La Mano Negra es una presunta "organización anarquista secreta y violenta" que actuó en Andalucía a finales del siglo XIX a la que se le atribuyeron asesinatos, incendios de cosechas y edificios.
A pesar de que los grupos anarquistas de la zona afirmaban no tener nada que ver con dicha organización y que las pruebas eran inexistentes (se presionó a varios falsos testigos para que declarasen en contra de los imputados e incluso se aceptó como prueba un papel encontrado bajo una piedra en medio del monte con la lista de integrantes de la Mano Negra), las fuerzas de seguridad del Estado llevaron a cabo una durísima represión basándose en cuatro crímenes cometidos a finales de 1882 y los primeros meses de 1883. El resultado fueron quince campesinos condenados a muerte, de los cuales siete fueron ejecutados en la Plaza del Mercado de Jerez de la Frontera, el 14 de junio de 1884.
Aunque durante muchos años se ha discutido la existencia de tal supuesta organización, actualmente prácticamente todo el ámbito académico está de acuerdo en que fue un invento a la manera de la operación de bandera falsa o a modo de una imputación injustificada del gobierno de Sagasta para aplacar las revueltas en los campos del sur de España, como ya insinuó Vicente Blasco Ibáñez en su novela sociológica en 1905.[1]
Actualmente, se siguen realizando estudios sobre este tema (uno de los que destaca es el de Clara E. Lida, "La Mano Negra", 1972), en los cuales suelen imperar principios como el que se cita a continuación:
"Ese interés abrumador por imputar a los anarquistas cualquier crimen con el fin de deteriorar la imagen del colectivo ha sido una constante en la historia de este país y de cualquier país".
Juan Madrid, historiador y periodista, en referencia a Mano Negra.
Creo que tienes bastante razón en este aspecto, pero que también es algo que estamos empezando a ganarnos por nuestro propio pie. Es decir, a lo largo de la historia nos han intentado defenestrar con cosas que no son de nuestra autoría, ahora bien, cada vez más, y a mi pesar, nos encontramos más y más grupos pseudo anarquistas que tienen un comportamiento de lo más violento.
ResponderEliminarDe todos modos, es deleznable el grado de corrupción y represión ejercido sobre los campesiones que ninguna culpa tenían.
Saludos.
http://eloradordespringfield.blogspot.com/
A finales del siglo XIX la baja Andalucía era un polvorín. En El labarinto español, de G. Brenan, esa época insurreccional se recrea de una forma magistral. Eso sí que era insurreccionalismo y no lo de ahora.
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