El lenguaje no solo es el elemento por el cual dotamos de sentido a
nuestra realidad inmediata, sino que también nos constituye como
sujetos, articulando nuestras identidades, individuales y colectivas.
Por lo tanto, adquiere automáticamente un marcado sentido político. A su
vez, es una construcción social que se reproduce y reconfigura
constantemente. Es plástico y maleable, como la propia identidad
subjetiva. Este artículo repasa algunos de los muchos casos de
manipulación del lenguaje que nos ofrece la historia reciente. Desde los
eufemismos de los medios hasta la reinterpretación interesada de hechos
históricos, imprescindible para cualquier identidad nacionalista,
pasando por los ejercicios de exclusión, desplazamiento y olvido que han
sido necesarios para acabar con la cultura y la identidad propias de
las clases populares. Y sobre todo el texto pende una ominosa certeza:
cuando la narración no fue suficiente para lograr estos objetivos, no
faltó la retórica de las balas.
Autor: Antonio Orihuela
Edita: piedrapapellibros
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