Cuando la multitud hoy muda, resuene como océano.

Louise Michel. 1871

¿Quién eres tú, muchacha sugestiva como el misterio y salvaje como el instinto?

Soy la anarquía


Émile Armand

domingo, mayo 1

Contribución al debate anticarcelario por Claudio Lavazza

Much@s de nosotr@s viven esta realidad de dominio capitalista sin darle la debida importancia. Much@s piensan en el fondo que el asunto les interesa hasta un cierto punto, piensan que es suficiente hacer unos cuantos panfletos, escribir algún artículo en revistas del movimiento, luego distribuirlas y así ponerse en paz consigo mism@ y con l@s demás. Lo que en la realidad está pasando respecto a la represión social en general, no se cuant@s de veras están al tanto. Más grave es aún la situación Cárcel y su realidad.

¿Cómo es posible que el Sistema siempre consiga aislar este mundo a los ojos de l@s que viven afuera?. En estos últimos 20 años hemos asistido a impresionantes cambios, sobre todo en el Aparato de Control y sus sistemas con sus espantosas estructuras Penitenciarias edificadas fuera de los cascos urbanos, para acentuar aún más el aislamiento y el olvido de sus huéspedes, nacen como hongos por todas partes, construcciones carísimas de 7 a 8000 millones de pesetas y por 1200/1500 plazas, a más de 4 millones de pesetas por cada pres@. ¿Cuántas habitaciones decentes se podrían construir para quien no las tiene, con esta suma de dinero?. Pero la preocupación del Sistema no es por l@s sin techo. Su problema es como contener la rabia de l@s excluid@s cada vez más crecientes y al mismo tiempo hacer negocio sobre su piel. Un doble negocio que responde de una manera perfecta y lineal a las exigencias de las leyes de mercado; sólo se trata de crear las condiciones en la sociedad: explotación, marginación, drogas, son muchas de las muchas armas utilizadas con inteligencia y que provocan tres caminos posibles. Quienes aceptan y entran de lleno en su funcionalidad, quienes no lo aceptan poniéndose al margen e intentando luchar para cambiar las cosas y las víctimas. Tres realidades muy distintas las unas de las otras.

Quien agacha la cabeza y decide por toda su miserable existencia servir al sistema, tendrá todo lo que quiere (o casi), siempre que sepa humillarse lo suficiente, en el mundo laboral asalariado podrá un día (quizás) subir de rango y pasar a su vez de explotad@ a explotador/a, será parte de los bien pensantes, enfermos de histeria de la seguridad, tarde o temprano tendrán bienes que proteger y entrarán en el colectivo de l@s que “cambiarán el valor universal de la justicia por el valor de la seguridad”, para el/ella la seguridad será más importante que la justicia y su forma de pensar y sentir se transformará en la única forma posible, pensará, aislad@ por un eficiente Sistema de Desinformación, que si hay delitos es porque hay una parte de la población que debe ser encerrada y si las circunstancias lo permiten, exterminada. Para el/ella la cárcel es necesaria, justa e indiscutible.

Por otro lado están quienes son víctimas de la situación creada por el Sistema, l@s que deslumbrad@s por esta sociedad de consumo no han comprendido a tiempo la dictadura que se ejerce a través de la pequeña y gran pantalla, que impone sus órdenes, sus éticas, inculcando desde niñ@s que si no tienes coche o tal marca de ropa, eres una mierda de tí@ o no mereces existir, son esas verdades/órdenes, invitaciones al delito, que tarde o temprano y a razón, empujarán al excluid@ a desafiar las leyes de l@s ric@s para darse el/ella también una oportunidad. Si en el intento falla, allí estará la cárcel y las durezas de sus leyes. A esa clase de excluid@s no les esta permitido entrar en el mundo de las Bellezas Artificiales sin agachar la cabeza, todo el peso de la injusticia se abalanzará sobre el/ella, condenándolas a larguísimas penas por cosas menores y de paso alimentará el negocio del Sistema Penitenciario y a todo el entramado que lo sostiene; bancos, grupos empresariales y bursátiles… etc. y estos a su vez financiarán a los Partidos Políticos, principales promotores de esta particular forma de inversión de dinero público.

Por último hay l@s que se han formado una conciencia de clase y han tenido el tiempo suficiente para realizarla a través del recorrido de su existencia, l@s que han comprendido la necesidad y urgencia de reaccionar a un estado de cosas determinada, tanto l@s llamad@s rebeldes sociales, cuanto l@s que con una conciencia de clase, viven la misma realidad con un fin establecido de antemano por l@s poderos@s, tanto l@s un@s como l@s otr@s son enemig@s de sus intereses e ideologías, al no haberse adaptado a las exigencias de las circunstancias, así que ambos son merecedor@s del mismo tratamiento… la cárcel. Para quien cae en la red vuelve a presentarse la misma oportunidad (en pequeña escala esta vez) que la vivida en la sociedad “libre”. O sea, el adaptarse y agachar la cabeza, o rechazar el todo y luchar para no permitirlo. Vuelve a repetirse el mismo juego con las mismas alternativas que se presentaban afuera.

Aquí hace falta comprender una cosa que es fundamental para tener entre tod@s una clara visión de un objetivo común que sepa contrarrestar con eficacia el funcionamiento del sistema, la cárcel es el lugar ideal en donde la lucha de clase de l@s excluid@s, tiene la oportunidad más grande de desarrollarse, al ser un sitio en donde las injusticias abundan, facilitando así esa unión tan indispensable entre pres@s. Claro que para llegar allí, hay que crear las condiciones para que nuestra unión se concretice, como por ejemplo la aportación de la solidaridad y presencia de l@s de afuera es indispensable para conseguir algo en la cárcel. Hay que darse las oportunidades para no vivir como grupos tribales acostumbrados a afrontar los problemas que se presentan, mano a mano, sin coordinación alguna, cada un@ a su rollo, cada un@ con sus propias enemistades, más propensas al desacuerdo que a la unión.

Necesitamos de esta unión. Necesitamos triunfar en esa lucha para demostrarnos a nosotr@s mism@s que es posible ganar el partido al Sistema, trabajar unid@s para una sociedad sin cárceles.

Salud y Libertad.


Claudio Lavazza
Para escribrirle:
Claudio Lavazza
C.P. Teixeiro (módulo 11)
Carretera Paradela s/n
15310 Teixeiro-Curtis (A Coruña)

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