En los últimos años han tenido lugar varios festivales de este tipo en Canadá, Europa y Australia, pero sobre todo en los Estados Unidos. Se trata de festivales organizados por directores independientes, documentalistas, artistas y activistas que confluyen en un espacio propio. Es un festival con sus propias características.
En la actualidad, cuando hablamos de un festival de cine, estamos hablando de una fiesta y luego, casi simultáneamente, de un negocio. La fiesta viene por definición: sentarse a ver películas es ya en sí mismo un acto festivo. Los negocios surgen de la naturaleza de esta fiesta. Una buena cantidad de negocios comienza a gestarse en los festivales, en un ambiente distendido. Y este mismo hecho hace que los festivales tengan que amoldarse al negocio y no al revés. Los negocios son un fenómeno cada día más frecuente en los festivales. De hecho, a menudo, se olvida aquello para lo que están los festivales: para mostrar películas y charlar con quienes las hacen.
Esta lógica tiene algo de perverso, y es que los festivales tienen en sí mismos una influencia en la producción de las películas. Si una película gana un festival, no le garantiza que instantáneamente aumente o mejore sus ventas comerciales o su distribución (aunque haya festivales directamente diseñados para esto). Le garantiza instalar el nombre de su director en un ambiente cultural determinado. El negocio de los festivales es un negocio basado en el prestigio.
Un festival de cine anarquista surge directamente tanto del activismo cultural como del activismo político. Se trata de un espacio horizontal en el que no hay diferencias entre espectador y creador y que tienen lugar charlas y debates de igual a igual. Los autores en sí mismos son también activistas; y parte del público también puede estar realizando otro tipo de creación (editando libros, fanzines, revistas, otros documentales o películas, obras de teatro…). Normalmente en este tipo de festivales prima el género documental, puesto que son obras pensadas para generar conciencia, para contarnos historias de otras sociedades o de otras épocas. Sin embargo, tampoco nos podemos olvidar de la creación por la creación. La innata capacidad creativa de la humanidad. Por ello en este festival compartiremos experiencias y promoveremos unos medios de comunicación comprometidos y creativos. Y también nos divertiremos, eso garantizado.
No nos obsesiona tener una multitud de público, ni tenemos interés alguno en hacer de este festival un nuevo lugar para los negocios, ni de fomentar el espectáculo por el espectáculo. Nos interesa dar a conocer realidades diferentes a las que conocemos y sobre todo fomentar un espacio de complicidad entre distintas gentes. Este sería el escenario ideal, que le daría el éxito al festival y que haría que seguramente fuera replicado en otras ciudades europeas. Creemos que aún no ha sido cubierta esta necesidad político-cultural ni en la ciudad de Barcelona – salvo festivales independientes como el Creative Commons – ni en el movimiento anarquista – si exceptuamos las películas sobre la Revolución española de 1936, que sí se han mostrado con profusión.
El FCAB invita a venir y participar con sus cortos, documentales, animación, largometrajes, etc. a toda persona que se sienta anarquista, anti-autoritaria, o “anarco-curiosa” de cualquier parte del mundo. También habrá talleres y presentaciones que van más allá del “espectador de frente a una pantalla”, promoviendo el diálogo con los directores y activistas.
Para ver el programa y más información: http://fcab.tk/
Ai tambien el Festival Internacional de Cine Anarquista en Buenos Aires. Segue el blog de invitacion e difusion a los interesados.
ResponderEliminarhttp://ficanarquista.blogspot.com.ar/
¡¡Qué bien suenaaaa!!.Igual me apunto,o por lo menos seguiré la web...¡¡Adelante y ánimo!!.
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