La participación de las mujeres en la cultura impresa anarquista a escala internacional fue imprescindible para la extraordinaria difusión de la prensa y producción editorial del movimiento libertario, desde finales del siglo XIX hasta principios del XX. Fueron mujeres que desafiaron las normas de clase y de género, mujeres que crearon proyectos editoriales y colecciones, editaron periódicos y folletos, tradujeron textos políticos y literarios. “Su participación se rastrea en las primeras planas y en las portadas, pero también en los talleres y las imprentas, y en las calles, distribuyendo publicaciones o cobrando suscripciones”. Así recibe la exposición ‘Moldeadoras de la idea: mujeres en la cultura impresa anarquista’, que, en las propias palabras de sus curadoras, “recupera ese trabajo intelectual y manual muchas veces invisibilizado, para recordar y homenajear a todas aquellas que llevaron a letra de molde las ideas de la revolución, la emancipación, la fraternidad y la igualdad, y que imaginaron un mundo absolutamente diferente del que conocían”.
Lucia Campanella, María Migueláñez y Jordi Maíz son
las curadoras de esta exposición, que es una actividad complementaria
al congreso Editoras y traductoras más allá de las fronteras: mujeres en
la cultura impresa transnacional anarquista (1890-1939), celebrado en
la Universidad Carlos III de Madrid. La exposición la acoge la sede
madrileña de la Fundación Anselmo Lorenzo, el centro documental de la CNT.
El
catálogo editado junto a la exposición contextualiza el momento
histórico que les tocó vivir a estas mujeres, los obstáculos que
encontraron en su camino, el ingente trabajo detrás de la difusión de
las ideas libertarias, las redes de apoyo transnacional y, a fin de
cuentas, cómo las mujeres siempre han estado ahí, ensanchando los
estrechos límites del patriarcado y el capitalismo de su tiempo.
En la muestra se pueden ver cómo las anarquistas a lo largo de todo el globo pusieron en marcha periódicos dirigidos exclusivamente por mujeres, como por ejemplo La Nueva Senda (1909-1910), publicada en Montevideo e impulsada por Juana Rouco Buela, junto a Fidela Cuñado, Terencia Fernández y María Fernández, que se incorporarán más tarde; Nuestra Tribuna. Quincenario femenino de ideas, arte, crítica y literatura (1922-1925), editado en Buenos Aires por Virginia Bolten; o La Voz de la Mujer (1896-1897), editado también en Bueno Aires, cuyas redactoras fueron Pepita Gherra, Josefa Martínez, Josefa Calvo y Luisa Violeta; precisamente en uno de sus periódicos se pudo leer el célebre “Ni dios, ni patrón, ni marido”.
En España, la cabecera valenciana Humanidad Libre (1902) y Mujeres Libres (1936 -1939) son ejemplo de estas publicaciones. En esta última escribieron plumas tan conocidas escala internacional como Emma Goldman o Etta Federn. Tal y como se recoge en la exposición, el propósito de la explosión editorial ácrata era “llenar las bibliotecas de los individuos y de los grupos de temáticas que eran insólitas para el mundo editorial generalista. En todos los géneros y formatos, siempre asequibles a los bolsillos de los más humildes, cuestiones antimilitaristas, anticlericales, naturalistas y sociológicas fueron las más queridas. También la defensa de los derechos de la mujer”.
Pero, ¿era necesario crear un periódico de mujeres? se pregunta Laura Fernández Cordero en el artículo del catálogo ‘Anarquistas editoras’, a lo que señala que precisamente fue por “los obstáculos que presentaban los propios compañeros, en ocasiones convencidos de la teoría de la emancipación de la mujer y el amor libre, pero menos dispuestos a aceptar sus consecuencias prácticas”. Y es que a pesar de haberse aprobado por la Asociación Internacional de Trabajadores la declaración de igualdad de sexos y la admisión paritaria en las sociedades obreras, el camino de la teoría a la práctica fue más difícil. Campanella señala que estas mujeres hicieron frente a los roles de género de formas muy disímiles, “hay quienes renunciaron a la vida en pareja heterosexual y a la maternidad y la familia, pero no fueron la mayoría”.
Avivando los debates ácratas
Las redes transnacionales del moviendo libertario hicieron de él una comunidad multilingüe, esto facilitó que “muchas mujeres anarquistas pusieran sus conocimientos de otras lenguas al servicio de difundir la Idea mediante las traducciones”. Voltairine de Cleyre (1866-1912) tradujo literatura al inglés desde el francés y el yidis; Teresa Mañé (1865-1939) —también conocida con su pseudónimo, Soledad Gustavo— fue una prolífica traductora de textos políticos y literarios para La Revista Blanca, cabecera que impulsó junto a su compañero Joan Montseny; la rusa Marie Goldsmith (1871-1933) tradujo textos de Kropotkin o Néstor Makhno al francés; y la italo-uruguaya Luce Fabbri (1908-2000) tradujo a Reclus al italiano y a Dante al castellano. Estas son solo algunas de esas traductoras que llevaron a distintas lenguas los debates sobre las ideas de emancipación que se estaban produciendo en su contexto, llevando a miles de hogares del planeta “la Idea”, es decir, el anarquismo; se llama así y con mayúsculas a las ideas de emancipación social desde una óptica antiautoritaria.
De igual importancia fue el trabajo de las editoras e impresoras que eran las que fabricaban los libros, folletos, periódicos y libelos que luego eran leídos por miles de personas. Hay figuras como Isabel Pereyra Dagedo, que puso en marcha las colecciones de folletos Alas, Los Nuestros y Prometeo; la legendaria Carmen Paredes, que junto a su compañero Hermoso Plaja pusieron en marcha, en palabras de Civantos Urrutia, “la más rica y diversificada obra editorial del anarquismo español”, la Biblioteca Acracia; o la planchadora cordobesa Rafaela Salazar López, que impulsó el proyecto editorial y formativo la Biblioteca Recreativa de Propaganda Sociológica. Desde luego, todas estas mujeres merecen un artículo propio con el que desgranar la intensidad de sus vidas y su labor política y social, que fue tan importante en su época y cuya estela fue un impulso para nuestro contexto actual.
Rescatar a la compañera de del anonimato
Lucia Campanella cuenta que cada una de estas mujeres puso en marcha estrategias distintas para romper con los roles de género, si bien relata que “en muchos casos, la familia y la pareja, quizás paradójicamente, fueron lugares centrales para el desarrollo de las ideas anarquistas”. Cuenta también que “otras mujeres daban discursos en mítines en avanzado estado de gestación, o daban refugio a fugitivos y a publicaciones perseguidas en sus hogares, o sustraían dinero de sus trabajos para pagar los costos de imprentas clandestinas”. Lo cierto es que muchas compañeras de militantes destacados no han llegado con la nitidez correspondiente a nuestros días, una nitidez que dé cuenta de sus respectivas militancias, las cuales fueron de igual importancia que la de sus compañeros.
Ignacio C. Soriano apunta en su artículo ‘Moldeadoras de la Idea’ que “no es fácil determinar el grado de implicación en la labor editorial de la compañera de, pues el anonimato perdura en muchas de ellas y su nombre no suele figurar en los créditos cuando son conocidas”. Esto hace que el trabajo de las investigadoras e investigadores que rastrean a las mujeres que participaron de la cultura impresa libertaria sea tan complejo y minucioso, así lo asevera Campanella: “Ser compañera de un militante destacado suponía muchas veces una militancia conjunta, que potenciaba el alcance del accionar político de ambos. Esto, sin embargo, muchas veces condenaba a la mujer a la invisibilidad, en los registros estatales, en los reportes de policía y en la propia historiografía anarquista. Rescatarlas del anonimato es una labor paciente y trabajosa, que está siendo llevada a cabo desde hace poco tiempo, y de la que cabe esperar más frutos en el futuro”.
Del trabajo intelectual y manual
En la exposición se conjugan piezas que dan cuenta de la labor intelectual de mujeres anarquistas más conocidas junto a la labor de mujeres que se ocuparon trabajos manuales considerados como secundarios, pero sin los cuales la rueda editorial no hubiera llegado tan lejos: dactilógrafas, compositrices, correctoras de pruebas, transcriptoras, empaquetadoras, recaderas, tipógrafas, paqueteras, cobradoras de suscripciones, entre otras. Luca Campanella apunta que “no es una sorpresa que esas tareas subalternas hayan sido muchas veces llevadas a cabo por mujeres. La distinción entre tareas manuales e intelectuales ha servido para despreciar un trabajo sin el cual las ideas anarquistas no podrían haber circulado como lo hicieron. Se trata de desarmar esas dicotomías donde el autor (en general, pero no siempre, un varón) y su texto es lo que vale y todo lo demás, lo que viabiliza su circulación entre el público, es prescindible y menos valioso”.
En ‘Moldeadoras de la idea: mujeres en la cultura impresa anarquista’ además de un completo y redondo discurso expositivo en torno a las mujeres en la cultura anarquista en el ámbito internacional hay piezas de archivo del fondo documental de la Fundación Anselmo Lorenzo (FAL). Para las curadoras los retos fueron diversos, ya que era importante que en la exposición estuvieran presentes algunos de los temas y de las figuras que se tocaban en el citadao congreso, si bien no siempre los materiales del fondo de la FAL lo hicieron posible, de ahí que para la muestra hayan contado con otros fondos y archivos que han enriquecido la muestra. “Podemos decir que fue un trabajo mancomunado, del que estamos orgullosas, y que de ningún modo hubiéramos podido hacer sin la fundación y sus miembros”, concluye Campanella.
La exposición se podrá visitar hasta el próximo 26 de abril, mientras que el catálogo está accesible en internet; su cubierta recuerda a aquellos folletos que seguro alguna de estas mujeres editaron. “Como se le atribuye a algunas de ellas, podríamos hacer nuestra la idea: si no puedo escribir, si no puedo traducir, si no puedo editar, si no puedo participar de la cultura impresa, entonces esta no es mi revolución”, se puede leer en la portada. Hay que seguir repensando sus historias de vida, donde se muestra su extraordinario compromiso, señala una de las curadoras, algo que aporta tanto en el momento actual.
Araceli Pulpillo
https://www.pikaramagazine.com/2024/04/ni-dios-ni-patron-ni-marido/
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