Con costales de arena en la casa previa al mundo
se les golpea los riñones. Con costales de arena.
Altos como visiones y más grandes que dos estrellas dulces,
casi menos que aplacadas,
así pasan por sus lenguas la acerita y el metal.
(En su solo ser de nervio todos tienen nombre.
En la casa que conduce previamente hasta el mundo).
Purgados con sulfato de sosa para provocarles diarreas,
aturdidos por el inmovilón que los deja mermados,
–se les recorta las puntas de los cuernos
se les golpea en los riñones con costales de arena
(se les patea los testículos)
y todo ocurre en la parte silenciosa de la casa previa al mundo.
Cuando aún no tienen nombre.
Solo justo antes
de hacerlos salir.
Enrique Falcón. En Animales entre Animales. Antología Poética. Raspabook, 2014
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