Cuando la multitud hoy muda, resuene como océano.

Louise Michel. 1871

¿Quién eres tú, muchacha sugestiva como el misterio y salvaje como el instinto?

Soy la anarquía


Émile Armand

viernes, febrero 26

Quico Sabaté, una semblanza, a los 50 años de su muerte


Durante años los anarquistas homenajeamos a los nuestros en silencio, con respeto, sin periodistas, unos poemas y un saludo. Un ramo de flores, una traca y poco más.ideologías, de otras cosas que nada tienen que ver con la idea libertaria.


La canción de Leo Ferré describió el carácter anarquista de Francesc Sabaté el Quico, de su hermano José, de sus amigos Ramon Vila, Massana, Facerías, Amador Franco, Ballester Orovich y tantos otros. Y de sus compañeras, calladas y anónimas, nombres en el olvido, silencio ensordecedor de militancia anarquista. A muchos de ellos el poeta los frecuentó en París, de otros oyó hablar en las terrazas de los cafés frecuentados por la emigración...

Mujeres y hombres anarquistas, nada más sencillo, y nada más complejo, valiente y honesto. Todos ellos hijos de la "divina acracia" que cantaba Salvat Papasseig en sus poemas de los años veinte, hijos de la utopía, seres de pensamiento crítico, son los eternos aprendices, impenitentes lectores, devoradores de bibliotecas eclécticas, habitantes de ateneos y criaturas de noches en vela, observadores de estrellas fugaces como la misma vida en las noches de ruta, observadores y discretos, elegantes en su pobreza, dandis de barriada obrera, amantes apasionados, anarquistas, libertarios, ácratas.

Uno entre ciento y a pesar de todo vivos, existiendo, viviendo intensamente entre la miseria cotidiana del franquismo, entre vendidos y confidentes, entre delatores y falsos compañeros de viaje, entre camaradas chivatos y compañeros-hermanos. Uno entre cien, existiendo desde el Bergadá a l'Hospitalet, de Badalona a Flix, del barrio de Torrero a Erpila o Monzón, de Malasaña a Cerdanyola, de Málaga a Oviedo, uno entre ciento, existiendo en tierras de España, resistiendo, molestando al poder, actuando, atracando, propagando la idea, clandestinos en ciudades oscuras donde el miedo es moneda de cambio. Figuras fuera del tiempo, que se mueven lentamente, con discreción, la idea en el cráneo. ¡La Idea!...

Aprehendida en las noches de sindicato, en el ateneo, guardada al lado de los recuerdos de la revolución, de los recuerdos de la compañera, de los hijos educados sin padre, de la madre que sufre en España, guardada entre el intersticio que esconde la decepción por los que se resignaron sentirse vencidos.

Y más por los que vendieron la revolución, no al fascismo de los golpistas, sino a la idea totalitaria que desde mayo del 37 se cierne en contra de las colectivizaciones, de las escuelas libres y racionalistas, que mata en la noche a los mejores, a los más brillantes oradores, a los militantes más fieles como los chicos de las Juventudes Libertarias abandonados en el Cementerio de Cerdanyola, como Martínez Hungría a quien Conxa Liaño buscará noches enteras...

Artículo completo en la página 16 de: http://www.cnt-ait.tv/d/1092-2/cnt_364_web.pdf

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