¿Quién eres tú, muchacha sugestiva como el misterio y salvaje como el instinto?
Soy la anarquía Émile Armand
lunes, agosto 30
Entrevista a José Antonio Fortes
PREGUNTA ¿La condición de ser reconocido y conocido como intelectual es estar al servicio del poder?
RESPUESTA El capital necesita funcionarios intelectuales que a él se vendan, que estén a su servicio, y los tiene a sueldo. Les paga con dinero y con prestigio, con reconocimiento social, a ser posible mediante el espectáculo televisivo, mediante los mass media, mediante los aparatos de prensa y propaganda y publicidad. Estos ocupan lugares de poder, tanto de poder político como de poder económico e ideológico, son ricos y famosos, poderosos. Fuera de ellos, fuera de estos lugares, en lugares infernales pero radicales y fuertes estamos quienes, con nuestra fuerza de trabajo intelectual, como Viejos Topos, como Viejos Átopos, desnudamos y socavamos sus dominios, sus poderíos, sus servilismos.
En la línea de García Rúa y algunos otros, usted defiende que, más que transición, lo que hubo a la muerte del dictador fue transacción, pacto y traición de la izquierda a sus bases y después engaño y desmemoria... Al final, los temibles socialistas y peceros no eran tan rojos ni tan enemigos irreconciliables del fascismo ¿es así?
Sin duda, y a los hechos me remito. Aquello fue una falsa transición, una transición sangrienta, de traiciones, muertes, represión y silencios, que propició la impunidad histórica de los asesinos fascistas, estos mismos que todavía hoy alardean de su poder y lo ejercen. Aquella fue la historia hecha por los dirigentes que incluso se motejaban de “obreros” contra su base obrera. Todavía soportamos sus cambalaches, sus traiciones, ¿hasta cuándo?
Profesor Fortes, ¿cuándo cree que los empresarios y los bancos dejarán de aplaudir al poder político?
Nunca. Porque el Estado y todas sus instituciones, todos los aparatos del poder político, no son más que prolongaciones del primero y último de los poderes, de los poderes determinantes, los poderes económicos del capital. El juego y teatro de “la política” lo representan actores y hombres de paja puestos ahí para la defensa del modo de producción capitalista y sus ganancias, sus propiedades privadas. Son agentes cuya función política y estatal está en legalizar, en dar cobertura legal a las ganancias y demás corruptelas o delincuencias (legales, por tanto) del capital y sus personificaciones.
El anarquismo siempre ha sido más partidario de la acción y la praxis que de la teoría, ¿debemos inferir de esto que el anarquismo es un antiintelectualismo?
Sí y no. Sí, en cuanto estamos en contra de todo intelectualismo, ya sea en su forma de organización de intelectuales a sueldo del capital, ya sea en su forma de teoricismo, de pasividad intelectual, metidos entre las cuatro paredes de la teoría, de las elucubraciones teóricas. Así que, todos en contra del teoricismo. Así que, pasemos a la práctica. Pero, pasar a la práctica, a la acción, no de modo inconsciente, intuitivo, espontáneo, porque reproduciríamos el lavado de cerebro y el control que el capital nos tiene hecho desde la escuela, sino pensando y sabiendo cuales son los objetivos inmediatos y cuáles los objetivos a medio y largo plazo de nuestra emancipación, de nuestra rebelión y nuestra victoria.
Hoy se celebra con nostalgia la movida, pero ¿qué fue la movida?
Fue una fiesta de fuego fatuo, de fuego de artificio, donde aprendieron su primer oficio los intelectuales a sueldo del capital. Y si alguien, contrario a esta función primera, se mezcló entre sus filas, pronto lo pagó caro, lo pagó con su suicidio. Un suicidio que pudo ser real, físico, biológico; o social e intelectual, dejando de escribir y publicar, de cantar, de trabajar intelectualmente contra el capital y sus poderes.
Usted, con su libro, nos viene a decir que todos los Cela, Muñoz Molina, Elvira Lindo, Almudena Grandes, Caballero Bonald, Javier Cercas, Luis Antonio de Villena, García Montero, Felipe Benítez Reyes, etc. son los cantores del entreguismo y que con sus obras no hacen más que fabricar ideología al servicio del Estado, legitimando con sus libros la explotación de clase, la violencia y la delincuencia estructural de este capitalismo que padecemos. ¿Cómo es posible eso?
Es así de claro y evidente. Se produce diariamente delante de nuestros propios ojos y con nuestra forzosa o forzada contribución. Primero, porque se realiza costeado y pagado con el dinero que nos extraen de nuestra explotación, con dinero público. Segundo, porque son más ricos y famosos cuanto más y más eficazmente vendan sus mercancías culturales e ideológicas. Estas mercancías, sea en forma de canciones, en cine,
en televisión, en novelas, en poesía, solo hablan de amor y sentimientos como sumisión al capitalismo, como una especia de terapia ante sus males, ante los males del capitalismo y sus delincuencias legales, sus violencias legitimadas, sus crímenes históricos. Son mercancías culturales que consumimos y que con ello alimentan y aumentannuestra alienación.
¿Qué diferencia hay entre la generación del 27 y estos de hoy?
La llamada generación del 27 es un fraude, aquello fue un grupo de señoritos de la literatura cuyo culto oculta la realidad intelectual durante los años 1920-1936. Hoy son los modelos de nuestros actuales intelectuales de consumo, que podemos considerar sus discípulos por tanto, sus epígonos. Aquellos fueron unos representantes de las élites dirigentes, con un origen de clase burgués, con una permanencia de clase dentro de los objetivos e intereses de la burguesía en bloque. Hoy, la producción de cultura e ideología es una producción no elitista sino masiva, para
dominar y someter a las clases subalternas, para reconvertirlas en clases consumistas, ciegas y adictas al consumo salvaje. ¡Consuma, siga usted consumiendo intelectuales guapos y famosos, del rojerío a ser posible!
El mito de Federico García Lorca parece, por lo que usted defiende, que es una construcción postmorten de Rafael Alberti, el PCE y el Ministerio de Instrucción Pública de la República que llega hasta nuestros días amplificado. Las declaraciones de Luis Cernuda y Antonio Machado sobre el particular, al decir que "el pueblo que Federico amaba no era precisamente el que canta la Internacional" y Carlos Morla añadiendo que "el partido de los pobres" con el que se identificaba Lorca era "el partido de los pobres buenos" de Jose Antonio Primo de Ribera son, cuando menos, escalofriantes dado el circo que hay montado en torno al poeta, que nos puede decir al respeto.
Lorca fue un intelectual orgánico de la burguesía que escribe en defensa de sus intereses de clase.
Profesor Fortes, ¿dónde está la literatura obrera? ¿Nos podría poner algunos libros como ejemplo para rastrearla?
Hoy no hay literatura obrera. Habrá que escribirla, hay que hacerla, hoy ya podríamos encontrar algo de sus comienzos en los poemas que usted mismo escribe, en los de Enrique Falcón o en la reciente novela de Fernando Ventura, Vida accidental de un anarquista.
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