Bajo la acusación de brujería, más de
doscientas mil mujeres fueron torturadas y asesinadas en Europa durante
los siglos XVI y XVII. Este genocidio tenía un objetivo claro: la
imposición del capitalismo por parte de las clases dominantes.
Las
nuevas formas de producción necesitaban cuerpos dóciles y disciplinados y
para ello era fundamental acabar con toda forma de resistencia. Las
mujeres, que habían liderado numerosas revueltas durante los dos siglos
anteriores y controlaban la reproducción, se convirtieron en el enemigo.
La caza de brujas permitió confiscar propiedades, demonizar a los
mendigos y a los sectores de la población no productivos, acabar con las
formas de vida comunales, imponer el control social y los roles de
género y excluir a las mujeres de la actividad económica, social y
política.
Pero la historia del surgimiento del
capitalismo es también una historia de resistencia. Durante más de
doscientos años la población europea trató de impedir que se cercaran y
expropiaron las tierras y se negó a ser sometida a la tiranía del
trabajo asalariado. El Estado necesitó desarrollar toda una maquinaria
de control social que incluyó colegios, fábricas, hospitales y cárceles
para conseguir los cuerpos dóciles que necesitaba, y ni siquiera así
pudo acabar con las insurrecciones, los motines y las revueltas. Muchas
mujeres se organizaron y resistieron con fuerza al nuevo orden social,
aunque la historia de su lucha ha quedado en el olvido.
Este fanzine es un intento por recuperar
parte de esa memoria. En la línea de Silvia Federici y Maria Mies, el
texto parte del análisis de la caza de brujas como el proceso de
acumulación de cuerpos necesario para el surgimiento del capitalismo,
pero se centra también en un aspecto mucho más desconocido: las formas
de resistencia organizadas que llevaron a cabo algunas mujeres. El
fanzine, muy conocido en Reino Unido y Estados Unidos desde su
publicación en 2007, ha sido ahora traducido por primera vez al
castellano por Antipersona.
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