El tiempo no resuelve nada,
a lo más, sirve para que parte de los datos
se pierdan por el camino,
y los que sobrevivan a la purga,
previamente desactivados,
se hayan vuelto manejables,
y puedan ser presentados como restos de saldo,
arqueología lírica, rareza bibliográfica,
extravagancia u error.
No hay, por tanto, justicia en el tiempo,
esa es otra de las grandes mentiras de los injustos.
La muerte únicamente como consuelo,
lugar asignado, placebo de la autocomplacencia,
no puede ser nuestra meta.
Di que no.
Ahí afuera sigue la guerra, el crimen, la política,
no te desentiendas del mundo, no seas indiferente
ni a sus miserias ni a tu tiempo, el único que tienes.
Di que no,
ni huida, ni retiro, ni resignación.
Antonio Orihuela. Todos atrapados en la misma trampa. Ed. Garum, 2020
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