Ante la brutalidad del régimen que sufren, la deshumanización de sus
vidas, la tortura que padecen tanto él como sus compañeros presos y la
tristeza que inunda lo más hondo de sus almas, Xosé decide sacar fuera
de los muros toda esta barbarie por medio de la escritura, dando vida
a“Huye, hombre, huye”. Este libro de denuncia, este alegato contra el
sistema penal y penitenciario, estas ansias de libertad, se convertirán
en un escupitajo lleno de rabia y de reivindicación, escupido a las
mismas caras que protagonizan y amparan la represión, traduciendose al
griego, italiano, alemán, inglés, francés y editado en Argentina.
Además de este libro escribe numerosos textos sobre diferentes temas,
sobre todo de temática carcelaria, pero también de análisis de la
actualidad de fuera, que seguía tanto con interés como con preocupación.
Compone poesías, la mayoría de estas dedicadas con mucho amor a su
incondicional madre. Aparte realizó numerosos cuadros donde predominan
los colores vivos debido a su encierro y la ausencia de ellos dentro de
prisión.
Aquí reproducimos tanto este material como un capítulo dedicado a
Xosé, en el cual familiares, amigos y compañeros le recuerdan de una
manera especial, donde el cariño y la pena son palpables. Por último, su
madre Pastora contribuye con una introducción que no dejará indiferente
a nadie, donde explica qué es lo que hicieron con su hijo para que
acabara falleciendo.
Xosé nos transmite sus sentimientos sin edulcorar, lo que le llena de
odio y de amor: la institución carcelaria, las drogas, el F.I.E.S., el
patriarcado, el Estado, la sociedad, las injusticias, la solidaridad, el
amor, la amistad, su madre, la anarquía…
Siempre dispuesto a ayudar a su gente, dar la cara por ellos y exigir
lo que es justo. Recorriendo numerosas cárceles del estado, este
insurrecto gallego sabe bien de lo que habla, siendo de los primeros
presos en sufrir en sus carnes el régimen F.I.E.S. Su espíritu
ingobernable y su solidaridad entre rebeldes le llevarán a recibir
multitud de partes, sanciones, humillaciones, cacheos, aislamientos,
vejaciones, traslados, palizas… pero eso no le impedirá intentar fugarse
una y otra vez.
Fue un rebelde social, un anarquista de pura cepa, nunca retrocedió
en sus ideas, ni se vendió por nada ni por nadie, siguió siempre hacia
adelante con la cabeza bien alta, luchando hasta que todos seamos
libres…
Su vida entera es pura rebeldía y eso nunca se lo perdonaron.
Decidiendo terminar de una manera deleznable con su vida, muriendo de cárcel el 2 de enero del 2005.
Cheché te recordaremos siempre.
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