Cuando la multitud hoy muda, resuene como océano.

Louise Michel. 1871

¿Quién eres tú, muchacha sugestiva como el misterio y salvaje como el instinto?

Soy la anarquía


Émile Armand

jueves, octubre 17

Manifiesto abolicionista


Sacralizada en las sociedades primitivas, o convertida en negocio en las economías monetarias, la prostitución ha sido una constante en la historia de la humanidad. Tradicionalmente se ha considerado una función necesaria en sociedades rígidamente estructuradas en estratos sociales. Históricamente, quien ha recurrido al sexo para obtener una contraprestación económica, no ha pertenecido a los estratos altos, que no tienen necesidad de esto; los de abajo ofrecen y los de arriba compran. Como también han sido en su mayoría niñas y mujeres las que se han entregado a esta actividad, debido a la demanda mayoritaria por parte de los hombres, siendo así un fenómeno estrechamente ligado al patriarcado. Ha sido, por tanto, una actividad propia de una formación social vertical, no de una sociedad igualitaria, y no creemos que pueda dejar de serlo, por mucho que la gente que la ejerce fuera rica o que se diera el caso de que la ejercieran el mismo número de hombres que de mujeres: el que compra, sigue teniendo un privilegio sobre el que es comprado, quien es degradado por este mismo hecho.

Estamos en contra de la prostitución, como lo estamos de cualquier práctica sexual alienante, violenta y destructiva. Aspiramos a un modelo de relaciones humanas en el que el sexo no esté artificialmente separado de la dimensión afectiva de la persona y ante todo somos partidarios de las relaciones interpersonales, no de sujeto a objeto, como es este caso. En este sentido, nos parece que el sexo no debiera ser considerado un bien ni un servicio ni formar parte del intercambio económico. Y en consecuencia, nos es imposible llamarlo “trabajo” o aceptar la existencia de “trabajadores sexuales”. Prostitución es explotación sexual, no trabajo. Por extensión, estamos en contra de la sindicación como “trabajadores del sexo”, de las personas que ejercen esta actividad, así como de la creación de sindicatos de prostitutes.

Existe hay una cruzada antiabolicionista y procomercio sexual a nivel internacional por parte de los empresarios de burdeles y de los principales medios de comunicación capitalistas para intentar normalizar la prostitución y la pornografía. Se ataca al abolicionismo como una postura “antisexo” o contraria a las personas que ejercen la prostitución. Y eso no es cierto, puesto que el abolicionismo no expresa ningún desprecio por la prostituta, sí en cambio por la prostitución. En países como Alemania y Nueva Zelanda, donde se ha legalizado la prostitución, los proxenetas son los reyes, la trata de esclavas sexuales se ha incrementado conforme subía la demanda y la explotación y la violencia están llegando a niveles no conocidos con anterioridad. Esa es la realidad. Pero aunque ésta llegara a ser como pretende la élite de la prostitución que demanda sindicarse, es decir, un paraíso de autónomas que eligen a sus clientes y ejercen en condiciones elegidas por ellas, no nos parece válido el modelo de relaciones que se fomenta con esta actividad, el cual nos parece violento, alienante en sí mismo y en ningún caso “trabajo”.

Sabemos cómo dentro del anarcosindicalismo español se está cediendo a la influencia de los grupos de presión partidarios de la legalización y sindicación de la prostitución, tanto desde una moral individualista que considera que cualquier práctica es buena si es “elegida” por el sujeto, como desde la visión supuestamente “humanitaria” de quienes dicen que estas personas no tienen alternativa y que hay que luchar por mejoras dentro de su condición de personas explotadas sexualmente. En concreto nos preocupa la Confederación Nacional del Trabajo (CNT-AIT), al cual entendemos como único sindicato respetuoso con los principios anarquistas hoy día en España.

Ante todo, nos inquieta la forma en que esto está sucediendo en una organización con un legado histórico claramente abolicionista, que lo fue no solamente por la creación de liberatorios de prostitución por iniciativa principalmente de los grupos de afinidad de Mujeres Libres, sino en primer lugar por la obra pedagógica y propagandística en el sentido de abolir la explotación sexual y los burdeles. Nos preguntamos cómo es posible que en algunos sindicatos se estén pronunciando por la sindicación de la prostitución sin haber concedido un mínimo espacio de debate al abolicionismo, y sin ninguna consideración por los principios y la acción que se defendieron en el pasado. Pensamos que las asambleas de los sindicatos deberían debatir y tomar acuerdos antes de dar por hecho que la sindicación de la prostitución es el único camino posible.

Como personas pertenecientes al movimiento libertario, militantes o sindicatos de la CNT-AIT, nos manifestamos aquí en contra de la suposición de que la prostitución es necesaria, y decimos que las relaciones sexoafectivas espontáneas de las personas pueden cubrir las necesidades naturales de sexo en una sociedad. Y en contra de quienes ven necesaria la legalización y sindicación de esta actividad porque dicen no ver alternativa desde el abolicionismo, no necesitamos declarar que vamos a garantizar trabajo alternativo a quienes ni siquiera lo están pidiendo, porque la existencia de la prostitución depende principalmente de los que la demandan, que son mayoritariamente los hombres, incluidos los que están en el movimiento libertario y la consumen. Por consiguiente, entendemos que la abolición es más una cuestión de educación y de valores que otra cosa, y en eso todos podemos contribuir a erradicarla desde el momento en que nos negamos a aceptarla bajo ninguna forma. Se puede por tanto atacar la explotación sexual sin necesidad de sindicar a las prostitutas, hecho que además por lo que se observa en otros países ni siquiera conlleva mejora de su situación.

Una sociedad en la que el ámbito de las relaciones íntimas quede libre de explotación, en que el amor y el sexo sean verdaderamente libres y espontáneos, que respondan a relaciones afectivas y de crecimiento personal, eso es lo que queremos y por tanto MANIFESTAMOS: que lucharemos por mantener la línea abolicionista en las organizaciones y grupos de afinidad anarquistas en las que estemos integradxs, y que no aceptaremos la entrada y la organización de los intereses del negocio del sexo en la Confederación Nacional del Trabajo CNT-AIT sin que al menos exista un debate o discusión previos.

1 comentario:

  1. Capitalismo y prostitución son sinónimos. El capitalismo convierte todo y a tod@s en mercancías susceptibles de compra / venta.

    La denuncia formulada por Góngora hace siglos sigue plenamente vigente:

    Todo se vende este día,
    todo el dinero lo iguala:
    la Corte vende su gala,
    la guerra su valentía;
    hasta la sabiduría
    vende la Universidad:
    ¡verdad!

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