wordpress.com/2025/03/22/la-industria-del-holocausto/

 

jueves, junio 12

Días extraños antes del kaos

 


Una tristeza flota en el ambiente

como un virus

y todo parece congelado

las sonrisas los saludos los abrazos las caricias las palabras

hasta la primavera

todo parece parecerse a un cuadro de Edward Hopper 

desolado desangelado frío

parece que todo se desmorona con un ruido de aplausos de fondo

hay algo que va de mal a peor

y no es el virus ni el miedo ni el confinamiento

es una sociedad que ha creado psicópatas

una sociedad que ha creado gente sin empatía

gente obediente sumisa fascista

pero no es momento de rendirse es momento de rebelarse de la subversión

no es momento de partidos ni de banderas

no es momento de los egos-narcisistas

no es momento de oportunistas

no es momento de mentirosos

no es momento de sacrificios

no es el momento de la rentabilidad

es el momento de la unión no de la fuerza 

es el momento de lo público

no es el momento de las empresas es el momento de las personas

no es el momento de la policía, nunca es el momento de la policía

es el momento de preguntarse

no es momento de levantar muros es momento de derribar muros

es el momento de echar una mano

es el momento de la imaginación no del poder

es el momento del contraataque

no es el momento de superhéroes

no es el momento de amos ni de reyes

no es el momento de linchamientos e insultos

es el momento de cuidarse de cuidarnos

no es el momento de sembrar el pánico

es el momento de sembrar patatas garbanzos ajos cebollas 

no es el momento de mirar para el otro lado

es momento de estar al lado codo con codo

es el momento de la sorpresa

de abrazarnos fuerte

tan fuerte que no quede lugar para la tristeza y la derrota.

 

 

 José Pastor

Poemario Cartografía de la derrota

Editorial francesa Az´art Atelier Éditions.

 

 

 

lunes, junio 9

Autonomía y subsistencia. Una mirada crítica y materialista al concepto de libertad

 

 

"Si bien la modernidad occidental no ha traído la libertad para todas y todos, sí que ha conseguido difundir una concepción catastrófica de la emancipación en la que la exención de las tareas asociadas a la subsistencia, que ha caracterizado siempre a las clases dominantes, ha terminado eclipsando el objetivo original de abolir las relaciones de dominación social."

Junto con Aurelièn Berlan, autor de Autonomía y subsistencia, una teoría materialista y ecosocial de la libertad (Virus), recorremos los orígenes del concepto moderno de libertad, sus implicaciones y contradicciones, así cómo la clase que lo construyó: la burguesía liberal de los siglos XVIII y XIX.

Rebuscando en la historia de las ideas, contextualizando sobre la posición e intereses de quienes las portan, descubriremos que la libertad está asociada a la ilusión, la fantasía de emancipación de las necesidades cotidianas. Y que ese horizonte relaciona esa idea de libertad con la dominación.

¿Está reñido el reino de la libertad con el reino de la necesidad? ¿La idea de emancipación de las izquierdas del siglo XX parten de una mirada burguesa?¿Podemos contraponer otras miradas centradas en la autonomía y la subsistencia? 

 De todo esto hablamos con Aurelièn en La Linterna de Diógenes
 

linternadediogenes@gmail.com

viernes, junio 6

Los derechos de las mujeres en crisis

 


Existe una sensación, con sustento real en algunos países, de catástrofe, de que los derechos conseguidos pueden retroceder e incluso desaparecer. No digo que los derechos no estén en peligro, pero creo que debemos abandonar esa visión catastrofista y enfocar bien dicho peligro y, sobre todo, cómo afrontarlo1.

Para empezar, debo aclarar desde dónde escribo. Lo hago como mujer (dejaré para otro día la cuestión del sujeto que daría para otro escrito) y lo hago desde el feminismo anarquista que acostumbra a ser más partidario de despenalizar, dejar de tipificar como delito una conducta o acción (por ejemplo, la reivindicación histórica del aborto, hoy en peligro de ser penalizado de nuevo) que de regular a través de leyes. Ya lo dijo Hobbes (poco sospechoso de anarquista y de feminista): «Las leyes son limitaciones de la libertad».

No me gustaría que se entendiera que soy contraria a los derechos legales, pero me parece que debemos cambiar el enfoque respecto a su trascendencia, ya que son derechos legales que se incumplen sistemáticamente como todos los demás derechos (constitucionales, derechos humanos, etc.). Quiero intentar (solo intentar) dar sentido a cosas que no tienen nombre, eso siempre es muy arriesgado

Puesto que no soy partidaria de leyes por lo que conlleva de limitación de la libertad (un riesgo que trataré de sortear: coincidir con el neoliberalismo o, peor, con el tecnofascismo), los derechos solo importan cuando los reclamamos, los usamos y los superamos en busca de nuevas reclamaciones y libertades; solo importan si nos instan a seguir adelante. Es decir, no deberíamos considerar como puerto de llegada el reconocimiento de un derecho. Los derechos no son «cosas» para distribuir desde arriba, desde el Estado, sino demandas de algo más que surgen desde abajo. No son «cosas» sino relaciones sociales y como tales no son algo que tenemos, sino que hacemos cada día, sin esta agencia los derechos son frágiles y dependen de los cambios de gobierno o de la voluntad de la justicia burguesa.

Los derechos solo tienen sentido si las personas involucradas están en posición de reclamarlos y defenderlos. La libertad, como los derechos, es algo que solo puede ser garantizado por las mismas personas que los reclaman. Las prácticas feministas de lucha política y social no se pueden confundir con la institucionalización de los derechos o la igualdad formal, por ello «la política de proclamar los propios derechos, por muy justa u hondamente sentida que sea, es una clase subordinada de política»2. Las prácticas de libertad política crean, mediante el discurso y, especialmente, mediante la acción, un espacio subjetivo intermedio que, en ocasiones, excede el espacio institucional. Solo cuando se produce esa situación de fuertes movilizaciones y luchas se consiguen ampliar los espacios de libertad y autonomía de las mujeres que, a veces, quedan regulados en forma de derechos, sin ser este su objetivo fundamental.

Un rasgo de los derechos legales es su tendencia a deteriorarse en artefactos legales muertos y hasta en instrumentos políticos peligrosos cuando pierden conexión con las prácticas de libertad feministas. No podemos compartir, como ya hemos explicado, las posiciones de un sector del feminismo que ha aceptado la estrategia de que un cambio social se basa en los derechos legales.

Así mismo, no podemos dejarnos cegar por las respuestas jurídicas y centradas en el Estado a las preguntas políticas y sociales que nos hacemos como feministas y haríamos bien en dar protagonismo a lo que las mujeres podemos y no podemos lograr en nuestras luchas al margen de la legalidad institucional.



Laura Vicente

Publicado en Pensar en el Margen

Este texto forma parte de un artículo más largo titulado: «Cambio social y derechos legales» de próxima aparición en la revista Crisis de Zaragoza. ↩︎
Afirmación con la que coincido, pese a no compartir muchos de los postulados del Colectivo de la librería de mujeres de Milán, Sexual Difference; citado en Linda M. G. Zerilli (2008): El feminismo y el abismo de la libertad. Buenos Aires, FCE, p. 187. ↩︎

martes, junio 3

Tecnoesclavitud

 


Google es el Gran Hermano,

Amazon, el yonki que te consigue lo que quieras,

YouTube, la bola de cristal que certifica que existes,

Zuckerberg, el friki de clase que no se comía nada, 

Apple, el pijo progre, 

Microsoft, el que copiaba los trabajos 

y los presentaba como suyos, 

Tiktok, el colega hiperactivo que no te escucha, 

Alibaba, el que no podría tener mejor mote,

y Spotify, el que te deja tocar en su bar, 

no te paga, pero así te promocionas;

Y nosotros quienes trabajamos para todos ellos,

a tiempo completo y sin sueldo.


Germán Ferrero. Presente Canibal. Ed. Lentas, 2024