Gieseke nos acerca todavía más al cuadro. Gracias a su trabajo en tres dimensiones, podemos hacer un recorrido entre las figuras de la tela, que aparecen voluminosas, individuales y más expresivas que nunca. Detalles que no habríamos sabido apreciar en el cuadro real, se nos revelan para mostrarnos las bocas abiertas de sufrimiento, las manos alzadas al cielo y los ojos desternillados de dolor. La autora no ha estado sola en su empresa. Ha contado con la inestimable colaboración de dos músicos: un violonchelista y un guitarra, interpretando la dulce “Nana” de Manuel de Falla.
La idea viene de los rompecabezas. La autora cuenta que cuando montamos un puzle, prestamos más atención a los detalles, y deconstruimos de alguna manera, mundos cargados de pequeñas cosas que pasan desapercibidas ante nuestros ojos. Pablo Picasso, que recibió la noticia del bombardeo en París, pintó su obra magna desde la distancia. La cargó con un imaginario repleto de ideas y emociones que no son de fácil desmarañar. La ocasión que nos regala Lena, es una buena oportunidad para adentrarse todavía más en la obra, y descubrir todo lo que Pablo Picasso le quiso decir a este país.
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