Cuando la multitud hoy muda, resuene como océano.

Louise Michel. 1871

¿Quién eres tú, muchacha sugestiva como el misterio y salvaje como el instinto?

Soy la anarquía


Émile Armand

martes, enero 30

Quiero tener mi tumba...

Quiero tener mi tumba
lejos de los campos santos,
donde blusas blancas no haya
ni panteones dorados.

Quiero que a mí me entierren
lejos de esos lugares falsos
donde la gente al año viene
a depositar sus llantos.

Quiero que a mí me entierren
arriba en el monte alto,
junto a aquel pino grande
que sólo está en el barranco.

Mi tumba quiero que esté
entre dos piedras de canto,
compañeros míos han de ser
pintadas culebras, verdes lagartos.

No quiero que a mi entierro vengan
curas laicos y romanos,
y las flores han de ser
un manojo de punzantes cardos.

Tampoco quiero que vengan
a decir discursos y salmos,
con banderas y oropeles,
vicio del mundo civilizado.

Para discursos los graznidos
de los cuervos y los grajos,
el aullido del zorro viejo
cuando ciego es abandonado.


Ramón Vila Capdevila (Caracremada). Maquis anarquista catalán

1 comentario:

  1. Quiero tener mi tumba
    lejos de los campos santos,
    donde blusas blancas no haya
    ni panteones dorados.

    Quiero que a mi me entierren
    lejos de esos lugares falsos,
    donde la gente al año viene
    a depositar sus llantos.

    Quiero que a mi me entierren
    arriba en el monte alto,
    junto aquel pino grande
    que sólo está en el barranco.

    Mi tumba quiero que esté
    entre dos piedras de canto,
    compañeros míos han de ser
    pintadas culebras, verdes lagartos.

    No quiero que a mi entierro vengan
    curas, laicos ni romanos,
    y las flores han de ser
    un manojo de punzantes cardos.

    Tampoco quiero quie vengan
    a decir discursos y salmos,
    con banderas y oropeles,
    vicio del mundo civilizado.

    Para discuros los graznidos
    de los cuervos y los grajos,
    el aullido del zorro viejo
    cuando ciego es abandonado.

    Ni luz de cirios que dan
    unas claridades de espanto,
    a mi me alumbrarán
    las centellas y los rayos.

    Quiero que mi tumba sea
    cubierta de espinos altos,
    de zarzas grandes y espesas,
    abrojos y salvajes cardos.

    Que brote a sus alrederores
    hierba para los ganados,
    y que descanse a mi sombra
    el perro negro cansado.

    Quiero que mi cuerpo repose
    lejos del bullicio humano,
    junto al pino grande que hay
    en el barranco solitario.

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