A MODO DE INTRODUCCIÓN…
Después de las últimas operaciones
antiterroristas contra anarquistas en el Estado español, creemos
oportuno arrojar algunas palabras y compartir un análisis más de la
situación que contribuya a los debates colectivos que se han generado en
nuestros entornos de lucha. Este texto pretende ser una reflexión
compartida con todos/as los/as compañero/as anarquistas para seguir
creciendo y poder continuar superando obstáculos colectivamente.
Tenemos muy claro que en los momentos
difíciles, la firmeza de las ideas y la determinación en la lucha son
claves para que la represión no triunfe ni consiga paralizarnos. Seguir
sembrando la anarquía en nuestros caminos es algo que pasa por todos/as
nosotros/as.
UN POCO DE MEMORIA…
El 13 de noviembre de 2013, en el marco
de la Operación Columna, se detienen a 5 anarquistas acusados de la
colocación de un artefacto explosivo en la Basílica del Pilar de
Zaragoza, en el cual se produjo una herida leve y daños materiales. Tres
de estas cinco personas salieron en libertad con medidas cautelares y
Mónica Caballero y Francisco Solar ingresan en prisión por orden del
Juez Velasco de la Audiencia Nacional.
Tras estos acontecimientos, el 16 de
diciembre de 2014, tiene lugar la segunda parte de esta saga: la
Operación Pandora. Se registran numerosas casas y centros sociales en
Barcelona y un domicilio particular en Madrid y se detiene a 11 personas
acusadas por el juez Bermúdez de “pertenencia a organización
terrorista”, vinculándolas directamente con el anterior caso. Siete de
ellas pasarían mes y medio en prisión, y cuatro fueron puestas en
libertad provisional. El propio juez declarará que no persigue delitos
concretos si no que lo que busca es perseguir de forma preventiva, una
“estructura organizada”.
Tras Pandora, el 30 de marzo de 2015,
acontece la Operación Piñata. En esta última, la policía, por orden del
juez Velasco, registra numerosos domicilios y centros sociales en
Madrid, Barcelona, Palencia y Granada y detiene a 15 personas, acusando
además a otras 24 de “usurpación” y “resistencia” por “obstaculizar los
allanamientos” y haber acudido a las casas de los detenidos para cerrar y
asegurar las puertas que previamente la policía había roto. Las
personas acusadas de “usurpación” y “resistencia” son puestas en
libertad a la espera de juicio. Las otras 15 arrestadas, quienes tenían
orden de detención,, pasan a disposición judicial, decretando el juez
Eloy Velasco prisión preventiva para 5 de ellas y libertad provisional
para las otras 10, siendo puestos en libertad sin fianza entre dos y
tres meses después.
Nuevamente las acusaciones en esta última
operación son las mismas que en los anteriores casos: “pertenencia a
organización terrorista” y en ningún caso, salvo en la Operación
Columna, se le imputa a nadie ningún hecho concreto, sólo pertenecer a
una “organización” que la prensa, la policía y el ministerio del
interior consideran terrorista.
A la Operación Piñata le sucede la
“Operación Pandora II”, el pasado mes de Octubre de 2015, produciendose 9
detenciones y un compañero encarcelado durante tres semanas (puesto en
libertad con fianza) además del registro de domicilios particulares y
ateneos libertarios.
A ésta última le seguirá la “Operación
Ice”, que sucede inmediatamente después de haberse producido la anterior
y que actualmente se encuentra en secreto de sumario, pero que se saldó
con 6 detenidos de los que 2 fueron enviados a prisión, estando
encarcelado uno dos semanas y continuando el otro en prisión a día de
hoy. A estos detenidos la prensa les vincula con los detenidos en Piñata
y las acusaciones son prácticamente las mismas salvo por una excepción y
es que se les atribuye “apología del terrorismo”, acusación que no
había aparecido en las anteriores operaciones.
En todos los casos, la “pertenencia a
organización terrorista” hace alusión a formar parte de los “Grupos
Anarquistas Coordinados” o como la prensa y la policía denominan,
“G.A.C.”
Tras esta pequeña introducción, nuestra reflexión sobre lo que está ocurriendo entorno a la lucha anarquista.
LA REPRESIÓN…
Es evidente que la represión está en una
fase de crecimiento y experimentación en estos momentos en los que se
está produciendo cambios de estrategias represivas por parte del poder
para adecuar la represión a los nuevos tiempos y a los nuevos
acontecimientos.
El Estado y quienes para él trabajan,
están en constante actualización en cuanto a las diferentes medidas
represivas se refiere para ser lanzadas contra todas aquellas personas
que luchen. Esto se refleja con la imposición de la actual ley de
seguridad ciudadana, las diferentes reformas del código penal que
fortalecen la represión por parte de la democracia, el control social
extremo al que estamos siendo sometidos, la necesidad de caricaturizar
para su instrumentalización a un enemigo interno para justificar así sus
medidas represivas y la nueva definición del término “terrorismo” que,
junto con otros factores, hace que nos encontremos en el punto en el que
estamos.
Tras varios años sin la actividad armada
de E.T.A. y con centenares de servicios públicos destinados a reprimir a
quienes luchan, el Estado español se quedó sin su caballo de batalla y
sin esa amenaza que le permitía aprobar sin dificultad leyes más duras y
condenas más largas. A pesar que no han dejado de golpear al entorno
abertzale, la presión hacia dicho colectivo ha disminuido de forma
considerable y se ha enfocado en otros puntos provocados por la alarma o
conflictividad social, apuntando al yihadismo, al independentismo
gallego y a los y las anarquistas.
La lucha contra el terrorismo ha supuesto
en el Estado español el eje de prácticamente todas las campañas
electorales durante estos 40 años de democracia, a parte de un sin fin
de pactos internos entre partidos y externos entre Estados teniendo,
además, una de las legislaciones antiterroristas más duras de Europa.
Se da además el caso de que estas
operaciones vienen en un contexto: el de la mal llamada “crisis
económica” (reajuste capitalista); en el que, aún recuperando a día de
hoy casi totalmente la normalidad democrática, gracias en buena parte a
la labor de los llamados partidos “emergentes” o “regeneracionistas” y a
alguna que otra purga interna en partidos “tradicionales” y estamentos
públicos, se acaba de salir de un periodo de relativa convulsión social
tras un ciclo de algunos años de luchas con numerosas huelgas y
protestas, muchas de ellas violentas.
Si bien esta serie de movilizaciones y
luchas no han supuesto un excesivo problema para el sistema, sí que han
agitado el avispero, convenciendo a las autoridades de la necesidad de
prevenir antes que curar, no fuera a ser que se extendieran entre más
capas de la población métodos y prácticas de apoyo mutuo y acción
directa y que aumentara la simpatía por estos instrumentos que, sin ser
exclusividad de los y las anarquistas, sí que los reivindicamos de
manera más vehemente y con una intencionalidad más claramente
antiautoritaria y sin ánimo de beneficios electoralistas.
En el contexto comentado y como no podría
ser de otra forma, el Estado, de manera planificada, carga contra los y
las anarquistas,, realizando seguimientos, pinchazos telefónicos (con o
sin autorización de un juez), hostigando a las personas investigadas y a
su entorno,, instalando micrófonos en los coches… y un sin fin de
viejas medidas ya conocidas y otras que, gracias a las nuevas
tecnologías, están por conocerse, estando todas ellas encauzadas a
asegurar el orden democrático.
Como resultado final, desde estos últimos
golpes represivos al anarquismo en el Estado español, nos encontramos
con Mónica y Francisco encarcelados desde hace más dos años (Operación
Columna), con Nahuel (Operación Ice) también en las mazmorras del Estado
y con trece anarquistas que fueron encarcelados y puestos en libertad
posteriormente en alguna de las operaciones. Todo esto suma un total de
45 personas que en algún momento fueron detenidas con la Ley
Antiterrorista y estando actualmente 42 de ellas a la espera de juicio.
Además estas operaciones han supuesto más
de 85.000 € en fianzas y el ataque judicial a las formas de
financiación y autogestión de los movimientos anarquistas.
Lo cierto es que la represión afecta a
todas las personas simplemente por ser empleada en infinidad de aspectos
de nuestras vidas a los que actualmente estamos demasiado acostumbrados
(control social) pero sobretodo también afecta a quienes luchan y se
rebelan. El motivo por el cual se ataca a los y las anarquistas es el
mismo que históricamente ha sido empleado durante el desarrollo y puesta
en práctica de nuestras ideas.
Se trata de ir a por aquellas personas
que pese a la posibilidad de tomar caminos más fáciles y opciones
socialmente mejor aceptadas o incluidas y recuperadas por el sistema,
optan por seguir luchando de una manera rupturista, cuestionando la raíz
del problema y señalando al enemigo. Enemigo que adopta los
calificativos de Estado y Gobierno como forma de gestionar los
territorios, Capitalismo como manera de llevar la economía de un lugar y
en este caso Democracia como sistema que perpetúa y hace posible todos
los frentes que atentan contra nuestra libertad, ya que, creemos preciso
hacer alusión a la democracia como un sistema autoritario que pretende
no sólo controlar todos los aspectos políticos de quienes lo sufrimos,
si no también nuestras vidas y costumbres más íntimas y personales.
Ante estas situaciones, no parece que los
y las anarquistas vayamos a dar nuestro brazo a torcer y, aunque la
represión pueda debilitar nuestro movimiento y desgastarlo, nuestra
determinación puede hacer nos capaces de continuar con la lucha y
reafirmar nuestra solidaridad.
Y CON LA REPRESIÓN, LA EVOLUCIÓN LEGAL,SEMÁNTICA Y CONCEPTUAL EN LOS ÚLTIMOS AÑOS DEL TÉRMINO TERRORISMO…
El término “terrorista” se ha ido
adaptando poco a poco al contexto político actual en el que nos hemos
ido encontrando y varias han sido las definiciones legales bajo el
código penal que se han dado para poder aplicar la Ley Antiterrorista a
diferentes individuos y colectivos que se han rebelado contra el
Sistema.
Por definición, la palabra “terrorismo”
significa “dominación por terror” o “sucesión de actos violentos para
infundir terror” de lo cual se extrae el significado de la palabra
“violencia” y se define como “uso de la fuerza para conseguir un fin,
especialmente para dominar a alguien o imponer algo”.
Si nos remontamos a los orígenes de la
palabra y la primera vez que fue utilizada, nos encontramos en la
Francia de 1793 donde el término “terrorismo” significaba “método de
gobierno basado en el terror”, a lo cual le sucede una nueva acepción a
finales del siglo XIX y principios del XX, en plena desacreditación de
las revueltas obreras, cuando se trataba de englobar bajo este término a
anarquistas, nihilistas, movimientos armados marxistas leninistas y/o
de liberación nacional. Es en esta época, ya bien entrado el siglo XX,
cuando se crea la siguiente nueva definición: “aquella organización que
por medio de las armas y la fuerza busca subvertir el orden social”,
siendo a finales de los 90 y a raíz de la actividad armada de E.T.A.
cuando en el País Vasco se le atribuye el terrorismo a cualquier persona
u organización que simpatiza con alguna organización armada o defiende
las mismas ideas que ella, siendo ligeramente modificada a raíz del 11S
y añadiendo a la anterior definición “quien realice actos ilegales por
sí mismo o por la fuerza con la intención de cambiar el status quo”.
Con este pequeño resumen en torno a la
evolución de la definición de este término, nos referimos a que la
interpretación y la ambigüedad de las mismas están en manos del juez
sobre quien caigan las acusaciones y a merced de la arbitrariedad y
subjetividad que éste/a quiera atribuirle. Por ello, las detenciones de
este tipo son claramente objetivos políticos que intentan ser
justificados como simple “terrorismo” sin ahondar en lo profundo de
estos casos y sin reconocerse lo intencionado de la represión hacia
cualquiera que se salga de lo establecido.
A esto obviamente le acompaña la
legalidad y el aparato jurídico dispuesto a contextualizar y detallar
siempre bajo la misma arbitrariedad y con los cambios necesarios según
los tiempos, para poder calificar de terrorista o banda terrorista a
quienes en ese momento deseen y aplicar así las penas necesarias para
encarcelar o encausar a cualquier enemigo.
Alrededor de 1988, simplemente era
requisito según la ley de Enjuiciamiento Criminal “tener permanencia en
el tiempo y poseer una jerarquía”. Pero evidentemente dicha ley se
adapta a los términos redactados por la real academia de la lengua
española, siendo su evolución en 1993 a la siguiente variación:
“difundir una situación de alarma o de inseguridad social”.
En la actualidad, descripciones tan
banales como “ser más de dos personas que, con carácter estable o por
tiempo indefinido, y de manera concertada y coordinada se reparten
tareas o funciones con el fin de subvertir el orden constitucional o
alterar gravemente la paz pública”, nos dice que cualquiera que luche y
se organice puede estar incluido/a bajo esta acusación tan abstracta
encaminada a ampliar la represión y con miras a cambiar la definición de
la palabra tantas veces como sea necesaria con tal de poder ser
aplicada en cualquier contexto de lucha contra el Sistema.
Dado que el término terrorismo como las
acepciones legales y morales basadas en la culpabilidad o inocencia se
emplea en función de las necesidades de éste, creemos interesante
superar estas categorías y reafirmarnos en lo que efectivamente somos.
Lo que caracteriza al anarquismo no puede ser definido con el lenguaje
del poder, sino a través de su propia práctica y lo que sea capaz de
conseguir y demostrar día a día.
PERO, ¿POR QUÉ SE ATACA A LOS ANARQUISTAS? ¿POR QUÉ SE ATACA LA COORDINACIÓN?
EL ESPACIO DE COORDINACIÓN…
Hace algunos años, una serie de
compañeros y compañeras decidieron crear un proyecto que aglutinara
diferentes realidades anarquistas en diversas zonas geográficas del
Estado español. Surge así una iniciativa encaminada a materializar los
vínculos para mejorar las comunicaciones y estrechar los lazos, para
crear un espacio con la idea de potenciar el trabajo local y hacer más
directa la relación entre compañeros/as de la península, ya que aunque
cada localidad tiene sus ritmos, espacios y diferenciaciones, en todos
los casos compartimos una realidad común que es el sentimiento de las
ideas libertarias.
Multitud de frentes comunes, métodos y
finalidades, siempre respetando la autonomía de los grupos e
individualidades, hicieron que hubiera una confluencia en este espacio
de coordinación común, público y abierto a todas las sensibilidades
anarquistas. Este proceso, que no nace de la originalidad absoluta ni
mucho menos, supone una experiencia interesante en la creación de nuevos
ámbitos que potencien las relaciones entre compañeros y compañeras,
buscando superar el aspecto campañista o puntual de coordinarse y
pensando y proyectándose en perspectiva. No buscaba reproducir activismo
que funciona a remolque de acontecimientos, sino ser un reflejo de una
parte del trabajo realizado día a día.
Con esa intención se pretendió transmitir
hacia afuera, y desde un cotidiano y continuo a través de su forma de
coordinarse, sus prácticas, sus principios, etc. Por este motivo el
espacio se hizo público y abierto a cualquier anarquista.
Quizá este
espacio fue poco conocido pese a la difusión de mucha propaganda
debido a que en ningún momento se consideraba éste ámbito como un fin en
si mismo, sino más bien una herramienta. Mucho menos se concebía como
el único espacio posible o el único capaz de evidenciar lucha. A partir
de ahí parte de la propaganda elaborada y difundida no iba firmada pero
detrás de ella siempre han habido personas vinculándose con el resto del
espectro anarquista.
Este espacio fue denominado como Grupos
Anarquistas Coordinados. y se le dotó de nombre porque, como se ha
reflejado en muchos debates, se veía la “necesidad de que el trabajo y
el discurso constante tuviera una continuidad”, y para “poder
referenciar dicha continuidad y hacerla llegar a la mayor parte posible
de las sensibilidades”, del mismo modo que se pone nombre a proyectos
diversos como editoriales, revistas, colectivos etc.
Lógicamente al ser un espacio de
coordinación, la dinámica en la toma de decisiones es horizontal y su
funcionamiento característico es la adhesión, es decir, no es necesaria
la aprobación unánime de una idea salvo que sea algo que afecte
directamente al espacio común. Quizás por esas características, y en un
momento en que los tiempos juegan en contra, no hemos podido ver
publicado nada por parte de los Grupos Anarquistas Coordinados desde la
Operación Piñata. Los ritmos, quizá más lentos de lo deseable, a la hora
de expresar estas cuestiones, son el reflejo de las dificultades que
presenta el momento en el que nos encontramos.
Una reflexión sobre lo que está pasando ahora mismo ha de tomar el tiempo necesario.
Al seguir con el análisis parece evidente
que el golpe represivo no está siendo, como la policía y la prensa se
empeñan, solamente contra Grupos Anarquistas Coordinados, si no contra
todo el movimiento anarquista. Ciertas ideas suponen una amenaza
constante a los gobiernos y la democracia por el mero hecho de
posicionarse desde el antagonismo al Estado y el poder. Lo que ocurre es
que el Estado tiene que dotar a dicho enemigo de un nombre y una
organización concreta, y en este caso la han llamado G.A.C. pudiendo ser
que a partir de ahora cualquier cosa que ocurra en adelante y cualquier
cosa que ha ocurrido desde hace unos años hasta ahora, sea directamente
relacionada con este nombre y con el asociado libro “Contra la
democracia”.
Este libro, elaborado por el espacio de
coordinación, fue una respuesta a la ola democrática que nos acababa de
aplastar tras el famoso 15M, ya que dicho fenómeno consiguió
proporcionar un lavado de cara al Sistema y dotar de más fuerza a
partidos minoritarios e institucionalizar los movimientos populares.
El libro surge por la importancia de
ponerle nombre a aquello que nos está oprimiendo, darle un enfoque más
directo y que apunte a nuestra realidad, cuestionando esta manera de
gestión abiertamente agresiva y opresora de la democracia en todos sus
aspectos. La sencillez y claridad con la que está escrito posibilitó una
gran difusión y accesibilidad. Creemos esto interesante ya que muchas
veces nos quejamos de que solo somos capaces de “expresar” para el gueto
y esta buena difusión y receptividad general se vió complementada con
la difusión posterior.
En el momento álgido de la represión,
muchas personas solidarias en todo el Estado, hicieron suyas estos
contenidos, reeditando y difundiendo abiertamente el libro. En este
caso, la complementariedad de quienes luchan se vio demostrada en la
práctica, ya que los proyectos no deberán, creemos, competir entre sí
buscar hegemonía o mejor aceptabilidad de unos con respecto a otros,
sino más bien entenderse como parte de una complejidad diversa y
multiforme y a partir de ahí reconocerse en los aspectos compartidos y
aún en los no compartidos, sin matar esa diversidad y sin pretender
homogeneizar lo múltiple.
Con respecto al espacio de coordinación,
creemos que la estrategia del Estado de ilegalización de espacios
visibles de confluencia y organización, puede sentar un precedente más
en el que se allana el camino hacia la persecución de la voluntad
organizativa de quienes luchan.
Aunque nunca hemos buscado la legitimidad
del Estado, ni hemos basado nuestra lucha en establecer unos criterios
que nos mantengan a salvo por completo de cualquier “mal”, ni nos hemos
asegurado la perdurabilidad domesticando nuestras ideas, consideramos
este paso del poder como importante en su ofensiva contra nuestro
entorno: un avance sobre el que es preciso reflexionar sin
desmovilizarnos y paralizarnos. También tener en cuenta que el
agotamiento de luchadores no se persigue por parte del Estado sólo a
través de la represión sino también a través de la asimilación y
búsqueda de recuperación. Cuanto más claros/as seamos en nuestra
práctica y posiciones, más difícil será que nos engulla un sistema
totalitario. Que la represión es inherente al camino que hemos elegido
es algo que hemos repetido mucho, pero profundizar sobre lo que ello
significa es tarea de todos/as.
El amplio espectro anarquista y
antiautoritario en el Estado español ha tenido la capacidad de salir a
la calle a modo de respuesta ante los golpes represivos y la solidaridad
ha sido practicada de muchas maneras. Fuera del Estado español no faltó
la respuesta y el apoyo activo. Pese a que muchas veces se respira un
ambiente pesimista en relación a los “logros” obtenidos en la lucha,
creemos que quizá muchas veces no somos del todo conscientes de nuestro
potencial y capacidades.
Las investigaciones policiales, en todos
los casos, mencionan una serie de acciones que están siendo investigadas
y que pretenden atribuir al espacio de coordinación. Esto ha supuesto
la reacción del movimiento anarquista aportando puntos de vista
diferentes unos de otros y todos ellos en su buena intención de mostrar
solidaridad y de exteriorizar lo burdo y absurdo de las maquinaciones
policiales y judiciales a las que las personas acusadas están siendo
sometidas.
Creemos que la exageración de dichas
acusaciones por parte de la policía terminan por restar credibilidad a
las mismas pero creemos también que quedarnos en lo superficial del
conjunto de acusaciones recogidas en un auto público no es del todo
crítico.
Las ideas anarquistas pueden ser llevadas
a cabo de muchas formas y los hechos que se están investigando
actualmente vienen a demostrar que se está atacando tanto aquellas
facetas del anarquismo a la que es más fácil poner en el punto de mira,
como el mero hecho de organizarse, coordinarse, debatir estrategias y
participar en proyectos duraderos y constantes. Muchos/as anarquistas
nos estamos viendo en estas situaciones constantemente por ser procesos
inseparables de una lucha consecuente, es por eso que vemos lo evidente
de estos ataques hacia nosotros/as.
Como consecuencia de todo esto, desde las
valoraciones colectivas y personales y del camino que están tomando
estos golpes se podría pensar que esto no va a parar aquí y por lo tanto
debemos estar preparados/as para lo que pueda venir, con firmeza y
entereza para encajar los futuros golpes de la mejor forma.
PARA FINALIZAR…
Ante todo, aquí se tratan de expresar una
serie de cuestiones que están en el ambiente, aunque por supuesto no
todas las que existen. Estas palabras quieren lanzar un enorme y cercano
mensaje de fuerza y compañerismo para responder de la mejor forma a
estos ataques y salir reforzados de estas experiencias.
Estas situaciones buscan asustarnos y
dividirnos pero una vez superados esos obstáculos, terminan por hacernos
más fuertes, por eso es necesario compartir reflexiones con el resto de
anarquistas y personas que luchan, para poder ampliar el espectro de
visión entre todos/as sobre lo que tenemos encima y lo que está por
venir.
Los espacios anarquistas y horizontales
se hacen ahora más necesarios que nunca, dado que el contexto actual en
el que nos encontramos a nivel más general en cuanto a
institucionalizacion de las luchas y refuerzo de la democracia tras los
nuevos partidos emergidos, resulta ser bastante decadente ya que parecen
haberse reforzado las estructuras de la autoridad y el delegacionismo
para unos cuantos años más.
Todo apunta a que la única alternativa a
las antiguas formas de gestión de nuestras vidas, son las reemplazadas
por los partidos de izquierdas, nutridos en parte del 15M, deseosos de
ser los nuevos gestores de nuestras miserias. Con mejores o peores
propuestas, nos dejan con un sector de la sociedad anhelante de vivir
los cambios que proponen, entregándose de nuevo a la delegación en forma
de voto en manos de nuevos/as jefes/as que reinventan sus discursos
para acercarse a la población.
En contraposición de todo ello están las
ideas de horizontalidad, autogestión y acción directa, todas ellas
encaminadas a conducir nuestras necesidades sin intermediarios y la
planificación de una convivencia sin Estado ni autoridad, en desarrollo
de unas nuevas vías de comunicación entre las personas otorgando la
capacidad de poder resolver sus conflictos por sí mismos. El cómo
llegamos a todas estas propuestas es algo a valorar entre los colectivos
y personas que realmente sientan que nuestras ideas y prácticas son
necesarias y realmente factibles.
Por último nos gustaría remarcar que este
tipo de golpes represivos no pueden bloquear o paralizar nuestras
luchas y prácticas, sino al contrario, tienen que reforzar nuestras
convicciones y nuestros proyectos.
Porque seguir tejiendo redes de solidaridad y apoyo mutuo es una parte fundamental de nuestra lucha por la libertad.
Mientras sigan existiendo la autoridad y
la opresión, seguirán existiendo personas dispuestas a rebelarse, pero
esto no lo dejamos librado al azar sino que lo motivamos e impulsamos
poniendo en evidencia el conflicto bajo el disfraz de la paz social.
Un fraternal saludo a todos/as los/as
compañeros/as que hacen posible la lucha en el día a día, a tantas
personas rebeldes e insumisas conocidas y desconocidas.
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