Estos días, Galiza fue otra vez noticia, pero el motivo no podría haber sido más catastrófico. Una oleada de varias decenas de incendios simultáneos, provocados y que arrasaron gran parte de los montes de Galiza y de parte de Asturias (hasta el momento). Con índices de hasta 50 focos declarados, es una de las peores oleadas de incendios de los últimos años, y que además de innumerables hectáreas quemadas y centenares de animales no-humanos muertos, heridos o sin hogar, ha dejado también a 4 personas muertas.
Tras varios días de incendios
provocados, y de hilarantes y descaradas declaraciones de parte de
miembros de la política autonómica y nacional, así como también de parte
de sus portavoces mediáticos, escondiendo su propia responsabilidad a
costa de culpar a un supuesto grupo de brigadistas despechados; tras
ver con impotencia y rabia cómo ardían una vez más los montes y los
bosques galegos y las fuerzas supuestamente encargadas de sofocarlos
hacían gala de una desorganización, desinformación y contradicciones que
nos cuesta mucho no ver como deliberadas (por parte de quiénes dan las
órdenes); tras días intentando participar como voluntaries para prestar
nuestra ayuda para apagar fuegos, hacer guardias para proteger viviendas
cercanas a zonas afectadas o calmar y dar apoyo moral y emocional a
personas presas de la desesperación y el miedo; tras soportar las falsas
condolencias del PP que mientras “lamenta los incendios” mantiene lazos
muy estrechos con la directiva de la empresa de celulosas ENCE,
principal responsable en Galiza y en buena parte del Noroeste ibérico
del monocultivo de eucalipto, la epidemia de una especie invasora,
pirófita y destructora del medio natural y de la flora autóctona… llega
el turno de pronunciarnos.
Para nosotras, repetimos que
no existen las casualidades cuando hay beneficios económicos de por
medio y menos cuando esos beneficios van destinados a unas pocas manos
que son quienes detentan el poder político y económico. En Galiza, es
conocida de sobra la trama que vincula al PP con la empresa ENCE,
pastera dedicada a la fabricación de papel, y con las madereras. Como
director de la fábrica que ENCE tiene en Pontevedra tienes al señor
Antonio Casal Lago, marido de María José Echevarría Moreno, Subdirectora
General de Coordinación Ambiental de la Consellería de Medio Ambiente,
Territorio e Infraestructura de la Xunta de Galicia, la cual, además,
tiene a su hermanita, Amaia Echevarría Moreno, de ejecutiva en dicha
fábrica. Además, tampoco es casual que fuese Mariano Rajoy, presidente
del gobierno del PP, quien, estando todavía en calidad de presidente en
funciones, aprovechó lo que parecían (y al final no fueron) los últimos
coletazos de su mandato para prorrogar la fábrica de ENCE en Lourizán,
Pontevedra, otros 60 años más, con nocturnidad, alevosía y veraneo de
por medio.
Esta corruptela se acompaña
con una desastrosa política no sólo en lo que respecta a la ordenación
territorial y a la absoluta negligencia en lo que respecta a la
regulación del monocultivo eucaliptal sino también en cuanto a la
gestión de los recursos económicos y la logística para la extinción de
incendios. Ningún gasto en limpieza de montes y prevención durante el
invierno (lo que provoca que se repitan cíclicamente los desastres en
verano), promoción continua del eucalipto (lo que hace aumentar
exponencialmente el peligro de que arda todo), y subcontratación en
precario de las brigadas durante 3 o 4 meses de verano, con medios y
material de mierda, mientras que muchos miembros de las brigadas
forestales siguen en su casa subiéndose por las paredes porque les han
dicho que “esperen órdenes” (al mismo tiempo que a las personas
voluntarias que intentamos ir a ayudar nos cierran el paso y nos dicen
que no tenemos formación ni preparación suficiente, que volvamos por
donde hemos venido, que nuestra ayuda no es necesaria aunque estemos
viendo el monte calcinarse a menos de 300 metros de nuestra posición).
Si no recurren al personal cualificado y preparado, y al resto no nos
dejan actuar porque no tenemos dicha preparación… ¿Quiénes pretenden que
apaguen los montes?
¿Cómo se vincula todo esto?
La empresa ENCE a la que pertenece la pastera de Pontevedra se dedica a
fabricar pasta de papel y por lo tanto, compra madera de eucalipto, y
todo el mundo sabe que el eucalipto quemado, si bien es madera de peor
calidad, vale igualmente para la fabricación de pasta de papel, con el
aliciente de que es mucho más barata. Como hemos dicho al principio, no
creemos en las casualidades.
En los medios de comunicación
primero notificaron que 400 brigadistas habían sido despedidos, y
luego, una vez llegaron los incendios, se atrevieron a echarles la
culpa, al mismo tiempo que decían que su ausencia no era relevante para
los trabajos de extinción, a pesar de que muchos otros permanecían
preparados pero inactivos “esperando órdenes” y de que desde otros
territorios del Estado los envíos de unidades eran realmente irrisorios
(suponemos que se debe a que la destrucción del medio natural en Galiza
no es tan importante como el Referéndum del independentismo en Cataluña y
que, además, al fuego no se le puede aplacar con hordas de cocainómanos
repartiendo pisotones, palizas y lanzamientos escaleras abajo, único
modus operandi conocido por los cuerpos de “seguridad” del Estado
español). No obstante, nosotres sabemos que tras esto no están los
brigadistas parados, quienes normalmente acceden sólo a contratos
discontinuos y saben muy bien lo peligroso y destructivo que es un
incendio forestal (precisamente porque son quiénes se juegan la vida
para apagarlos mientras en la Xunta se llenan la boca con discursitos y
señalan con el índice de una mano mientras con la otra recogen
discretamente los beneficios de sus tramas). Detrás de esto hay
responsables muy claros, y una cadena de decisiones políticas nefastas
que una vez más nos conduce hasta una conclusión terrible: Los montes
galegos (y no sólo) son el cheque en blanco de políticos y empresarios
de algunas industrias, un cheque del que extraer ganancias
(aparentemente) ilimitadas a costa de la salud, el bienestar, la
autonomía y las vidas de las personas que habitamos los lugares
afectados, sufriendo todos los años nubarrones negros que oscurecen el
cielo, olor a madera quemada y humo, noches sin dormir porque estamos
apagando fuegos o desvelados por la impotencia y las lágrimas, y la
visión desoladora de paisajes arrasados en los mismos montes donde
jugábamos de niños y donde soñábamos que algún día nos iríamos a vivir
entre cabañas en los árboles, lejos de la aburrida y monótona vida de la
ciudad.
Sabemos muy bien que para
quienes nos gobiernan y explotan nada de esto tiene importancia, y no
debéis malinterpretar nuestras palabras como un intento de pedirles
algo, no estamos solicitando ni demandando una mejor gestión de recursos
o una mejor administración forestal. Sería ingenuo esperar algo así de
un sistema como éste, que convierte la vida en mercancía y ganancia y a
cada ser vivo del planeta en un medio para obtener esa ganancia,
cubriendo el planeta de ciudades grises y muertas, polígonos
industriales semi-abandonados, minas a cielo abierto, fábricas,
autopistas, vertederos, mataderos, granjas, prisiones, psiquiátricos o
escombreras. Lo que sí queremos y nos gustaría es que estos hechos nos
sirvan a todes para darnos cuenta de una vez de que la única salida que
nos queda para salvar la naturaleza y nuestro medio es desertar de las
filas de esta civilización inhumana, organizarnos y responder, desde la
autonomía, la acción directa y la creación de estructuras, herramientas y
medios propios para organizarnos y recuperar poco a poco nuestra vida y
nuestro control sobre aquello que necesitamos, convirtiendo las ruínas
en huertos, en espacios para vivir y conspirar, en bosques de frutales, y
la rabia en acción para invertir la balanza y que de ese modo, destruir
la tierra deje de resultarles tan rentable a quienes hipotecan el
futuro por unos pocos millones más.
Porque como dijo Utah Phillips…
“La Tierra no se está muriendo, está siendo asesinada, y sus asesinos tienen nombre y dirección…”
No son accidentes, es terrorismo ambiental.
No son parados, son políticos y empresarios.
No son parados, son políticos y empresarios.
¡Okupación, resistencia, sabotaje!¡ENCE, PP, culpables!¡Ninguna agresión sin respuesta!
Algunas elfas del bosque.
PD: Para
conocer y comprender mejor el padecimiento que supone la fábrica de
celulosas de ENCE en la ciudad de Pontevedra recomendamos
encarecidamente la lectura del artículo “ENCE y la paciencia de una ciudad gris”, publicado en el número 5 del boletín anarquista Abordaxe! (febrero 2016) (disponible aquí en castellano).
Extraído de: La Rebelión de las Palabras
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