La realidad actual, nuestra y de todas las aerolíneas del mundo,
es que prácticamente no tenemos adónde volar.
María Jesús López Solas
Directora de Clientes y Loyalty de Iberia
-declaraciones durante la crisis del Covid 19-
El cielo está limpio y azul,
las nubes tienen un brillo especial,
parecen recién lavadas
y todo huele a pureza.
Los pájaros cantan más fuerte,
los gansos y las ocas han conquistado las riberas,
los patos se pasean por las orillas del Guadalquivir,
los jabalíes vagabundean por la Ciudad Condal,
los ciervos juegan a la orilla del mar en Matalascañas,
la maleza vuelve a ser señora de los caminos.
Solo se escucha a la naturaleza,
su latido lo inunda todo,
puedes sentir su respiración
como la de una amante satisfecha.
Tal vez esta sea la enseñanza que trae el virus,
merecería la pena, cuando salgamos de esta,
reconocer nuestra vulnerabilidad, nuestra fragilidad,
la necesidad que tenemos del cariño de los demás
y conservar esto
que es lo único que habremos ganado
después del confinamiento.
Reconocer, también, que es tiempo de parar,
dejar de producir lo que no sea esencial,
dejar de contaminar
y entregarnos a lo que nos faltaba,
el contacto, el abrazo, la presencia, la carnalidad,
la textura social de nuestras vidas.
Un virus letal viene a darnos una lección
para la que no estábamos preparados
ni queríamos escuchar,
un virus provocado por nuestra destructiva forma de vida
viene a devolvernos todo el daño que le estamos haciendo
a la naturaleza y a los demás.
Nunca hemos estado más cerca de la distopía.
Nunca hemos estado más cerca de la utopía.
Nos toca elegir.
Antonio Orihuela. En: Conclusa. Universidad de Extremadura. 2020
Fotografía de Carmen Lourdes Fdez. de Soto
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