Se ve que a algunos le cuesta aceptarlo pero así es.
Algunas tenemos un coño. Unos labios
menores, unos labios mayores, un clítoris, una vagina, un útero, dos
ovarios… un coño, vamos.
Un coño que a muchas nos han mutilado,
cortado, cerrado para demostrar nuestra virginidad, vuelto a abrir… un
coño que es una herida que nunca cierra, que siempre sangra, que siempre
duele y no se olvida.
Un coño sobre el que políticos se creen
con el derecho de legislar. Un coño que para ellos es el cuenco que
somos nosotras mismas, ya que para ellos tenemos el valor sólo como
engendradoras, quedando nuestros derechos fundamentales a la libertad,
la autodeterminación y el bienestar de personas aquí y ahora, subsumidos
a los derechos de alguien que no está claro cuándo empieza a serlo.
Un coño que es medicalizado como un problema, rasurado como un estorbo, ocultado como una vergüenza.
Un coño que nos han violado, no sólo
desconocidos sino amigos, novios, tíos que nos han caído bien al
principio. Un coño que, o defendemos con la muerte, o es señal
inequívoca de que no ha sido violado: un coño que al parecer se
identifica tanto con nosotras mismas, que dar la mano, un paseo o
sonreir significa que hay vía libre de acceso. Un coño que nos han hecho
sentir como algo tan ajeno que hemos visto estupefactas cómo vivía
situaciones a las que no sabemos cómo hemos llegado ni cómo salir: nos
han enseñado a no hablar, a callar, a mirar hacia abajo y a follar sin
deseo.
Un coño por el que hemos pasado miedo:
miedo a ir sola por la calle, miedo a entrar en el ascensor con un
desconocido, miedo a vernos acorraladas mientras estamos tranquilamente
de fiesta.
Un coño que nos ha condicionado los
movimientos…”niña cierra las piernas que se te ven las braguitas”, “no
te sientes así”, “no saltes con falda”, “no te cuelgues bocabajo”…
Un coño que en esta sociedad es una condena, que nos han hecho vivir como una tortura.
Somos mujeres, tenemos un coño. No somos asexuadas madres modelos o putas que van marcando para follar.
Estamos hartas de esta sociedad
falocéntrica. Nos negamos a seguir viéndonos como carencia: carencia del
pene que da la autonomía, carencia de la virilidad que da la
posibilidad de defensa. Hemos aguantado más de lo que nunca podréis
aguantar, hemos incubado más rabia de la que nunca podréis imaginar.
Somos mujeres, somos compañeras, nos vamos a defender las unas a las otras…y cuidado, porque sabemos hacerlo.
MACHETE AL MACHOTE
Y hay quienes creen que poseen un cuerpo, pero el cuerpo propio sólo existe en la revolución.
ResponderEliminarSalud compañer@s!