Quisieron pero no pudieron...
Quisieron embrutecernos y despertaron ternuras.
Quisieron encarcelarnos y florecieron libertades como flores.
Quisieron matarnos a ojos del mundo y brotó de los labios la sonrisa, la vida.
Quisieron comprarnos pero no se compra el aire, ni el cielo, ni los sueños.
Quisieron dividirnos y en la unidad encontramos nuestra razón de ser.
Quisieron ser nuestros amos pero nos rebelamos.
Quisieron decirnos proscritos y nos hicimos bandidos románticos, libres.
Quisieron engañarnos con cuentos y de la verdad construimos un camino.
Quisieron juzgarnos y condenarnos y en su condena nos confirmamos más humanos.
Quisieron la política. Nosotros la razón de la Anarquía.
Quisieron policías, códigos, cárceles, y nosotros quisimos libertad e igualdad.
Quisieron marginarnos de la historia, pero fuimos y somos nosotros los que la hacemos cada día, con cada acción, con cada idea, con cada momento.
Quisieron aislarnos y nos hicimos más fuertes.
Quisieron decirnos qué pensar, pero nosotros ya teníamos un pensamiento.
Quisieron someternos por medio de verdugos inhumanos, pero no pudieron...
Quisieron torturarnos y lo consiguieron... pero nada más que eso.
Quisieron multiplicar los barrotes y los hicieron... pero nada más.
Quisieron nuestras almas, entonces, y les respondimos con dignidad y burla.
Quisieron nuestra dignidad y recibieron a cambio nuestra indiferencia.
Quisieron nuestro orgullo, pero no se lo dimos.
Quisieron vernos arrastrar, pero caminamos erguidos.
Quisieron asustarnos con oscuras mazmorras y la libertad nos dio valor.
Quisieron que nos sintiésemos solos y brotó la solidaridad y la ternura.
Quisieron jueces y tribunales para nosotros, los rebeldes, y no los reconocimos.
Quisieron dar ejemplo y nos encarcelaron, nosotros nos escapamos.
Quisieron, entonces, una cárcel dentro de la cárcel y crearon la universidad de hombres libres.
Quisieron las guerras y nosotros la paz.
Quisieron quitarnos, nosotros compartir.
Quisieron asesinarnos y nos mataron a muchos... pero luego vinimos otros, y después de nosotros otros más, y muchos más detrás de ellos.
Quisieron humillarnos y se encontraron con que éramos ya demasiado libres.
Quisieron un mundo sólo para ellos, donde explotarnos, y nos negamos a ello.
Quisieron acumular las riquezas pero nosotros las repartimos, se las quitamos.
Quisieron llamarlo delito y nosotros lo llamamos anticapitalismo, reparto de la riqueza, cultura del bienestar.
Quisieron convertirnos en cadenas y fuimos balas veloces disparadas, martillos.
Quisieron, por último, callarnos, pero gritamos y gritamos la palabra libertad.
... Y ahora quieren prohibirla, ocultarla, matarla, para que otros no escuchen y no oigan: pero no podrán...
Quisieron embrutecernos y despertaron ternuras.
Quisieron encarcelarnos y florecieron libertades como flores.
Quisieron matarnos a ojos del mundo y brotó de los labios la sonrisa, la vida.
Quisieron comprarnos pero no se compra el aire, ni el cielo, ni los sueños.
Quisieron dividirnos y en la unidad encontramos nuestra razón de ser.
Quisieron ser nuestros amos pero nos rebelamos.
Quisieron decirnos proscritos y nos hicimos bandidos románticos, libres.
Quisieron engañarnos con cuentos y de la verdad construimos un camino.
Quisieron juzgarnos y condenarnos y en su condena nos confirmamos más humanos.
Quisieron la política. Nosotros la razón de la Anarquía.
Quisieron policías, códigos, cárceles, y nosotros quisimos libertad e igualdad.
Quisieron marginarnos de la historia, pero fuimos y somos nosotros los que la hacemos cada día, con cada acción, con cada idea, con cada momento.
Quisieron aislarnos y nos hicimos más fuertes.
Quisieron decirnos qué pensar, pero nosotros ya teníamos un pensamiento.
Quisieron someternos por medio de verdugos inhumanos, pero no pudieron...
Quisieron torturarnos y lo consiguieron... pero nada más que eso.
Quisieron multiplicar los barrotes y los hicieron... pero nada más.
Quisieron nuestras almas, entonces, y les respondimos con dignidad y burla.
Quisieron nuestra dignidad y recibieron a cambio nuestra indiferencia.
Quisieron nuestro orgullo, pero no se lo dimos.
Quisieron vernos arrastrar, pero caminamos erguidos.
Quisieron asustarnos con oscuras mazmorras y la libertad nos dio valor.
Quisieron que nos sintiésemos solos y brotó la solidaridad y la ternura.
Quisieron jueces y tribunales para nosotros, los rebeldes, y no los reconocimos.
Quisieron dar ejemplo y nos encarcelaron, nosotros nos escapamos.
Quisieron, entonces, una cárcel dentro de la cárcel y crearon la universidad de hombres libres.
Quisieron las guerras y nosotros la paz.
Quisieron quitarnos, nosotros compartir.
Quisieron asesinarnos y nos mataron a muchos... pero luego vinimos otros, y después de nosotros otros más, y muchos más detrás de ellos.
Quisieron humillarnos y se encontraron con que éramos ya demasiado libres.
Quisieron un mundo sólo para ellos, donde explotarnos, y nos negamos a ello.
Quisieron acumular las riquezas pero nosotros las repartimos, se las quitamos.
Quisieron llamarlo delito y nosotros lo llamamos anticapitalismo, reparto de la riqueza, cultura del bienestar.
Quisieron convertirnos en cadenas y fuimos balas veloces disparadas, martillos.
Quisieron, por último, callarnos, pero gritamos y gritamos la palabra libertad.
... Y ahora quieren prohibirla, ocultarla, matarla, para que otros no escuchen y no oigan: pero no podrán...
Extraído del libro "Que la lucha no muera. Ante la adversidad, rebeldía y amistad", recopilatorio de textos, poemas y reflexiones del compañero Xosé Tarrío publicado por la Editorial Imperdible (Madrid).
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