Es bien conocido el papel que la mano de obra esclava tuvo en las
colonias europeas de ultramar. Haciendas, minas, plantaciones, obras
públicas, en todos esos espacios el trabajo de personas esclavizadas fue
parte esencial de la construcción de ese mundo colonial. Una mercancía
humana secuestrada, vendida y trasladada en barcos en un comercio
transatlántico que se extendió durante los siglos XVI al XIX.
Lo que quizás no sea tan conocido sea esa misma presencia de
personas esclavizadas en las propios territorios europeos, incluyendo
ciudades como Barcelona, Valencia, Cádiz o el propio Madrid cortesano.
Contamos con el historiador José Miguel López García, autor del
libro La esclavitud a finales del Antiguo Régimen. Madrid, 1701-1837,
donde reconstruye el contexto, las vicisitudes, los espacios y las
resistencias de estos olvidados de la historia.
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