Si no cambian las cosas, un estudio publicado en la prestigiosa revista Science estima que
el conjunto de las "pesquerías mundiales" (sic) se agotarán mucho antes
de lo que estaba previsto. Biólog@s canadienses ponen sobre la mesa una
fecha concreta: antes de 2048.
Evidentemente,
el año no se ha elegido al azar. Son conscientes de que ofrecen una
visión sombría de los océanos y la salud de la humanidad, pero se ha
demostrado que la pérdida de biodiversidad está estrechamente
vinculada a la disminución de la calidad del agua, la floración de algas
nocivas, el crecimiento de zonas oceánicas muertas, el aumento de la
muerte de peces y las graves inundaciones costeras.
En
concreto, la desaparición acelerada de especies marinas en nuestros
océanos está llegando al punto de dejar los mares sin peces. Se
ha calculado que el 90% de los grandes peces (atunes y tiburones) han
desaparecido en el último siglo y cada año mueren 300.000 tortugas
marinas y 250.000 cetáceos en "artes de pesca" (sic).
Todo eso implica que el futuro de la industria pesquera es una grave amenaza porque, en aguas comunitarias, más del 80 % de los "caladeros" se encuentran agotados o sobreexplotados.
La
pérdida de biodiversidad de los océanos se está acelerando a un ritmo
que no se preveía ni en las peores observaciones. El 29% de las especies
marinas que consumen l@s carnacas ya han desaparecido. Si la tendencia a largo plazo sigue esta escalada, en 32 años habrá poco o ningún pez en los mares.
"La biodiversidad es un recurso finito, y vamos a terminar con ella...
si nada cambia", dijo Boris Worm, profesor asistente de biología de la
conservación marina de la Universidad de Dalhousie en Halifax, Canadá.
No comas pescados muertos, no te hace falta, para nada. O acabaremos con
los mares.
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