…la percepción de la autonomía de lo ‘político’ en las sociedades occidentales es una de las dimensiones ideológicas clave de la modernidad occidental: no algo que debamos tomar como un hecho objetivo, sino un modo de representar las relaciones de poder que oscurece sus fundamentos sociales y su manera de funcionar en la práctica…
John Gledhill
No se puede analizar la democracia sin
ser absolutamente conscientes que esta profundamente atravesada por un
sistema de valores que refuerza todo el entramado de dominación. Hay una
legitimación de orden moral para cada relación de poder, ademas de una
legitimación moral para el poder en si. Existe una forma de producir
criaturas dispuestas a obedecer, creadas para ello, para no cuestionar y
hacer lo que esta previsto para ellas. A estas criaturas no se las
produce en fabricas ni en talleres, sino en el interior de las familias y
luego en las escuelas, que culminaran el proceso de socialización
basado en la sumisión y el adiestramiento de los buenos ciudadanos,
cívicos y (auto)silenciados.
Si nos ponemos a analizar cualquier
declaración de derechos (no porque les concedamos la mas mínima validez o
legitimidad, sino para usarlas como lo que son: manifestaciones mas o
menos explicitas de las ideas y las intenciones del Poder) , sea en la
Constitución Española, en la Europea o en la Declaración Universal de
los Derechos Humanos, veremos que mas allá de las proclamas de derechos,
digamos, pertenecientes a la esfera pública como podrían ser los
políticos o el derecho a la propiedad privada (y es aquí donde se halla
todo el empeño del Estado y de sus fuerzas de seguridad), hay derechos
que se refieren exclusivamente a la esfera domestica. Es decir, que
desde el Estado se construyen, se prescriben y se (de) limitan tanto las
relaciones políticas, como las económicas, y las interpersonales. Uno
de los derechos humanos se refiere al derecho al respeto de la vida
privada, del matrimonio y de la vida familiar. En la Constitución
Española, ademas de reconocer el derecho de todos los hombres y mujeres a
casarse y fundar una familia, explicita en el artículo 16.3 que “la
familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene
derecho a la protección de la sociedad y del Estado”.
Este punto es clave: los cambios en la
definición de lo publico y lo privado, vinculados directamente con los
cambios en las relaciones de genero, pueden ser impulsados por
consideraciones de necesidades de Estado. La legalización del matrimonio
homosexual, por ejemplo, no tiene mas intención que, por un lado,
contener una realidad que podría constituirse mas allá de lo normativo
y, por otro, evitar la formación de realidades en las que la Democracia
no tiene influencia ninguna y, por ende, puede hallarse de alguna manera
en jaque. La cuestión es controlar, manteniendo en su seno cualquier
tipo de “diferencia” y reforzando la imagen inclusiva y tolerante. En la
mayoría de los casos el Estado no gana nada de inmediato con la
sujeción de las relaciones interpersonales, de las mujeres y sus hijos, o
de las familias. Estas acciones solo cobran sentido como parte de un
análisis de la construcción y consolidación del poder: la familia bien
ordenada como fundamento del Estado bien ordenado. Y por mucho que las
fronteras entre lo doméstico y lo público varíen o se muevan, por mucho
que lo legal, lo socialmente aceptado como familia varíe, el concepto
permanece. Lo importante es que ese elemento natural y fundamental de la
sociedad siga siendo tan natural y tan fundamental, tan incuestionable y
tan productivo de seres productivos para el Estado y el Capital. Porque
para poder reivindicar el poder político, la referencia debe parecer
segura y estable, fuera de la construcción humana y parte del orden
natural. En esa vía, la oposición binaria publico/doméstico, la familia y
el proceso social de relaciones de genero forman parte del significado
propio del poder. Cuestionar o alterar cualquiera de sus aspectos puede
resultar una amenaza a la totalidad del sistema.
En todo caso, y por si la familia fallara
(siempre hay gente rara, y familias raras que no acaban de cumplir con
la función que se les ha asignado…) junto con la creación del Estado
Moderno mediante la Revolución Francesa, aparece la idea de una
educación a manos del Estado. Hasta entonces, la educación se restringía
a las élites y se hallaba en manos de la Iglesia. Con la
nacionalización de bienes eclesiásticos en noviembre de 1789, la
educación paso a manos del Estado, y se convirtió en una herramienta
clave de control social (de la misma manera que cuando se hallaba en
manos de la Iglesia, pero en otras direcciones). El principal objetivo
de la escolaridad obligatoria fue formar nuevos hombres, ciudadanos
republicanos formados en los valores del nuevo orden social. Seguía
existiendo una formación para la élite, que formaba los cuadros para ese
nuevo sistema de organización social. Pero todos los niños se vieron
imbuidos de esos nuevos valores, fueron socializados en las nuevas ideas
políticas, e incluso esa escolaridad pretendió integrar a las
diferentes regiones en una sola identidad nacional. La formació del
Estado liberal fue estrechamente ligada a la creación de sistemas
educativos nacionales, pues estos legitimaron y ayudaron al despliegue
del mismo. La función de la escuela hoy día sigue siendo la misma. Sigue
existiendo una formación para la élite, que provee probablemente de una
educación técnica superior (mayor profundización y especialización) y
una formación para la plebe, en forma de escuelas públicas.
Sea cual sea
el caso, la escuela sigue siendo el embudo por donde todo niño tiene
que pasar, porque tampoco hay que olvidar que la escuela existe también
para proveer a padres y madres de un lugar donde depositar a los hijos
mientras trabajan, una especie de aparcamiento para no tener que dejar
de producir el sistema y poder llegar a fin de mes. Las opciones de
educación sin escolarización son gravemente limitadas por las
necesidades económicas por un lado, y por el Estado, que ejerce una
fuerte presión en forma de presión legal y social y, sobretodo, en forma
de asistentes sociales. Pero también es importante mencionar que
existen opciones y que hay redes de apoyo entre quienes, por las razones
que sean, no quieren que los niños tengan que sufrir dicha
escolarización.
En la escuela, los niños aprenderán cosas
tan útiles para el día de mañana como callar mientras se ven obligados a
escuchar en silencio y sin chistar, obedecer al profesor y al grupo,
limitar sus impulsos y necesidades. Si alguien encuentra medio lógico
que un crío de 6 anos se pase mas de 5 horas diarias sentado en una
silla en vez de corriendo, jugando y explorando sus limites, que se lo
haga mirar, porque o bien no se acuerda de si mismo cuando iba a la
escuela, o es un claro ejemplo de sobresocialización. Que aprender a
leer o escribir puede ser algo útil, y que hacerlo puede ser placentero,
es posible pero hay mil formas de aprenderlo; y ese argumento no esta
reñido con el hecho que en la escuela a lo que se aprende es a obedecer y
a acatar los valores democráticos, esto es: obediencia; resignación;
relaciones interpersonales basadas en la competencia, el liderazgo y la
sumisión; negación de las propias potencialidades e impulsos en pro de
aquello socialmente aceptado y exigido.
Para los niños que no se adaptan a la
escuela existe el Ritalin, un medicamento derivado de las anfetaminas,
que se da en casos de hiperactividad (es decir, cuando el/la crío/a
molesta en clase porque no puede o no quiere estar quieto/a). Igual que a
los adultos se nos droga con Prozac cuando nos deprimimos o tenemos
ansiedad, y también molestamos a nuestro entorno porque no estamos
felices y contentos…
Fragmento del libro “Contra la democracia” (pág. 40-44)
No hay comentarios:
Publicar un comentario