No me gusta la esperanza,
estoy harto de verla
con el traje de la policía,
del cobarde, del paralítico.
La esperanza solo sirve
para esperar, para aplazar
lo inaplazable,
para no arriesgar,
para no irrumpir en el presente.
La esperanza vive
con el temor de vivir.
Esperanza, en tu nombre
huimos del ahora.
Antonio Orihuela. Todos atrapados en la misma trampa. Ed. Garum, 2019
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