En la sociedad actual, absolutamente dominada por el cristianismo y
el patriarcado a lo largo de la historia, las relaciones
afectivo-sexuales están claramente centradas en el amor romántico. La
idea de que tenemos que compartir nuestra vida con la misma persona
esta muy arraigada en nuestra mente, y cuando este modelo de pareja
heterosexual acaba en separación se rompen los esquemas emocionales
que nos habíamos marcado y lo consideramos como un fracaso, con su
posterior trauma, pasando del amor al duelo.
El proceso del desamor suele ser muy similar para todas las personas:
nos apoyamos en amigxs, nos culpabilizamos, reprochamos a la otra
persona, la odiamos, la comprendemos, lloramos..etc.
Después de un periodo de reflexión personal aparece la idea de que
una sola persona no puede ser el único motivo para levantarte por la
mañana, es demasiada responsabilidad, además de que darle todo el amor a
una sola persona es jerarquizar sentimientos.. Tenemos amigos y
amigas, familia( cada unx tiene una idea propia de familia) con los que
compartir sentimientos.
Exigir a alguien que permanezca a tu lado aunque te haya mostrado su
rechazo es falta de autocrítica que puede derivar en malos tratos,
chantajes, desigualdad..etc, por lo que debemos despatriarcalizar
nuestra forma de relacionarnos. Al igual que ser egoísta también es
patriarcal, ya que si solo pensamos en lo que necesitamos, en nuestro
propio deseo y nuestros sentimientos invisibilizamos al resto de
personas. Suele ser tan duro acabar con una relación como que la otra
persona la de por terminada.
Debemos hacer un trabajo personal y colectivo que rechacen la
exclusividad (“nunca encontraras a alguien como yo”) y la propiedad con
las personas, que limitan el amor o la libertad de decidir, nos llenan
de emociones patriarcales, y nos obligan a sufrir. Si considerásemos al
amor, como el proceso de compartir el tiempo, la imaginación, de
disfrutar con gente que te acompañará y no como una meta no tendríamos
nunca la sensación de que hemos perdido algo para siempre. Todo el mundo
puede ser querido, afectiva y sexualmente.
Queremos tener derecho al placer sexual, poder elegir con quien/es
queremos relacionarnos libremente y en que momento, y que tipo de lazos
queremos estrechar.
Como medio para la sociedad anarquista, considero necesario que los
aspectos de dominación que nos enseña el Estado y el patriarcado, sean
eliminados de nuestras mentes, y no se reproduzcan en nuestros actos.
Con las uniones libres( si las queremos) , debemos destruir la
concepción del amor en el plano domestico, que invisibiliza otras
formas de experimentar con nuestro cuerpo y nuestros sentimientos.
Las emociones patriarcales con las que somos educacadxs nos
condicionan a la hora de relacionarnos, y desnaturalizar nuestros lazos
con otras personas. Cuando compartimos nuestro tiempo o nuestros
esfuerzos con una persona de otro sexo, el patriarcado dota esa
relación de contenido sentimental, sexual o jerarquiza los sentimientos
de una persona sobre la otra, anulando por completo la capacidad de
decidir, experimentar y compartir de esas personas, y el propio
proyecto en sí. Esto es tan dañino como la limitación en los
comportamientos que sufre una mujer, que para ser femenina tiene que
aparentar ser frágil y débil, o que el hombre tenga que ser valiente y
agresivo, con lo que todo esto supone en cuanto a represión de
sentimientos con nosotrxs mismxs, con otras personas y la
invisibilización de determinadas practicas sexuales que se consideran
“vergonzosas” o “extrañas” según el sexo con el que hayamos nacido. La
masturbación,sexo grupal,tríos, la estimulación anal en mujeres y
hombres, etc etc, son aún tabú para muchas personas.
Además del plano doméstico, el plano económico ( muy relacionado) también nos marca desde que nacemos.
Personalmente no entiendo el sexo como trabajo sino como disfrute, no
creo en el sexo alquilado, pero eso es algo que lxs trabajadorxs
sexuales, con el amplio debate que supone para todxs(para la sociedad
en general) tendrán que decidir como tratarlo.
La dominación y sumisión como juego en la cama es algo que esas
personas tendrán que analizar como llevarlo a cabo, pero no hay duda
que cuando esos roles se llevan a cabo fuera del plano sexual estamos
reproduciendo el patriarcado en nuestro día a día.. El disfrutar
pasándolo mal, es un resquicio del sentimiento de culpa cristiano.
En definitiva, el amor propio, experimentar con nuestro cuerpo,
decidir con quien queremos compartir nuestros actos, que podamos
aceptar el amor hacia otras personas y el amor de esa persona a otras
personas nos emancipa de esta sociedad injusta. Así que mejor que no nos quieran mucho...mejor que nos quieran libres!
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