Cuando la multitud hoy muda, resuene como océano.

Louise Michel. 1871

¿Quién eres tú, muchacha sugestiva como el misterio y salvaje como el instinto?

Soy la anarquía


Émile Armand

domingo, julio 12

“El amanecer de la Nada” por la Conspiración de Células del Fuego

La nueva guerrilla urbana rechaza la sociedad actual y sus valores. Deroga los valores de aquella sociedad y por medio del nihilismo reconstruye y descubre unos nuevos conceptos. Pero frecuentemente el nihilismo está entendido como un concepto vago y abstracto. Algunxs lo confunden con un pesimismo filosófico, otrxs con un arrogante y degenerado pseudoegoismo. No vamos a presentar la definición etimológica de la palabra “nihilismo”, sino que hablaremos del significado que este adquiere en los textos y en los ataques de la guerrilla anarquista. Empezamos por una conclusión que viene de lo que hemos vivido.

A pesar de todo nuestro odio hacia el mundo del Poder y su civilización, no podemos ocultar que somos siembra de esta época. Su veneno lo encontramos por todos lados, puesto que los ídolos del Poder acechan en cada uno de los aspectos de nuestra vida. Incluso nosotrxs mismxs, que siendo anarquistas rechazamos la civilización actual, ¿cuántas veces durante los momentos más liberadores nos tropezamos con nuestro lado “malo”? Dentro de nuestro grupo, en nuestras amistades y en nuestros amores, puede todavía existir la sombra del Poder, la posesividad, la copia de prototipos, la pálida imitación de papeles sociales, las divisiones, los pseudoegoismos…

El hecho de que somos anarquistas no significa que estemos impolutxs y esterilizadxs de la sociedad actual y de su civilización. Sin embargo, significa que estamos en permanente guerra contra ella, aspirando a sacudir de nuestro interior y de nuestro alrededor todas las costumbres y hábitos autoritarios junto con sus residuos. En esta guerra el nihilismo funciona como purgador. Y eso porque no habla simplemente sobre una más liberada reformulación de las relaciones sociales, sino sobre la destrucción total de esas últimas y sobre su reconstrucción desde cero a base de unos nuevos valores que van a surgir tras la anarquía. Cuanto más en el fondo destruyes tanto más intensamente crearás las presuposiciones para una nueva y radical regeneración.

El nihilismo por medio de la acción directa contribuye violentamente a la destrucción de todos los ídolos de la civilización moderna y saca de su pedestal todos esos valores que hoy en día están socialmente aceptados. Todos los valores y todas esas prisiones morales de los compromisos quedan anihilados y liberados de la sombra del Poder, mientras que unos nuevos significados se van creando. El nihilismo es la vida que se mueve hacia las infinitas posibilidades de liberación. Quizá todo eso suena muy abstracto. Pues, hablemos de manera un poco más tangible. Porque la poesía del nihilismo al mismo tiempo crea las ruinas de ese mundo. Especialmente hoy en día observamos como la percepción anarquista se confunde y mezcla con los residuos de unas teorías mutiladas y de unas ideologías invalidas. Frecuentemente aparece una repugnante mezcla de anarquía con unos análisis puramente económicos, con marxismo científico, con obrerismo, con democracia directa o comunización. De esta manera la anarquía queda lisiada y empobrecida, se limita y retrocede. Pierde su vivacidad y su crítica, corriendo peligro de volverse una ideología muerta más.

Al leer y debatir los análisis y textos que circulan en el ámbito anarquista, especialmente ahora con la crisis económica, vemos que predominan especulaciones expresadas en un lenguaje totalmente seco. El lenguaje del pasado y de una ideología muerta. Por ejemplo, una de las cuestiones centrales en esas discusiones es la propuesta de la autogestión de los medios de producción. Es decir, el problema con mucha facilidad se centra en quién tenga en sus manos los medios de producción. Algunxs ya van fantaseando sobre autogestionados servicios públicos, órganos de beneficio público, etc. Pero algo así no cambiará la esencia del mundo. Al contrario: ese punto de vista obrerista que ve el apropiarse de los medios de producción como proyecto motriz de liberación, de hecho no sólo es incapaz de cuestionar el mundo del Poder sino que además lo reproduce. Lo reproduce porque manteniendo el masivo proceso productivo, aunque sea en su forma autoorganizada, conserva el trabajo especializado, el control tecnológica, las metrópolis y la sociedad de masas.

Por lo tanto la pregunta es: ¿quizás estamos aceptando las condiciones y procesos del mundo autoritario, porque pensamos que podemos transformarlos en unas condiciones y procesos liberadores?

En nuestra opinión, ninguna liberación puede llegar tras la autogestión de la miseria y de la producción heredadas del mundo del Poder. Así la cuestión no puede limitarse simplemente a ¿quién tiene los medios de producción: lxs capitalistas o lxs trabajadorxs? Con el nihilismo la cuestión va más allá, hasta destruir por completo aquellos medios de producción.

Igualmente la existencia de las metrópolis modernas es una cuestión más que debemos de abarcar. No tiene sentido hablar sobre la anarquía y la liberación si estas no van juntas con la destrucción de las grandes ciudades. Y cuando decimos “destrucción de las metrópolis” no tenemos en mente sólo lo de quemar y derrumbar las cárceles, las comisarías, los ministerios y los demás símbolos del Poder. Lo entendemos como la destrucción nihilista de todos los fundamentos estructurales de las ciudades. Las metrópolis con su arquitectura constituyen una edificación autoritaria que está al servicio del sistema actual. Se trata de un inmenso y densamente poblado desierto social. Una fábrica social que funciona sin parar, un ambiente artificial que produce soledad y enajenación, que establece la dictadura de las mercancías, el control de conductas sociales, la normal circulación del dinero, la existencia de zonas de trabajo, zonas de entretenimiento, zonas residenciales, etc. Además, las metrópolis están destinadas a ser pobladas por sociedades multitudinarias. Sociedades de masas que para organizar y cubrir sus propias necesidades, terminan en unos centralistas modelos de organización social.

Asimismo, la sobresaturación de la gente propicia la jerarquía piramidal y deroga a los alcances equivalentes. Por esto, con el nihilismo y la anarquía propagamos el derribo arrasador de las ciudades y la destrucción de la sociedad. La liberación de la gente es acabar con la dimensión de masa que tiene la sociedad y crear pequeñas y autónomas comunidades. Solamente tales comunidades propician la comunicación, el crear juntamente, el debate, la experiencia personal y la vivencia colectiva. Al mismo tiempo, el nihilismo anarquista rechaza a la aterciopelada y camuflada opresión civilizadora. Todos los logros de la civilización dominante, todos los momentos de su cultura y sus pensamientos, pertenecen al mundo del Poder. Incluso la música, el cinematógrafo y la literatura frecuentemente sirven como propaganda del Dominio. Es por eso que se producen en forma de objetos/artículos para el consumo de masas, lo hacen las correspondientes industrias de música, de cine, etc. Con sus representaciones artísticas reproducen modelos de conducta social y de mentalidad como también fortalecen la intrincada red que actualmente aprisiona nuestras vidas. Incluso el arte alternativo promulgado por la subcultura aparentemente disidente, en realidad funciona sólo como una válvula de descompresión. Sus supuestamente subversivos mensajes y su non-conformista y poco peligroso carácter, no son más que una “libertad” ofrecida por el sistema que así produce su propia forma de disidencia. 

De este modo lo puede asimilar muy fácilmente, convirtiéndolo en el consumo de películas alternativas, de música alternativa y de diversión alternativa. En pocas palabras, es el mismo sistema el que ofrece una manera ya preparada para que lo rechaces, pero sin que vayas a molestarlo o a constituir una amenaza para él.

Frecuentemente la civilización no nos permite ver el mundo en su dimensión natural. Las invenciones culturales de los seres humanos moldean las teorías muy complejas, las formalidades educadas, los papeles sociales separados y las actitudes fingidas que nos alejan de la alegría que es la esencia de la vida. Al contrario, el nihilismo es en cierto sentido la opción de autenticidad. No necesitamos todos esos disfraces adquiridos y civilizadores para poder disfrutar de los valores y los placeres de nuestro ser. Por esto proponemos destruirlo todo. No basta con abolir el Estado y sus instituciones para saborear la libertad, se precisa una destrucción nihilista de la percepción del mundo que tenemos hasta ahora. Destrucción de una percepción antropocéntrica que nos pone en el centro del universo, como si todo fuera girando a nuestro alrededor. Una percepción semejante ineludiblemente crea mecanismos autoritarios que hace que queramos expandirnos y dominar a la naturaleza, a los animales y, lógicamente, a otros seres humanos. Destruyan, destruyan, destruyan, hasta que lleguemos a eliminar nuestra vida vieja para construir algo anárquico y libre. Y mientras que exista el recuerdo del Poder, ya que este se lo pasa bien en nuestro interior, la destrucción tiene que ir mucho más a fondo, tiene que ser consciente y continua…

En pocas palabras podríamos decir que el nihilismo es detonador de la anarquía. Es el continuo poner en duda y cuestionar, que lo ve todo críticamente, continuamente evolucionando la anarquía. Al mismo tiempo no permite que la anarquía se convierta en La nueva guerrilla urbana anarquista un nuevo orden dirigente. El nihilismo es aquella situación que puede hacer que las palabras sí digan algo que no se ha dicho hasta ahora y que los colores revelen algo que no ha sido visto hasta ahora. Es la revelación de una nueva vida que golpea, ataca y deroga las restricciones y limitaciones del Poder, de las ciudades, de la sociedad, de la civilización y de los medios de producción. Es una tentativa de realmente comprender nuestra vida, una tentativa que la libera de la actual complejidad del técnico y tecnológico ambiente en el que vivimos. De este modo lleva la vida a un estado de consciente simplicidad, ahí donde las emociones y los pensamientos derogan a las reglasy a los límites.

De esta manera aportamos a la destrucción de la sociedad burguesa, teniendo como objetivo tanto derrumbar sus fundamentos como también el derribo total de la idea actual del disfrute y el gozo. Abandonamos el culto de los objetos en el mundo de las cosas muertas y nos llenamos de insaciabilidad de los deseos, del intelecto y de los sentimientos. Nos negamos a que los cálculos fríos y su certeza se encarguen de nuestra vida. Las relaciones humanas tienen que ser basadas en la pasión, porque si no, se hundirán en el aburrimiento y la repetición.

Por esto, aunque las probabilidades de liberación son desconocidas en cuanto a su perspectiva, la evolución y el moverse son más preferibles que la seguridad del estancamiento. Porque de la inmovilidad lo único que puedas esperar es la muerte. En realidad ni la anarquía ni el nihilismo ofrecen garantías, pero los dos sí ofrecen la vida. La vida no va sin movimiento, sin evolución o sin conflicto. Los conceptos mismos de la amistad, de la comunicación y del amor serán probados con una nueva intensidad y con una nueva pasión. Lo único cierto es que se despedirán representaciones que hoy en día son todas falsas y envenenadas.

Con su mareante forma, el nihilismo se levanta irrespetuoso y provocador frente a todas las ideologías “revolucionarias” que quieren predeterminar las sociedad futuras que ellas mismas evangelizan. Esas ideologías revolucionarias nos recuerdan a alguien que intenta encerrar todo un mar en una botella. La vida y la anarquía no son un manual de uso que te enseña como descubrirlas. Ni la ruptura con el Poder ni la acción directa anarquista prometen soluciones, sino experimentan con las infinitas eventualidades de libertad en que cada uno y una a su vez crea una nueva probabilidad. Esto que hoy en día es nuevo, mañana será viejo y tiene que ser superado. Cada uno de los respiros necesita el siguiente. Así construimos la nueva Persona Libre en una vida anárquica. Ahí donde todo es posible…


Conspiración de Células del Fuego [de la primera fase] / FAI/ FRI
LA NUEVA GUERRILLA URBANA ANARQUISTA
CONSPIRACIÓN DE CÉLULAS DEL FUEGO

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