Además, el desarrollo de la industria nuclear conduce a una sociedad nuclear de control y centralización, y a una amenaza para la vida humana y el medio ambiente. La nueva tecnología (drones, etc.) se usa para matar cada vez más gente, y para incrementar la vigilancia del Estado, incluyendo el control de las fronteras de la Fortaleza Europa contra los inmigrantes de África.
La búsqueda de minerales por parte de
esas industrias saca a la luz las luchas de los diferentes bloques de
poder para establecer el control sobre importantes yacimientos de
uranio, petróleo u otros minerales. La guerra está íntimamente ligada a
la destrucción del medio ambiente, como la deforestación de la selva
durante la Guerra de Vietnam o los enormes daños ambientales durante el
bombardeo de las refinerías durante la Guerra del Golfo.
La guerra
implica el desplazamiento de poblaciones enteras, la emigración forzosa y
el establecimiento de grandes campos de refugiados. Desencadena
hambrunas con ataques a las cosechas. Las violaciones en masa son
utilizadas como arma de terror y como síntoma de la virilidad
distorsionada generada por el militarismo.
Así como las amenazas fabricadas del tipo
de la del fundamentalismo islámico y, de nuevo, la del Oso Ruso o la de
la agresión imperialista occidental, también se emplea cada vez más la
amenaza de desorden interno, a menudo provocada por el propio Estado,
para crear un enemigo interior –el enemigo dentro- ya sean bandas
juveniles o grupos políticos. El aumento de la militarización de la
sociedad está por tanto justificado, con una presencia cada vez mayor de
tropas en las calles y aeropuertos militares, y el incremento de las
fuerzas policiales militarizadas.
Los bloques de poder en competencia
–Estados Unidos, Rusia, China, la Unión Europea, etc.- buscan sus
propias esferas de influencia a nivel global, lo que lleva a una tensión
cada vez mayor, como podemos ver en la situación de Ucrania.
Nos oponemos a la tendencia a la
militarización de la sociedad y a la guerra. Las disputas sobre
fronteras se han empleado como medio por los bloques de poder y los
Estados para alimentar conflictos. La respuesta no está en la solución
del micronacionalismo (Escocia, Cataluña, etc.) con el desarrollo de
nuevos Estados pequeñitos con sus propias fuerzas armadas sino en una
libre federación de los pueblos, la destrucción de las industrias de
guerra, la disolución de los ejércitos y la desaparición de las
fronteras, y la eliminación del capitalismo. A un nivel más práctico,
nos oponemos a su tendencia a la guerra y la militarización de la
sociedad con campañas contra el reclutamiento militar, el apoyo a los
desertores y a los que se oponen a la guerra, a la desobediencia civil y
a los paros y huelgas contra el tráfico de armas y de ejércitos.
No a las fronteras
No a las guerras
Sí a compartir todos los recursos de todo el planeta
¡Guerra a la guerra!
No a las guerras
Sí a compartir todos los recursos de todo el planeta
¡Guerra a la guerra!
Internacional de Federaciones Anarquistas (IFA)
(Internacio de Anarkiismaj Federacioj)
(Internacio de Anarkiismaj Federacioj)
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