Cuando la multitud hoy muda, resuene como océano.

Louise Michel. 1871

¿Quién eres tú, muchacha sugestiva como el misterio y salvaje como el instinto?

Soy la anarquía


Émile Armand

martes, abril 19

Algo grande va a acontecer

 


Si oyes decir

que nada nuevo ocurre,

que todo está callado

y las naves varadas,

niega tres veces con la cabeza

y no mires atrás.

Hay una multitud aquí y no es silenciosa,

está inundando los caminos,

exigiendo el fin del mundo,

reclamando el comienzo del mundo.

 

Si oyes decir

que ya nadie protesta,

remueve los hormigueros con una hoz;

hay huestes de amantes

con piedras y antorchas en los puños

en cada rincón de las fábricas,

junto al charco de aceite y sangre,

junto a la máquina de cercenar dedos y futuros,

cerca de ti,

muy lejos de ti.

 

Algo grande va a acontecer.

 

Si perjuran que la huerta va a desaparecer

y la aldea arde por culpa de la ciudad

o viceversa,

si crees que este año será el último

en el que tu abuela recogerá las patatas

y temes verla llorar cuando se percate

del parecido de las arrugas en sus pieles,

coge la horca,

clávala bajo la sociedad de consumo;

hay un detonador escondido

entre los tallos de las judías.

 

Cava con energía

la tierra de la desmemoria,

es sólo cuestión de agilidad en las articulaciones,

es tan sólo cuestión

de perderle el miedo a la violencia,

a la explosión ineludible.

 

Cuando des con el punto medio

Aristóteles llevará muerto una eternidad,

pero tú aún puedes reventar la metrópolis

y comenzarlo todo de nuevo.

 

Algo grande va a acontecer.

 

Se agostan cosechas

que nunca antes se marchitaran,

pero tú ya sabes de dónde nace el pánico,

a cuánto está el quilo de carcoma

o de cuántas maneras

puede una niña morir

antes de pintar el primer borrón

en la superficie rendida

de una pared de cal.

 

También sabes, sin embargo,

parir el grano de la abundancia,

copular con los hórreos por las noches

y preñarlos de todas las mañanas posibles,

inventar nuevas maneras de decir

siega,

maja,

cosecha;

y sabes que el sistema

no sobreviviría al regreso por sorpresa

de todas las formas en las que un pueblo

puede volver a amarse a sí mismo.

 

Algo grande va a acontecer.

 

Sal ahí fuera y contempla

cómo se retuerce el árbol

antes del incendio,

cómo se diseña

la forma imperfecta de una nómina,

cómo arde

un contrato por obra y servicio

y tus pupilas con él;

escucha la música del progreso,

el ruido de la motosierra

creando el desierto.

 

Si te dicen que todo está perdido,

rasca el fondo de los bolsillos;

seguro que encuentras algo

con lo que atascar la máquina,

una pinza del pelo, un mechero,

una uña roída,

un poema sin rematar,

un saltamontes,

una telaraña,

huesos de cereza,

un pico,

un perpiaño,

una casa,

un hogar.

 

Algo grande va a acontecer.

 

Si asistes a una reyerta en el campo de la feria

y no es por amor

o por el precio

de una junta de bueyes,

si ya no quema el sol de marzo

y la conquista del pan ya no da

para una triste copla

en la foliada(1) de mañana,

si la harina es hoy óxido,

ficción,

psicodelia,

idiosincrasia,

esquilmo

            -cualquier cosa

            menos el símbolo contra el hambre que fue-,

abre la boca

y que el mundo conozca

la fuerza del aturuxo(2),

cómo duele no estar muda ni sorda,

cuánta verdad,

cuánto porvenir puede crear

un grito en tu garganta

o los golpes de puño adecuados,

con el ritmo idóneo,

contra el cuero apropiado.

 

Algo grande va a acontecer.


Que la historia sepa

que pusimos a girar la tierra al son de la muiñeira,

que sí, que hicimos de nuestro culo un pandero(3),

que no detendremos este baile mientras haya

torreiro(4) bajo los pies,

revolución bajo los pubes,

entre los muslos,

donde concebimos la tempestad, el chaparrón

que os descubrirá el pecado,

os anegará los ojos, os inundará

los talleres del nuevo esclavismo

donde se cosen y descosen imperios

cimentados en la artritis,

el reuma

o el tremor

de nuestra fe en nosotrxs.

Algo grande va a acontecer.

 

¿Has notado algo así como un cardume

alrededor de los tobillos,

haciéndote cosquillas,

despertando en ti la necesidad

de poseerlo todo,

y con todo,

también a ti?

 

Es el presente

poniendo nombre y tacto a la revuelta,

el deseo cumplido del retorno

de nuestros cuerpos a nosotrxs,

el lugar de donde nunca debieron salir.

 

Es lo que se siente

cuando los orgasmos nos pertenecen,

cuando ya los únicos imperativos que aceptamos

son los de la propia anatomía, la musculatura

dando las órdenes precisas

para alterar la postura,

variar la forma en la que disfrutar

del estremecimiento de saber

que todo va a cambiar

porque todo está cambiando.

 

Algo grande va a acontecer.

 

 

(1) Reunión nocturna de gente para divertirse, tocando, cantando y bailando música tradicional gallega, de forma abierta, participativa e improvisada. Tradición ancestral que se ha recuperado y normalizado y que goza de gran popularidad entre amantes de la música y el baile tradicional.

(2) Grito improvisado, agudo, fuerte y prolongado, que se emite en señal de alegría en fiestas, foliadas o durante algunas labores agrícolas. Muy característico de la música tradicional gallega.

(3) Dicho equivalente a “hacer de su capa un sayo”. Pandero: instrumento tradicional gallego de percusión con marco rectangular y piel por ambos lados, tocado con las manos y tradicionalmente por mujeres. Muy presente en Galicia y Portugal, así como en otras regiones de la península ibérica.


(4) Terreno, tradicionalmente de tierra o hierba, acondicionado para servir de zona de baile de una fiesta. Actualmente, en el ámbito de la música tradicional gallega, designa la zona en la que bailan las bailadoras y bailadores al son de la música, independientemente del lugar, tipo de terreno, etc.


Carlos Da Aira. Punto de Ignición, 2021

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