La anarquía es un estado de existencia libre de autoridad
coercitiva, en el que se estaría en libertad de determinar la propia
vida cada un@ elija, a imagen de sus propias necesidades, valores y
deseos individuales, sin permitir sin embargo que su campo de acción abarque la vida de otr@s que no lo hayan elegido así.
Un mundo no-autoritario conllevaría libertad de asociación, por
lo tanto es incompatible con la monarquía, la oligarquía o la
democracia.
Much@s de quienes se llaman a si mism@s “anarquistas”, aunque afirman no
negar la importancia de la asociación libre, luchan por una sociedad
más democrática donde las entidades corporativas y estatales sean
reemplazadas por municipalidades controladas por la comunidad,
federaciones industriales controladas por l@s trabajador@s, y así
sucesivamente. Quienes desean vivir libremente según su propia voluntad
tienen razones para sentirse amenazad@s por todas las organizaciones a
gran escala, porque son tanto imperialistas como jerárquicas, aunque
pretendan ser o denominarse “democráticas” (como si la subordinación del
individuo a la mayoría fuera algo deseable).
L@s human@s son sociables por naturaleza – poc@s desean
vivir sol@s como ermitañ@s (aunque la libertad de vivir como tal no se
puede negar). Sin embargo, l@s human@s son también selectivamente
sociables – no simpatizan con todo el mundo, y sería una opresión
esperar que fuera así. De forma natural, la gente establece relaciones
con otr@s con l@s que se identifican por compañía y apoyo mutuo. Tal ha
sido el caso a lo largo de la historia humana. Sólo en la historia
reciente la gente ha entrado en organizaciones de masas compuestas por
miembros que no necesariamente se conocen o gustan un@s a otr@s. Tales
organizaciones no se han formado a causa de su necesidad para la
supervivencia. Durante más del 99% de la historia humana, la gente
disfrutaba de asociaciones cara-a-cara dentro de acuerdos de familia
extendida, y algunas culturas continúan haciéndolo. Aquell@s incapaces
de llevarse bien en su grupo o tribu son libres para buscar compañía en
otra parte o para vivir sol@s. Este modo de asociación funciona bien –
l@s miembr@s de sociedades autosuficientes en pequeña escala pasan
habitualmente de 2 a 4 horas al día ocupad@s en actividades de
subsistencia. Aunque ocasionalmente pasen hambre, habitualmente comen en
abundancia, y disfrutan de un tiempo de ocio mucho más amplio que
aquell@s que viven en sociedades de masas. Las culturas
indígenas que aún permanecen intactas hoy en día prefieren su modo
tradicional de vida, y muchas están actualmente protagonizando una
impresionante resistencia política contra las corporaciones y gobiernos
que quieren forzarlas a formar parte de la sociedad de masas para que su
tierra y trabajo puedan ser explotados. La gente raramente entra en
organizaciones de masas sin ser forzada, ya que roban su autonomía e
independencia.
El surgimiento de la civilización se basó en la
producción masiva obligatoria. Cuando ciertas sociedades comenzaron a
valorar la productividad agrícola sobre todo lo demás, sometieron
forzosamente a todas las formas de vida dentro de la extensión de sus
ciudades para ese propósito. Las comunidades de gente que deseaban
cazar, pescar, forrajear, cultivar huertos o pastorear en la tierra para
propósitos de subsistencia serían masacrad@s despiadadamente o
esclavizad@s, y los ecosistemas que habitaban fueron convertidos en
tierras de cultivo para alimentar a las ciudades. Sólo aquell@s que
estaban dedicad@s por completo en el cultivo y en la producción animal
fueron permitidos en los campos circundantes. L@s que vivían dentro de
las ciudades eran prisioner@s, mercaderes, u oficiales públicos ocupad@s
en tareas administrativas y de control social. La organización social
ha pasado a ser más compleja, avanzada tecnológicamente y amplia en su
alcance a través de los siglos desde el inicio de la civilización en el
“Creciente Fértil” (1) de Oriente próximo. Sin embargo, la vida no
humana todavía es sacrificada y eliminada para el uso humano (y cada vez
a una mayor velocidad), y l@s human@s todavía son forzad@s a vivir como
los sirvientes de su cultura y sus instituciones dominantes como un
requisito para la existencia. La supervivencia por medios directos está
prohibida – para habitar una tierra, un@ debe pagar continuamente un
alquiler o una hipoteca, lo que requiere la dedicación para alcanzar una
posición económica en la sociedad, dejando insuficiente tiempo restante
para la caza o el cultivo (y mucho menos tiempo de ocio para
acompañarlo). La educación pública contribuye a garantizar que poca
gente sea capaz de aprender a sobrevivir con independencia de la
economía.
El capitalismo es la actual manifestación dominante de
la civilización. La economía bajo el capitalismo está en gran medida
dirigida por organizaciones que cuentan con la aprobación del estado
llamadas corporaciones, que poseen el mismo status legal que l@s
individuos, limitando y protegiendo así la responsabilidad de sus
participantes. Las corporaciones existen con el propósito de beneficiar a
l@s accionistas – l@s emplead@s por las corporaciones son legalmente
requerid@s para perseguir el beneficio por encima de todas las demás
posibles preocupaciones (p. ej., la sostenibilidad ecológica, la
seguridad laboral, la salud de la comunidad, etc.), y pueden ser
despedid@s, demandad@s, o sancionad@s si hacen lo contrario. El
capitalismo deja muy poco espacio para que la vida no-humana florezca de
un modo no servil (esto es, en ecosistemas salvajes, en lugar de en
establos, jaulas de batería o plantas madereras), y casi ningún lugar
para l@s individu@s que no quieren gastar sus vidas trabajando sin parar
para la innecesaria e interminable producción de mercancías. La mayoría
de la gente pasa casi todo su tiempo ocupad@s en un trabajo sin
sentido, monótono, reglamentado y a menudo dañino física y mentalmente,
para pagar sus facturas, o a causa de una absoluta necesidad financiera,
o porque no saben que podría haber otro camino. Debido a la
idiotización, alineación e impotencia que tanta gente experimente
durante el curso de sus vidas cotidianas, nuestra cultura muestra unos
altos índices de depresión, enfermedad mental, suicidio, adicción a las
drogas, y relaciones disfuncionales y basadas en el abuso, junto con
numerosos modos indirectos de existencia (p. ej., televisión, películas,
pornografía, video-juegos, etc).
La Civilización fue el génesis del autoritarismo
sistémico, la servidumbre obligatoria y el aislamiento social, no el
capitalismo per se. En el contexto de esta perspectiva, l@s
divers@s socialistas, comunistas, y el amplio surtido de
anarco-izquierdistas (sindicalistas, ecologistas sociales, etc) que
pretenden abolir el capitalismo sin atacar la civilización en su
conjunto son simplemente reformistas. La complejidad social que es la
civilización se hace posible por la coerción institucionalizada. Los
grupos políticos antes mencionados no desean acabar con la coerción,
sino democratizarla – esto es, extender la participación popular a su
aplicación.
Aparte de los repulsivo de animar a la gente a
participar en actos opresivos, hay que señalar que la democracia directa
es un ficción dentro del contexto de la sociedad de masas. En una
asociación que se expande a una escala mayor de la que es posible para
las relaciones cara a cara de sus participantes, la delegación de
responsabilidades en representantes y especialistas se convierte en
necesaria para que se lleven a cabo los fines de la asociación. Incluso
si el consenso o el voto de la mayoría determina a quien se elige para
participar en la toma de decisiones o las responsabilidades
administrativas, l@s elegid@s nunca están por completo bajo el control
del electorado cuando actúan cumpliendo con sus deberes. Un mandato
estricto sobre las decisiones o el comportamiento de l@s delegad@s o
especialistas implica la supervisión constante por el conjunto del
grupo, lo que frustraría el propósito de una división del trabajo. El
poder volver a llamar de forma inmediata a est@s delegad@s también
depende de la posibilidad de tal control. Adicionalmente, l@s delegad@s
elegid@s reciben más tiempo y recursos para preparar y presentar sus
visiones y argumentos que una persona corriente, que les proporcionan
por lo tanto una gran ventaja para ser capaces de salirse con la suya
por medio de la manipulación propagandística y el engaño. Incluso si el
grupo en su conjunto determina todas las políticas y gestiones (lo cual
es de por si imposible cuando se requiere conocimiento especializado), y
a l@s delegad@s solo se les asignan los deberes de hacerlas cumplir,
todavía podrán actuar según su propia voluntad cuando no estén de
acuerdo con las normas y estén segur@s de poder escapar al castigo por
ignorarlas. La democracia es necesariamente representativa, no directa,
cuando se practica a gran escala – y la democracia representativa es
precisamente el tipo de sistema político practicado actualmente. La
abolición de la jerarquía requiere el destronamiento permanente de
gobernant@s y jefes, ya sean elegid@s o no, y por lo tanto también
requiere que se rechace la sociedad de masas.
Dado que las organizaciones de masas valoran la
producción más que la autonomía personal o comunitaria, son
necesariamente imperialistas en su alcance, destruyendo o esclavizando
toda la vida que se encuentre en su camino. Sin embargo, la producción
no es un valor irrelevante u opcional del que la sociedad de masas pueda
prescindir mientras continúa existiendo. Si las ciudades no son
auto-suficientes en la producción de su propia comida, se apoderarán de
las áreas circundantes para uso agrícola, volviéndolas inhóspitas tanto
para los ecosistemas no-humanos como para las comunidades humanas
auto-suficientes. Este área se expandirá en relación a cualquier
incremento de la población o la especialización del trabajo que
experimente la ciudad. Se podría argumentar que la producción industrial
se podría mantener, mientras que al mismo tiempo se la haga disminuir
considerablemente, dejando a los ecosistemas y a los pueblos
no-industriales algún espacio para coexistir. En primer lugar, esta
propuesta invita a preguntarse porqué la civilización industrial debería
tener prioridad sobre las otras formas de vida, permitiéndose
dictaminar a quienes no participan en ella a cuanto espacio exactamente
tienen derecho. Es también cuestionable si es incluso posible para una
sociedad alcanzar un “equilibrio” entre la opulencia de la alta
tecnología y la sostenibilidad ecológica sin privar del derecho a
participar en la toma de decisiones a grandes sectores de la población
activa o empleando un detallado esquema de planificación social
autoritario.
La complejidad estructural y la jerarquía de la civilización
deben ser rechazadas, junto con el imperialismo político y ecológico que
propaga a través del planeta. No es posible para l@s seis billones de
habitantes actuales del planeta sobrevivir como cazador@s-recolector@s,
pero es posible para aquell@s que no pueden cultivar su propia comida en
espacios sensiblemente más pequeños (comparados con el tamaño de los
agotados y envenenados campos de las agro-industrias de hoy), como se ha
demostrado por la permacultura, la jardinería orgánica, y las técnicas
de horticultura indígenas. Se requieren aparatos de gestión e
instituciones de control social para administrar la producción e
intercambio de mercancías dentro de una economía basada en la división
del trabajo, pero no son necesarios cuando los individuos y pequeñas
comunidades toman el control de sus propios medios de vida. El rol de la
jerarquía y la reglamentación solo desaparecerá cuando la gente
comience a de nuevo a encargarse de sus necesidades directamente
mediante una relación inmediata con la tierra. El entorno vivo sólo se
preservará y restituirá a su vibrante estado natural una vez que se
desmantelen los instrumentos de la producción masiva. La anarquía y la
autonomía sólo se desarrollarán una vez que la gente aprenda de nuevo a
sobrevivir independientemente del cáncer que es la civilización
industrial, y finalmente lo destruyan.
(1) Término popularizado por el orientalista
norteamericano James Henry Breasted (1865-1935) que hace referencia al
área de Oriente Medio de donde son originarias las civilizaciones de esa
zona y de la Cuenca Mediterránea [n.d.t.]
–
Anti Copyright, 2001.
chrswlsn@yahoo.com
Traducción: Ecotopia / Palabras de Guerra
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