De nuevo otro año nos toca soportar una ejemplificación más del sistema
de dominación: religión, familia, medios de comunicación, escuela y
consumismo se alían una vez más, con el aliño monárquico del discursito,
dejando patente su función al servicio del Estado y el Capital. Todos
los sufrimos pero, en especial, l@s niñ@s. La Iglesia, por depender su
vida del engaño, manipula a la infancia con el ideal de la sociedad de
consumo al convertirse la navidad en unas fechas de luces, compras y,
por supuesto, regalos.
Desde pequeñ@s nos inculcan el nacimiento del
niño Jesús al que los reyes magos van a adorar por ser dios en la
tierra, nos enseñan que si nos portamos mal los reyes no vendrán a
traernos regalos. De ello se encarga principalmente la familia pero, por
si acaso ésta falla, ya están las televisiones y el colegio para
bombardear de propaganda cristiana: propagan a favor de la sumisión, la
obediencia y, sobre todo, el miedo. La fiesta religiosa se quiere
disfrazar de tradición ya asentada (como si hubiera caído del cielo y no
implicara ideología ninguna) para justificar que una escuela pública en
la que, en teoría, sólo se imparte religión como asignatura optativa se
manifieste, al fin, como adoctrinadora: ¿Quién no dibujaba a los reyes
magos de pequeñe? ¿A quién no le preguntaba le maestre por los regalos
recibidos?
Esto no sólo supone una burda forma de mantenerse tan
propia de la secta cristiana, sino que es un atropello a todes aquelles
que trabajan por criar a sus hijes en la libertad, el pensamiento
crítico y en valores alejados del consumo propio del capitalismo que nos
genera cada vez más necesidades innecesarias.
Por ello, como
Juventudes Anarquistas y, por lo tanto, anticapitalistas,
antiautoritarias y ateas, no queríamos dejar pasar estar fechas sin
manifestar nuestro total rechazo a la institución eclesiástica (que al
parecer tiene especial obsesión con les pequeñes), a la monarquía que
aprovecha para caerle simpática a la gente y, en general, a toda la
hipocresía propia de las Navidades que valora más las apariencias que a
las personas. Constituye una pequeña parte más en la lucha que no hay
que olvidar para recuperar nuestra vida y la de nuestres futures hijes.
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