Los verdaderos ambientalistas de este mundo son
los pueblos en lucha contra la depredación que perpetran las
multinacionales: los que entregan sus vidas por sus comunidades, por las
montañas y ríos. Cada mes, decenas de esos verdaderos ambientalistas
son asesinados en sus países: las balas de los sicarios del capitalismo
transnacional revientan sus cabezas llenas de honestidad y lucha, y
mueren con las manos limpias, unas manos que jamás habrán estrechado las
manos infames del FMI, ni las de los demás vampiros del planeta. La
clase explotadora y su sistema capitalista se perpetúa en base al
Exterminio y a la alienación: en base a la violencia, y también en base a
la mentira que impone a través de sus medios masivos.
En
sendas fotos se aprecia a Greta Thunberg, el nuevo personaje
hyper-mediatizado por el aparato cultural del capitalismo, junto con la
directora del FMI y candidata al BCE, Christine Lagarde (el FMI, esa
institución del capitalismo transnacional que depreda la naturaleza y
hambrea pueblos enteros): un apretón de manos que ilustra muy bien la
felicidad de los amos del mundo al saludar a quienes bien les sirven en
la importante tarea de penetrar todas las luchas con Caballos de Troya
que encausen las energías hacia callejones sin salida, que manipulen a
las mayorías en seudo luchas que no vayan nunca a tocar la raíz de los
problemas, y por lo tanto no los solucionen. El capitalismo que está
acabando con la naturaleza no es cuestionado por la fábula de Greta. El
planeta se muere y siguen con su Pan y Circo. Cinismo absoluto.
La
televisión, la prensa, la industria cultural, están en manos de
monopolios privados en el capitalismo: esos monopolios suelen también
tener capital en el complejo militar industrial, en el agroindustrial,
en la industria química y farmacéutica, etc... Todo lo anterior explica
el porqué los medios masivos no televisan a nadie que cuestione
realmente sus intereses: nadie que cuestione la perpetuación de este
sistema, que cuestione al capitalismo, recibirá tal hyper-mediatización.
La depredación de
la naturaleza se debe al modo de producción capitalista: el
agroindustrial intoxica la tierra, la megaminería devasta montañas y
ríos, etc. El sobreconsumo es un fenómeno teledirigido por el aparato
cultural del capitalismo, por el bombardeo publicitario. La
Obsolescencia Programada, mecanismo perverso de envejecimiento prematuro
de las cosas, implementado adrede en el modo de producción capitalista,
también le garantiza a la burguesía que las masas sobreconsuman, porque
así es que la burguesía llena sus arcas: en base a la explotación
contra las y los trabajadores y en base a la devastación contra la
naturaleza.
No hay solución a la devastación de la naturaleza
dentro del capitalismo. Ante la tragedia palpable de continentes de
plástico flotando en los océanos, de la deforestación vertiginosa de
bosques milenarios, de los glaciares depredados, de las napas freáticas y
ríos contaminados y desecados, de cordilleras rebanadas por la mega
minería, del uranio empobrecido con el que el complejo militar
industrial bombardea regiones enteras, de los niveles de CO2 en claro
aumento, el cinismo de los amos del mundo es descomunal. Cómo si
plantearan lo siguiente:
«No
se puede tapar el sol con un dedo, es decir ya es inocultable la
devastación del planeta que los grandes capitalistas estamos
perpetrando; ahora bien, lo que sí se puede hacer para seguir depredando
y capitalizando, es mentir sobre las causas profundas y sistémicas del
problema. Lo importante es que no se nos señale a nosotros como los
responsables, que no se nos señale a los propietarios de los medios de
producción, los que decidimos qué se produce, bajo qué condiciones y a
qué ritmo, los que nos enriquecemos mediante el saqueo de la naturaleza y
mediante la plusvalía que le sacamos a las y los trabajadores, los que
decidimos cómo debe comportarse la población, ya que la inducimos al
sobreconsumo que nos enriquece a nosotros, y la inducimos a no
cuestionar a este sistema que tanto nos conviene a nosotros como minoría
dominante. El fingir que nos preocupa el planeta, dará muy buenos
réditos, basta con una buena operación de propaganda a nivel mundial,
que se nos vea escuchando a algún símbolo que habremos creado
previamente, algo que no nos cuestione como clase dominante, como clase
explotadora, y que no cuestione en definitiva este sistema».
Pero
la gangrena no se cura con tiritas, y obviamente la depredación del
planeta no se frenará con los placebos que el mismo sistema ofrece para
encausar el descontento social hacia callejones sin salida.
Greta
y su grupo apelan a las supuestas "cualidades morales" de los amos del
mundo, apelan a su supuesta "buena voluntad"; una vez más entramos en la
fábula anestesiante que finge ignorar que en el capitalismo la
acumulación de riquezas la perpetran los grandes capitalistas de dos
maneras fundamentales: la explotación contra las y los trabajadores y el
saqueo de la naturaleza. En esta fábula del GreenWashing (lavado verde)
se plantea fraudulentamente la existencia de un supuesto "capitalismo
verde", algo totalmente imposible por la lógica misma del sistema. No es
posible un "capitalismo verde", como no es posible un "capitalismo con
rostro humano", como no es posible un león vegetariano. Y eso
simplemente porque cuando hablamos de este sistema económico, social,
político y cultural que es el capitalismo, hablamos de los mecanismos
inherentes a su lógica: ca-pi-ta-li-zar.
Y
a los que vengan con el fraude de que “los países nórdicos son grandes
ejemplos de capitalismo bueno y verde”, decirles que mejor se lo
pregunten a una víctima de las masacres que las grandes empresas
nórdicas han fomentado en el Congo para poder saquear hasta la médula el
Coltán y otros recursos. ¿Les suena de algo Ericsson, Saab, Volvo,
Bofors (armas), Nammo (armas), Kongsberg (armas), Ikea, H&M, etc? Ni
muy “verdes” ni muy “humanas” en lo que a explotación y devastación
contra las y los trabajadores y contra la naturaleza se refiere. ¿Ah,
que si se logra externalizar fuera del país toda la cloaca de las
prácticas que enriquecen a una multinacional, entonces no se toma en
cuenta dicha cloaca? ¿Y la faraminosa cifra de negocios de las empresas
suecas, noruegas y finlandesas en base a la venta de armas, y su
lucrativa participación en toda nueva invasión de la OTAN, tampoco será
mostrada en la fábula, no?
No
es posible un "capitalismo verde", como no es posible un "capitalismo
con rostro humano", como no es posible un león vegetariano. Porque la
explotación y la depredación son inherentes al capitalismo. Ahora bien,
lo que sí es posible, es maquillar el mismo rostro inhumano y nada verde
del capitalismo, con toneladas de maquillaje para que parezca lo que no
es. Pero un león con una máscara de zebra, no será nunca vegetariano
como el personaje de su máscara, así como un sistema como el
capitalismo, no será nunca "verde" como las máscaras que de sí mismo
mediatiza el mismo sistema. Grandes multinacionales energéticas,
depredadoras por excelencia de la naturaleza, arboran logos de colibrí o
de fauna marina. La BMW y un banco suizo financian el barco con el que
Greta surca los mares: ¿Será entonces menos poluyente, menos infame, el
proceder de la BMW o del banco suizo?
Por
otra parte, en el discurso del GreenWashing se culpabiliza a todos por
igual, y al final... «si todos somos culpables nadie lo es de manera
específica», lo que es una manera de diluir responsabilidades, de no
señalar a los principales responsables de esta barbarie: los grandes
capitalistas, la burguesía transnacional.
Es
verdad que el sobreconsumo no se limita a la burguesía, porque si bien
esta puede consumir muchísimo más y genera un despilfarro brutal, la
clase explotada también ha sido alienada por el bombardeo publicitario,
para llevarla a sobreconsumir, aún a costa de contraer deudas. Pero una
vez más, hay una cuestión de clase: porque es la clase explotadora, la
que posee los medios de producción y propaganda, la que impone su
hegemonía ideológica y cultural a todo el planeta, es la clase
explotadora la que aliena a la clase explotada a través de los medios
masivos de su propiedad. Es mediante la alienación que la clase
explotadora dirige a la clase explotada hacia el sobreconsumismo, la
dirige mediante el bombardeo publicitario y mediante los paradigmas que
impone el aparato cultural del capitalismo (individualismo, consumo
presentado como "compensatorio", noción de “éxito” relativa al tener y
no al ser, etc). La Obsolescencia Programada (envejecimiento prematuro
de las cosas) también les garantiza a los grandes capitalistas que las
masas sobreconsuman, para llenar sus cuentas bancarias mientras devastan
al planeta.
En el
2019, las 26 personas más enriquecidas del mundo tienen la misma riqueza
con la que malviven los 3.800 millones de personas más empobrecidas, la
mitad de la población mundial (Oxfam). Un puñado de multimillonarios
posee los principales medios de producción y medios de propaganda y
difusión. El 1% de la población mundial posee el 82% de la riqueza
mundial. La base de datos de consumo de energía eléctrica per cápita,
evidencia que son Europa, Estados Unidos, Canadá y demás metrópolis
capitalistas, las que consumen, y de lejos, la inmensa mayoría de la
energía consumida a nivel mundial.
En
el discurso de la Máscara Verde, se equipara la depredación que cometen
los grandes capitalistas, las gigantescas empresas que secuestran ríos
enteros para la mega minería, con los pueblos que son sus víctimas. Se
equipara a víctimas con victimarios en ese abyecto discurso del “todos
somos culpables”, que no hace distinción alguna, ni de clases sociales,
ni entre el puñado de países que consumen el 80% de los recursos del
planeta (Estados Unidos, Europa, Canadá, Japón, Australia y demás
metrópolis capitalistas) y todos los demás países del mundo (la inmensa
mayoría) que sobreviven con el 20% restante. En el discurso de la
Máscara Verde no se habla de metrópolis capitalistas que sobreconsumen,
versus periferias capitalistas que son concebidas por el capitalismo
transnacional como meras "bodegas de recursos" y saqueadas hasta la
médula, con un impacto ecológico devastador y un impacto social de
empobrecimiento, tampoco se dice que el saqueo es perpetrado asesinando a
toda persona o comunidad que alce su voz contra el saqueo capitalista.
Se equipara a las multinacionales depredadoras
con los pueblos que éstas exterminan. Tomemos como ejemplo lo que
cometen la Anglo American, la BHP Billiton y la Glencore al desviar todo
un río para usar el agua en la mina de Carbón más grande del mundo, la
mina del Cerrejón en Colombia, lo que causa sequía, ecocidio, hambruna y
Genocidio contra uno de los principales pueblos indígenas de Colombia:
los Wayú. Más de 14.000 niños Wayú han muerto de hambre y sed por causa
del saqueo capitalista que perpetran esas tres multinacionales. El
carbón que se extrae por toneladas, es encaminado hacia Estados Unidos y
Europa principalmente. Así que no, no somos "todos culpables por
igual". No es igual de culpable una familia trabajadora que un
capitalista. No es igual de culpable la multinacional Glencore que el
pueblo Wayú padeciendo exterminio. No son culpables las y los miles de
luchadores sociales, ecologistas verdaderos, que son asesinados a diario
por las balas de los sicarios del capitalismo transnacional; pero en
cambio sí son culpables los que saquean el planeta y pagan sicarios para
exterminar toda oposición al saqueo capitalista.
Por
nuestras muertas y muertos, ni un minuto de silencio ante la barbarie y
la pantomima con la que pretenden encubrirla: más de 1500 campesinos,
indígenas, afrodescendientes, ambientalistas, luchadores sociales,
asesinados en Colombia por el capitalismo transnacional en cinco años,
otros miles en México, otros tantos en diversos países de África, Asia y
América Latina... Y nos vienen con su fábula de la niña de las
trencitas, que NO cuestiona al sistema capitalista y es
hyper-mediatizada, con su montaje que hiede a paternalismo eurocentrado,
con su decorado que hiede a cinismo, con su teatro que hiede a fingir
para que todo siga igual.
Están
experimentando para ver hasta qué punto nos tragamos todos sus montajes
con la sonrisa tonta, mientras que ellos, los miembros de la clase
explotadora, siguen depredando montañas y ríos, océanos y bosques,
siguen perpetrando ecocidios y genocidios, siguen empujando a millones
de desposeídos a los caminos del éxodo, siguen transformando el planeta
en un basural y a los seres humanos en alienados (y al que no se deje
alienar, y pretenda luchar por fuera de los trazados de lo inútil, le
asestan la bala paramilitar y militar, o la persecución política y la
cárcel).
«Mientras tengamos Capitalismo, este planeta no se va a
salvar; porque el capitalismo es contrario a la vida, a la ecología, al
ser humano, a las mujeres», expresaba Berta Cáceres, auténtica
ambientalista y luchadora social hondureña, asesinada por oponerse al
saqueo capitalista. Chico Méndes, otro auténtico ambientalista, defensor
de la Amazonía y luchador social asesinado para callar su voz de
consciencia de clase, para intentar frenar la organización política de
los desposeídos, ya señalaba, antes de ser asesinado, las imposturas del
"GreenWashing" (al que por entonces no se llamaba con ese término, pero
que ya existía). Contra el capitalismo y su Maquillaje Verde, también
había alzado su lucha Macarena Valdés, ecologista Mapuche asesinada por
defender a la naturaleza y a la comunidad, por enfrentarse a la
multinacional RP Global, de capital austriaco, que promueve la energía
que vende como "renovable y sustentable", tras participar del ecocidio y
genocidio contra el pueblo Mapuche. Las y los luchadores contra la
depredación de la naturaleza son miles, sus voces no son mediatizadas,
sus vidas suelen ser cortas porque son truncadas por las herramientas
represivas al servicio del capitalismo transnacional.
Y si algún país pretende nacionalizar los
recursos naturales y no permitir que las multinacionales los saqueen, lo
bombardean en sus guerras imperialistas, lo invaden, le introducen
mercenarios fanáticos religiosos incubados desde el imperio, lo
torturan, lo martirizan, le imponen regímenes sanguinarios (¿dónde están
esos falsos “ecologistas” del sistema cuando el imperialismo
estadounidense y europeo masacra naturaleza y pueblos en Irak, Libia,
Colombia, Afganistán, Yemen, etc? Ah... Que ahí no está su seudo
“protesta" ¿no?... Claro, las marionetas al teatrillo, a embaucar
incautos, a hacer que las miles de personas que fueron (y son a diario)
asesinadas por el capitalismo transnacional por haber verdaderamente
defendido al planeta en primera línea, sean más silenciadas todavía en
medio de toda la cacofonía, de la hyper-mediatización de la ficción.
Pero la lucha sigue, contra el capitalismo y su barbarie; porque la
cosmética con la que pretenden tapar su hedor, muchas y muchos no nos la
tragamos.
Pensamiento crítico – 26/09/2019
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