Aquellas personas que hemos escogido un estilo de vida vegano y que hemos aplicado en nuestras vidas las convicciones que nos llevaron a posicionarnos en contra del especismo estamos más o menos acostumbradas a encontrarnos con los mismos argumentos y críticas una y otra vez. A veces es fácil tener la sensación de que alguien cargado de resentimiento hacia las personas veganas se ha molestado en redactar un manual recopilando todas sus críticas, ya que puede llegar a ser sorprendente cómo entre personas que viven a mucha distancia, ni se conocen y nunca han intercambiado unas palabras aparecen siempre los mismos argumentos. Que si las proteínas, que si la B-12 y los suplementos, que si el calcio y el hierro, que si la crianza ecológica de animales, que si los animales también se comen los unos a los otros, que si la cadena alimenticia… Responder a todo esto en cada debate en el que nos vemos envueltes puede llegar a ser muy cansino y hay ocasiones en las que yo, al menos, y sé que otres compañeres también, desearíamos contar con una lectura a mano que poder aconsejar a todas esas personas que reiteran las mismas razones rebatidas mil y una veces antes. Es de esa necesidad de la que surgió la idea de editar la presente publicación, la cual contiene un texto muy peculiar, donde una persona vegana (el autor) escribe respondiendo a los argumentos más comunes que se empuñan en contra del veganismo como estilo de vida, ofreciendo respuestas que esquivan recursos cómodos y contraproducentes como el insulto fácil o la burla y buscan responder a todas esas dudas, para acabar concluyendo que no se puede negar sin falacias que el veganismo es una alternativa factible que permite reducir drásticamente nuestra contribución a la explotación, esclavitud y matanza de animales y al deterioro y contaminación del medio ambiente, aun con todos los aspectos de un estilo de vida vegano que se podrían criticar (desde su fácil asimilación por parte de la sociedad capitalista y sus empresas que lo convierten en una mera alternativa de consumo completamente inofensiva hasta su falta de conciencia – a veces – alrededor de temas como la defensa de la naturaleza y del medio ambiente o la interseccionalidad entre la lucha por la liberación animal y el resto de luchas contra las estructuras de dominación que afectan a humanes, o de consideración hacia las diferentes condiciones que marcan el contexto puntual de otras personas y de otros pueblos, donde el veganismo puede perder viabilidad).
Parto de la base de que yo no
soy perfecto, y que todes tenemos nuestras incoherencias. Muches de
nosotres vivimos en ciudades donde acceder a verduras ecológicas y de
calidad es muchas veces demasiado caro o complicado, y donde la propia
agricultura ecológica se ha convertido en una etiqueta más del
capitalismo, con la que grandes corporaciones nos venden sus productos
“eco-friendly” tan dañinos como cualquier otro. Nos desplazamos en
medios de transporte que tienen un gran impacto natural por autopistas y
vías de tren que arrasan el territorio donde son construidas, y
dependemos de fuentes energéticas que están reduciendo cada vez más
deprisa la Tierra a un horrible y desolador desierto… Compremos nuestra
comida, la reciclemos o la expropiemos, somos conscientes de que
dependemos de una serie de empresas que producen gracias a unos medios
de fabricación industrial que también generan un impacto en los
ecosistemas donde habitan los animales, y eso por no hablar de los
transportes y los métodos de envasado. Maldita sea, ¡hasta para imprimir
este libelo se ha causado un impacto que repercutirá sobre incontables
vidas de animales! Por eso, no creo que esté en situación de aleccionar a
nadie sobre nada. Trabajamos sobre las condiciones que nos ha tocado
vivir (o más bien soportar) y asumimos las contradicciones intentando
superarlas o luchar contra ellas, entendiendo la coherencia no como una
obligación sino como una pelea diaria en la cual una de las principales
armas de las que disponemos es el debate honesto y la autocrítica.
Pensando sinceramente que el contenido de este material puede contribuír
en gran medida a ambas cosas, es que he decidido publicarlo.
El texto fue escrito por
Gerfried Ambrosch, y recogido en inglés del blog de Momentum, una banda
de crust punk británica de la que el autor es miembro y que entre otros
valores e ideas promueve en sus letras y actitud el antiespecismo y el
rechazo a toda figura de opresión o dominación. Fue traducido del inglés
y reeditado en este formato durante las últimas semanas de la primavera
y las primeras semanas del verano de 2016.
Además de la traducción, he
añadido algunas notas a pie de página tanto para hacer algunas
matizaciones o aclaraciones que he considerado necesarias como para
explicar algunos desacuerdos puntuales con el autor que me parecía
importante señalar, sin por ello desmerecer su trabajo ni el aporte que
realizó al escribir este texto.
A mí me ha gustado mucho
leerlo a medida que lo iba traduciendo y espero que vosotres disfrutéis
tanto como yo, y sobre todo espero que os resulte útil. Discutidlo,
debatidlo, pasadlo de mano en mano, copiadlo.
Como siempre, toda copia,
distribución o reproducción de este texto sin el permiso expreso del
autor o del editor aquí presente queda terminantemente recomendada y
será de agradecer.
Para descargar o leer online el fanzine:
Fuente: Distribuidora Anarquista Polaris
Lo siento, pero no puedo seguir leyendo -y no he hecho más que empezar, porque me interesaba el tema- con lo de "nosotres", "les humanes" y demás... El texto es traducción del inglés, en inglés no existen los géneros gramaticales... y no por eso "les ingleses son menos transfóbiques que nosotres, les españoles". El problema del sexismo no está en la lengua que hablamos, sino en las personas, hablemos la lengua que hablemos, que es lo de menos, y es independiente totalmente del idioma. Es una cuestión cultural, no gramatical. Un saludo.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo.
EliminarEstá claro que el problema está en las personas pero el lenguaje que emplean es un reflejo de otras muchas cosas. Personalmente no acepto el género masculino como si fuera neutro por lo que difundo y apoyo textos que se rebelan contra esto. No puedo pensar que como nuestrxs ilustres académicxs lo han establecido así pues tengo que acatarlo sin más. Quizá os pueda parecer una bobada lo del lenguaje pero si creemos en la igualdad tiene que ser a todos los niveles.
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