Cuando la multitud hoy muda, resuene como océano.

Louise Michel. 1871

¿Quién eres tú, muchacha sugestiva como el misterio y salvaje como el instinto?

Soy la anarquía


Émile Armand

lunes, mayo 29

Libertad de expresión

Primero vinieron a por el grupo de rock vasco,
pero no dijimos nada porque nosotros no éramos vascos
ni tocábamos en un grupo de rock.


Luego le tocó el turno al actor comunista procubano,
pero no dijimos nada porque no éramos
ni actores ni comunistas ni procubanos.


Al poco tiempo encerraron a los titiriteros,
pero tampoco esta vez levantamos nuestra voz,
porque nosotros no éramos titiriteros.


Después la tomaron con los del hip-hop,
pero como nosotros no éramos los del hip-hop,
miramos para otro lado y no dijimos ni mú.


A los del hip-hop les siguieron los tuiteros,
pero no queríamos problemas, así que seguimos calladitos,
porque nosotros no éramos tuiteros.


Poco después fue el turno de los activistas sociales,
pero como nosotros no estábamos en el activismo social,
guardamos un silencio sepulcral.


Al poco tiempo, fueron a por los periodistas,
pero ese no era nuestro problema
porque los periodistas estaban en el otro bando.


Luego fueron a por los humoristas
pero no se oyó ninguna protesta,
porque nosotros no éramos humoristas.


Y por último vinieron a por los poetas,
y resulta que nosotros éramos poetas,
pero para entonces la libertad de expresión


había sido secuestrada, torturada, violada,
fusilada y yacía, sin vida,
en un gran charco de sangre roja


y en ese momento descubrimos 
que ya era demasiado tarde 
para poder decir algo.


Rafael Calero Palma

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