«En el fondo, ahora se siente [...] que semejante trabajo es la mejor policía, que mantiene a todo el mundo a raya y que sabe cómo evitar con firmeza el desarrollo de la razón, la concupiscencia y el deseo de independencia. Puesto que emplea una cantidad enorme de energía nerviosa, la cual sustrae a las actividades de meditar, ensimismarse, soñar, preocuparse, amar, odiar.» Friedrich Nietzsche, Los aduladores del trabajo, 1881
La palabra trabajo proviene del latín tripalium que era un instrumento de azote utilizado por los romanos. Una gran cantidad de pueblos a lo largo de la historia de la humanidad vieron el trabajo como una circunstancia inevitable para poder sobrevivir, pero nunca tuvo el carácter de ser un valor en sí mismo. Las sociedades que no formaron estado como las investigadas por el célebre antropólogo Pierre Clastres (1) resultaban ser sociedades, que estando contra el “productivismo” producían lo necesario para vivir en términos relativamente apasibles, por ejemplo si les entregaban herramientas más eficaces, en vez de producir más, simplemente las empleaban para producir lo mismo en una menor cantidad de tiempo.
Este tipo de sociedades jamás formaron estructuras jerarquizadas como los estados modernos, ya que su población siempre se mantuvo belicosamente movilizada frente a cualquier tipo de concentración en un poder centralizado, es el estado el lugar en que se concreta una sociedad dividida en clases que puede desplegar diversos sistemas económicos, pasando por los imperios Inca o Azteca hasta el sistema-mundo capitalista (centro y periferia económica-cultural y un sistema inter-estado jerarquizado y una división de clases dentro de ellos) que actualmente existe. Todo estado implica un etnocidio en el sentido de fagocitar y destruir culturas, solo el estado de Chile se construyo sobre montañas de cadáveres de indígenas, pero lo que hace más profundamente etnocida a un estado es el capitalismo, ya que si la acumulación es infinita se requiere socavar hasta la última fibra de cualquier modo de vida incompatible, como se puede ver el hecho político antecede al hecho económico. El trabajo asalariado es ante todo una relación jerarquizada, en que en algún momento en circunstancias asociadas a incertidumbre, en términos de supervivencia biológica o psicológica, un grupo determinado toma por la fuerza el poder y por ende el control sobre los medios o recursos necesarios para la sobrevivencia.
El concepto de crecimiento económico parte de la falacia de que es posible establecer alguna fragmentación entre las especies y el ecosistema que las contiene (2), por lo que asegurar una armonía con el ecosistema no forma parte del plan y ese es un despliegue que nos conduce inevitablemente a un colapso ecosistemico, ideas como la deriva natural del biólogo Francisco Varela han puesto solidos cuestionamientos a esa idea de progreso indefinido.Entonces la dominación política ya sea una democracia o una dictadura que implica la jerarquización de la civilización (En la democracia la cuota de admisión para poder incidir la otorga la cantidad de dinero que poseas) requiere de individuos fuertemente especializados en areas muy especificas, que rara vez tendrán una noción en términos sistémicos de lo que realizan, la rutina es diaria e impostergable, una letanía interminable que paulatinamente nos desconecta de la experiencia inmediata en términos más amplios que la tarea a desempeñar, claro uno podría ser libre de no desempeñarla a riesgo de precarizar más aun la situación.
El despliegue tecnológico para poder generar los ritmos vertiginosos que requiere el capitalismo por otra parte ha hecho que se pueda prescindir de una gran cantidad de personas, ese es el ejercito de desempleados que crece día a día en el mundo, que si desea a lo mejor oponerse a la situación antes descrita se encontrara con que debe primero asegurar la supervivencia, mientras aquellos que están puestos en extensas jornadas laborales debilitados en términos psicológicos y biológicos difícilmente se tientan a presentar algún tipo de resistencia.
Si bien hay muchas legítimas demandas laborales, pocas veces se pone en juego la misma organización social jerarquizada y sus ciclos productivos, aunque puedan romper nuestros propios ciclos orgánicos, es necesario tener presente las necesidades particulares porque son acuciantes, pero no se puede perder de vista el contexto en el que están insertas. En un momento en la historia de la humanidad la discusión fue de quien eran propiedad los hijos de los esclavos, tal dilema no se supero sino que se eludió de una forma elegante, en que todas las personas nacerían libres e iguales pero no necesariamente con los mismos derechos sobre el mundo concreto, la revolución francesa cambio las palabras pero no necesariamente los hechos, ni hablar de la revolución rusa para ellos socialismo era trabajar y obedecer mucho.
La desjerarquización de la sociedad significa recuperar un dialogo entre iguales, no en el sentido de una homogeneidad cultural, sino en un punto en que podemos reconocer aquellas cosas que tenemos en común y aquellas que nos hacen diferentes sin que implique una asimetría de poder, tal idea idea ha sido tratada con más o menos justicia como utópica. Lo cierto es que la humanidad, en estos momentos básicamente, es un mero programa para la producción, eso es la educación hoy en dia, es un comportamiento semejante al de los insectos sociales como las hormigas, en cambio las posibilidades evolutivas en los primates tienen que ver con diversificar capacidades, no para generar una asimetría de poder sino para cultivar un refinado reconocimiento de los estados afectivos de los otros, sentirlo como otro legitimo. La jerarquización por lo mismo es la negación de la solidaridad, cada sociedad elige que afectos cultivar la nuestra lo hace con el miedo y la administración de los deseos, principalmente a través de la obediencia y la competencia desencarnada, se fragmenta a la humanidad en amos y esclavos en distintos grados.
La empatía o apoyo mutuo o como prefieran llamarla es una tendencia cultivable, está inscrita en nuestra biología (3) y aparece en nuestra experiencia consciente que es la “frontera” entre naturaleza y cultura, de acuerdo a biólogos como Francisco Varela, es esa experiencia la que se oscurece cuando repetimos una y otra vez la programación cultural que alimenta una sociedad jerarquizada, después de todo no estamos mirando, es la memoria en forma mecánica y automatica manifestándose, de ahí el dualismo mente-cuerpo y las patologías asociadas al estrés crónico, un camino desde la educación, trabajo o cárcel según sea la necesidad de la organización social jerarquizada.
Comprender en forma integral la sociedad jerarquizada, su relación con el ecosistema es reapropiarnos de nuestra experiencia consciente desde el cuerpo, en tiempo presente, es desde ahí que se pueden observar los condicionamientos sociales en que el trabajo más que ser una manera de proveerse lo necesario para vivir, pasa a ser la liquidación de cualquier potencial humano y un gran método de control social, a medida que la tecnología en vez de emplearse para solucionar los grandes problemas y preguntas de la humanidad se emplee en perfeccionar la tecnociencia necesaria para la organización social-económica jerarquizada, puede ir prescindiendo de una gran cantidad de personas, a una mitad la va a poner en ghetos con los que se regocijara haciendo caridad o encarcelándolos y a la otra mitad le dará empleo apaleando a los marginados.
Tal vez la primera acción es comprender y ponernos en juego a nosotros mismos y aquellos hábitos a los que estamos condicionados como es que el mundo este jerarquizado, a lo mejor desde ahí se puede fraguar un proyecto emancipatorio fundado en otra ética una más concreta basada en la horizontalidad y el apoyo mutuo (4).
Esta reflexión deliberadamente sintética se puede profundizar en estos textos:
(1) http://elvirusdelasubversion.
(2) http://elvirusdelasubversion.
(3) http://elvirusdelasubversion.
(4) http://elvirusdelasubversion.
Fuente: http://elvirusdelasubversion.
Magnífico artículo. El trabajo origina esclavitud y muerte.
ResponderEliminarSalud!
el trabajo es alienante, diría Marx
ResponderEliminarhttp://andamios1995.blogspot.com.ar/ te invito a mi blog :) un abrazo