Todos nos
hemos reído de sus quemaduras al borde del cáncer de piel, sus caminatas
a cuarenta grados y sus sandalias con calcetines. Puede que incluso
hayamos esbozado una sonrisa de satisfacción al verles pagar un dineral
por un plato de arroz con un montón de colorante amarillo. Y, sin
embargo, todos queremos ser turistas. En el estadio actual del
capitalismo, el viaje nos ofrece la promesa de abandonar nuestra rutina y
entregarnos al placer, la diversión y el descanso. Nos aseguran que
produce trabajo, que apenas contamina y que es la solución a la pobreza y
al despoblamiento rural. Sin embargo, no es difícil intuir que la
realidad es otra. Todo viaje alimenta al sistema del que promete
evadirnos. Todo turista es un colono.
Este libro
reúne artículos que analizan el fenómeno del turismo en varias de sus
vertientes, desde los viajes internacionales a las casas rurales. Con
una perspectiva crítica, los textos que lo componen analizan por qué
viajamos, cómo viajamos y qué pasa cuando somos nosotros los que
recibimos las visitas.
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